Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]

By johanavmillan

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« ¿Qué pasaría si el abominable hombre de las nieves resulta ser, en realidad, un chico lindo y adorable? » ... More

Antes de leer...
Dedicatoria + BookTrailer
Libro 1
Personajes
Sinopsis
Prefacio | Inevitable
❅ | 01 | ❅
❅ | 02 | ❅
❅ | 03 | ❅
❅ | 04 | ❅
❅ | 05 | ❅
❅ | 06 | ❅
❅ | 07 | ❅
❅ | 08 | ❅
❅ | 09 | ❅
❅ | 10 | ❅
❅ | 11 | ❅
❅ | 12 | ❅
❅ | 13 | ❅
❅ | 14 | ❅
❅ | 15 | ❅
❅ | 16 | ❅
❅ | 17 | ❅
❅ | 18 | ❅
❅ | 19 | ❅
❅ | 20 | ❅
❅ | 21 | ❅
❅ | 22 | ❅
❅ | 23 | ❅
❅ | 24 | ❅
❅ | 25 | ❅
❅ | 26 | ❅
❅ | 27 | ❅
❅ | 28 | ❅
❅ | 29 | ❅
❅ | 30 | ❅
❅ | 31 | ❅
❅ | 32 | ❅
❅ | 33 | ❅
❅ | 34 | ❅
❅ | 35 | ❅
❅ | 36 | ❅
❅ | 37 | ❅
❅ | 38 | ❅
❅ | 39 | ❅
❅ | 40 | ❅
❅ | 42 | ❅
❅ | 43 | ❅
❅ | 44 | ❅
❅ | 45 | ❅
❅ | 46 | ❅
❅ | 47 | ❅
❅ | 48 | ❅
❅ | 49 | ❅
❅ | 50 | ❅
❅ | 51 | ❅
❅ | 52 | ❅
❅ | 53 | ❅
❅ | 54 | ❅
❅ | 55 | ❅
❅ | 56 |❅
❅ | 57 | ❅
❅ | 58 | ❅
❅ | 59 | ❅
❅ 60 | Final ❅
❅ Epílogo ❅
EXTRA I | Stefan
Secuela: Perversa Oscuridad
¿Serie o película?

❅ | 41 | ❅

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By johanavmillan

Giselle.

— Aquí tienes — digo, entregándole un vaso con agua a Chase. Lo toma, dándome un «gracias» a lo bajo y luego le da un trago. Mientras, me siento a su lado y espero que diga algo.

Sigue tenso, y me gustaría decir o hacer algo para aliviar el ambiente. Sin embargo, no sé qué.

— Es un idiota — suelta de pronto, dejando el vaso con agua en la mesita frente a nosotros. Entonces, se acomoda en el sofá, de forma en la que podamos estar cara a cara —. No debió tratarte así.

— No importa. Lo que diga tu hermano me tiene sin cuidado — tomo su mano e intento sonreírle.

Chase se mantiene un segundo en silencio, solo mirándome a los ojos, y luego frunce ligeramente el ceño.

— Giselle — me llama.

— ¿Sí?

— ¿Qué era eso que me estabas contando en la pizzería?

Sé de qué habla, pero no sé cómo empezar.

— Es complicado — suspiro.

— Soy bueno para manejar las cosas complicadas.

— No sé por dónde empezar, Chase. Todo es tan… confuso — hago una pausa y él espera que siga —: Unas semanas después de mi llegada al pueblo, justo antes de empezar a salir, atendí a un chico en el café. Estaba con Hannah, y éste chico nos habló sobre una flor, una flor llamada Belledame. Nos contó su historia, e hizo como un acto de magia, la flor se encendió y quedó intacta y… — hago una pausa y niego con la cabeza. Esta parte de la historia no es necesario contarla, así que decido contar la parte alarmante de la historia — Cuando fui a buscar su orden y volví, él ya no estaba, la Belledame tampoco, y Hannah no lo recordaba… era como si él nunca hubiera estado. Desde entonces lo veo, pero parece que nadie más lo hace, y esta acechando todo el tiempo; siempre lo veo… y la Belledame aparece todo el tiempo y… siento que me estoy volviendo loca.

