Luciana
El verlo tan feliz junto a ella me lastima, el verlo tan cómodo, el realmente no se merece a esa chica, el simplemente es un monstruo, ¿Por qué los malos tienen un final feliz?
Observo a Dominnick irse con Leisy del castillo, ¿pero qué demonios le pasa a esa chica? ¿acaso no se da cuenta del error que está cometiendo?
Dominnick, oh mi dulce Dominnick, duerme dentro de ese monstruo que es ahora. Si tan solo yo hubiera llegado antes, lo hubiese salvado, yo estaría en el lugar de esa mojigata.
-Ella no se lo merece, el debería ser mío – le digo con odio a mi abuela.
-Luciana, el joven Dominnick está muy lejos de tu alcance – me dice tomándome del hombro alejándome de la ventana.
-En eso te equivocas, Leisy no es más que yo, el amo me pertenece – le digo poniendo las manos en puño. Es una chica estúpida, derramando miel, irradiando amor por mi Dominnick por cada uno de sus poros, la odio, ojalá nunca hubiese llegado al castillo.
-¿Qué cosas dices niña? El joven Dominnick nunca te perteneció ni te pertenecerá, métetelo muy bien esa cabeza de niña ingenua que tienes – me dice mi abuela dándome un vaso de agua.
-Bébela y tómate lo que se te recetó, no quiero más dolores de cabeza de tu parte – me ordena mi abuela y sale de mi habitación.
-¿dolor de cabeza? Ella es mi dolor de cabeza
-Deberíamos de darle motivos para un verdadero dolor de cabeza
-La detesto, la odio con todas mis fuerzas
-Dominnick, mi amado Dominnick, ¿Por qué no te fijas en mí? ¿Por qué la prefieres a ella?...
-Ella es mucho mejor que tu
-¡no lo es! ¡ella nunca le dará lo que yo le doy! ¡ella jamás le dará lo que yo le di!
Lagrimas ardientes recorren mis mejillas.
-¿Por qué ya no me deseas? – susurro y toco mi cuello - ¿Por qué? – concluyo y lo aprieto un poco.
Recuerdo las noches en el sótano, recuerdo cuando me hacía suya, recuerdo sus golpes gloriosos, sus besos mojados, sus órdenes, su mirada fría sin sentimiento alguno, todo el, era un amo, mi amo, mío.
-Hasta que llamaron por tu llegada – digo con odio pensando en Leisy.
-Dijeron que vendría una chica, en ese momento Dominnick se alejó de mí, dejo de buscarme, incluso intente hacer lo mismo, así me desearía, me buscaría y me haría suya, pero no fue así – digo con rabia.
-Aunque – suelto una risita tímida – los golpes no se extinguieron del todo – digo saboreando cada sensación de moretes aun vivientes en mi piel.
-Deberíamos apartar a esa zorrita del camino
-Si, deberíamos de alejarla de mi Dominnick, al final de cuentas, ella es insignificante
-Deberíamos de dejarla descansar de él
-Dejarla descansar, un descanso eterno
-Luciana – me llama mi abuela. Suelto un suspiro y sonrió.
-Dime abuela – le contesto.
-Ayúdame en la cocina, el joven Dominnick pidió cena especial y la llevara al bosque, cenara con la joven Leisy, así que, apresúrate – me dice mi abuela y me toma del brazo, sacándome de mi habitación.
-¡Cenara con nuestro amo en el bosque!...
-¡es una maldita! Dominnick es mío!
-Tenemos que apartarla del camino, no debemos dejar que cambie a nuestro amo
-Mi amo, mi querido Dominnick...
-Luciana, ¿te tomaste las pastillas? – me pregunta mi abuela mientras deja una olla con papas en la estufa.
-No – le contesto cortante.
-¿Por qué? Bien sabes que es importante para
-¡Ya abuela, Me tienes harta con tus ordenes ya deja de tratarme como una niña! – le grito y la amenazo con el cuchillo.
-Luciana, baja el cuchillo y déjate de dramas – me dice y me lo tira de las manos. Busca algo en su mandil y me lo da.
-¡Toma, te las tomas frente a mí, ahora mismo! – me da mis pastillas en un botecito blanco.
-Bien – le respondo entre dientes y le arrebato el bote.
-y me vuelves a hacer otra rabieta y te dejo encerrada en tu habitación sin dejarte ver al joven Dominnick – me amenaza.
-¡No! Abuela por favor, Dominnick no – le suplico. Mi Dominnick
-Así que te comportas, y apúrate, que la comida no se hace sola – me responde molesta y continuamos haciendo la comida.
Luego de 2 horas, me encuentro en mi habitación, me observo en el espejo, observo mi cabello amarrado en trenzas y las desato; observo mi cuerpo desnudo con atención, aun marcado por las fustas de Dominnick, aun morado por sus golpes, aun marcado por su obscuridad.
- ¿Qué hiciste conmigo? – me pregunto y toco cada moretón que se encuentra en mi vientre, con mis pastillas en mano, luego de muchos años, es fácil burlar a mi abuela, haciéndola creer que las tomo, según ella me tranquilizan, evitan que me altere, evitan que me haga daño y que le haga daño a los demás. Aunque, ciertas personas no han corrido con mucha suerte.
-Dominnick te hizo tocar las tinieblas
-Él no sabe que amo sus tinieblas, como lo amo a él
-Leisy, debemos alejarla de nuestro amo
-Leisy, debe morir
-Debe morir- susurro y tomo una navaja – debe de alejarse de mi amo.
Espero y espero, la comida fue mandada al bosque, ya que la zorrita decidió cenar ahí. Juego con la navaja, toco cada detalle de ella, solo imaginando sus suplicas, sus lágrimas, rogándome por su vida.
