Hawa: Debemos salir a flote |...

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COMPLETA - PRONTO EN LIBRERÍAS. Tras los intensos acontecimientos que han ocurrido últimamente, Audrey recibe... More

Sinopsis
❄ Preludio ❄
Capítulo 1
Capítulo 2 (Parte 1/2)
Capítulo 2 (Parte 2/2)
Capítulo 3
Capítulo 4 (Parte 1/2)
Capítulo 4 (Parte 2/2)
Capítulo 5 (Parte 1/2)
Capítulo 5 (Parte 2/2)
Capítulo 6 (Parte 1/2)
Capítulo 6 (Parte 2/2)
Capítulo 7
Capítulo 8 (Parte 1/2)
Capítulo 8 (Parte 2/2)
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12 (Parte 1/2)
Capítulo 12 (Parte 2/2)
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 (Parte 1/2)
Capítulo 19 (Parte 2/2)
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22 (Parte 1/2)
Capítulo 22 (Parte 2/2)
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25 (Parte 1/2)
Capítulo 25 (Parte 2/2)
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28 (Parte 1/2)
Capítulo 28 (Parte 2/2)
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33 (Parte 1/2)
Capítulo 33 (Parte 2/2)
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36 (Parte 1/2)
Capítulo 36 (Parte 2/2)
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 41 (Parte 1/2)
Capítulo 41 (Parte 2/2)
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44 (Parte 1/2)
Capítulo 44 (Parte 2/2)
Capítulo 45 (Final)
Top 15 Comentarios + Agradecimientos
Tercer libro: Gea + Avisos
¡Concurso!

Capítulo 40

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By meg-books

El silencio es tan abismal que puedo oír cómo un reloj en la lejanía suena con cada cambio de segundo. Seguimos caminando por el corredor cuando noto una puerta abierta a mi izquierda; una cocina, también absorbida por las sombras. El pasillo también está lleno de pequeños retratos, pero no logro contemplar con exactitud qué se muestran en ellos. Lo único que sé es que la casa de Frank Hilton es tan tétrica y lúgubre que me eriza los pelos de la nuca.

La luz tenue sigue encendida, allí adelante, pero no puedo ver de qué habitación o parte de la casa se trata. Una escalera cae frente a nosotros en forma transversal, de modo que nos tapa un poco la luz de aquella lámpara y nos prohíbe la visión de qué hay más allá. Fénix se agazapa detrás de la escalera, al costado de los escalones y la barandilla, y todos lo imitamos cuando llegamos a su encuentro. No puedo desconcentrarme de la horrible sensación de que tengo algo o alguien a mis espaldas, hasta que se oye un chasquido y entonces una canción comercial empieza. «Encendió la televisión».

Ashley frunce el ceño, y Fénix se queda un momento con el oído atento hasta que se atreve a elevarse un poco sobre sus rodillas y asoma la cabeza sobre unos escalones. La forma en que la escalera nos esconde de la posición del hawa nos permite acercarnos más y poder ver un poco qué hay del otro lado. Fénix me observa de reojo cuando me aproximo a su lado y me levanto con cautela por echar un vistazo al igual que él.

Definitivamente era el sonido de una televisión. Contemplo cómo está apoyada sobre un antiguo mueble de baja estatura, desparramando rayos y luces por las paredes, pero eso no es lo que más llama la atención. Lo que no me deja parpadear es la figura de un hombre que está sentado en un sofá, sin nadie más a su lado. La cabeza echada hacia atrás, cansada sobre el respaldo; el cabello oscuro con ciertas canas en los laterales. Levanta un brazo agotado y cambia el canal con el control remoto mientras bebe un trago de una botella de cerveza con la otra mano...

Y ahí es cuando lo siento realmente. Ahí es cuando percibo aquel escalofrío helado que me recorre la piel incluso bajo la ropa. Creo que me sacudo un poco aunque yo no lo note, porque Fénix vuelve a mirarme de soslayo y no aparta su atención de mí.

