Ranma ½ no me pertenece.
Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.
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Fantasy Fiction Estudios presenta
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El año de la felicidad
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La vigesimotercera es la vencida
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En una de las mesas redondas del Neko-hanten estaban sentados Ranma y Mousse, frente a frente, mirándose a los ojos. A un lado de Mousse estaba la anciana Cologne, apoyada sobre su bastón. Junto a Ranma, de pie y con los brazos cruzados, estaba Akane.
—¿Estás completamente seguro de esto, Ranma? —preguntó Cologne.
—Lo estoy, anciana —respondió el joven de trenza, después de intercambiar una mirada con Akane.
La anciana miró a los dos jóvenes y después a su bisnieta, que también estaba sentada a la mesa.
—Así que... ¿retarás formalmente a Ranma Saotome a un duelo, Mousse? —inquirió Cologne a continuación, como si estuviera recitando palabras de un protocolo—. En caso de que ganes, como estipulan las leyes de nuestra tribu, tú serás el esposo de Shampoo.
—Así es —Mousse se puso de pie—. ¡Te reto a un duelo! —exclamó después, apuntando con el dedo a Shampoo.
La vieja Cologne dio un salto y le dio un bastonazo en la cabeza, luego lo hizo girar hacia la izquierda.
—¡Ranma está ahí, cegatón! Ponte los anteojos —le reclamó.
Mousse se bajó los lentes que tenía sobre la cabeza y distinguió a Saotome.
—Así es, Ranma, ¡te reto! Y si gano... —sonrió y luego empezó a reír histéricamente—. ¡Shampoo será mía! ¡Me casaré con la hermosa Shampoo!
—Bisnieta, ¿no tienes nada que decir al respecto? —preguntó Cologne.
Shampoo, que se estaba limando las uñas, levantó la vista como si estuviera pensando en otra cosa.
—¿Qué decir, bisabuela?... ¡Ah! Shampoo estar tranquila, ya ser veintidós veces que Mousse retar Ranma. Nunca ganar —habló la hermosa mujer china. Pestañeó con tranquilidad y siguió limándose las uñas.
—Eso es verdad —admitió Cologne girándose para mirar a Ranma—. Uno podría pensar que, si el yerno no aceptara realmente el matrimonio con Shampoo, aprovecharía el reto de Mousse para dejarse ganar, y así Mousse se casaría con Shampoo según nuestras leyes. Pero, como Shampoo dijo, Mousse te ha retado en total veintidós veces... y nunca te has dejado vencer, yerno. ¿Significará eso que en realidad sí deseas casarte con mi bisnieta? —Cologne se echó a reír con ganas
—Bu-bueno... yo —Ranma tragó saliva y miró a Akane, temiendo que su prometida se enfadara y acabara golpeándolo por algo que ni siquiera era cierto, como siempre.
Akane apretó los dientes.
—Esta vez quizá sea distinto, ¿no? —comentó con rostro sombrío.
—Shampoo dudar —comentó la amazona más joven—. Ranma ser orgulloso guerrero, por eso Shampoo amar y admirar. Él nunca dejar vencer.
—¿Qué sabes tú de Ranma? —inquirió Akane de mal humor.
—Shampoo saber —dijo la china con coquetería—, Shampoo saber mucho...
—¡Tú, pequeña...! —Akane apretó los puños.
Ranma se puso de pie de golpe.
—Entonces, ¿está listo? El reto quedó estipulado, Mousse quiere hacerlo y yo acepto —dijo, cambiando de tema, mirando a la anciana—. Nos vemos mañana en la tarde.
—Así es —asintió Cologne—. Mañana a la tarde en el descampado de la esquina.
—Nos vemos —saludó Ranma y se dio la vuelta para marcharse.
Akane lo siguió, después de echar una mirada asesina a Shampoo y luego pasear la vista de Mousse a la anciana.
Cologne los observó irse y se rascó el mentón pensativa.
—Aquí hay gato encerrado, como suelen decir —comentó—. ¿No tienes nada que decir al respecto, Mousse?
Se giró hacia él, pero el muchacho ya no estaba. Cologne entrecerró los ojos con sospecha.
—Mousse ir a entrenar porque querer vencer a Ranma mañana —informó Shampoo sacando un esmalte de su bolsillo y comenzando a pintarse las uñas.