-Te hare pagar por haber alejado a mi amo de mi lado – le digo y corto mi brazo un poco por accidente.
Bajo las escaleras y me siento en ellas, esperando el momento de su llegada, mi abuela fue a la cocina, ya que quedo hecha un desastre y no saldrá de ahí en un buen rato.
Escucho el coche llegar, sonrió y comienzo a llorar.
Veo que entra Dominnick y me observaba.
-Buenas noches Luciana – me saluda, y yo solo lo observo. Buenas noches amo.
-Luciana, dije buenas noches – vuelve a repetir, pero permanezco callada. Leisy se aleja de él y se acerca a mí. ¡aléjate de mí zorra!
-¿Qué ocurre? – me pregunta.
Hora del show.
-Leisy – le digo con dolor
-¿Qué sucede? – me responde. Maldita idiota, alejaste a Dominnick de mi lado, eso paso.
-No tienes idea del error que estas cometiendo, no tienes idea – le digo y rompo en llanto.
-Luciana, guarda silencio – me ordena el amo. Aunque quisiera, debo seguir mi plan.
-¡ya estoy harta de obedecerte! – le grito con algo de odio, como si viese a mi abuela frente a mí.
Comienzo a temblar de rabia al verlo con Leisy, al recordar verlos en el comedor besándose. Dominnick se acerca, pero la zorra lo aleja diciéndole
-Ni se te ocurra - ¿Cómo osa hablarle así a mi amo?
-Leisy, necesito hablar con ella, no colmes mi paciencia – le contesta serio. Si, quiere estar conmigo.
-No – le dice Leisy y me toma del brazo llevándome escaleras arriba a su habitación supongo yo, perfecto, todo marcha de acuerdo al plan.
-¡Leisy! – escucho gritar a Dominnick, pero esta idiota lo ignora, si yo hubiera echo eso, hubiera recibido una ola de golpes, de unos sensacionales golpes.
Como era de suponerse, me lleva a su habitación y comienzo a temblar en tan solo pensar en la furia del amo.
-Nos castigara – le digo
-¿Quién nos castigara? – me pregunta ingenua y me sienta en la cama.
-El amo – le respondo. mi amo
-Luciana, ¿Qué ocurre? – me pregunta con preocupación, con lastima, la muy perra me tiene lastima. Yo no soy menos que ella. Comienzo a alterarme.
-No tienes idea Leisy – le digo y la miro a los ojos, esos asquerosos ojos miel que engatusaron a mi amo.
-¿hablas de Dominnick? – me pregunta y aprieto los ojos. Mi Dominnick, mi amo, mío, no te atrevas a tutearlo.
-Él no es el Dominnick que conocía, él es ahora un monstruo – mi monstruo.
-¿Dominnick te ha lastimado? – me pregunta. De las maneras más placenteras del mundo, de una manera que tú nunca soportarías maldita.
-Como no tienes idea – le respondo seria.
Veo que una lagrima corre por su mejilla, estúpida sensible.
-Leisy, tienes que irte de aquí – le digo y la tomo de los hombros con fuerza intentando controlarme.
-Pero Dominnick ha cambiado – me dice con una sonrisa en su rostro. Por eso idiota lo estas cambiando, no quiero que lo hagas.
-Eso es lo que quiere que creas, Leisy, Dominnick es
Antes de poder sacar la navaja, entra Dominnick, maldición.
-Es hora de que te largues de mi castillo – me dice dominnick, no mi amo no.
-Ella lo alejo de ti
-El ya no me desea, ya no soy nada para el
Escucho que le dice algo a Leisy, pero no les presto atención, solo siento un gran dolor en mi corazón, eh perdido a Dominnick, lo eh perdido para siempre.
-Como ya no te sirvo, como ya exprimiste cada gota de mi esencia, ya no soy nada para ti – le digo con voz seria, fría mirándolo a los ojos.
Dominnick me toma del brazo con fuerza y me saca de la habitación de Leisy.
-Ya no eres nada, Leisy está en su corazón ahora
-Ya no soy nada para el amo
-Será mejor que desaparezcas, ni tu madre, ni tu abuela, nadie te necesita
-No soy nada
-¿Qué mierda te pasa por la cabeza? – me pregunta molesto.
Me lleva del brazo hacia las escaleras, yo, simplemente me limito a permanecer callada, simplemente me detengo.
-Luciana – me llama y lo ignoro, solo escucho murmullos.
-Hazlo, nadie te necesita
-Mírate, una empleada insignificante
-Deberías de estar muerta
-Usa la navaja...
Ya no me controlo, no controlo mi mente, no controlo mis pensamientos, no controlo mi boca.
-No te volveré a obedecer, no volveré a dejar que me humilles, todos estos años eh soportado tus demonios y cosas enfermizas, pero ya no más – no se a quien le digo esas cosas realmente, pero sé que marcaran al amo, sé que lo hare pagar de una u otra forma.
-Lucy – me dice y acaricia mi mejilla, haciéndome estremecer, haciéndome recordar cada momento junto a él desde que llegue al castillo hasta este.
-Adiós Dommy – le digo con dolor y me mira confundido.
Me alejo de él hasta quedar al borde de la escalera, saco el arma que estaba destinada para Leisy, miro por ultima ves al amor de mi vida desde pequeños, tomo la navaja y me corto ante él, sintiendo un ardor insoportable, mis oídos se ensordecen. Intento hacerme hacia atrás, pero Dominnick me toma entre sus brazos y nos quedamos en el suelo.
- ¡No! - lo escucho decir y sonrió para mis adentros.
- te amo - susurro, sin saber si me ha escuchado
Me siento libre, me siento en paz, por fin las voces se fueron, por fin, soy dueña de mis pensamientos, puedo descansar en paz, en los brazos de mi amado