Arruga el entrecejo y abre un poco más los ojos... y luego vuelve la mirada consternada hacia adelante, lentamente, presagiando algo.

El hawa se detiene en pleno sorbo. La botella queda un instante quieta frente a su cara, petrificada junto a su mano. La baja hacia el regazo, con nada de prisas, y entonces comienza a bajar el volumen de la televisión. Se me nublan los sentidos, me tiemblan las rodillas...

Creo que me está sintiendo.

Me obligo a respirar con calma para que mis emociones no se intensifiquen, para que él no me presencie tan rápido. Fénix se da cuenta de lo que sucede, y aún con aquella expresión intranquila, me incita a mirarlo a los ojos y sus labios gesticulan una advertencia, una petición, con tan sólo articular mi nombre.

Estoy a punto de darme la vuelta, de enfocarme en algo más... pero la cabeza del hombre frente a nuestras narices comienza a girar hacia un costado como un animal que percibe que se acerca una presa. La mirada se clava fija en un punto indeterminado de la pared cuando, de repente, se pone de pie hacia nosotros.

No sé en qué momento me levanto y me enfrento a su ataque, pero recibo el torbellino de hielo para enviarlo hacia un costado cuando Fénix se incorpora y una ráfaga de luz empuja al hawa contra la ventana. El hielo cambiado de dirección comienza a propagarse por la pared a mi lado al mismo tiempo en que una grieta en el cristal de la ventana comienza a dibujarse hacia abajo. El hawa se pasa una mano veloz por el abdomen, apagando una llama que quedó ardiendo en su camisa antes siquiera de que yo llegue a ver que de verdad quedó resto de fuego allí. Mientras observo eso, algo borroso y rápido pasa a mi lado. Marshall se acerca a Frank mientras él aún está atontado por el abrupto golpe y la inesperada sorpresa, y aunque el hawa levanta una mano en la preparación de otro disparo, Marshall reacciona primero y le pega un golpe en la cara con un puño enrojecido y chispeante.

El rostro de Frank se mueve de un tirón hacia la izquierda, y entonces Marshall lo toma de un brazo y Fénix llega para tomarlo del otro.

-¡Una silla! ¡Rápido!

Me giro en busca de lo que piden cuando Ash aparece con la misma silla que estaba en el pasillo, cerca de la cocina. La ubica entre el sofá y la televisión, contra la pared, y entonces Fénix y Marshall lo arrojan en ella como si Frank estuviera desprendiendo un frío que los quema al tocarlo. Marshall se saca la cuerda que traía en el bolsillo y comienza a atar al hawa a la silla con toda la rapidez posible.

Mientras tanto, mientras se sacude y mientras Fénix lo contiene en el lugar, Frank me mira. Es esa mirada pasmada y fija que ya he visto en varias ocasiones, empezando por Brett en La Nueva Esquina. Sus ojos están tan concentrados y a la misma vez tan perdidos que creo que sólo se tomará el tiempo en inspeccionarme... pero no es así, porque Marshall me llama desesperado para que me encargue del nudo de la cuerda.

-No puedo hacerlo -murmura cuando me arrodillo a su lado-, el cabrón no deja de congelarla. No puedo tocarlo...

En definitiva la cuerda está fría y sólida, incluso con menos color, y cuando yo me encargo de ella Marshall quita unas manos pálidas y temblorosas. Frank deja salir una patada espasmódica cuando se entera de que puedo amarrarlo sin problemas.

-La Hija de Gea... -bisbisea mirándome por el rabillo del ojo, cuando Fénix se le para enfrente- ¿debería sentirme afortunado por tu presencia en mi hogar?

-No -responde Fénix, cortante, y con una expresión más fría que el propio aliento del hawa. Frank lleva la mirada hacia él y yo me incorporo.

-¿Qué demonios hace un par de ignisios en mi casa, maldita sea? -entonces muestra los dientes, y se tambalea de un lado a otro de forma tan repentina que por un momento temo que se pueda liberar de mis nudos- ¡¿Acaso tienen idea de quién soy yo?!

