Sinopsis.
El relato de como Killian Jones conoce a Peter por primera vez.
Advertencia: Smutt.
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Killian Jones, antes de ser el conocido Capitán Garfio, era un miembro de la flota real. No tenía intenciones de robar, a contrario, era un hombre justo y bueno. Hasta que el rey lo mandó a él y a su hermano a una isla para conseguir un supuesto elixir de la vida. Las cosas no salieron como quisieron. Para empezar la isla no estaba sola, un niño los recibió con extrañas respuestas.
—¿Están perdidos? Parecen perdidos.
Los hermanos Jones miraron al joven niño de atuendo primitivo con curiosidad.
—No, pero si nos gustaría hablar con su rey —respondió su hermano
—No hay reyes en Nunca Jamás, solo yo. Soy Peter, Peter Pan—
El simpático niño les sonrió, Killian se adelanto a su hermano presetándose. Por alguna razón el niño irradiaba confianza, parecía ser buena persona. Claro, es un niño, ¿quién vería de mala forma a un niño?
—Soy Killian Jones. Este es mi hermano
—Ustedes no deberían estar aquí, ¿qué buscan aquí?—
Su hermano sacó un pergamino con la ilustración de una planta extraña con espinas.
—Buscamos esto. Nos encomendaron traerla, es una planta sanadora.
Peter tomó la foto y alzó una ceja un poco divertido con la confusión.
—Esta no es una planta curativa. Es un poderoso veneno—
Killian miró rápidamente a su hermano por respuestas.
—Es imposible. Nuestro rey no nos mandaría por esto— su hermano habló duro al chico para tranquilizarle
—Yo solo les digo lo que sé, no digan que no les avise —Peter sonrió tranquilo, los problemas no eran sus problemas.
El capitán Jones dio la vuelta seguido por su hermano, solo que este dudo un momento al notar la sinceridad del chico.
—¿Y si el chico tiene razón? ¿Si el rey planea matar a nuestros enemigos? Eso no es lo que quiero, pensé que nuestro rey era alguien honorable.—
—No escuches a ese niño, seguro es mentiras suyas para no compartir la planta —
Su hermano dio por terminada la plática aun cuando Killian no podía calmar sus pensamientos. Antes de seguir completamente a su hermano dio un último vistazo al misterioso niño. Este los saludaba desde la orilla de la isla, los saludaba como deseándoles suerte.
Para desgracia de Killian, Peter no mentía al decirles que era un veneno. Su hermano quiso comprobarselo cuando la encontraron en una cima de un risco. Tomó una rama y la enterró en su piel, el efecto no fue inmediato, pero si sucedió. Killian corrió a auxiliar a su hermano hasta que Peter apareció dándole una solución. Debía darle de unas aguas mágicas de la isla, solo que debía pagar un precio.
—No la tomes a menos que estes dispuesto a pagar el precio —Peter lo detuvo antes de entrar a la cascada por el agua mágica.
En ese momento Killian no supo a que se refería pero si lo descubrió cuando sarparon de la isla para regresar a su hogar. Una vez que tocaron aguas fuera de la isla su hermano cayó consumido por el veneno, muriendo en un instante. Killian pronto se consumio por su propio veneno, el rencor a la corona por quitarle a su único y más preciado hermano. Ese día juró jamás servir a alguien más, ahora solo vería por él y su barco. El Jolly Roger. Se convirtió en pirata y no regresó a su hogar. Ahora el mar y su barco serían su hogar.
Navego un tiempo por otras tierras. Robando y bebiendo. Lamentando la muerte de su hermano hasta que en un descuido se hizo un enemigo y tuvo que huir en su barco a un lugar donde jamás lo encontrarían.
Nunca jamás.
Así que volvió a la isla y con ello volvió a ver a Peter.
—Es una sorpresa volver a verte, Killian—
Peter ya estaba ahí cuando puso un pie en la isla, Peter siempre sabía quien entraba y dejaba la isla. Él lo controla todo.
—No has cambiado nada mocoso, aunque no me sorprende ya que tu nunca envejeces—
—Tú al contrario has cambiado mucho —Peter dio un vistazo fugas a su atuendo y sonrió de lado al notar la aura oscura que rodeaba ahora al honorable marino —Eso es bueno, puede servirme. Claro, si decides eso—
Killian frunció el ceño pensando en si debía unir fuerzas con ese chiquillo. Hasta el momento no le había hecho dudar de su palabra así que, ¿por qué no?