Hago una pausa y trago saliva. Siento como, con solo hablar de esto, me altero un poco.

— Hoy estaba afuera de la pizzería, Chase. Y tenía unos ojos rojos horribles. Estoy segura que él fue el que me atacó aquella vez y…

Hago una pausa, y por un segundo creo que escucho su voz en mi cabeza.

«Giselle… » trago saliva.

No, no, no…

«Eres mía»

Jadeo.

— Giselle… — Chase me hace verlo.

Tengo el corazón desembocando.

Mon amour, estás temblando — se escucha alterado, y sus brazos rápidamente están alrededor de mi cuerpo en un abrazo protector.

— ¿Escuchaste? ¿Lo escuchaste, Chase? — Me aferro al material de su camisa y le busco los ojos.

Con el ceño fruncido niega con la cabeza.

« Giselle… »

— ¡Ahí está otra vez! — Chillo, mirando a todos lados. La estancia está vacía, solo estamos Chase y yo.

Su risa retumba en todo el lugar.

— ¡Se está riendo!, ¡se está riendo de mí…! — Soy consciente que sueno como una lunática, pero no puedo evitarlo.

— ¡Giselle, mírame! ¡Estás conmigo! ¡Estamos solos! — Chase me ahueca el rostro y pega su frente a la mía. Su mirada atrapa la mía y jadeo — Cálmate, nena.

Los ojos se me llenan de lágrimas que no logro retener.

— Tengo miedo, Chase — sollozo — Siento que me estoy volviendo loca.

— No lo estás, Giselle. Mírame — le hago caso —… en mi mundo, esto tiene mucho sentido, ¿sí? No estás loca, y tampoco estás sola. Yo estoy contigo.

— Él me hará daño, Chase. Él quiere matarme…

Lo veo negar con la cabeza, sus facciones están surcadas por la angustia. No dice nada, solo me abraza con fuerza hasta que logro calmarme.

— ¿Estás mejor?

Asiento ante su pregunta.

— ¿Cómo sabes que ese chico fue el que te atacó aquel día? Creí que…

— Sé lo que dije — lo corto —. Cuando ví a Seam por primera vez, con esos ojos rojos, no sentí nada, solo el miedo que me generó saber que él era el asesino de todas esas personas y que podía hacerte daño. Pero hoy, cuando ví al chico de la Belledame, con sus ojos rojos, sentí miedo y tanta familiaridad. Cuando me atacaron, solo ví unos ojos rojos, los ojos rojos de un chico… y ese chico no es Seam.

Chase tensa la mandíbula y permanece un largo segundo en silencio.

— Ese chico… ¿qué te dice?

Hago una pausa. ¿Qué me ha dicho realmente? Solo una cosa:

— Que soy de él — y decirlo en voz alta hace que un sentimiento extraño me revuelva las entrañas, porque siento que sí: soy de él. De una forma que está más allá de mí misma y mi comprensión.

Mi novio hace una mueca.

— ¿Que eres suya? — Asiento ante su interrogante. Parpadea un par de veces — Ese chico… ¿Cómo es?

— Alto. De tu altura, y tiene el cabello hasta los hombros, es rubio y con hondas. Y tiene los ojos verdes… o tenía. Y es joven, debe tener unos veinte años.

— Te ayudaré. Vamos a buscar respuestas juntos. No estás sola. Esto… tiene que tener una explicación.

Y en el fondo sé que la hay. Una muy oscura y maligna.

Es un tema que me tiene realmente confundida y, durante la noche, no puedo dormir. Otra vez. Me la paso dando vueltas sobre la cama, pensando en tantas cosas que me abruman. Y otra vez, su voz suena en mi cabeza.

