Los secretos de IZAN © EDITAN...

By Shailamp

643K 33.2K 3.9K

Ella es brisa, él fuego, juntos un incendio incontrolable. Ella; marcada por una infancia traumática. Él; dev... More

Prólogo (Editado)
Capítulo 1; Despedidas (Editado)
Capítulo 2; Reencuentro (Editado)
Capítulo 3; La propuesta (Editado)
Capítulo 4; La encerrona 🔞 (Editado)
Capítulo 5; Las cosas claras (Editado)
Capítulo 6; La resaca (Editado)
Capítulo 7; Si la tocas te mato (Editado)
Capítulo 8; ¡¿Tres citas?! (Editado)
Capítulo 9; La peor idea del mundo (Editado)
Capítulo 10; ¿Qué más puede pasarme hoy? (Editado)
Capítulo 11; Duerme conmigo (Editado)
Capítulo 12; Debo estar soñando (Editado)
Capítulo 13; ¿Qué has hecho mamá? (Editado)
Capítulo 14; Soy un cobarde (Editado)
Capítulo 15; Decepciones (Editado)
Capítulo 16; Mensajes (Editado)
Capítulo 17; Interpretando mi papel (Editado)
Capítulo 19; No vengas llorando (Editado)
Capítulo 20; ¿Bipolar? (Editado)
Capítulo 21; El tequila y sus estragos. (Editado)
Capítulo 22; Sueños. (Editado)
Capítulo 23; Las hogueras. (Editado)
Capítulo 24; Disculpas. (Editado)
Capítulo 25; Disfraces. (Editado)
Capítulo26; Halloween. (Editando)
Capítulo 27; ¿Qué quieres de mí? (Editado)
Capítulo 28; Un viaje truculento (Editado)
Capítulo 29; Insomnio (Editado)
Capítulo 30; ¿Sabes lo que llevo esperando esto? (Editado)
Capítulo 31; Besos en el cuello (Editado)
Capítulo 32; Tenemos que hablar. (Editado)
Capítulo 33; Hoy va a ser mi noche
Capítulo 34; Tú eres mi jodido problema
Capítulo 35; Confesiones
Capítulo 36; Jamás he hecho esto con nadie 🔞
Capítulo 37; Vamos a la cama 🔞
Capítulo 38; No voy a follarte 🔞
Capítulo 39; El hospital
Capítulo 40; Vamos a la bañera
Capítulo 41; Déjate llevar 🔞
Capítulo 42; Pánico
Capítulo 43; ¿Qué demonios le pasa?
Capítulo 44; Pesadilla
Capítulo 45; No me hagas suplicar. 🔞
Capítulo 46; Disfruta de la decepción
Capítulo 47; No me sueltes
Capítulo 48; Gracias
Capítulo 49; ¿Cuándo ha pasado?
Capítulo 50; Los polos opuestos se atraen.
Capítulo 51; Ciudad de estrellas.
Capítulo 52; Sorpresa
Capítulo 53; Visita inesperada
Capítulo 54; Directo al infierno
Capítulo 55; Acaba conmigo
Capítulo 56; El funeral.
Capítulo 57; Estoy bien.
Capítulo 58; Te quiero pelirroja.
Capítulo extra
NUEVA EDICIÓN

Capítulo 18; ¿Quiero que me bese? (Editado)

10K 636 42
By Shailamp


Trato por todos los medios no estar pendiente de la puerta de acceso. Izan y Keyla han desaparecido hace unos minutos, y finjo lo mejor que puedo no estar interesada en la conversación que deben estar manteniendo.

De soslayo veo cómo la puerta se abre y cómo Keyla accede al interior. Sé que Izan viene detrás, sé que no debería mirar en su dirección, pero lo cierto es que soy incapaz de contenerme.

No entiendo muy bien qué es lo que me sucede hoy, pero parece tener algún tipo de magnetismo con mis ojos, y estos son incapaces de resistirse.

La puerta se cierra tras mi amiga, y yo permanezco unos segundos esperando a que esta vuelva a abrirse.

