¿Quieres ser mía? (JASN Libro...

By ReynaCary

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¿Jugamos a ser novios? Libro #3 ¿Quieres ser mía? ¿El último juego? Con los planes de la boda de su hermana m... More

¿Quieres ser mía? #3 (Sinopsis)
¿No quería conocerte?
¿15 minutos?
¿El modelo?
¿Lentes de contacto?
¿Advertencia?
¿Olor a lluvia?
¿Ardilla?
¿Azul?
¿La fotografía?
¿Gemelas?
¿Eres perfecto?
¿Nena?
¿Hablar de travesuras?
¿Personalidad especial?
¿Pequeña mentirosa?
¿Nuestro personaje?
¿Soltarás mi mano?
¿Piel contra piel?
¿Uno más?
¿Arrepentidos?
¿No estoy enamorada?
¿Lazarillo?
¿Juzgar por apariencias?
¿Gemelos fraternos?
¿Igualar el marcador?
¿Demasiado tarde?
¿Quieres ser mi...?
¿No es la novia de Julián?
¿Padrino de traje?
¿Quieres ser mía?
¿Final?
¿Epílogo?
¿Juegas conmigo? Información + Sinopsis
¿Juegas conmigo? Fecha de publicación.

¿El mito del ramo? (Final)

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By ReynaCary

Capítulo 31 (CAPÍTULO FINAL)

¿El mito del ramo?

Podía estar besando a Julián toda la vida y le hubiese gustado pensar que tenían el tiempo para quedarse en su cama abrazados todo el día pero no, ella debía salir pronto antes que la histérica de Jeanne la empezara a llenar de llamadas para ir al salón, y después a su casa para empezar a vestirse para "el gran día".

Le dio un profundo beso a su novio y rodó sobre las sabanas para sentarse en el borde de la cama. Estaba tanteando el mueble en busca de sus lentes cuando los labios de Julián acariciaron su hombro derecho y subieron hasta su cuello, con una mano él le tomó el rostro para besarla nuevamente. Lo sintió con la intención de volver a tumbarla sobre la cama y hacerle el amor pero a pesar que su cuerpo estaba empezando a reclamarle por esa necesidad decidió apartarse.

—Mañana tendremos todo el día para nosotros —le dijo entre un beso—. Por ahora me tengo que ir y tú también.

Julián gruñó y volvió a besarle el cuello.

—Que Matt entre solo en histeria, él se casa, yo aún no —murmuró contra su oreja.

—Te comprometiste a ayudarlo —rio por las cosquillas que le provocaba los besos de su novio—. No me vayas a hacer marca que el vestido me deja justo este hombro al descubierto.

—Yo le dije que lo ayudaba en la despedida de soltero pero no es mi culpa que el amargado no quisiera hacer nada divertido —refunfuñó—. A mí que me importa ayudarlo a vestirse y eso. Ni siquiera sé que tengo que hacer.

Encontró sus lentes gracias a que Julián le extendió con ellos. Se los colocó y volteó a su novio.

—Solo dale tu apoyo moral y probablemente nuestras condolencias —se carcajeó—. De cualquier forma yo sí debo ducharme ahora, que mi hermana me estará esperando para ir al salón. Se supone que ella debe verse hermosa, yo no.

—Tú siempre te ves hermosa y más cuando hacemos el amor.

Volteó y le dio una palmada en la frente poniéndose de pie. Se puso la camisa de Julián que arrojó al piso la noche anterior pero no la abotonó pues en un par de minutos entraría a la ducha. Caminó a un costado de la habitación para buscar ropa interior limpia en el armario de su novio, pues al pasar tanto tiempo con él decidió dejar algunos cambios de ropa en su casa. De igual manera él también tenía unos cuantos cambios de ropa en su departamento.

Habían llegado a una clase de acuerdo jamás pactado en donde al menos un día a la semana uno se quedaba en la casa del otro, si su novio se dormía en su departamento iba con todo y Nena y comida, muy importante la comida que era casi siempre la excusa perfecta. A pesar que no llevaba tanto viviendo sola le gustaba cuando él se aparecía en su puerta, no se sentía solitaria todo el tiempo pero tampoco se podía comparar una noche con ella y su cámara a una con su novio. Dormir entre besos y caricias eran de las cosas más hermosas de su vida.