—Bien. Solo un tiempo en lo que se resuelven unos problemas, después me iré —
—Por supuesto —Peter sonrió y lo guió a su campamento.
Ahí estaban el montón de niños perdidos. Siempre lo estuvieron pero ahora el número era mayor.
—Veo que no pierdes el tiempo con tener más habitantes —susurró Killian al ver a los niños mirándolo suspicaz.
—Todos, él es Killian. Él estará con nosotros un tiempo, sean bueno con él —lo presentó con una mano en su hombro y le dió una sonrisa ladeada para después caminar hasta su tronco.
Peter le dijo que podía quedarse en la otra cama de su choza. Killian aceptó sin más opciones, y así empezó a vivir con Peter.
Killian empezó a ver con el tiempo que estar cerca de Peter no era tan malo. El niño es divertido y leal a sus amigos, siempre buscando aventuras para todos y viendo por sus amigos. Killian trabajaba para él como todos los niños perdidos. Cazaban y trabajaban en su vivienda por la mañana, en la tarde salían a jugar y aunque Killian lo veía infantil terminó aceptando la propuesta de Peter. Por las noches cenaban frente a fuego, bailando con las canciones que Peter tocaba con su flauta. Killian disfrutaba ese momento para ver a Peter tocar suavemente el instrumento.
El niño era lindo a su manera infantil y aventurera. Killian notó eso, y le gusto, mucho. Vio como Peter le miró un momento mientras tocaba. La flama de la fogata iluminando su lindo y suave rostro. Tan inocente y lleno de energía. Killian quería eso, por más retorcido que suene. Peter no era tonto, ni tan bueno o inocente como hacia creer. Él vio como Killian empezaba a mirarlo y tomó eso a su favor. Además estar rodeado de puros niños le hacía desear a un hombre de verdad.
Esa noche, al terminar la fogata, Peter y Killian fueron a dormir a su árbol. Peter miró como Killian se cambiaba su traje de cuero y decidió actuar. Quitó por igual su ropa, quedando en unos shorts cortos, y dio la vuelta hasta caminar donde Killian terminaba de vestirse.
—Las noches son algo calurosas, ¿no piensas lo mismo?—
Killian notó su desnudes y asintió en una pequeña sonrisa. Antes se hubiera reprochado el mismo por desear a un niño de apenas 17 años, pero ahora era un pirata y un hombre con necesidades.
—También solitarias, si duermes solo —Peter sonrió de lado viendo la dirección del juego, y Peter ama los juegos.
—Entonces creo que deberías dormir con alguien a tu lado, para no sentir esa soledad —se acostó lentamente en su colchón sin dejar de mirar a Killian.
Él pirata tomó eso como una propuesta y se movió por el colchón por igual. Lentamente, moviendo sus rodillas hasta estar encima del pequeño cuerpo.
—Creo que seguiré tu consejo, ahora mismo— bajó su cuerpo sobre el otro hasta tener su cara cerca de la otra.
—¿Qué estas esperando? —Peter sonrió travieso antes de tomarlo por lo hombros y lanzarse a sus labios. Killian correspondió empujando sobre él. Pronto las manos de ambos empezaron a moverse por los hombros y torso del otro —Ah, Killian. Vamos, no te detengas—
—Peter, ¿estas seguro de que quieres eso? —Killian se separó viéndolo interrogante y algo temeroso —Quiero decir, es quitarte tu inocencia y es lo que te mantiene aquí en nunca jamás —
Peter lo miró un momento antes de soltarse a reír.
—Killian, mi pirata alcohólico y tonto —rió pasando una mano por la barba algo crecida —Puede que luzca de 17 años pero tengo existiendo más de lo que puedas imaginar. No soy tan inocente como piensas, aun hay tanto de mi que no sabes—
Killian frunció el ceño al oír la confesión, y que le llamara tonto. Pensar en que no sería el primero de Peter le molestó, pero Peter pronto empezó a dejar besos por el cuello del pirata para tranquilizarle.