« Tan bella. Tan dulce. Tan mía »

A la mañana siguiente, cuando llega la hora de darle inicio a mi día, me levanto con la energía de un zombie.

Es lunes, el primer lunes de las dos semanas libres que tenemos, y no tengo ningún plan en específico.

Cuando llego a la sala, noto que ya el desayuno está listo.

— Hola. — Saludo en voz alta, llamando la atención de todos, y me acerco a mi padre cuando lo veo sonreír.

Me da un beso en la frente y tomo asiento junto a Hannah.

— Estaba a punto de ir por ti — mi hermanastra informa, dejando el teléfono a un lado —. Estaba hablando sobre el viaje que Gael hará. Las chicas ya confirmaron. Yo también iré, ¿qué tal tú?

Había olvidado por completo el viaje. Ni siquiera se lo comenté a papá, mucho menos a mamá. La verdad es que no sé si ir. No tengo ganas.

Abro la boca para responderle, pero papá se me adelanta y dice:

— Yo creo que a Giselle le gustaría ir a otro lugar.

Lo miro con el ceño fruncido y, entonces, deja un pequeño sobre blanco en la mesa.

Estiro mi mano y lo agarro, rasgando con cuidado una esquina para abrirlo. Es un boleto de avión. Y es para hoy en la tarde, con destino a Los Ángeles.

Pego un pequeño grito y me levanto de un salto, emocionada ante la idea de ir a casa, ver a mi madre y pasar tiempo con Laine, mi mejor amiga.

Cuando abrazo a papá, lo escucho soltar una pequeña risa que se me contagia.

— Gracias, papá. Te amo, te amo, te amo... — repito una y otra vez, y comienzo a repartir besos en todo su rostro.

— Sí, sí. Todos aman a papá cuando él regala cosas. — dice. Sin embargo, suena divertido.

— Tengo que ir a empacar y… debo decirle a Chase…

— Haz todo eso rápido — papá me interrumpe, con una sonrisa en los labios —. Debes estar lista antes de las 5pm. El avión sale a las 6pm.

No puedo contenerme y pego un grito eufórico que causa una risa por parte de los presentes. Sin dudarlo, corro hacia mi habitación para preparar mi equipaje. No necesito muchas cosas debido a que dejé en Los Ángeles mucho de mi ropa por lo que, dentro de poco, ya estoy lista.  

Corro hacia la mesita de noche en donde está mi teléfono y me meto en la App de WhatsApp ante de ir al chat de Laine.

YO: Adivina quién irá dentro de poco a fastidiarte la vida.

Su respuesta no tarda en llegar.

LAINE: ME MUEROOOOOO. POR FAVOR, DIME QUE VENDRÁ EL BOMBÓN DE TU NOVIO.

Hago una mueca ante sus palabras.

YO: NO.

LAINE: Que lástima. Entonces supongo que eres tú.

LAINE: Nah. Mentira. Sabes que te adoro. Pero ¿eres tú? ¿Te aburriste de Hemsworth?

YO: Nop. Después te cuento todo. Vuelvo hoy en la noche.

LAINE: Estaré en el aeropuerto para recibirte.

Sonrío ante sus palabras y me salgo del Chat para ir al de mi madre.

Después de enviar un audio, busco el número de Chase entre mis contactos para llamarlo. A los tres pitidos, él responde:

— Hola, nena. ¿Qué ocurre?

— ¿Crees que nos podamos ver hoy? Tengo algo que contarte.

—Te he invocado con el pensamiento. También tengo que hablar contigo sobre algo importante.

Frunzo un poco el ceño.

— ¿Todo bien?

— Preferiría hablar de eso cara a cara, no a través del teléfono. 

Hago una mueca y asiento a pesar de saber que no puede verme.

— Está bien.

— Yo… no puedo ir por ti — hace una pausa — debido a lo ocurrido ayer con Douglas, Stefan no quiere que salga de casa. Está muy alterado y… ¿te molesta si es él el que va por ti?

