Vida de una suicida

By Lully5

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¿Alguna vez has sentido que tu vida ha dado un giro de 360°? Mi vida lo hizo, antes, yo era una chica normal... More

Hola, soy Lili
Día Floral
Primera cita
De fiesta
En el hospital
Tía Annie
He vuelto
Cena francesa
Antifaces
Mi primera vez.
Fiesta!!!
El orfanato de Rosaline
Los suegros
Celos
Todo acabó
Una última despedida
Amigos y enemigos
Sin voz
Trucos de populares
Fin de semana perfecto
Los hermanos.
Pijamada
Reuniones
Extraña semana.
El fin de semana más largo.
De mal en peor.
Torpe de mi
Apegarse a los recuerdos
Caro enfadada
El adiós
Nueva vida
Felicidades.
AVISO IMPORTANTE
Calma
Monica
Pensando
Recuerdos
¿Cena de negocios?
Confusión
Errores
Futuro - CAPÍTULO FINAL
AVISO(S)

Estoy ¿Bien?

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By Lully5

La novela ha sido editada, por lo que las escenas en cada capítulo varia, en esta parte encontrarás los que solían ser los capítulos -10/11/12- De ante mano, una enorme diculpa por las molestias que esto puede llegar a causar.

Cualquie duda con gusto la repsonderé.

Los gritos de mis padres me despiertan a las 8:30 de la mañana, solo he dormido unas cuatro horas desde que llegué de la fiesta, así que me cuesta mucho trabajo abrir los ojos y sentarme en mi cama, todavía tengo puesta la ropa que utilicé en la fiesta, pues cuando regresé estaba completamente agotada y no tuve fuerzas ni para ponerme la pijama.

Yo sabía que mi padre tenía que ir a una junta del trabajo para solucionar una urgencia de no sé qué, sinceramente nunca me he interesado por su trabajo, mi madre necesitaba arreglar unos archivos súper importantes de la oficina, tal vez papeles del seguro, nada que me importara.

Lo que sí, es que jamás esperé que ellos estuvieran fuera de mi cuarto discutiendo, eso sí que fue una gran sorpresa, normalmente nunca vienen a mi cuarto y menos gritando de esa manera, ellos siempre han sido muy exigentes con “los buenos modales” y aunque siempre les recrimino que ya no estamos en la edad media ellos insisten en que mis modales deben ser mejores que los de una princesa de la monarquía, que exagerados, aunque estoy de acuerdo, los modales son muy importante, pero de la forma en que piensan mis padres... ni se imaginan…

Mamá entró despacio.

-Buenos días, querida- me dijo asomando la cabeza, yo seguía sentada en mi cama y no tenía ánimos como para levantarme –Despierta, se nos hace tarde-

-¿Acaso no tendrían que estar en el trabajo tú y papá? ¿O se tomaran el día libre? -le pregunté volviendo a acostarme y poniéndome la almohada en la cara.

-Sí, pero recibimos una llamada de la loca y preferimos avisarte que no la dejes entrar

¿Loca? Entendí en ese mismo momento que se refería a Annie, seguía sin entender por qué la trataban así, si esto fuera la escuela su actitud podría denominarse “Bullyng” pero como ellos son mis padres no puedo hacer nada al respecto, aunque me queje seguro que me ignorarán.

-¿La tía Annie? ¿Por qué no? Si es una buena persona- dije todavía adormilada.

-Sí, pero recuerda que tiene problemas mentales, no queremos ponerte en peligro dejándote cerca de ella- respondió mientras mostraba una sonrisa nada convincente.

-De acuerdo- le mentí.

Mi tía llegó a las dos menos diez de la tarde usando unos de sus vestuarios tipo “hippie” que tanto me gustan pero que aun así nunca en la vida usaría, la dejé entrar ignorando las palabras de mi madre, le ofrecí una bebida, me pidió un té caliente, lo cual era raro ya que el día de hoy hacía un calor tremendo y el sol no parecía tener intenciones de dejar pasar el frío,  luego nos sentamos a platicar sobre mis sueños tan recurrentes que tanto me asustan.

-¿Te sientes mejor?- me preguntó.

-Creo, esta noche estuve en una fiesta y realmente no he dormido nada, así que no he tenido ningún sueño

-Ya veo- dijo burlándose de mis ojeras, ni porque me pareció muy mal educado pude evitar reírme, me miré por un espejo de mano que tenía, traté de fingir que no me causaba gracia, pero la risa salió al instante.

-Oye... pero… ¿Sabes lo que significan mis sueños?- le pregunté dejando de lado mi cansancio.

-No diré nada, si es lo que quieres, debes entenderlos tú misma- su voz sonó preocupada.

-¿No sabes nada?- me contestó con una simple risa y un sorbo a su té.