—Vamos, mi pirata. No me dejes así, no ahora cuando lo estamos pasando tan bien—
Killian no pudo negarse y volvió a besarlo con pasión y lujuria. Se metió entre sus piernas mientras besaba y acariciaba su suave y lechosa piel. Con sus manos expertas logró quitar la poca ropa que faltaba y así poder tocar sus cuerpos completamente desnudos.
El pirata uso sus hábiles dedos para preparar al chico debajo suyo. Besaba su cuello mientras Peter gemia al sentir sus dedos adentrandose. Sus cuerpos se tocaban con algo de fricción disfrutando de la boca del otro.
Lo gemidos pasaron a gritos cuando Killian logró estar dentro de Peter por primera vez. Peter echó su cabeza atrás al sentir el delicioso dolor. Killian gruño fuerte al sentir como las paredes de Peter lo aprisionaban.
—¡Ah, Killian!
—¡Peter!
El pirata empezó su suave pero certero movimiento. Peter se sostenía de su espalda abrazándola mientras gemia en su oído. Killian por su lado se sostenía con fuerza para entrar y salir gimiendo por igual.
Las embestidas pasaron a rápidas y los gemidos aumentaron. Con unos últimos movientos y besos, ambos llegaron al clímax. Al separarse, se miraron un momento antes de acomodarse a dormir abrazados.
En la mañana siguiente ambos estaban de buen humor, aun cuando los niños los veían confundidos, excepto uno. Félix, el mano derecha y el más fiel a Peter. Él miraba a Killian serio y con odio. Notó como Peter se empezó a acercar más y más a el pirata, y como este sonreía ante su presencia.
Ambos se estaban enamorando sin darse cuenta, pero Félix si lo notó.
Una tarde cuando cuando Killian fue con los otros niños a conseguir comida, Félix aprovechó para hablar con Peter y con suerte cumplir su plan. Esperó un tiempo y se acercó a Peter.
—Hey, Peter
—¿Qué sucede Félix?
—No es de mi incumbencia pero no pude evitar oír lo de la otra noche. Tu y el pirata, ¿acaso tiene algo?— preguntó con algo de burla escondida en su acusación.
Feliz sabía que Peter temía a algo serio, a poder amar a alguien y que ese sea su perdición. Por ello sonrió al notar como la sonrisa de Peter desaparecía y lo miraba serio.
—No. No tenemos nada, fue solo una noche. Él lo quería y yo por igual. Ambos lo necesitamos ya que pasamos mucho tiempo en esta isla —Peter respondió simple y sin emociones en sus palabras.
Félix lo miró con una sonrisa y enfocó su vista atrás. Su sonrisa creció más y se despidió de Peter para retirarse. Su sonrisa se debía a que Killian escuchó todo estando escondido. Él prefería que Peter fuera de la isla y así de él, que ese pirata.
Killian se apartó rápido y volvió a sus tareas, olvidando el tema y así sus sentimientos. Peter por su parte quería negar lo que estaba empezando a sentir, pero le encantaba pasar tiempo con su pirata, lástima que este empezó a evitarlo.
Peter se molestó y lo confronto un tarde cuando estaba solos.
—¿Me dirás que sucede ahora?
—¿De qué hablas mocoso?
—De que me evitas todo el tiempo. ¿Qué demonios te sucede Killian?—
Killian lo miró por fin y habló:
—Lo que sucedió la otra noche no debió pasar. Es mejor si lo olvidamos y regresamos a nuestra anterior relación de trabajo.
Peter lo miró duro y con la frente en alto. Ese fue un golpe en su gran ego, nadie le hacía eso a Peter Pan.
—Bien —y dio la vuelta para ir con su único amigo, Félix. Este lo recibió y hablaron toda la tarde, como suelen hacerlo.
En un momento del atardecer, Killian decidió buscar a Peter para hablar. Lo encontró en brazos de Félix, este lo aprisionaba en su pecho al ser mayor de estatura. A Killian le hirvió la sangre al notar a ese chico tomar lo suyo, y entendió que todo fue por su culpa. En la noche se acercó a él para confrontarlo.
—Sabes, en un momento pensé en que ganabas con todo este show, pero entendí que tú estas enamorado se él. Lástima que él no te vea ese modo —Killian apareció con su sonrisa sacastica atacando a Félix.
El chico encapuchado dio la vuelta al oír al voz del pirata y le devolvió la sonrisa.