-Sí -contesto-, justamente por eso hemos venido.

Me contempla de nuevo, ahora acompañado de una agitada respiración que le late en el pecho. Siento algo extraño en el estómago cuando me doy cuenta de que es el segundo hawa que interrogamos en muy poco tiempo. La segunda persona que amarramos.

Frank echa una carcajada seca, mezclada con un resoplido.

-¿Qué? ¿Qué van a hacerme? ¿Piensan vaciarme?

No entiendo bien qué quiere decir con eso, pero los ignisios parecen comprender fácilmente y no pienso que sea momento oportuno para preguntar. Fénix le frunce el entrecejo.

-No vinimos para...

-Porque no van a poder hacerlo tan rápido, eso se los aseguro. Les resultará lento y agotador. Puedo soportar.

Ashley se da media vuelta por un instante, y entonces creo que ya sé a qué se refiere. Supongo que habla sobre debilitar sus poderes, como hicieron con ella en el mirador cuando la atacaron y quedó así de pálida. Desde entonces los demás no dejaron de decirme que se encontraba más débil, más... vacía.

-Eso no nos importa... por ahora -sigue Fénix. Por alguna razón Frank se mantiene inmóvil en la silla y Marshall y yo no necesitamos estar sosteniéndolo, aunque no le quitamos el ojo de encima.

-¿Por qué no me desatan y se enfrentan a mí de una forma menos vergonzosa? -Desafía él. Indudablemente no se parece en nada a cuando tomamos a Bob para quitarle información; esto quizás resulte ser mucho más difícil, y eso me aterra- Son cuatro contra uno -frunce los labios, como si fuera sencillo-, y encima cuentan con la multi.

El hombre debe ser muy bueno como para hacer semejante propuesta y enfrentarse solo contra nosotros. O muy bueno, o muy confiado y estúpido.

-Lo hubieras hecho antes, si tan poderoso eres.

-No puedo estar muy preparado si estoy echado tomándome una cerveza después de un largo día y ustedes aparecen así como así dentro de mi casa. Además -bufa, haciendo un gesto con el mentón hacia mí-, me desconcertó.

Fénix no le hace mucho caso y simplemente se acerca para arrodillarse frente a él. Ambos se quedan mirando, y puedo jurar que de esa profunda mirada ambos podrían quemarse el uno al otro. Aparto mi atención hacia la botella de cerveza, ahora rota, que salió rodando por el suelo cuando Fénix empujó al hawa hasta aquella ventana. Mi mente sigue insistiendo en que un sublíder no puede estar así de desprotegido. Alzo la cabeza y, lentamente, recorriendo con precisión casa rincón del techo, comienzo a percibir unos pequeños agujeros negros que no son comunes de tener en una sala. No, no son simples agujeros... Relajo los músculos: son cámaras. Una en aquella esquina cerca de la escalera, otra justo encima de la puerta.

-Dime qué planea hacer el Círculo.

La voz grave de Fénix se mueve por el pequeño salón con una fluidez tranquila, pero Frank deja salir aire por aquella gran nariz.

-¿Vienes con la idea de que vaya a decirte así como si nada cuáles son los siguientes pasos del Círculo?

-El de las preguntas soy yo -interviene con severidad-. ¿Está Seymour Foissard en Auferte?

-Nadie en este mundo sabe qué está haciendo o dónde está Seymour exactamente.

-Yo creo que sí. Yo creo que está aquí, reunido con Abner. Y sé que tú trabajas para Moore.

-Yo trabajo para el Círculo, muchacho.

-Pero sigues sus órdenes -Fénix parece estar a punto de gritar, pero contiene la voz y la impaciencia sólo se percibe si escavas en sus ojos-. Te preguntaré una vez más. ¿Qué hace él aquí? ¿Está planeando ir al Gremio?

Frank Hilton se queda callado, inexpresivo, y mi nerviosismo me hace volver a observar aquellos ojos metálicos en el techo. Marshall se acerca unos pasos, cerca de Fénix.