—Me parece bastante sospechoso todo esto, Shampoo, ¿no te parece igual? —inquirió cologne.
—No —respondió Shampoo levantando la mano para observar cómo había quedado su trabajo y después continuar con las demás uñas.
Su bisabuela soltó un suspiro resignado.
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Eran exactamente las cuatro de la tarde cuando Ranma y Mousse se encontraron frente a frente en el descampado que estaba en la esquina del restaurante chino. Se miraron seriamente, entrecerrando los ojos, como si fueran un par de vaqueros del viejo oeste a punto de enfrentarse. Las cigarras del verano chillaban bajo el ardiente sol.
La anciana Cologne, encima de su bastón, ofició como el árbitro que validaría el encuentro. Había sucedido así muchas otras veces, veintidós para ser exactos, y siempre el encuentro terminaba con Mousse cayendo al suelo sin poder volver a levantarse después del segundo o tercer golpe de Ranma.
Cologne abrió la boca y tomó aire para comenzar el largo discurso introductorio de todas las veces:
—Esta será una pelea justa, de dos guerreros que medirán su valía recibiendo como premio justo por su desempeño el corazón de la mejor guerrera amazona que... bla, bla, bla, ya saben lo que sigue. Comiencen —dictaminó Cologne, aburrida y acalorada, y saltó sobre su bastón para ir bajo la sombra de un árbol junto con Shampoo y Akane, a observar la contienda.
Ranma y Mousse se miraron a los ojos una última vez y asintieron al mismo tiempo. Ambos dieron un salto, Ranma alargó una pierna para dar una patada alta, Mousse estiró su brazo, cubierto por la amplia manga de su túnica. Los guerreros se elevaron hacia el cielo, las espectadoras levantaron la cabeza, pero el sol las deslumbró y debieron cerrar los ojos y bajar la mirada.
Ranma golpeó a Mousse en el torso, el brazo del joven chino se quedó corto y no alcanzó a rozar a Saotome. Ranma sonrió de costado, sintiéndose ganador, pero desde la manga de Mousse salieron tres enromes ganchos como garras, que pudo esquivar por poco dando un giro en el aire y cayendo de nuevo al suelo.
Mousse soltó una risa, cayendo también al piso y sobándose las costillas. Ranma apretó los dientes y le lanzó una serie de golpes. Las mujeres pudieron volver a observar a los guerreros luchando. Mousse se movía con agilidad esquivando a Ranma, pero el joven Saotome era notoriamente superior.
Cologne observó interesada; Shampoo, emocionada y con las manos juntas, veía a Ranma dar todo de sí luchando por su amor; Akane, mordiéndose los labios con preocupación, seguía cada movimiento de Ranma y Mousse.
El joven chino se movió hacia la izquierda al esquivar un golpe directo de Ranma y con rapidez contratacó, descargando un poderoso puñetazo. Ranma, que lo había seguido, girando hacia el otro lado para lograr estar de nuevo frente a él, también retrocedió el brazo para contratacar el golpe de Mousse. Pero vio frente a él, mucho más atrás de Mousse, a las tres mujeres, y se quedó observando a Akane.
Los ojos canela de su prometida estaban sobre él. Grandes, luminosos, preocupados, anhelantes. Y por un momento lo recordó con claridad...
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Estaban en la habitación de Akane. La cortina se movía por la brisa que entraba por la ventana a esa hora de la tarde. Los dos jóvenes estaban sentados en el suelo, frente a frente, con las cabezas gachas y los rostros sonrojados.
—Ra-Ranma... —murmuró Akane— ¿es... verdad?
—Y-Yo... s-sí... —respondió el muchacho a trompicones, mirando hacia otro lado—. E-es... ve-ver... ver-dad... Akane...
—Pe-pero, Ranma... —Akane levantó los ojos y lo miró preocupada— tus otras prometidas...
—Ellas... ellas no importan...
—¡Claro que importan! Ellas... —Akane se detuvo, sonrojándose todavía más— ellas arruinaron nuestra boda la última vez y...
—Pe-pero... —Ranma se rascó la nuca nervioso.
—¿Quieres... deshacerte de ellas de una vez y para siempre? —inquirió Akane.
—Claro... pero ellas no quieren entrar en razón.
—¿Es verdad que Mousse te retó a un duelo? —preguntó de pronto Akane irguiéndose.