— Izan me ha pedido que lo despida. Estaba agotado. — Asegura Keyla antes de sentarse en uno de los taburetes en los que estamos bebiendo.

Y no es hasta que la escucho decir esas palabras, cuando comprendo que él no va a volver. Debería darme igual, debería estar aliviada, debería importarme un bledo lo que vaya a hacer o con quién, que se haya marchado con alguna chica exuberante o que se haya ido a dormir a su residencia. Y debería darme igual porque realmente él no me importa en absoluto. No. Ni siquiera un poquito.

¿Entonces por qué me molesta?

— ¿Estás bien? — Pregunta Mike mientras me acaricia el brazo cariñosamente.

— Estoy un poco cansada. ¿Te importa que nos vayamos?

— Para nada, vamos. — Dice mientras se pone en pie y apura su copa.

Jessy me contempla con una sonrisa pícara en los labios.

— ¿Ya os vais tortolitos? — Pregunta mi compañera de habitación.

— Sí, estoy muerta. — Aseguro antes de bostezar, mientras me pongo la chaqueta. — Nos vemos mañana.

Mike me espera tecleando en su móvil, y cuando me acerco lo cierra de golpe.

— ¿Lista? — Pregunta, yo me limito a asentir.

Mike me rodela el hombro con su brazo y me acerca a su cuerpo mientras nos alejamos de la bolera.

— ¿De verdad estás cansada? ¿No quieres que vayamos a algún lugar tú y yo solos?

Niego con la cabeza y vuelvo a bostezar. Mike parece un poco molesto, no quiero que se enfade, pero estoy realmente agotada.

Llegamos a los jardines que hay frente a la residencia estudiantil y él se acerca para besarme dulcemente en los labios.

— ¿Quieres que vayamos mañana a cenar nosotros solos? Hoy te he compartido con todos tus amigos, y me apetece muchísimo tenerte solo para mí. — Asegura con una espléndida sonrisa que aporta a su rostro un aire angelical.

— Déjame pensarlo ¿vale? Tengo que trabajar y necesito estudiar para los próximos exámenes.

En cuanto escucha mis palabras, Mike se retira de mí con el ceño fruncido y con una mueca de disgusto puesta en los labios.

— Megan, ¿he hecho algo que ye haya molestado? Llevas toda la noche ausente y no sé si se debe a algo que yo haya cometido y te haya incomodado.

— No Mike. No se trata de eso, es simplemente que estoy cansada. No has hecho nada malo de verdad. — Aseguro mientras le acaricio el rostro con mis dedos.

Mike suspira resignado mientras se aparta de mí.

— Está bien Megan. Piénsalo y me avisas si te apetece cenar mañana o lo dejamos para otro día.

Me acerco a él y le doy un largo y húmedo beso que él corresponde encantado.

— Mañana hablamos. — Aseguro mientras comienzo a bajar de automóvil.

— Que descanses preciosa.

Le digo adiós con la mano mientras Mike se aleja de la residencia.

Camino lentamente en dirección a mi edificio, y conforme voy acercándome observo una silueta que está sentada en los escalones previos a la puerta de acceso, y el corazón me da un vuelco cuando distingo los rasgos de la persona que está esperándome.

— ¿Izan? — Pregunto perpleja. — ¿Qué...?

Es curioso cómo el sueño se disipa en cuanto veo sus ojos azules contemplándome. El agotamiento, es sustituido por la curiosidad, y un extraño cosquilleo comienza a recorrerme la columna vertebral cuando escucho su voz.

— Quería saber cómo está tu madre, y como no henos tenido oportunidad de hablar a solas e imaginaba que no querías que nadie supiera todo esto... — Una sonrisa arrebatadora se muestra en sus perfectos labios, provocando que mi corazón titubee durante unos segundos.

Me siento en el escalón a su vera, dejando una distancia prudencial. Y por algún extraño motivo, esa distancia me parece excesiva.

— ¿De verdad te preocupas por cómo está?

Izan frunce el ceño, con la mirada perdida en un punto indeterminado del suelo durante unos segundos, hasta que finalmente gira el rostro y me atrapa con su intensa mirada azulada.