Me tenso ante sus palabras. La verdad es que sí. Aunque, más que molestarme, me incómoda. No quiero verlo, no después de todo lo que ha pasado entre nosotros; no después del beso, de su mentira, y de la manera tan horrible en la que se refiere a mí. Él es es realmente desagradable.

— Si quieres puedo ir en taxi. No es necesario que vengan por mí.

Chase tarda en responderme. Es como si estuviese dudando. Pero al final termina por decir:

— Prefiero que sea Stefan quien pase por ti. No me siento seguro contigo sola, por la calle. Es decir, con Seam suelto y ese tal chico desconocido, yo…

No necesito que termine de hablar. Lo entiendo a la perfección.

— Está bien. Te entiendo, Chase. Y no, no hay problema.

Desvío la mira a mis manos, nerviosa.

— Stefan me contó lo que pasó entre ustedes.

Esperen… ¿él hizo qué?

— ¿Ah sí?

— Sí.

— ¿Y… no te molesta?

— No podría molestarme contigo. Es normal que Stefan te caiga mal. Él es un idiota.

Mi ceño se frunce, comprendiendo lo que ocurre de inmediato. Stefan le ha mentido. Claro. No digo nada por lo que él continúa:

— Stefan te irá a buscar en breve.

— Bien. Nos vemos en un rato.

Después de eso corto la llamada.

Suelto un pesado suspiro y camino hacia mi armario para buscar algo qué ponerme. Mientras, me preparo mentalmente para pasar un tiempo a solas con un ser tan complicado como lo es Stefan Lachowshi.

❅ ❅ ❅

— Stefan me mintió — suelto de la nada. Hannah, la cual está sentada a mi lado, levanta una ceja, animándome a dar más información —: Wendy no es la ex de Chase. Stefan mintió. Ellos son solo amigos.

— ¿De verdad? — Suena justo como se ve: sorprendida —, ¿por qué mentiría con algo así?

Me encojo de hombros y paso una mano por mi cabello suelto, echándome hacia atrás en la silla.

— La verdad es que no tengo idea, Hannah. Yo creo que… Stefan tiene… algún problema de bipolaridad o algo así…

Hannah alza una ceja, divertida.

— ¿Bipolaridad? — Medio ríe, viéndome como si estuviera loca.

— Sí. Él es raro, ¿sabes? Un momento me trata bien, y al otro me trata como si fuera tonta o no sé. Él dijo que me caigo mal y… — me besó, quiero añadir, pero me contengo.

— ¿Le caes mal?, ¿cómo puedes caerle mal? Tú eres súper genial.

— No es que no pueda llegar a caer mal a alguien. Pero ni siquiera me conoce muy bien y… su actitud tan fría hacia mí fue de la noche a la mañana. La verdad es que Stefan me empieza a parecer un chico raro.

— Tal vez está pasando por un mal momento. Solo dale tiempo. He convivido con él y no es tan mierda como crees. Es simpático y divertido, pero tiene un ego del infierno — se ríe, como si estuviese recordando el personaje que es Stefan Lachowshi —. Ya verás que todo se pondrá bien entre ustedes.

— Eso espero…

Y, como si lo hubiéramos invocado, veo la puerta del lugar abrirse y, justo entonces, Stefan Lachowshi atraviesa el umbral del lugar, con aire despreocupado. Viste de negro, como de costumbre, y aprieto la quijada cuando sus ojos azules se clavan en mi figura.

« Idiota » pienso, haciendo una mueca con los labios.

— ¿Viene por ti? — Hannah me toca el hombro con suavidad, llamando mi atención.

— Sí. — Asiento, sonando mis dedos en una acción nerviosa.

— ¿Irás al funeral de este chico? ¿Douglas? 

Sacudo la cabeza en una negativa.

— No lo creo. No era muy amiga de él. Apenas si cruzamos palabra.