—¿Y a ti si? No me hagas reír amigo. Tú no eres el primero que llega aquí y se convierte en su juguete, tampoco serás el último—
Killian se acercó a el chico y este lo recibió con su pecho en alto, listo para la pelea. El pirata sacó su espada apuntándole.
—Tal vez tengas razón y no seré el primero, o último, pero al menos fui algo. Tú, por el contrario, no serás nada. Nunca.—
Félix se lanzó a él como su propia espada. Empezaron a pelear sin dar tregua, esto era muy personal. Lucharon muy reñido y parecía que ninguno ganaría, hasta que en un mal moviento Félix logró dañarlo. Cegado por el amor no correspondido, Félix le corto la mano con su espada a Killian. Pero este no se quedó sin reaccionar y aprovechó que cayó al piso y Félix dio por terminado el duelo. Tomó su espada y cuando Félix volteó, logró pasar la punta de la espada por la cara del chico de capucha.
Para la suerte de ambos, Peter apareció con algunos niños parando la pelea.
—Ustedes llévense a Félix, yo iré con Killian—
Y así Peter se llevó a el pirata a su choza. Estando ahí lo acostó en su cama. Le ayudó con magia pero lamentablemente no podía regresarle la mano, solo curar la herida. Cuando término, lo miró desde arriba y preguntó con semblante molesto que había pasado.
—¿Qué demonios pasó allá fuera? ¿Por qué estaban peleando? —Peter no toleraba los problemas en su grupo de niños perdidos.
Killian lo miró desde abajo con reproche, suspiró y miró a otro lado para contestar.
—Fue por ti.
Peter quedó un rato en shock, no podía creer lo que sucedía. Se negaba a aceptarlo. El pirata se había enamorado de él, y eso no era bueno. No para Peter.
Peter tenía millones de defectos pero el peor de todos era su egoísmo. Era tan egoísta que se negaba a amar a alguien, por ello no podía corresponder a Killian. Peter debía confesar que en un principio el pirata fue solo para su entretenimiento, pero empezaba a tener sentimientos por él, y eso era algo que no podía permitirse. Así que decidió acabar con todo de una vez.
—No debiste hacerlo Killian, Félix tenía razón en cada una de sus palabras.—Peter tomó asiento en una silla cerca de la cama y miró a el pirata con el rostro sombrío —Te había contado la otra noche que hay mucho sobre mi que desconoces. Parezco joven, pero tengo mas de 200 años existiendo como Peter Pan. Muchos hombres y mujeres han pasado por esta isla por error. Todos se quedan un tiempo y me sirven, hasta que deben de irse, y no hablo de la isla—
Killian no hablaba. Sabía que Peter no terminaba su confesión, además no sabía que decir.
—Los mayores no pertenecen aquí, tú tampoco lo haces. Te ofrezco la oportunidad de salir de aquí con vida, mientras puedas. Debes irte lo más pronto posible —Peter se levantó —Podrás regresar cuando desees, pero te aconsejo que no lo hagas —y salió de ahí dejando a Killian con su espíritu roto.
El pirata respiró un momento, tratando de no dejar salir las lagrimas. Se negaba a llorar por un mocoso que lo engaño. Se levantó y tomó sus pocas pertenencias. Salió viendo a los niños mirarlo con curiosidad. Antes de salir visualizo a Félix con la cara ya cicatrizada. Seguro Peter lo ayudó, aunque no pudo restaurar la piel por completo ya que una enorme cicatriz adornaba todo su rostro.
Salió de ahí sin ver a Peter, tomó su barco y se alisto para zarpar. Hizo todo sin notar a un niño viéndolo desde la orilla, en la arena. Peter miraba como la única persona que llego a amar de verdad—después de su hijo—se iba.
Killian se fue volando gracias al polvillo de duende que Peter le dio mucho antes. Jamás miró a su espalda. Jamás notó a Peter mirar con los ojos llorozos.
—No perteneces aquí, mi pirata. Por más que quiera amarte no puedo, debes estar lejos de mi —Peter habló al aire ya que nadie escuchó su lamento.
Dio un último vistazo y regresó a su campamento. Ambos tomaron caminos separados, esperando que las cosas fueran diferentes.
Ambos esperaron volver a encontrarse, cuando ellos fueran diferentes.