-Creo que será necesario que comencemos a hacerlo hablar.

-No es necesaria ninguna tortura, chico -suelta el hawa como si nada-. ¿Qué les hace pensar todo eso?

-Afuera hace un frío que ni te imaginas -comenta Ash, todavía con los brazos cruzados-. No es época para estas temperaturas, hawa. Y tu querido amigo Bob ya nos contó todo.

El hombre alza la cabeza de un tirón, mirando a Ash con la mirada entornada.

-Bob te manda saludos -agrega Fénix con una media sonrisa-. Y dijo algo así como que te vayas al infierno.

-Ese sujeto está loco, fue enviado a vivir en las afueras justamente por eso. No sé cómo pretenden creerle.

-Pretendemos creerle porque, justamente, pensamos que lo aislaron para que no contara sus informaciones.

Se hace un pequeño silencio en el que Frank cierra los párpados y recuesta la nuca en el respaldo de la silla. En ese momento, aprovecho para mirar a mis amigos y hacer un gesto hacia las cámaras de arriba; ellos lo perciben.

-Sí... -dice entonces el hawa, en un susurro que acaricia el aire- están aquí. Creo que ya era hora de que así sea.

-Los acuerdos no dicen eso -refunfuña Fénix.

-Los acuerdos eran verdaderos acuerdos cuando la multi todavía no existía para nosotros -suelta-. Ahora todo cambió. Ni a Abner ni a Seymour ni a nadie más le importa un bledo que nuestros pactos se rompan cuando el Gremio cuenta con la Hija de Gea.

-Entonces es verdad -Fénix se pone de pie con cautela-. Es verdad que quieren atacar el Gremio.

-Sí.

Marshall asiente con la cabeza mientras las luces del televisor le bailan en la espalda y el costado. Ahora tenemos más certeza de que aquello es verdad, de que no es una simple historia inventada por Bob. Sam no me lo negó en el baile y eso también fue una prueba más para sumar, pero aquello no se lo había contado a todos mis amigos... y tampoco me confirmó nada, realmente.

-De hecho... -murmura el hawa, ladeando la cabeza hacia un costado como si se quitara un dolor del cuello- iban a hacerlo ahora, esta misma noche.

Me sostengo del borde del sofá y todos mantienen el aire en los pulmones. No, eso no puede ser verdad. ¿Tan rápido? ¿Ahora? Eso no debe ser así... nosotros no estamos allí para ayudar; estamos aquí, tal vez... tal vez en vano. Tal vez ya es tarde para detener todo esto; tal vez nuestro plan de estar un paso más adelante ya se frustró. Fénix se queda mirándolo fijamente como si así pudiera detectar si miente, pero se nota que se cruza cierta duda detrás de sus ojos. Cierto temor, cierta decepción.

-¿Cómo sé si eso es verdad?

-Bah, ustedes mismos lo han dicho. Ya lo saben. Aunque, sí, no creo que puedan confirmarlo, estando tan, tan lejos del Gremio... -se burla- Tan alejados como para poder cerciorarse, ayudarlos... o poder avisar.

A Fénix se le abren aún más los párpados y entonces Marshall se mueve como una exhalación y se coloca detrás de Frank mientras le sostiene el cuello con una mano firme y fuerte. El hawa se sobresalta por impulso y se queda arqueando la cabeza hacia arriba, mostrando los dientes y tratando de respirar.

-Ya es... tarde -dice como puede, ahogado en un hilo de voz-. Es tarde. Han venido para nada. No hay nada que puedan evitar. Seymour y Abner son imbatibles, y marchan con los Hijos de Hawa para vaciarlos a todos, y... bueno, acabar con los que se lo merecen.

La cara y los dedos de Marshall se contraen y entonces Frank echa un alarido que hasta a mí me hace doler. La piel se le tiñe de un rojo alarmante allí donde Marshall lo toca y lo oprime, y la cuerda vuelve a ser presa del hielo inconsciente del sublíder.