— Topi, si no fuese tu madre me importaría una mierda. Me preocupa única y exclusivamente porque a ti te importa. Y tú sí me preocupas.

Mi corazón palpita con fuerza ante sus palabras y me quedo hipnotizada con la inmensidad de sus ojos azules.

— ¿Y por qué no me has llamado? — Inquieren mis labios sin permiso. Que no lo haya hecho me duele mucho más de lo que estoy dispuesta a admitir.

— Prefería preguntártelo en persona. Por teléfono puedes mentirme, si te tengo en frente puedo leer tus expresiones.

Exhalo silenciosamente. Me conoce a la perfección, por muchos años que hayan pasado.

— Está ingresada en el área de psiquiatría. De momento está aislada pero se encuentra bien. Tienen mi teléfono para avisarme si hay alguna novedad.

Izan asiente silenciosamente mientras permanece sentado con las manos hundidas en los bolsillos de su cazadora.

— ¿Y tú cómo lo llevas? — Pregunta después de un silencio prolongado.

— ¿Tener una madre loca? — Me encojo de hombros. — A todo se acostumbra una. — Digo medio en broma. No me siento cómoda hablando de estas cosas, y hacía tanto tiempo que él no se preocupaba por mí, ni se interesaba por cómo me afectaban todos estos problemas, que ahora mismo no sé muy bien cómo sentirme.

Izan ladea su cuerpo y me contempla fijamente a través de sus enormes pestañas.

— Lo pregunto en serio topi. Quiero saber cómo estás llevando esta situación.

Inhalo profundamente para exhalar por los labios mientras cierro los ojos unos segundos. La intensidad con la que me mira me pone nerviosa. Hacía demasiado tiempo que no estábamos los dos así, a solas por la noche, confesándonos nuestros miedos más absolutos.

— Si he de ser sincera, no estoy muy segura de cómo me siento. Por una parte estoy aliviada. Saber que hay alguien cuidando de ella, no tener que estar pendiente del teléfono a cada segundo, ni preocupada por que haya cometido alguna locura...es liberador. Sin embargo, me siento culpable por pensar y sentirme así. Es como si me hubiese quitado una pesada carga de los hombros, y no debería sentir que mi madre es una carga. No sé si estoy explicándome correctamente.

Izan me sujeta el mentón. Su roce solo dura un segundo, justo el tiempo que le lleva a obligarme a mirarlo. Pero ese efímero toque es más que suficiente para erizar cada vello de mi piel.

La dulzura con la que me observa hace que el estúpido de mi corazón titubee unos segundos, para luego comenzar a latir como un caballo desbocado. ¿Siempre ha tenido unos ojos tan increíbles? ¿Una mirada capaz de hablar sin palabras?

— Topi. Llevas cuidando de tu madre desde que tengo uso de razón. Es más que comprensible que te sientas aliviada de que alguien cuide de ella. De descansar de semejante estado de alerta constante. No tienes por qué avergonzarte, de hecho es al contrario. Debes estar orgullosa de ti, por haber sido capaz de sobrellevar semejante carga sobre los hombros sin haber decaído ni una sola vez. Has hecho mucho más por ella de lo que ella ha hecho por ti jamás, y eso es digno de admiración.

Unas lágrimas traicioneras comienzan a reptar por mis mejillas sin permiso y sin apenas poder reprimirlas, y me las limpio con el dorso de la mano.

No quiero llorar delante de Izan. No quiero parecer frágil en su presencia.

— Pero es mi madre. Se supone que debería estar preocupada, no aliviada.

— También se supone que ella debería haber cuidado de ti toda su vida y no lo hizo. No debes sentirte culpable créeme.

Izan vuelve a sacar una de sus manos del bolsillo de su cazadora y la extiende hasta mis mejillas para acariciar con el pulgar esa parte de mi rostro, limpiándome las lágrimas que siguen derramándose sin control.

