I need your love
before I fall
Era una noche oscura, quizás la más oscura de la semana. Ningún alma rondeaba a esas horas, probablemente estaban siendo felices con sus familias. Pero Tae era la excepción, caminaba con lágrimas cayendo, con rabia y pena, por sus rosadas mejillas.
Cansado de la vida que le había tocado vivir, se dirigía hacia el puente que estaba en esa ciudad, un puente de más de cuatro metros de altura. Probablemente no estaba pensando claramente al haber tomado esa decisión, aún así él iba convencido de que lo que haría terminaría con el sufrimiento de vivir.
¿Su historia? Lo típico, padres injustos y abusivos, de mente cerrada, que no lo aceptaban por ser como es. Todas las noches cuando su padre llegaba del trabajo enojado, estresado y demás, se desquitaba con él, dejándole marcas por todo su cuerpo. ¿Y su madre? solo observaba, pues le tenía tanto miedo a su marido, miedo de que le pudiera hacer lo mismo o peor.
Él recuerda el día en la que decidió abrirse con sus padres, contando que era bisexual. Esa noche el dolor psicológico y físico, pues su padre lo golpeó como nunca antes, no lo dejó dormir. Deseó que ninguna persona pasara por lo mismo, pensando en que las palabras y las acciones de las personas más importantes de la vida de un ser humano, deberían ser siempre de apoyo y cariño, pensó mal. Desde ese día jamás volvió a hablar del tema.
Intentó conseguir una novia para satisfacer a sus padres. Una, dos, tres novias llevó a su hogar, todas durando menos de 2 meses. Su interés en el amor disminuyendo cada vez más.
Quizás no era su destino estar con una mujer o simplemente no era el momento de preocuparse de eso, tenían toda una vida por delante, o al menos asi era hace unos meses.
Ahora se encontraba a la orilla del puente, pensando en toda su vida. Los momentos felices y los no tanto, como era su familia cuando él era pequeño, como se divertía con sus amigos, etc. Las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas, cada vez con más intensidad. Miró por un momento hacia abajo, y se preguntó "¿Realmente harás esto? ¿Te rendirás tan fácil?" La respuesta era sí, para todo. Había estado luchando contra su mente y sus problemas toda su adolecencia, ya estaba cansado.
Dio un paso adelante.
Menos de un centímetro impedía que el chico dejara de existir. Un centímetro que fácilmente podría desaparecer si el chico tomaba una decisión.
"¡Hey!"
Escuchó a lo lejos una suave voz. Se giró para ver quien era.
"¡Por favor, baja de ahí!"
La voz provenía de un chico con cabello negro como la noche, ojos grandes y una cara que parecía una reliquia. Un chico muy guapo.
"Sea lo que sea que esté pasando por tu vida ahora, podrás vencerlo, no hay necesidad de hacer esto."
Dijo acercándose de a poco.
Él lo estaba ayudando, no quería que Tae lo hiciera. ¿Por qué?
"¡Tú no sabes nada!"
Gritó con rabia Tae, mientras más lágrimas rodaban por su cara.
"¡Nadie me necesita aquí! ¡Solo soy un estorbo!"
El chico que de a poco se había acercado, logró tomar su brazo y de a poco lo alejó de la orilla del puente. Tae intentó luchar, pero al ver de cerca el rostro del chico, quedó en completo silencio. Era un ángel que lo salvó.
"Todo estará bien, lo prometo."
Dijo suave el chico, mientras sujetaba a Tae de sus hombros llevándolo a abrazarse.
Tae de a poco fue apoyando su cabeza en el hombro del otro, sintiéndose protegido contra todos. Los brazos de ese chico, le emitían seguridad, delicadesa, despreocupación, etc.
Tae no lo quería dejar jamás, se sentía en armonía con su mente y cuerpo, como nunca antes lo había hecho. Esos brazos eran el hogar que jamás tuvo.
Poco a poco las lágrimas fueron cesando, a medida que el abrazo se fue deshaciendo. Ambos se miraron a los ojos, analizando cada detalle de sus rostros.
"Me llamo Jungkook, Jeon Jungkook, ¿y tú eres?"
Esa frase sonó tan hermosa para los oídos de Tae, sintió que la voz de ese muchacho era de la más fina música, que cada palabra pertenecía a los mejores poemas jamás creados.