Entró al baño dejando su ropa en el mueble que Julián había puesto fuera de la ducha. Acomodó la toalla y se quitó los lentes y la camisa. El baño de su novio era increíble, no había necesidad de mover una o dos perillas para regular la temperatura como en la mayoría de los baños, ese tenía una pantalla en donde se elegía la temperatura exacta y el agua empezaba a caer con solo presionar un botón alargado.

Odiaba no poder ver como las personas normales y batallar para elegir el champú. En su departamento ya conocía los compartimientos en donde acomodaba cada cosa pero ahí le costaba trabajo acostumbrarse por lo que se vio obligada a tantear las repisas y abrió dos botellas para oler e identificar si era el de su novio o el de ella. Es decir, no quería aclararse su cabello por accidente.

Gruñó molesta y buscó a tientas su toalla para secarse la cara y ponerse sus lentes pero al moverse terminó resbalándose y cayendo el suelo. Probablemente soltó un grito porque en unos segundos Julián entró alarmado y movió la puerta corrediza de cristal con apuro para ayudarla a ponerse de pie.

Sintió como una toalla la rodeó y la ducha se apagó.

—¿Estás bien? —preguntó Julián con preocupación—. Perdón, olvidé poner el tapete antiderrape.

Parpadeó para quitar las gotas de agua de sus pestañas y poder verlo pero solo distinguía colores y manchas borrosas.

—Está bien, no te preocupes, fue mi culpa —sacudió su cabeza—. No sabía cuál de las botellas era el champú.

Julián le besó la frente.

—Te ayudaré —dijo antes de sentir como retiró la toalla de su cuerpo y se metió a la ducha con ella—. Ahorremos agua.

No lo veía pero podía sentir la sonrisa de su novio y la pronta ausencia de su ropa interior.

El agua tibia empezó a cubrir nuevamente su cuerpo así como los besos y las caricias de su novio.

Bien, probablemente iba a llegar un poco tarde. Era malo para los nervios de su hermana, no para ella.

—Te ves genial, Jeanne ¿por qué estás tan nerviosa? —preguntó Laini a su hermana echándole aire con una hoja de papel que había doblado por la mitad para evitar arruinar el maquillaje o manchar el vestido con sudor.

No estaba haciendo mucho calor ese día, hacía un clima muy agradable, a decir verdad, pero al parecer los nervios estaban sobrepasando a Jeanne provocándole un poco de sudor. Ella por su parte regresó su vista al espejo con dos aretes diferentes en su oreja, unos cortos y otros un poco más largos sin llegar a ser exagerados.

Por el tipo de vestido que llevaba, uno entre color azul pastel y aqua de corte griego con un solo tirante del lado izquierdo, su cuello estaba libre y se veía un poco más largo por lo que usar los aretes plateados largos no se veía exagerado pero a mitad de la boda seguramente se los quitaría. Volteó hacia Laini, que parecía a punto de darle RCP a su hermana, y con una mirada le preguntó cuáles debía usar, su esposa le sugirió los cortos y ella le sonrió contenta.

—¿Por qué Laini está usando un vestido color coral? —preguntó Mónica, una de las mejores amigas de Jeanne desde la secundaria y ahora parte de su familia, después de haberse casado con James tras años de un noviazgo estable. Ambos tenían una bebé que era la adoración de todos en la familia y ella había podido elegir el nombre ya que nadie se decidía. Aunque en ese momento sus papás eran quienes se había quedado con la niña para dejar que todas se arreglaran sin los llantitos de la bebé.

—Yo no soy dama —sonrió Laini dejando de echarle aire a su hermana para caminar a ella, haciendo sonar sus tacones en el piso de madera. La verdad envidiaba que Laini pudiese caminar con tacones altos de esa forma tan natural pues ella estaba usando unos de 8 centímetros mientras que su amiga parecía usar como del 20 pues su estatura había aumentado considerablemente—. Tengo esa ventaja.

—Pues creo que si Micah no llega en 2 minutos tú la sustituirás —habló Jeanne con nerviosismo—. Si te pedí que fueses mi dama.

Gruñó Jeanne cruzándose de brazos.

—Y te dije que aceptaría si Lissa también aceptaba. No se vería bien que fuésemos un número de damas impar. La novia debe quedar en medio de todas en las fotos, y con Mónica, Micah, Ely y Brenda queda perfecto, si hubiese aceptado la fotografía quedaría desequilibrada —respondió Laini insistente.