Hannah asiente y, justo entonces, Stefan se coloca junto a ella y la saluda con una sonrisa.

— Hola, Hannah.

— Hola, Stefan. ¿Cómo estás?

— Bien. — Se acerca para dejar un rápido beso en la mejilla de mi hermanastra y luego me mira.

Su sonrisa torcida desaparece de golpe, remplazándola por una mueca rara.

— Existen los taxis, ¿sabes? También los autobuses, aunque estos te dejarán en una parada lejana a la casa, puedes caminar, ¿sabes lo que es eso?, ¿sabes lo que es caminar? No voy a convertirme en tu maldito chofer personal — es el saludo que obtengo de su parte.

Abro la boca para mandarlo a la mierda, para decirle que él no tiene ningún derecho al hablarme de ese modo, sin embargo, me interrumpe y dice:

— Ahora, vamos, tu novio quiere que te lleve a verlo — su tono pasa a ser cortante y odioso, tal y como él se ha vuelto estos últimos días.

Stefan no me da tiempo para decir o hacer algo inteligente cuando se da media vuelta y empieza a alejarse.

Suelto un suspiro, sintiéndome agotada por su actitud de mierda. Soy lenta al no poder comprender aún qué le pasa, por qué es de esta forma conmigo, qué le he hecho para que me tratase de esta forma. Él y yo apenas y hemos hablado lo suficiente, y no recuerdo que hubiera hecho algo para molestarlo. Y, para peor, no entiendo por qué este trato tan bordes parece ser solo conmigo, para mí. Nadie parece notar su actitud grosera hacia mí, y eso es terriblemente desesperante.

— ¡No tengo todo el día! ¡¿Puedes moverte?! — Stefan grita a mitad del café, odioso, llamando la atención de los clientes en el lugar.

Aprieto las manos en puño.

— ¿Ves que es medio bipolar? — Digo, en dirección a Hannah, y no puedo evitar rodar los ojos cuando la veo reírse divertida, como respuesta — Me voy, Hannah. Dile a papá.

— De acuerdo, nena. Yo le digo.

Me acerco para darle un beso en la mejilla.

— Y suerte — añade, sin dejar de sonreír. 

— También te quiero. Y gracias. Voy a necesitarla.

Una vez fuera del lugar, me coloco la chaqueta antes ponerme encima otro abrigo.

Logro ver a Stefan apoyado contra su auto, con las manos hundidas en su chaqueta negra. Noto que él nunca se abriga de la manera en la que el resto del pueblo — salvo Chase y yo — lo hace, y supongo que él también es inmune al frío como su hermano.

Su vista se alza para mirarme y me obligo a caminar hacia él. Levanto una ceja cuando lo veo abrir la puerta del acompañante para que yo tome asiento ahí, pero ni loca voy a hacerlo. Quiero estar lo más lejos de él, y lo dejo claro cuando estoy frente al auto y le cierro la puerta de golpe. Stefan me mira desconcertado, pero lo ignoro cuando estiro mi mano para hacer el ademán de abrir la puerta del copiloto; sin embargo, me lo impide. Me toma de la muñeca y pone la otra sobre la puerta, evitando que la abra por completo.

— Trato de ser amable, Giselle. — Lo miro, y me siento extraña al notar lo peligrosamente cerca que está su rostro del mío. No obstante, no dejo que lo note cuando suelto una corta y falsa risa carente de humor.

— No necesito tu maldita amabilidad. No quiero que seas hipócrita conmigo. — Escupo, bordes, tratando de transmitirle todos esos sentimientos negativos que él despierta en mí —. Me mentiste. Wendy no es su ex, ¿por qué mierda lo hiciste? ¿Qué ganaste con eso?

— ¿Te hice pasar un mal rato, verdad? — No respondo y él sonríe —. Eso fue lo que gané.

— Imbécil — gruño.