Esas palabras no me ayudaron mucho, pero la simple presencia de mi tía era más que suficiente para calmarme, sigo sin entender, ni siquiera me dice lo que cree que significan mis sueños

¿Por qué sería un peligro para mí? Necesito ver la manera de entender a mis padres, claro, que como adolescente que soy ningún método me complace, así que no hay manera...

Ella se marchó antes de que dieran las 3:00 de la tarde, lo cual fue un alivio, mis padres regresaban a las 3:30, no para convivir en familia, si no para marcharse a las oficinas que tenían en casa y comenzar con sus conferencias internacionales, y si me preguntan por qué no las hacía en el trabajo, bueno, en realidad no lo sé, pero ellos me decían que era porque eran asuntos 100% privados, y aunque yo no les creía, nunca me iban a decir, reprimía mis ganas de saber la verdad; yo de inmediato me fui a dormir un poco más, y otra vez aquel sueño:

Yo sentada en una roca, miro alrededor, oscuridad y nada más, me viene a la cabeza aquel poema de Edgar Allan Poe, el del cuervo, en ese momento, casualmente, cuervos empiezan a volar sobre mi cabeza, un leve rayo de luz de luna ilumina lo suficiente para que pueda distinguir a medio metro de mí, no es mucho pero basta para que me decida por correr lejos.

Corro y corro, pero el camino parece alejarse, me introduzco cada vez más un bosque, tropiezo con frecuencia, pero me levanto y sigo adelante, hasta que en una de esas caigo sobre un charco de lodo, hojas insectos y  no sé qué más, el asco me provoca nauseas, pero quiero seguir corriendo, no puedo, algo me lo impide, como si estuviera parada en arenas movedizas, de repente, un fuerte rugido se escucha a lo lejos, quiero levantarme y correr, no puedo, veo a la criatura acercarse, el miedo se vuelve cada vez más real, y despierto.

Me encuentro sudando y con la respiración entrecortada, pero me calmo y trato de volver a dormir, y lo consigo, como si no recordara ese horrible sueño.

Aquel día, en el instituto, busqué a mis amigas, los pasillos estaban más limpios que de costumbre, lo cual era una suerte, para mí la higiene es prioridad, no soporto la basura, el mal olor, ni nada parecido.

Creo que esto es común en las chicas, no entiendo por qué los hombres no se preocupan tanto por eso… ha claro… si lo hicieran todos los demás los llamarían maricas, estúpida sociedad, siempre buscando la forma de hacer miserables a las personas.

Como sea, después de buscar un buen rato, este rato de verdad que fue laaargooo… solo encontré a Julieta, platicando con Fred, espero que lo recuerden, lo mencioné cuando les relataba aquel momento en la fiesta y que me robó a mi amiga, si, aquel compañero que describí “afeminado”…

Ok, hace un momento me quejaba con algo relacionado a ellos, pero debo aclarar que no tengo nada en contra de sus preferencias sexuales, al contrario, pienso que ellos también tienen derechos y nadie debería molestarlos por ellos, pero repito, la sociedad no piensa igual que yo.

Fred y Julieta se veían muy a gusto, desde la fiesta que platicaban mucho, supongo que hice mal al pensar que Luis lo había enviado a alejarla de mí, ahora que los estoy pensando mejor, cabe la posibilidad de que Fred de verdad quisiera hablar con ella y Luis solo estuviera esperando ese momento oportuno en que me quedara sola y hablarme.

En fin, preferí no interrumpirles su plática, me alejé despacio, sin que ellos me vieran y de repente, se me nubló la vista, la cabeza comenzó a darme vueltas, sentí que me caía, y de un segundo a otro tenía los brazos de Damen a mí alrededor, sujetándome, él evito que cayera al piso.

-¿Estás bien?- me preguntó.

-Yo…- mi voz era débil, yo estaba débil, no podía pararme, ni terminar mi oración, ni siquiera podía ver con claridad.

Sentía el corazón acelerándose y se me dificultaba respirar, comencé a sentir miedo, jamás me había ocurrido algo así, menos en la escuela y sin ninguna razón aparente, claro, tenía algunos dolores de cabeza, pero supuse que era por el estrés que me provocaban mis padres, al parecer me equivoqué, cada segundo que pasaba me sentía peor, pero ¿Por qué?

–Damen… ayuda…- fue lo último que dije antes de desmayarme.

Damen me llevó a la enfermería de la escuela cargándome entre sus musculosos brazos, ojala hubiera estado despierta, me habría gustado tocar esos músculos.

Cuando desperté, me encontraba sobre una de esas camillas blancas, tan incomodas y poco higiénicas, me senté lentamente, la cabeza me dolía. Poco a poco fui recuperando mi perfecta vista.

-¿Te sientes mejor?- la voz de la enfermera Dian me regresó a la realidad.