—¿Y por qué no quiso Lissa? —preguntó Mónica acercándose a la silla de Jeanne para masajearle los hombros pues sus piernas se movían nerviosamente debajo del vestido.

—Creyó que nos haría vestir de amarillo —respondió en lugar de su hermana—. Aunque no tengo problema si hubieses elegido ese color, digo es tú boda, puedes hacer lo que quieras.

—Pues Lissa no estaba dispuesta a vestirse de ese color —resopló Jeanne—. Y Micah sí ¡Pero no llega!

Micah aún no llegaba, Mónica y Ely ya estaban listas, vestidas, maquilladas y peinadas, solo que Ely había bajado por un poco de comida para calmar los nervios de Jeanne, pero Micah aún no se había aparecido ni respondía el celular. Supuestamente ese día fue a que le quitaran la férula del brazo pero eso había sido hace horas. Ella tenía sus sospechas del lugar en donde podría estar pero decidió no decirlo en voz alta a no ser que quisiera dejar viudo a Matt antes de tiempo.

Revisó su maquillaje y asintió, su cabello ya había quedado listo desde el salón así que no se preocupó por ello. Una vez con los aretes puestos sintió que estaba completamente lista.

Volteó a ver a Jeanne. Su hermana estaba hermosa. Como su cabello le llegaba debajo del hombro lo peinaron de lado, con una trenza voluminosa corriendo del lado derecho de su cabeza hasta llegar debajo de su oreja izquierda y esconderse en un moño desordenado de rizos que fueron adornados con algunas piedras plateadas de tamaño decente, para nada exagerado. En su rostro había el maquillaje suficiente, no cargado y eso se debió más que nada a la exigencia de todas con la maquillista del salón al pedirle que no la fuesen a dejar como payaso. Era una boda al aire libre y no necesitaba maquillaje como si fuesen a estar dentro de una cueva. Por eso el rostro de Jeanne estaba con tonos claros y en los ojos un poco más oscuro para dar intensidad a su mirada.

Y luego el vestido. Precioso quedaba corto. Era una mezcla entre sencillo y elegante. Tenía encaje en la parte del pecho y hombros pero sin mangas. El corte marcaba las curvas en el cuerpo de su hermana y en la cintura caía hasta el piso entre diferentes tipos de telas. Definitivamente era el adecuado para Jeanne.

La puerta se abrió y volteó velozmente esperando encontrar a Micah pero fue Ely quien entró con una bandeja pequeña de aperitivos que probablemente eran parte de la comida de la fiesta, pero no importaba en ese momento.

—Micah ya respondió el celular —anunció Ely con una sonrisa—. Dice que viene en el taxi a 2 cuadras de aquí.

La tensión en Jeanne disminuyó notoriamente pero eso no le impidió tomar un bocadillo y comerlo como si no hubiese probado nada de comida en su vida entera. Pronto todas se unieron siempre cuidando de no manchar su vestido o morirían pues no tenían tiempo ya de buscar algo más.

La puerta se abrió lentamente y una cabellera rubia y mojada se asomó temerosamente.

—¿En dónde estabas? —preguntó Jeanne con tono autoritario—. Entra rápido.

Micah entró lentamente encogida de hombros. Al ver la ropa que llevaba le provocó reírse pero Jeanne volvió a entrar en nervios.

—¿Te acabas de bañar? —gritó Mónica dando un paso en frente—. ¿Cómo puedes ser tan descuidada en un momento como este?

—Estaba sudada ¿querían que viniera apestosa a una importante boda? Tenía que bañarme, siempre después del gym tomo una ducha —se defendió dejando la bolsa en donde guardaba su ropa de gimnasio y otras cosas.

—¡Vienes del GYM! —volvió a gritar Mónica como mamá furiosa—. La boda empieza en una hora y 13 minutos.

—Es mucho tiempo —exclamó Micah—. Me arreglo en 20 minutos como máximo.

—Pues ahora será en menos —habló Jeanne poniéndose de pie y caminando hacia media habitación para llegar a Micah—. Necesito que me ayuden a vestirla y arreglarla en tiempo record.

Micah extendió los brazos a los costados y sonrió.

—Soy toda suya —comentó haciéndolas reír.