Stefan me mira por un minuto que parece eterno. Sus ojos azules están clavados en los míos marrones, y me siento tragar de forma brusca cuando su mirada baja a mis labios, lugar en donde se queda por un segundo más de la cuenta.

— Como quieras — dice al final, en tono ronco, volviendo a alzar la vista y dando un paso hacia atrás.

Suspiro aliviada al verlo caminar hacia la parte del piloto y, una vez que enciende el auto, me trepo rápidamente en los asientos traseros. No me quiero arriesgar a que arranque sin mí. De hecho, lo creo muy capaz, claro que sí.

El viaje es rápido, silencioso e incómodo. Noto las miradas que me lanza a través del espejo retrovisor, como si se estuviese asegurando de que aún estoy aquí, como si fuese posible que me fuera a algún otro lado.

Stefan ha acortado camino por un atajo que consiste en atravesar el bosque lleno de nieve, por lo tanto nuestra estadía juntos no dura más de lo necesario.

Siento que mi cuerpo tenso se relaja de una manera increíble cuando Stefan detiene el auto en el interior de su garaje. Bajo del vehículo con la intención de atravesar la única puerta que se encuentra en la habitación, puerta que supongo me llevá al interior de la casa; sin embargo, todos mis planes son frustrados cuando siento como la mano de Stefan se enrolla alrededor de mi muñeca.

— ¿Qué haces? — Gruño cuando su cuerpo se pega al mío.

Golpeo su pecho y, como si mi tacto le quemara de pronto, me suelta. Su respiración se agita rápidamente, como si hubiese corrido una maratón, y solo me dispongo a dar un paso hacia atrás, alerta ante cualquier movimiento de su parte.

— Lo siento. — Se relame los labios, y luego se alborota el cabello —. Vamos. Chase debe estar esperándote en la sala — dice, pasando por mi lado y atravesando la puerta cerrada.

Me toma un par de segundos reaccionar antes seguirlo hacia la cocina y luego a la sala, donde veo a Wendy junto a Chase, quien sonríe cuando me ve.

— Hola. — Chase saluda, dejando el teléfono a un lado.

— Hola. — Saludo de vuelta, acercándome a él cuando lo veo colocarse de pie — Tengo que contarte algo. ¿Podemos hablar en privado?

— Claro — Chase me sonríe de lado y, cuando mi mirada cae en Wendy, la veo colocarse de pie.

— Hola, Giselle — saluda, y solo puedo sonreírle —. Yo quiero aclarar el malentendido que Stefan generó. Chase y yo solo somos amigos, muy buenos amigos.

— Lo sé. Chase ya me lo aclaró.

Wendy no dice nada más, solo me regala una sonrisa de lado y asiente.

— Vamos — Chase dice en mi oído y, juntos, comenzamos a subir la escaleras.

— Chase… — de pronto la voz de Stefan hace que su hermano y yo nos detengamos para mirarlo — Recuerda que hay que ir al funeral de Douglas. No te tardes.

— Tranquilo. Ya estoy casi listo. Bajo en un momento. — Chase responde, sin dejar de subir las escaleras.

Una vez que estamos en el pasillo Chase guía mi camino.

— Ven. Primero quiero mostrate algo — dice y se detiene frente a una de las habitaciones antes de abrirme la puerta. Al entrar, observo todo a mi alrededor.

La habitación es enorme, y las paredes son blancas y están llenas de dibujos y bocetos en blanco y negro, y otros llenos de colores vívidos e intensos. Sin embargo, cuando observo ese enorme, que está en la pared más grande, rodeado de flores hermosas, contengo el aliento.

Doy varios pasos al frente, acercándome al dibujo, maravillada.

No me sorprende, recuerdo que Chase había dicho que le gustaba dibujar, hacer retratos y esas cosas, pero nunca me imaginé que fuera tan bueno.

— Chase… — jadeo una vez que estoy de pie frente al dibujo —, esto es hermoso.

Sin dudarlo, estira la mano y, con la yema de mis dedos delineo el dibujo.