Ella era una mujer joven, posiblemente recién graduada de universidad, tenía un aspecto increíble, de cabello castaño muy claro, casi rubio, y ojos de un perfecto azul oscuro, tal vez usaba pupilentes, pero no importaba, se veía fantástica de esa manera, y ese traje de enfermera le favorecía mucho a su perfecta figura.

-¿Mande?- dije intentando sonar con fuerzas, aunque no era verdad.

Ella rio con fuerza –Te has desmayado querida ¿Acaso no almorzaste antes de venir?- se acercó mí y me tomó la frente.

-Recuerdo que… comí alguna fruta-

Sí, como media manzana estaba en mi estómago, es poco, pero esa mañana se me había hecho tarde y lo único que pude comer antes de que sonara la campana era ese insípido pedazo de fruta; aun así pienso que ese no era el motivo por el cual me sentía tan fatal, pues el corazón todavía me latía a mil por hora -no literal- lo que indicaba que no tenía la presión baja, era imposible que ese fuera el problema.

-Tienes fiebre, será mejor que regreses a tu casa- me dijo, algo preocupada y extendiéndome un vaso de agua, yo lo tomé, pero no bebí nada.

-Imposible- dije -Apenas me puedo mantener de pie-

-Entonces le llamaré a alguno de tus padres para que vengan por ti, será lo mejor

-Pero están trabajando

-¿Ambos?

Guardé silencio, esto le dio a entender que sí, estaban demasiado ocupados como para preocuparse por su única hija.

Damen entró de repente por la puerta, con su cara mostrando preocupación; dejó escapar un suspiro de alivio cuando me vio sentada en la cama, se acercó y me extendió una rosa.

-Señor Damen, ¿De nuevo aquí?- preguntó la enfermera poniendo su manos en su cintura.

-Estaba preocupado- le respondió, ella asintió y le dejó quedarse.

-Damen- murmuré –Gracias-

-No es nada

La enfermera nos interrumpió –Es más grave de lo que creen. Debería regresar a su casa, pero ella se reúsa, ¿Podría convencerla?- le suplicó la enfermera.

-No hay forma de que llegue a casa- le repetí.

-Yo te llevaré- se ofreció Damen, mostrándome esa sonrisa que tanto me enamora.

-No creo que los profesores estén de acuerdo- dijo Dian arruinando el momento.

-Tal vez entiendan- repuso mi novio, siempre admiré su forma de ser, era tan seguro y perseverante y al mismo tiempo gentil y respetuoso, estoy segura de que no me entienden muy bien en estos momentos, pero luego comprenderán.

-No- les interrumpí –Tal vez pueda contactar a alguno de mis padres-

La enfermera asintió de alivio, Damen me tomó de la mano y la besó cariñosamente, cuando la enfermera se dio la vuelta y tomó unos apuntes aprovechó para besarme en los labios y me susurró al oído.

–Mejórate pronto

Una frase muy típica que le dicen a cualquier enfermo o herido, pero en sus labios y con su voz parecía una frase tan única, me sorprende que mi amor haya llegado hasta este punto.

Tardé no menos de media hora, llamando a mi mamá, pero su celular me mandaba a buzón de voz, fue algo frustrante, pero seguí intentando hasta que ella se dignó a contestar su teléfono.

Después de intentar varias veces llamarla, yo ya estaba estresada y con los nervios de punta ¿Acaso es tan difícil contestar? si cuando está en casa siempre está con el celular, me molesté de que no fuera capaz de levantar el teléfono y contestarle a su propia hija.

-¿Hola? ¿Lili?

-¿Por qué no contestabas?

-Estaba ocupada cariño

-Siempre estás ocupada

-Lo siento

El dolor de cabeza volvió, esta vez aún más intenso y con alucinaciones, veía imágenes en mi mente, sabía que no eran reales, pero las imágenes seguían, primero Damne, luego mis amigas, después una escena llena de sangre, continúa con hospitales, veo a mi tía, luego un cementerio, hasta que únicamente veo tumbas, pasando una tras otra, como la cinta en aquella película de “El aro”.

Una tras otra, dejé escapar un gemido, con una mano me tomé la cabeza con fuerza, con la otra sostenía mi celular.

-¿Te pasa algo? ¿Lili?- decía mi madre al otro lado de la línea.

-¿Podrías venir por mí? No me siento muy bien- dije, perdiendo poco a poco la voz.

-Estoy ocupada, pero iré por ti en una hora… emm… tal vez- y colgó sin preocuparle lo que me ocurría.

Las lágrimas se empezaron a asomar, ni mi madre puede preocuparse por mí, me lamentaba a mí misma y en el transcurso de esa hora comencé a recordar toda mi vida.

Me di cuenta de que en pocas ocasiones había pasado tiempo con mis padres, siempre estaban trabajando, lo peor de todo, ni siquiera estaba segura de en qué trabajaban, sé que era en una fábrica ¿Pero qué fabricaban? La cabeza me daba vueltas.

A partir de ese momento comencé a sentirme sola.

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