Annie despertó muy temprano esa mañana. Se sentó en la cama y estiró su cuerpo mientras bostezaba. Miró a su lado, donde yacía un dormido Peter. Le acarició el cabello delicadamente y se levantó.
Había sido un descaro total de su parte haberlo llevado a su habitación aquella noche. Luego de haber bebido un poco de más con él, las ganas habían surgido y lo necesitaba para calmar sus humos internos. Entró a la ducha y se bañó rápidamente. Quería salir lo más rápido posible si quería tener la oportunidad de encontrar a Noah. Al salir, se vistió lo mejor que pudo y salió de su habitación dejando a un dormido Peter en su cama.
Caminó deprisa hasta la parada del autobús. Esperó con los brazos cruzados sobre su pecho al rededor de diez minutos. Necesitaba llegar rápido a donde él estaba. Quería verlo, abrazarlo y hablar con él sobre todo lo que había pasado en sus vidas desde que fueron separados. Tenía muy pocos recuerdos de él, pero los pocos que tenía, lo recordaba como un hermano cariñoso y protector.
Mason había sido un muy buen intento de reemplazo pero no había sido suficiente. Lo adoraba, pero nada se comparaba al cariño y adoración que sentía hacia su Noah.
La corneta de un auto la hizo salir de su ensimismamiento. Miró hacia el frente, encontrándose con un auto de lujo color negro. No sabía absolutamente nada de autos, siquiera sabía que existían unas tres marcas de automóviles, así que no tenía idea de qué modelo era con exactitud. Sin embargo, conocía muy bien al conductor de ese descapotable.
—¿Qué haces acá sola?—preguntó Brandon bajando un poco sus lentes de sol obscuros.
—Esperando el autobús.
—¿Te llevo?
Annie meditó sobre su propuesta.
Temía estar sola con él, eso era un hecho. Sin embargo, llegaría más rápido.
—Está bien.—respondió yendo tranquilamente hacia el auto.
—¿A dónde vas?—preguntó él colocando su mano sobre el muslo izquierdo de Annie y apretándoselo.
—Al Bufete MacIntyre.—respondió tomando la mano de él y alejándola de su muslo.
—¿Qué vas a hacer allí? —Brandon regresó su mano a donde ella lo había quitado y la apretó.
—Voy a ver a...—pensó si debía decirle todo, dudó, pero luego decidió decirle, así él podría ayudarla—. Mi hermano.
—¿Qué hace Mason allí?—Brandon la miró cuando se detuvo en un semáforo en rojo—. Dime le verdad o te dejo acá botada.
—Bueno...—Annie tomó la palanca para abrir la puerta, pero esta estaba trancada—. ¿No me ibas a dejar acá botada?
—Era sólo una amenaza, Pequeña. Ahora, dime.
—Voy a ver a Noah.
Brandon la miró sorprendido. ¿Ella hermana de MacIntyre? No podía creerlo.
—Explícate que no te estoy entendiendo.
—Él es mi hermano.
Brandon parpadeó repetidas veces. ¿Annie hermana de ése psicópata? No podía creerlo. Prefirió no decir nada. Tenía que abstenerse de decir algún comentario malicioso respecto a él. Quería entender la situación, pero no la iba a presionar más .
Sabía que Noah y Kara habían llegado hacía unos días por lo que seguramente estarían ambos allí. Llegaron al bufete y Brandon fue hasta el estacionamiento. Se bajó del auto y Annie lo siguió. Se adentraron en el ascensor y presionó el botón de la planta alta.
Annie estaba más que nerviosa. Se iba preguntando por qué Brandon no dijo absolutamente nada luego de que le dijera que Noah era su hermano. Su expresión se había vuelto un poco sombría y ni siquiera la miraba.
¿Brandon lo conocía? ¿Cómo?