—¿Ah? Sí, es verdad.
—Entonces, comenzarás por Shampoo —decretó Akane.
—¿Qué?
—Tienes que dejarte vencer para que Mousse se case con ella —dijo Akane.
—¿Dejarme vencer? —Ranma lo meditó—. Pero... pero si me dejo vencer...
—¿Acaso sí quieres casarte con Shampoo o qué? —peguntó entonces Akane, enfadada.
—¡No quiero nada con Shampoo!
—Entonces déjate vencer —insistió Akane—. Así podrás comenzar a deshacerte de «tus otras prometidas» —dijo Akane cruzándose de brazos.
—Pero soy un guerrero, Akane, un artista marcial —explicó Ranma—. Dejarme vencer sería... ¡humillante!
—Pues vas a tener que elegir, Ranma —respondió ella dolida, mirándolo con tristeza—. ¿Qué es más importante para ti, tu orgullo o yo?
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Ahora, al mirar a su prometida, parecía que sus ojos le gritaban de nuevo aquella pregunta.
¿Qué es más importante? ¿Tu orgullo o yo?
Akane lo observó con intensidad, dando un pequeño paso hacia adelante sin darse cuenta. Cologne no quitó los ojos de ambos luchadores. Shampoo entreabrió los labios ante lo magnífico que se veía Ranma.
Y Ranma dejó caer su brazo a último momento y el golpe de Mousse le dio en pleno rostro, tirándolo hacia atrás, de espaldas en el suelo, levantando el polvo con su caída.
Las mujeres contuvieron la respiración. Ranma no se levantó, ni siquiera se movió. Mousse observó expectante. La anciana Cologne parpadeó.
Akane salió corriendo hacia su prometido.
—¡Ranma! —gritó desesperada. Llegó a su lado y se arrodilló en el suelo, apoyando las manos en su pecho—... ¡Oh, Ranma!
—Ranma no levantarse —comentó Shampoo estupefacta.
—No puede ser, ¿con un solo golpe? —inquirió Cologne—. El yerno nunca perdería tan fácilmente.
—¡Es que Mousse ha estado entrenando mucho! —exclamó Akane—. ¡Se ha vuelto tan fuerte! –agregó con congoja, mientras continuaba apoyada sobre el pecho de Ranma con fuerza, impidiendo que el idiota de su prometido quisiera levantarse—. Quédate quieto de una vez —le cuchicheó Akane en voz muy baja para que nadie escuchara.
Ranma gruñó y después se relajó haciéndose el muerto.
—¡Oh, no, Ranma! —siguió exclamando Akane con mucho dramatismo, mientras pequeñas lágrimas salían de las esquinas de sus ojos—. Yo te cuidaré, Ranma.
—Pe-pero... bisabuela, ¡ser trampa! —exclamó Shampoo con un gesto de horror—. Shampoo estar muy hermosa, Ranma mirar y enceguecerse con belleza de Shampoo y por eso perder.
—¡Acéptalo, Shampoo! —exclamó Mousse señalando hacia el árbol y no hacia ella—. ¡Serás mi esposa! ¡Seremos felices por siempre!
El joven chino corrió hacia el árbol y lo abrazó con pasión, ganándose un golpe de Cologne y otro de Shampoo.
—Lo lamento, bisnieta, pero nuestras leyes son estrictas y claras —habló Cologne—. Deberás casarte con Mousse.
—¡No! ¡No ser justo! —se quejó Shampoo.
Mousse, que se había colocado los anteojos en el lugar correcto, corrió a abrazar a la Shampoo de verdad para festejar aquel importante momento; ella le dio un golpe, pero él no cejó en su intento de demostrarle amor. Ambos corretearon por el descampado, Shampoo escapando y Mousse persiguiéndola enamorado, mientras Cologne movía la cabeza resignada.
Akane, actuando un llanto dramático sobre el pecho del abatido Ranma, levantó apenas la cabeza para mirar a su prometido. Ranma abrió los ojos un momento, Akane le sonrió.
Y Ranma le cerró un ojo en señal de victoria.
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FIN
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Nota de autora: Esto quiso ser algo humorístico, no sé si lo logré XD.
Disculpen lo corto. . Les agradezco de corazón a todos los que me leen.
Nos vemos mañana.
Romina