-¡Te dije que no había necesidad de torturarme, idiota!

Marshall lo afecta otro instante. Mientras nosotros estamos aquí, en esta casa, en la ciudad, en el Gremio puede librarse una horrible batalla en muy poco tiempo. Tantos ignisios sin saber, tantos novatos, tanta debilidad por el clima... Kendrick debe estar al tanto de algo, debe tener un plan, una manera de defenderse aunque no sepa todo con detalles. Debe estar preparado de todos modos, porque si no...

Sino realmente todo esto fue en vano, y yo no soy la Hija de Gea que se suponía debía estar con ellos para ayudarlos.

Miro las dos cámaras una vez más. No sirvieron de mucho porque ya logramos entrar, pero quién me garantiza que no sean para que sólo Frank pueda ver sus filmaciones. En algún momento los demás hawas podrían enterarse, quizás ahora mismo podrían estar al tanto.

-Llámalos -digo, haciendo que Marshall se detenga y que Frank pueda volver a respirar con normalidad-. Llama a tu líder y diles que se detengan ahora mismo.

-¿Y si no... qué? -ladra él.

-Entonces sí será necesario que te torturemos -espero que las palabras no salgan fingidas de mi boca, que él no perciba que yo en realidad no tengo las ganas ni la consciencia necesarias para hacer tal cosa-. O que te vaciemos. Soy una multi, si me enfrentas con tu poder no sentiré nada. En absoluto.

-Para cuando logren vaciarme ya será más tarde para los suyos de lo que ya es.

-¿Entonces no te importa que haga esto? -dice otra voz.

Un puñetazo vuela para sacudir el rostro de aquel hombre tan rápido como un rayo. Marshall se queda esperando a leer su reacción, pero Frank sólo jadea y vuelve a colocar su cabeza en su sitio, sumergido en una mueca de dolor. Él parpadea y entonces Marshall vuelve a darle, esta vez para el lado contrario y con la piel chispeante y ardiente. La voz del hawa interrumpe el silencio cuando unas gotas de sangre salen volando de su labio.

Le echo otra ojeada a las lentes del techo.

-Sabemos que tienes cámaras y vendrán en cualquier momento, pero si les avisas que se detengan ahora, todo esto acabará para ti más rápido -afirmo.

-Están en medio de algo mucho más importante que estar mirando unas estúpidas pantallas sobre mi casa.

-¡Entonces llámalos!

Al final, Marshall lo hace; impaciente, harto, como todos nosotros. Lo toma de la cabeza y empieza a lastimarlo, a arderle la piel, a convertirla en algo enrojecido y llena de ampollas. La escena es terrible por donde se la vea, pero por alguna razón no puedo apartar la mirada incluso de las casi imperceptibles volutas de humo que desprende el contacto de aquellos dos. Después de unos pocos minutos el hawa ya no lo soporta más y grita, aúlla, sin limitaciones. Marshall se aparta tras un gesto de Fénix, porque tampoco podemos hacer que los vecinos escuchen algo así. Entonces me quedo contemplando todo el perfil lastimado de Frank, cómo incluso ha perdido la capacidad de sudar.

Fénix le saca el teléfono del bolsillo y se lo echa encima, en el regazo.

-Podemos seguir, Frank.

Abatido, sacude la cabeza gacha. Castañea con los dientes pero lo hace por el odio y el cansancio. Sé que podría aguantar más, el asunto es que no quiere aguantarlo más.

Parece estar a punto de decir que sigamos, pero deja salir un resoplido harto.

-¿Qué diablos quieren... que les diga... exactamente?

-Diles que regresen. Diles que no vayan al Gremio -responde Fénix con rapidez-. Si se niegan, hazles saber que te tenemos como rehén.

Se toma su tiempo en inclinar la cabeza, pensarlo, escupir un poco de sangre, mirar para todos lados, y mi impaciencia está a punto de reventarme mientras observo de reojo las cámaras y trato de ver a través de la ventana para encontrar a Jota, para cerciorarme de que está todo bien allá afuera.

