— Bienvenido a casa. — dijo mi madre abriendo la puerta, Hoseok sonrió.
— Muchas gracias.
— No hagas tanta fuerza. — lo reté, aún estaba débil y debía ayudarlo a caminar. El rodeaba mi cuello con uno de sus brazos y yo envolvía su cintura con los míos.
— Lo siento.
— ¿Estás feliz? — le preguntó mi madre al ver que no dejaba de sonreír.
— Lo estoy, y mucho.
— Te mostraré tu habitación.
— ¿Su habitación? — cuestioné sorprendida, no era como si mi madre no supiera que salíamos hace tiempo.
— ¿Creías que iba a dormir contigo? Pues no querida. — él se sonrojó.
— Mamá, ya somos adultos.
— No importa. Además él necesita su espacio y privacidad.
— De acuerdo. — suspiré. Mamá le había arreglado el ático para él, convirtiéndolo en una acogedora habitación. Hoseok sonrió al entrar, pareció haberle gustado.
— Gracias. — Dijo mirándola— No debía molestarse.
— ¿Con quién crees que estás hablando? — rió— No soy una señora, deja de hablarme como a una.
— Oh, lo siento. — se rascó la nuca, apenado.
— Voy a dejarlos solos para que hablen, si necesitan ayuda solo llámenme.
— Gracias, mamá. — le dije, ella me guiñó un ojo y salió de la habitación.
— Esto es extraño. — comentó él.
— ¿Por qué?
— Nosotros, conviviendo es... No lo sé.
— ¿No te gusta?
— ¿Bromeas?
— Entonces no entiendo.
— Me refiero a que nunca creí que llegaríamos a este punto. Ya sabes, después de todo lo que ha pasado.
— Pero aquí estamos. — le sonreí— Y voy a cuidarte así que no tienes que preocuparte.
— Eres increíble.
— Tú lo eres. Ven, vamos a recostarte aquí.
— ¿Te quedarás conmigo?
— Primero voy a prepararte algo de comer, necesitas alimentarte bien para tener fuerzas.
— De acuerdo, pero vuelve pronto. — dijo haciendo un puchero.
— Estaré aquí tan rápido como sea posible, mi amor. — le dije y él sonrió— Intenta descansar.
— Lo haré.
(***)
Estaba feliz de poder compartir cosas nuevas junto a Hoseok, no había empezado de la mejor manera ni por las mejores razones, pero estábamos viviendo juntos y eso era lo que importaba.
Siempre escuché que la mejor forma de saber si una relación funcionará es la convivencia, ahí es donde realmente aprendes a entender a la otra persona, es cuando las personas se conocen de verdad, en todos sus estados y momentos, y deciden si les gusta o no lo que ven y sienten.
Esa era la parte que más miedo me daba, que Hoseok pudiera aburrirse de mí, que me conociera al cien por ciento y no le gustara como soy realmente, que quiera algo mejor para él. Pero superaría ese miedo, debía tener más confianza en mí, confiaba en él y sabía que si ese día llegara, lo llevaríamos de la mejor manera posible.
No podía dormir, estaba tan feliz que no dejaba de pensar en las cosas que se venían. Me hacía bien pensar en que él sería feliz, lo merecía, merecía dejar su pasado atrás, dejar de tener miedo o de sentirse menos que los demás, él es una persona valiosa y necesitaba darse cuenta de eso.
Sentí la puerta de mi habitación abrirse lentamente, me asusté por unos momentos ya que era muy tarde en la madrugada, pero me tranquilicé al ver a Hoseok entrando lentamente. Me pare de la cama rápidamente y fui a ayudarlo.
— ¿Qué crees que haces?
— ¿Venir a dormir contigo? — cuestionó confundido.
— No deberías haber venido solo hasta aquí.
— Oh...
— Podrías haberte lastimado, no debes hacer fuerza.
— Deja de retarme.
— Te lo mereces.
— Está bien, si no me quieres aquí entonces me voy. — dijo divertido dándose la vuelta, pero ese movimiento hizo que sintiera dolor y entonces se quejó.
— Ven aquí. — dije y lo ayudé a recostarse en mi cama, él tiró de mi bruscamente para dejarme sobre él.
— Hoseok, deja de ser tan bruto.
— Te extrañé.
— Y yo te extrañé a ti pero no quiero que te lastimes.