Soy yo…

— ¿Te gusta? — Lo escucho preguntar, rodeando mi cintura con sus brazos. 

Su pecho se pega a mi espalda y sonrío antes de girarme para verlo a la cara.

— ¿Estás jugando? Esto es lo más bello que he visto jamás. Estoy… sorprendida. No me imaginé que fueras así de bueno.

Chase sonríe de medio lado.

— El dibujo lo empecé a hacer una semana después de tu llegada a Hemsworth. No podía dejar de pensar en ti, en tus ojitos tan lindos, en esa boquita que me vuelve loco…

Mi sonrisa se hace más grande. 

— ¿Qué cosa estás haciendo conmigo, Giselle Wisocky? Me tienes embrujado.

— Es lo justo, ¿no crees? Porque tú me tienes hechizada.

Chase asiente, ahueca mi rostro, y besa mis labios de manera casta.

Cuando nos alejamos, me toma de la mano y juntos salimos del lugar. No caminamos mucho hasta que vuelve a detenerse en una habitación al final del pasillo. Cuando me abre la puerta, me da paso a la entrada. Es su habitación, y para ser chico todo está perfectamente ordenado.

— ¿Qué es eso importante que me querías decir?

Me giro para mirarlo. Está apoyado en la puerta cerrada, con los brazos a la altura del pecho.

Sin pedir permiso, camino hacia la cama y tomo asiento.

— Hoy papá me dio un boleto de avión. Saldré del pueblo esta misma tarde.

Chase deja salir el aliento de manera lenta y asiente. No se le ve sorprendido. No me extraña. Ya le había hablado de mis ganas de ir a Los Ángeles, hace días, en clase.

— ¿Estás feliz?

Asiento mientras lo veo caminar hacia la cama.

— Así es. Estoy emocionada. Extraño mucho a mamá.

— Me alegra. Saberte fuera de Hemsworth me dejará más tranquilidad cuando no esté.

Frunzo el ceño.

— ¿Cuándo no estés? ¿Te irás?

— De eso te quería hablar. Wendy encontró a Mateo. Está fuera de Hemsworth, en una isla en el Caribe.

— ¿En el Caribe? Pero ahí debe hacer mucho calor.

— Wendy me ayudará con eso. Voy a estar bien.

— ¿Cuánto tiempo estarás afuera de Hemsworth?

— Espero que solo sean estas dos semanas. No quiero dejarte sola mucho tiempo, Giselle.

Asiento, agarrando su mano entre las mías.

— Para ser un chico, eres muy ordenado — le sonrío y me coloco de pie para empezar a caminar por todo el lugar.

Chase me mira atento y, cuando mi mirada cae en la libreta azul, me acerco a ella. La recuerdo. Siempre lo veía con ella, y un lápiz.

— ¿Puedo…? — Pregunto, haciendo referencia al cuaderno.

Chase asiente y, cuando lo veo colocarse de pie para acercarse, agarro el cuaderno y empiezo a ver el interior.

Hay más dibujos. Y son increíblemente maravillosos. Chase es un chico con mucho talento. Cada vez me impresiona más y más.

— Voy a extrañarte — Chase suelta de pronto, una vez que está a mi lado, y me envuelve en un abrazo que no tardo en responder.

— También voy a extrañarte, Chase — aseguro, colocando el cuaderno a un lado —. Pero volverás, ¿cierto?

— Por supuesto, Giselle. Tengo una novia súper hermosa que me estará esperando aquí en Hemsworth. Porque volverás, ¿cierto?

Sonrío y asiento sin dudarlo.

— Volveré.

Chase sonríe de medio lado y ahueca mi rostro para darme un beso casto en los labios.

— Te quiero, Giselle.

— También te quiero, Chase.

~°~

Yo me imagino a Chase como el chico que sale en el reparto de la historia. Pero vi esta foto y no pude evitar decir: Wooow, Chase...

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