Comenzó a pensar y lo creía obvio. Ambos pertenecían a un mismo ámbito social, seria imposible que al menos no se conocieran. La puerta del ascensor se abrió y entraron unas cuántas personas. Brandon la tomó del brazo y negó con su cabeza repetidas veces cuando pensaba salir. Siguieron subiendo. Muchos entraban y salían, hasta que se quedaron solos.
—Es aquí.—le escuchó cuando miraba hacia el número que estaba sobre las puerta.
Caminó detrás de Brandon todo el camino recto hacia lo que creía, era la oficina de Noah. Miraba todo el lugar con asombro y se enorgullecía de lo mucho que había logrado él a su corta edad.
—Vengo a ver a MacIntyre, ¿está?—preguntó Brandon a la secretaria. Una chica baja, de cabellera rubia y una piel muy blanca.
—El Sr. MacIntyre salió hace una hora y media.—respondió cortés y con una tímida sonrisa en sus labios.
—De causalidad..., ¿está Kara ahí?
—Sí, Sr. Campbell.
—Entraremos a verla.
Brandon tomó de la mano a Annie y tocó a la puerta. Kara le abrió poco después y saltó sobre él dándole un fuerte abrazo.
—¿Como has estado?—preguntó separándose.
—Excelente. ¿Y tú?
—Bien.
—Y..., ¿quién es ella?—preguntó con una media sonrisa mirándola.
—Oh, yo soy...
—Es mi amiga lesbiana. Quería conocer a una mujer sexy y la traje para que te conociera y te hiciera olvidar al imbécil de MacIntyre.
—¡No te refieras a mi hermano así!
Kara abrió agrandó los ojos por la sorpresa.
—Ignorando el hecho de que acabaras de decir que te parezco sexy, diré algo. ¿Eres Annie?
¿Realmente era ella?
Sonrió y pensó en lo emocionado que Noah estaría cuando llegara y la viera. Su aspecto seguramente no había cambiado mucho desde entonces y creía que Noah no tardaría mucho en reconocerla. Recordó la horrible manera en la que los habían separado y lo mal que terminó él esa fatídica noche.
—Noah salió hace casi dos horas.
—¿Sabes a qué hora regresará?
—No me especificó, lo siento. Pero, puedes esperar acá y así me haces compañía. Estar acá sola en terriblemente aburrido.
—Tú..., ¿eres la esposa, o novia de Noah?—Kara sonrió ante la idea de ser su esposa. En el tiempo que llevaban juntos, no se lo había imaginado.
—Soy su novia y mi nombre es Kara..., Campbell—respondió, mirando hacia su hermano—. Brandon, ¿ella es mi cuñada por tu parte también?—preguntó con una sonrisa pícara en sus labios mirando a su hermano mayor.
—¿Qué? ¿Yo? ¿Estar con ésta Mounstra? Pff, para nada.
—¡Serás bruto!
Kara los observó discutir y sonrió. Ahí había algo. Pensó en lo curioso de la situación. Ella estaba con Noah y Annie con Brandon. Se imaginó el choque que ambos tendrían cuando Noah llegara y se diera cuenta de la química que había entre ellos. Le daba muchísima risa verlos discutir. Se dirigió a la salita y les hizo un ademán para que la siguieran. No quería estar más tiempo de pie. Le cansaba.
—Así que..., ¿cómo supiste que Noah estaba acá? Por lo que me ha contado, lleva años buscándote.
Annie la miró. Sus ojos eran de un color idéntico a los de Brandon. Ambos hermanos eran muy parecidos, pero a la vez no. No podía explicarlo muy bien.
Recordó cuando estaba en el hotel y apareció Ésa mujer. Tenía que hablar con Noah sobre ella y decirle todo lo que ella dijo.
—Nuestra...,—no sabía cómo referirse a ella. No era su madre, había dejado de serlo hacía mucho tiempo—. Nuestra progenitora apareció luego de muchos años ante mí. Me estaba buscando porque quería que le diera dinero.