— En serio, ya deja de regañarme, soy un paciente.
— Uno muy mal portado.
— No me critiques. — rió.
— ¿Pudiste descansar?
— Si, de hecho estoy con las pilas recargadas para este momento.
— Ni se te ocurra, no puedes seguir moviéndote.
— Nena, soy un hombre con necesidades.
— Me valen tus necesidades, tienes que cuidarte.
— Ha pasado más de un mes desde que...
— Lo sé, pero no es la prioridad ahora, en serio no puedo creer que seas así.
— Eres demasiado mala conmigo, ya no sé si quiero vivir aquí.
— Si quieres. — él rió.
— De acuerdo, si no vas a cumplir mis necesidades básicas para vivir entonces hablemos. Debemos utilizar esta noche para algo productivo.
— ¿De qué quieres hablar?
— De todo. Hace mucho tiempo debimos haber tenido esta charla.
— No me asustes.
— No pretendo hacerlo, pero tal vez necesitas saber que no es bueno lo que voy a decirte.
— Otra vez con tus cosas...
— Seré claro y consistente.
— De acuerdo.
— Voy a entender si después de esto no quieres seguir conmigo porque...
— ¿Cómo no querría seguir contigo? ¿Eres tonto?
— ¿Podrías escucharme primero? No pongas tus manos en el fuego por alguien como yo.
— Sé que no voy a dejarte. ¿Por qué no me crees?
— No es que no te crea, solo...
— Mejor dilo ya.
— Si. — suspiró— Primero que nada, déjame decirte que no hablé de esto antes porque es demasiado vergonzoso y es algo de lo que me arrepiento, pero necesitas saberlo para poder continuar con esto de la manera más honesta.
— Te escucho.
— Hace unos cuatro años, diagnosticaron a mi hermana con una extraña enfermedad, el tratamiento es muy caro y lo necesita porque es muy débil. — admitió cabizbajo.
— ¿Ella está bien ahora, verdad?
— Si, pero sigue estando en tratamiento. — quise responderle pero él me calló con su mano— En ese entonces conocí a Jonas, en mi antiguo colegio. Nos hicimos amigos, por así decirlo, yo no sabía cómo era él realmente. Hasta que un día me vio llorando por lo que te conté anteriormente, me dijo que tenía una solución para mí, que me ayudaría a conseguir el dinero suficiente para poder ayudarla.
— Es un maldito.
— Lo es, jugó conmigo, pero fue mi culpa continuar con eso. Fui tan malditamente estúpido, pero necesitaba que ella estuviera bien, así que acepté sin siquiera saber a qué me enfrentaba.
— Pero tú lo hiciste por ella, no te culpes.
— Aun así, tenía que haber otra solución, pero estaba desesperado y busqué la vía más fácil para mí.
— ¿Qué fue exactamente lo que él te ofreció?
— Bueno... Esa es la parte que más me cuesta decirte.
— Dilo, puedes estar tranquilo. No voy a juzgarte.
— Yo...El... Le robábamos a la gente, _____. Soy una mierda, no soy una persona decente.
— No... No digas eso...— no sabía que decirle, no imaginaba que él pudiera estar metido en semejantes cosas.
— Sé que estas desilusionada y lo entiendo, pero por favor deja de verme así.
— ¿Así como? No... No te estoy mirando raro.
— Me miras como si intentaras entenderlo.
— Lo intento.
— Nada va a cambiar lo que hice.
— ¿Puedo preguntar algo? Por favor, sé honesto conmigo.
— Adelante.
— ¿A qué clase de personas tu... Bueno...?
— Gente de la alta sociedad, personas con mucho dinero.
— Oh... Pero entonces no es tan grave, no te estoy justificando pero...
— Aun así esas personas pasaron malos momentos por mi culpa.
— Pero tú no querías hacerlo, ¿verdad?
— No, pero repito, nada cambia lo que hice.
— ¿Por qué Jonas está enojado contigo?
— Bueno, en el último... La última vez que lo hicimos las cosas se salieron de control, incluso hubieron disparos de parte nuestra. — dijo avergonzado y con un semblante serio, no podía creer lo que estaba escuchando.
Hola, espero que les guste el capítulo. Comenten y voten mucho, por favor. Quedan solo dos capítulos para que se acabe :'( Gracias por el amor que le han dado a este fic. Nos leemos pronto.