Jeanne le levantó los brazos y empezó a quitarle la blusa que parecía aun húmeda por la ducha rápida que tomó en el gym. Justo su hermana le quitó la blusa a Micah cuando la puerta se abrió con prisa.

Todas voltearon hacia la puerta.

—Jeanne o chicas ¿Alguna de ustedes sabe hacer nudos para corba...? —la pregunta de su mellizo, Brandon, se quedó sin terminar ante tal escena. Y es que no había nada más terrorífico que cinco chicas desnudando a una sola en medio de una habitación.

—Hola, Brandon —saludó Micah contenta apunto de girarse pero Jeanne la detuvo pues estaba en sostén.

Su hermano dio un paso mecánicamente hacia atrás sin decir nada más y luego cerró la puerta.

—Pobre chico —murmuró Ely acompañando sus palabras con una risita.

—Está acostumbrado a ver mujeres en sostén todo el tiempo —comentó ella, pues con tres hermanas caminando en ropa interior por la casa de vez en cuando no era para Brandon una novedad—. No le veo el problema.

Micah asintió.

—Además traigo un sostén bonito —señaló a su pecho en donde una tela de encaje cubría sus senos. Se apresuró a quitarse los tirantes y cruzarlos por su pecho para que no se notaran con el vestido.

—No importa que traigas un sostén bonito —dijo Jeanne empezando a empujarla hacia la silla para arreglarla—. El punto es que es mi hermanito menor y no debe estar viendo chicas en sostén a cada rato.

Ella y Laini rieron.

—¿Recuerdas que Brandon es deportista a medio tiempo? —preguntó a su hermana y ella asintió—. ¿Sabes a cuantas chicas ha visto semidesnudas en los entrenamientos? Además aquí en la casa era común pasear así.

Jeanne abrió los ojos y se llevó una mano a la boca.

—Debe ser duro para él controlarse —comentó y nuevamente volvieron a reír, ahora Micah uniéndoseles.

—No creerás que Brandon es virgen ¿verdad? —comentó a Jeanne pero su hermana se puso tan roja que se atragantó con su risa—. ¿En serio? Aquí solo los niños tienen un poco de su inocencia. Bueno, ellos y tú.

—¿Cómo se supone que debo saberlo? —preguntó Jeanne extremadamente roja—. No voy hablando de esos temas. Además Brandon nunca ha tenido una novia ¿Con quién la perdió?

—Creí que intentaban alistarme para una boda —se señaló Micah atrayendo su atención.

Y vaya que lo consiguió pues el tema se quedó ahí mientras ella y Laini observaban la transformación de Micah, aunque era tan bonita que no ocupaba mucho para verse hermosa. Con una loción corporal, el vestido igual al de las damas de honor, un poco de maquillaje en el rostro y un sencillo peinado fue suficiente para que se viese preciosa. Extrañamente terminaron de alistarla en 25 minutos, lo supo porque Laini contó el tiempo.

—Aunque me veo genial en este vestido me gusta más el de Laini —dijo Micah viéndose al espejo.

—Yo lo diseñé —respondió su amiga orgullosa—. Es justo a mi medida.

—Supongo que debió haberte costado encontrar uno y por eso lo hiciste —comentó Micah y Laini casi se lanza sobre ella. Ese era un pequeño problema que tenía esa chica, no existía filtro alguno entre sus pensamientos y lo que salía de su boca. No lo hacía con mala intención pues luego al darse cuenta se disculpaba e intentaba arreglarlo pero en ocasiones, la mayoría de las veces, terminaba agravando la situación—. Pe-pero está bien porque se te ve increíble y nadie llevará un vestido igual. Además que esos tacones se ven mejores en ti que en una jirafa como yo...

Jeanne le cubrió la boca y la giró lejos de la mirada asesina de Laini. No quería que hubiese una muerte antes de su boda.

La puerta se abrió de nuevo pero esta vez entró Lissa son una ancha sonrisa.

—Ya todos estamos listos allá abajo. Estuve tentada a llamar a Matt pero creo que no es buen momento —dijo su hermana dando saltitos hasta ellas—. Ah, y Julián subió una foto a instagram. Se ve muy guapo, todos se ven muy guapos, menos Matt porque solo aparece su cara pues lo están cubriendo, está en blanco y negro por lo que probablemente estaba mal tomada. Oh, por cierto, Jeanne recuerda arrojar el ramo hacia mí, lo quiero de recuerdo porque a este paso con mis hermanas robándome a todos mis futuros novios me quedaré soltera —terminó viéndola a ella.