Kara se sorprendió ante su declaración. El tema de su madre biológica, era el que más enojaba a Noah. No le gustaba para nada hablar del tema y sospechaba que cuando Annie hablara con él y le explicara lo sucedido, él no estaría para nada tranquilo.
—El tema de su..., Progenitora es un tema muy difícil para él, odia hablar sobre su pasado. No me ha dicho muchas cosas sobre éste. Por ello y si me permites pedírtelo, sé delicada al explicarle lo que sea que haya sucedido con ella. Él puede reaccionar de manera un poco brusca.—Annie abrió sus ojos y apretó sus manos—. Oh, no me malentiendas, él no es de esos que golpean sin una razón, menos lo haría contigo o conmigo. Me refiero a que podría golpear objetos y hacerse daño a sí mismo.
—Oh, está bien. Me había alterado un poco imaginármelo en una actitud violenta. Y, bueno, tomaré tu palabra y seré delicada al explicarle.
—Él jamás te haría daño. Te añora demasiado. Hemos hablado de ti hace poco y ha terminado muy triste—los ojos de Annie se iluminaron ante la idea de que él la extrañara y quisiera estar junto a ella nuevamente, como cuando eran niños.
—¿Qué ha dicho él de mí?
—Por lo que hemos hablado, ha tenido a detectives privados buscándote por todo el país. Encontrar a su hermana ha sido su más grande anhelo.—explicó la última frase mirando a Brandon—. Así nos pasó a nosotros.
—¿Cómo es eso?
—Ella es mi hermana perdida, si todavía se le puede decir así—habló él—. La secuestraron cuando tenía siete años y desde entonces, había permanecido lejos de nosotros.
—Hasta que Noah me rescató una noche.
—Sabía que mi hermano era una buena persona.
—Lo es.—sonrió Kara.
—No lo es.—musitó Brandon—. Se ha llevado a mi hermana y la ha alejado de mí. ¡Ha abusado de ella!
—Oh, no. Brandon, no seas exagerado. Ya te quiero ver discutiendo con Noah por Annie.—dijo Kara, mirando a la susodicha—. Estoy seguro que él también será muy celoso con ella.
—¿Crees que lo sea?—preguntó Annie con emoción—. No recuerdo mucho del tiempo que pasamos juntos, pero sí sé, que cuando éramos niños, me protegía mucho. No dejaba que nadie se acercara a mí en el burdel.
—¿Crecieron los primeros años de su vida en un burdel?—preguntó Brandon atónito.
—Yo hasta los cinco años, Noah... No sé cuánto tiempo más tiempo pasó allí. De hecho, todos estos años había pensado que él había muerto.
—La paliza...—murmuró Kara, y Annie asintió.
—Tengo una foto de nosotros. Se tomó poco antes de que nos alejaran de aquella manera tan abrupta.
—Puedo..., ¿puedo verla, Annie?
—Claro.—sonrió y sacó la foto de su bolsillo trasero y se la extendió.
Kara miró aquella foto y sintió cómo su corazón se comprimía mientras sentía unas inmensas ganas de llorar. Ahí estaban ellos dos, uno al lado del otro. Sus expresiones eran tristes, más aún la de él, parecían asustados. Detalló a Noah como un niño delgado, quizá demasiado. Su rostro se veía algo demacrado y se podía distinguir levemente, a pesar de la mala calidad de las fotos en aquella época, los morados en sus brazos.
—¿Cómo era la vida ahí?—Annie suspiró.
—No recuerdo mucho... Pero no era nada buena. Ésa mujer..., al parecer le encantaba abusar de nosotros, principalmente de Noah. Solía decirle que lo odiaba, que era una... Basurita.—mordió su labio inferior al recordar las palabras de Lola cuando estaba en el hotel—. Por lo que sé, él siempre me protegió, así que casi nunca oí lo que ella tenía para decirme a mí. Siempre tapaba mis oídos cuando ella llegaba ebria a nuestro pequeño cuarto. Él soportó tanto por mí..., que siento que se lo debo.