Masculla algo entre dientes antes de decirle la contraseña del móvil a Ashley, y entonces deja que ella rebusque en el celular y luego lo coloque en su oído derecho. El primer tono se acaba antes de lograr la llamada, así que hacemos un segundo intento. Los ojos de Frank se mantienen fijos en el suelo cuando, de repente, los alza hacia arriba. Han contestado.

-Soy yo... -su voz sale como un susurro decepcionado, furioso- Escúchame, escúchame. No vayan al Gremio... No, no lo hagan.

La voz al otro lado de la línea no llega a escucharse muy bien, y estoy a punto de decirle a Ash que lo coloque en altavoz cuando Frank vuelve a sacudirse.

-¡Me tienen atrapado! ¿Entiendes? ¡No vayan al maldito Gremio! -hace un silencio, un largo silencio mientras oye bien lo que le dicen, y entonces comienza a hablar de un tirón-. No. Están en mi casa, la multi está aquí, están...

Fénix le arrebata el celular casi con un golpe y se lo lleva a su oído mientras le mantiene la mirada a Frank de forma escrutadora. Marshall vuelve a colocarle la mano en el cuello como advertencia.

-Calla ya, no soy Frank -le dice a quienquiera que esté del otro lado de la llamada-, pero lo que te dijo es cierto: lo tenemos con nosotros. No seguiremos haciéndole nada malo si nos enteramos que abandonan su viaje al Gremio...

Se queda con la boca a medio seguir hablando, pero comienza a fruncir el rostro a medida que escucha algo importante. Me doy cuenta de cuánto deseo que coloque el altavoz, pero eso sólo lograría que Frank pudiera seguir hablando y que ellos lo escucharan.

Parece que le siguen diciendo algo, pero Fénix interrumpe.

-Quiero hablar con Abner, no con un hawa cualquiera.

El interlocutor sigue hablando y hablando y se oye como un murmullo lejano a través del teléfono. Fénix rueda los ojos y baja el celular, oprime la opción de altavoz y le echa una mirada a Marshall que cada uno de nosotros comprendemos.

Y entonces el sublíder vuelve a aullar, aunque intenta oprimir los dientes y ahogar el grito. La voz al otro lado de la línea se calla por un segundo, como si necesitara un tiempo para asimilar si el aullido pertenece a Frank o no. Pero sí, lo hace, porque vuelve a hablar a trompicones y Marshall deja al hawa tranquilo para poder escuchar.

La voz del otro lado de la línea suena como si estuviera interrumpida por la poca señal.

-¡De acuerdo, de acuerdo! -empieza, pero Fénix vuelve a poner la llamada para sí mismo y no logro oír nada más de lo que dice.

-Bien, entonces van a...

Dejo de mirar la silla que comenzaba a congelarse cuando noto que él se detiene. Fénix comienza a relajar los músculos, a desplazar la mirada por la sala... y esos gestos en él me hacen sentir un vacío en el pecho.

Abre los labios para responder algo, pero creo que la llamada se termina porque se quita el celular del oído y se lo queda mirando un rato, antes de recomponerse y arrojarlo sobre el sofá.

-¿Qué? -Inquiere Ashley, también preocupada por su expresión- ¿Qué demonios dijeron?

-Que estarán aquí -sentencia Fénix, y por alguna razón me mira a mí-. Vienen ahora.









¡Mis pequeños multis! (?) En el capítulo anterior no escribí ninguna nota para no cortar así el capítulo, pero varios me comentaron si me encontraba bien, jajaja. Estoy muy bien, sólo tuve días complicados y muchas cosas que hacer, pero aquí estoy ♥

¡Ojalá estén disfrutando estos capítulos seguidos! Pero estén atentos porque creo que el capítulo final y definitivo me tardará un poco más (igualmente falta para ello, no se preocupen, calculo que ese será el 45 aproximadamente).

Siempre veo sus comentarios, sus teorías, lo que piensan... así que los leo para ver qué les va pareciendo ♥ ¡Saludos!

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