—Julián es demasiado mayor para ti —respondió burlándose de su hermana menor.

—Ahora sí sales con la edad pero cuando L...

—Es cierto, ¡se ven muy guapos! —exclamó Laini mostrándole el celular.

Jeanne se acercó intentando ver la fotografía que no estaba tan mal, probablemente Jona fue quien la tomó.

—Es cierto, solo se ve su rostro —se quejó Jeanne con desilusión—. Pero será el más apuesto de todos.

—Eso no es cierto —respondió ella—. El más guapo de todos es...

—Martín —respondieron Ely, Mónica, Micah, Lissa, Laini y ella al mismo tiempo.

—Solo porque es mayor —murmuró Jeanne rodando los ojos. Pero ella lo entendía. Matt, Julián, Kris, su hermano James y cada chico era guapo por su personalidad y porte, pero lucían aún más a los ojos de una mujer enamorada. El amor hacía que incluso con una marca de acné se vieran perfectos.

—Tranquila Jeanne —exclamó Ely sujetándola por los hombros.

Su hermana empezó a respirar muy rápido en algún momento mientras ella disfrutaba de la fotografía.

—¿Y si me trabo al hablar? ¿Y si me caigo cuando esté caminando hacia él? ¿Qué tal que me ponga a llorar antes de darle el sí? —habló Jeanne empezando a hiperventilar.

—Es tú boda —dijo Mónica hablándole suavemente—. Puedes equivocarte, tartamudear, caerte y llorar de la emoción, incluso besar al novio antes de que el juez les diga —eso último fue porque justo ella lo había hecho en su boda—. Nadie te va a juzgar y en serio, cuando llegue el momento no te va a importar nada más que ver a tu futuro esposo frente a ti.

Eso pareció tranquilizar a Jeanne que comenzó a asentir lentamente.

—¿Aunque me muerda la lengua? —preguntó con voz tierna.

—Ni aunque te muerdas la lengua al pronunciar el "Sí" y suene más como un "Dzi".

—Muy bien —suspiró—. Pero tendré que hablar seriamente con los fotógrafos y editores del video para que omitan eso.

Todas rieron mientras los minutos pasaban y la boda se acerba.

—¿Y si me muerdo la lengua mientras digo "acepto"? —exclamó Matt apunto de llevarse las manos a la cabeza con desesperación pero se detuvo a medio camino pues ya todos lo habían reprendido por hacer eso.

¿En serio casarse provocaba tanto nerviosismo?

—Es gracioso que Matt siendo el más joven es quien vaya a casarse antes que todos ustedes —se burló James, el hermano mayor de Brenda, quien era programador y diseñador Web. También estaba casado con una de las mejores amigas de Jeanne y tenían a una preciosa bebé.

—Apenas acabo de cumplir un mes de novios con tu hermana —respondió él en un intento por defenderse—. Pero si insistes le pido matrimonio hoy mismo.

—Ni se te ocurra —exclamó James molesto señalándolo con el dedo acusadoramente—. No puedo entender como mi hermanita pequeña puede salir con un hombre que tiene mi edad ¡la de su hermano mayor! Yo la sostuve en mis brazos cuando era bebé.

James era un hermano mayor protector y celoso pero aun así le agradaba. A pesar de siempre recalcarle sobre sus edades.

—No debes ponerte nervioso, es tú día. Trata de disfrutarlo —le animó Kris a Matt. Él era mejor amigo de Jeanne y aparente pareja de Ely. Aun no entendía bien su relación pero era un tipo agradable, lo había conocido en la exposición de arte donde Brenda lo había usado como sirviente para cargar sus accesorios de la cámara, en ese entonces pudo ver que su novia tenía una especie de atracción hacia Kris pero ahora ya no importaba porque Brenda era su novia y estaba seguro que lo quería con la misma intensidad que él a ella.

Nena llegó corriendo con la pelota en el hocico y se la dejó a Martín en sus pies, este se inclinó y volvió a lanzarle el juguete haciendo que su mascota corriese de nuevo contenta.

—Es extraño que Nena esté jugando con un hombre —le dijo a Martín—. Por lo regular prefiere a las mujeres.