—Annie... Oh, Dios... Yo, lo siento.—expresó levantándose y yéndose de allí.
Kara entró en la habitación de la oficina y se dejó caer en el suelo al cerrar la puerta. Sentía un profundo dolor en su pecho que no la dejaba casi respirar. Fuertes sollozos salían de su garganta sin posibilidad de pararlos.
No podía parar de imaginarse a Noah en tales condiciones. Le partía el alma imaginarse a un pequeño niño de once años soportando tales abusos. Él había defendido a su hermana desde que ella nació, y lo hizo hasta el último momento en el que estuvieron juntos. Se quedó allí, sola. Aquello que ella había contado le había hecho acordarse también de todo todo lo que había vivido en manos de Stephy a lo largo de los años. Todo el dolor, los gritos y los golpes; todas las ganas que tenía de desaparecer.
...
La noche cayó y Brandon comenzaba a desesperarse. Estar todo un día sin hacer nada, lo desesperaba.
—¿Cuándo regresará? Kara, ¿has intentado llamarlo?
—No. Él debe regresar en cualquier momento.
—Llámalo y dile que se metieron unos mafiosos a buscarlo para matarlo y que estás sola escondiéndote debajo de la cama de la oficina orinándote del miedo.
—No diré tal cosa, Brandon. Lo mataría del susto.
—Como quieras, ya te dije la manera para que llegue rápido.
Kara se sentó a un lado de Annie y le tomó las manos. Estaban calientes y temblaban levemente. Le sonrió para darle ánimos y ella le devolvió la sonrisa antes de ponerse de pie. Caminó hasta el imponente escritorio. Pasó su mano por el vidrio y tocó los papales que habían sobre éste. Una corta exclamación llamó su atención y levantó la vista. Su cuerpo se tensó y su respiración se aceleró.
Un hombre muy alto salió del ascensor que no había detallado. Su cabello rubio cenizo llamó su atención, al igual que su barba y su pulcro traje.
Noah la miró fijamente. ¿Podría ser...?
—¿Eres tú, A-annie?—tartamudeó acercándose lentamente.
—Sí, Noah.
La sonrisa en el rostro de Noah se ensanchó lo más que pudo. En dos zancadas recorrió el espacio que los separaba y la abrazó con fuerza, alzándola.
Kara palmeó el muslo de Brandon llamando su atención y le hizo un ademán para que salieran de oficina. Ellos tenían que estar solos.
—¿Cómo me encontraste?—preguntó un muy emocionado Noah—. ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿En dónde has estado todo este tiempo?
Noah estaba muy emocionado. No podía controlarse. Por fin, luego de tantos años ahora tenía a Annie nuevamente con él. Verla tan bien y sonriente le llenaba el alma. Estaba demasiado feliz.
—Siempre he vivido en esta enorme ciudad.—se limitó a responder. Seguía recordando lo que Kara le había dicho y debía tomarlo en cuenta.
—Me estas diciendo qué, llevo años pagando detectives para que investiguen otras zonas y estados, ¿y tú siempre has estado aquí?
—Sí hermanito—respondió como cuando era una niña. Él sonrió y una lágrima traicionera bajó por su mejilla—. Oh, Noah...
—Lo siento...—sonrió y limpió con el dorso de su mano las lágrimas que se le habían escapado—. Estoy muy emocionado...
Ambos se abrazaron nuevamente y cuando se separaron, Noah la dirigió hasta la salita. Se sentaron frente a frente y se miraron el uno al otro.
—Creí que habías muerto...
—Puedo imaginarlo. Con tal golpiza, hasta yo lo hubiera imaginado, Ann.
—¿Cómo ha sido tu vida?—preguntó ansiosa.
—Los años anteriores, no fueron muy buenos, pero éste, sí lo fue. Conocí a Kara y ahora te tengo a mi lado de nuevo. No puedo pedir nada más.