"Soy Taehyung"
Dijo en un susurro casi inaudible para ellos.
Tae se sentía tan pequeño y débil al lado de Jungkook, quien reflejaba confianza en todo.
"¿Por qué me ayudas? ¿Por qué eres tan bueno conmigo?"
Jungkook lo miró con ojos de compasión, ojos que Tae odiaba en todos, pero que en él lo hizo sentir pequeño.
"¿Tiene que haber un por qué? Solo quiero ayudar a las personas, pienso que nadie vive en vano y tarde o temprano las cosas mejorarán."
"Gracias."
Tae tenía miedo. Miedo de hacer lo que iba a hacer, miedo de no volver a ver a su salvador y por sobretodo miedo de volver a su hogar y seguir viviendo como antes.
Jungkook sonrió ante las palabras de Tae.
Esa sonrisa. Tae sintió su mundo temblar, una estampida en su estómago y nervios. Nervios que lo hicieron transpirar por las manos.
"¿Quieres caminar?"
Dijo amable Jungkook.
Claro que quería, quería llegar a China caminando si eso significaba pasar más tiempo con su salvador.
Tae asintió en silencio y comenzaron a andar.
Jungkook empezó hablando de temas al azar, desde el clima hasta su animal favorito. Caminaron por todo el centro de la ciudad, jamás dejando de hablar.
Tae se sintió feliz, un sentimiento que hace tiempo no tenía.
Pronto se detuvieron en un jardín, tenía arbustos y un gran árbol. Se sentaron y siguieron hablando, ahora conociéndose.
Descubrió que Jungkook era menor que él y que le interesaba el mundo de la música.
"¿Puedes cantar algo?"
Dijo Tae tímido.
En seguida Jungkook comenzó a cantar la letra de 'Nothing Like Us' y Tae se sintió en el cielo.
De por si la voz de Jungkook era el sonido más hermoso que Tae jamás escuchó. Pero su canto merecía el mundo y más, tanto talento debería ser oído por todos, más él quería que la voz de Jungkook solo fuese para él, que su talento fuese apreciado por él y nadie más. Que egoísta.
Tenía una voz suave, muy suave, y mucho talento.
Su canto fue interrumpido por el sonido de su teléfono.
"Oh, lo siento."
Dijo Jungkook contestando rápidamente.
Tae pensó en todo lo que había sucedido esa noche. Una noche que empezó mal, muy mal, pero que tomó un camino totalmente inesperado, convirtiéndose en la mejor noche de Taehyung en años.
Pronto Jungkook volvió de hablar.
"Lo siento Tae, pero me tengo que ir, ya es tarde."
Dijo apenado.
Tae decidió mirar la hora, 4:45 am, era tarde.
"Podríamos intercambiar números, ¿te parece?"
"Claro."
Ambos anotaron sus respectivos números en el teléfono del contrario. Luego se despidieron con Jungkook dejando un suave beso en la mejilla de Tae, que lo dejó volando.
Tae se sonrojó.
"Nos vemos Tae, cuidate."
Dijo antes de desaparecer en la oscura ciudad.
Y Tae se encontraba solo, otra vez. Pero siendo los pensamientos sobre el nuevo chico que conoció los que inundaban su mente, pensando en sus delicados labios que hace unos momentos estuvieron en él, en su sonrisa que le recordaba a un conejo, al conejo más tierno que pudo imaginar, en sus grandes ojos, que con tan solo mirarlos te llevaban al mejor lugar del mundo, en su cabello, tan suave como algodón y con tanto brillo como las estrellas.
Tae estaba feliz, y siguió feliz aún entrando a su horrendo hogar, llegó con una gran sonrisa, deseando que fuese mañana para poder ver a Jungkook de nuevo, por que lo invitaría a salir para agradecerle por salvarlo.
Porque ahora Tae se sentía agradecido, agradecido de que Jungkook lo detuviese antes de hacer cualquier cosa que pudo haber evitado que lo conociera, aliviado de no llevar a cabo su plan. Estaba también agradecido de haber conocido a Jungkook, de haber conseguido un nuevo amigo, aunque por su mente rondaba la idea de poder llegar a ser más que eso.
Tae logró dormir con la imagen de Jungkook en su mente, recordando el sonido de la hermosa risa del anterior.