Mi cuerpo entero se estremece ante ese leve contacto, y una extraño deseo de cerrar los ojos y disfrutar de su caricia se apodera de mí. La necesidad de abrazarlo y dejarme reconfortar como hacíamos en el pasado comienza a desquiciarme, y rechazo el impulso tan rápido como aparece.

¿Qué me sucede hoy con Izan?

Él percibe el escalofrío que su caricia me ha provocado, pero la malinterpreta.

— ¿Tienes frío? — Pregunta extrañado.

— Un poco. — Miento.

Izan se levanta, se quita su cazadora y me la pone sobre los hombros. Es la segunda vez que hace algo así, y al igual que la primera, me pilla por sorpresa, porque es un gesto tan afectuoso, tan caballeroso y tan impropio de él, que me desconcierta en grado sumo.

— Gracias. — Consigo decir casi en un susurro, mientras disfruto disimuladamente del aroma impregnado en su prenda.

Cometo el error de mirar a Izan, y el brillo que veo en sus ojos me asusta. Él se humedece los labios con la lengua mientras su mirada se traslada de mis ojos a mis labios. Comienza a acercarse lentamente a mí, y siento cómo la respiración se me agita repentinamente y el corazón me late tan fuerte que temo que él pueda escucharlo a tan corta distancia.

Por un segundo pienso que realmente va a besarme, y me pongo tan nerviosa que soy incapaz de pensar con claridad. No me muevo, permanezco estática, hipnotizada con sus labios, perdida en el aroma que desprende, mientras que él se aproxima cada vez más a mí.

¿¿Por qué no me muevo?! ¡Por Dios! ¡¿Quiero que me bese?! ¡No lo sé!

En el último segundo Izan desvía su rostro hacia el lado y siento el contacto de sus perfectos labios contra la piel de mi cara. Un hormigueo recorre mi estómago hasta el centro de mi cuerpo, y por primera vez desde que lo conozco me desquicia pensar en lo increíble que debe ser sentir ese roce contra mis labios. Si en el rostro he sentido este aleteo de mariposas en el estómago...

Definitivamente, hoy hay algo que no funciona bien en mi cabeza, porque es imposible que esté enamorándome de Izan. ¿No?

Izan se aparta de mí con el ceño fruncido y con la mirada confusa.

— Será mejor que me marche. Mañana hay que madrugar y ha sido un día un poco intenso para mí. — Asegura mientras comienza a levantarse del suelo.

Mi mano, sin permiso, lo sujeta del brazo impidiéndole levantarse, y sus ojos color cielo, sorprendidos, se centran en los míos, dejándome sin respiración.

— No quiero que te vayas. — Reconozco. — Hacía mucho que no charlábamos así. Lo echaba de menos. — Confieso patéticamente.

Un extraño destello atraviesa su mirada rápidamente, y media sonrisa maravillosa asoma a sus labios.

— Yo también. — Reconoce mientras vuelve a sentarse.

Apoyo la cabeza sobre su hombro como en los viejos tiempos y me parece escucharlo inhalar profundamente.


¿Soy la única que se está enamorando de Izan?

Madre mía...más de 200.000 visualizaciones... ¡¡Muchísimas gracias por leerme!! Estoy feliz  y alucinada. Esto es un sueño hecho realidad. ☺☺☺ ❤❤❤

Continue Reading

You'll Also Like

40K 2.2K 33
Nunca te enamores del novio de tu mejor amiga. Tarde o temprano algo sale mal y alguien sale herido. ¿Enamorarme de él me hacia estúpida incluso si...
62.7K 5.5K 40
¿Y si Sesshomaru, orgulloso Daiyoukai no hubiera encontrado a Rin en ese bosque? Él consiguió su supremacía, tomándola con crueldad. Él ha reinado po...
5.2K 357 18
Erencio "Mataré a Todos los Titanes" "El Suicida" Jaeger x Harem
420K 55.4K 47
-¿Aidan?...- preguntó (T/n) al verlo en aquella florería. -¿(T/n)?.- preguntó este devuelta. -¿Me recuerdas? ¿Sabes quien soy?.- se acercó a el haci...