—Noah, hay algo que debo decirte...
—¿Qué cosa?—le sonrió abiertamente. No podía explicar lo feliz que se sentía. Ella estaba bien y se veía contenta.
—Esa mujer me visitó.
Su sonrisa se le borró.
—¿Qué te dijo?—preguntó conteniendo la rabia creciente en tu interior.
—Quería dinero. Que debía pagarle porque ella me parió. Justo eso dijo.
—Esa maldita...—respiró profundamente hasta que se calmó y preguntó—. Annie, ¿dónde estás viviendo?
—Con Greta y mi hermano Mason.
—Tu único hermano soy yo.
—Me crié con él. Lo veo como tal.
—Esa tal Greta... ¿es la que estoy pensando? ¿La mujer que trabajaba en...?
—Sí. Ella misma.
—Maldición, Ann. ¿Ella también pensaba que había muerto?
—Sí. Fue una sorpresa para ambas. Cuando esa mujer llegó no la reconocí. Luego de escucharla hablar un poco y ver su fría expresión de asco, me hizo darme cuenta de quién era en realidad. Noah, sigue siendo la misma.
—De eso no me cabe duda. ¿Ella te dijo que me encontraba aquí?
—Sí, Noah. Me lo aseguró. Y... No pude evitar no venir. Quería verte, saber si estabas bien. Vine hace casi una semana atrás, y me dijeron que estabas de viaje y que no sabían cuándo regresarías.
—¿Viniste sola?
—No. Brandon me trajo.—Noah frunció el ceño.
—¿De dónde lo conoces?
—Larga historia, te la contaré después.
Noah no quería ni imaginarse cómo sería que Ann y Brandon tuvieran una relación.
No, no, no, ¡por supuesto que no!
Ella era como un niña a pesar de que era casi tan alta como él.
Ambos salieron de la oficina y Noah divisó a Kara junto con Brandon hablando en el balcón de su piso. Se acercaron a ellos y ambos giraron. Kara le sonrió y él intentó devolverle la sonrisa, pero no pudo.
—¿Todo bien?—preguntó Brandon.
—Sí.—respondió Annie.
—Me alegra muchísimo que las cosas estén comenzando a arreglarse.—dijo Kara, mirando hacia ellos.
—Brandon, no te acerques a mi hermana—Habló Noah—. Eres muy mayor para ella.
—Oh, si es así, tú no te acerques más a mí hermana. Eres un pervertido que la ocultó de mí durante meses.
—Oh, tú no me prohíbes nada.—musitó tomando la mano de Kara y acercándola a su pecho.
—Tú menos a mí.—dicho esto, agarró a Annie y la abrazó justo como Noah hacía con Kara.
Ambos se miraron desafiantes durante unos segundos. Ninguno le gustaba que su hermana estuviera con el otro, pero no tenían más opción que seguir discutiendo en vano.
—Ni se te ocurra tocar a Annie.
—Tú ya abusaste de Kara.
—¿No quieres tener sobrinos?
—No que lleven tu sangre. Animal.
—Te recuerdo que Annie es mi hermana.
—Ella es diferente a ti. No tiene la sangre sucia.
—¿A qué mierda te estás refiriendo con eso?—habló, yendo hacia él con toda la intención de golpearlo.
—¡Noah!—Kara lo llamó, colocándose frente a él—. Tranquilo, Cariño.—le dio un beso y seguidamente se giró hacia Brandon—. ¿Pero por qué le estás diciendo eso? ¿Qué te pasa?
—Kara...
—No, nada. Respetalo y acepta que estamos juntos. ¡Basta de peleas! Eres mi hermano y sabes que te quiero, pero no pienso permitir que lo insultes.
Él iba a responder, pero se vio interrumpido por la melodía de un móvil. Era el de Noah.
—¿Qué pasó, Mike?
—¡Mary está dando a luz, necesito que vengan para acá!