—Tal vez es porque tengo un perro en casa —respondió sonriendo—. Tuve que adoptarlo después que Laini lo recogiera de la calle y no quisiera conservarlo.

Y de nuevo la nombraba. Había notado que casi todo el tiempo ambos estaban en las frases del otro. La duda lo carcomía, quería saber qué tipo relación tenían ellos dos. No sabía qué pensar pero al conocer la edad de Martín y la edad de Laini casi se cae de boca. Si eran pareja... la diferencia de edad era demasiada, es decir él y Brenda se llevaban 7 años y la gente había hecho un escándalo por eso, ahora pensar que Laini y Martín podían tener una relación de casi 13 años de diferencia... bueno, era extraño. Pero al mismo tiempo el hecho que él siempre le llevase café por las mañanas a la universidad era sospechoso. Se había formado ideas locas y más por causa de Brenda que primero le decía una cosa y después cambiaba todo riendo malvadamente.

—¿Qué tienes? —le preguntó Martín viéndolo con el ceño fruncido.

—Estaba... —sacudió su cabeza y decidió preguntar de una vez por todas a él pues Laini y Brenda les encantaba confundirlo, como cuando dijeron que Martín era su ex, esas niñas juntas le ganaban a satanás en maldad—. ¿Laini y tú son pareja?

Martín levantó ambas cejas con sorpresa y pensó que probablemente fue muy directo al preguntar. Nena llegó de nuevo con la pelotita en su boca y Martín se inclinó para levantarla en sus brazos. Ya todos estaban vestidos con sus trajes y el hecho que abrazara a su perrita con la obviedad que terminaría lleno de pelos le hizo darse cuenta que realmente le gustaban los perros.

—Somos...

—Ya es hora de irnos —anunció Jona entrando a la sala—. Recuerden que tenemos que llegar antes que la novia y Brenda acaba de decirme que ya van saliendo.

Matt se puso aún más nervioso.

—Estoy listo, muy listo. En un par de horas estaré casado con el amor de mi vida —guardó silencio y sonrió de lado—. Nunca imaginé que me casaría con aquella chica a la que le pedí que fuese mi novia por una mentira hace 5 años.

—¿5 años? —preguntaron todos los presentes que eran Kris, Martín, James, Jona y él.

—Sí, recién había cumplido los 18 años cuando le pedí que fuese mi novia y ahora acabo de cumplir 23. No llevamos 5 años de noviazgo pero sí amándonos que es lo que importa —contó con felicidad.

Era impresionante y por un segundo pensó en decirle algunas palabras felicitándolo pero después de todo molestarlo era mucho mejor. Ventajas que su novia fuese cuñada de Matt y uno de sus pasatiempos fuese molestarlo hasta agotar. Pero antes de poder decir algo Jona interrumpió.

—Dense prisa o no te casarás hoy, niño —le dijo a Matt empujándolo hacia la puerta.

James y Kris acompañaron a Matt hacia el auto pero Martín se quedó para entregarle a Nena. Abrazó a su perrita un poco triste por no poder llevarla a la boda, sabía que por Matt y Jeanne no había problema pero había otros invitados que probablemente serían alérgicos así que abrazándola la llevó hasta su cama en donde ella se acurrucó después de dar unas vueltas sobre el acolchado en forma de dona.

Tomó las llaves de su casa y el rodillo para quitar los pelos de su traje, una vez limpio se lo pasó a Martín que hizo lo mismo.

Ambos salieron y se dirigieron al auto de Martín pues era el más grande. Sabía que era común que los novios llegasen en limusinas pero Matt y Jeanne realmente quisieron algo sencillo. Ellos irían en ese auto y la futura esposa en el auto que Jona les había prestado, lo suficientemente grande para que cupieran Brenda, Jeanne, Laini, Ely, Mónica, Micah y Lissa.

Los demás miembros de las respectivas familias llegaron antes al lugar de la boda para recibir al juez y demás invitados, terminar los detalles pendientes y demás cosas.

En el camino conversó con Martín mientras escuchaba como en la parte de atrás Matt recitaba algunas palabras.

La boda iba a ser en el jardín del salón de eventos —en donde anteriormente Brenda le pidió que fuesen novios... aun no lo superaba por cierto— y más tarde la fiesta sería dentro. Él ya había visto la decoración exterior pues para calmar al novio pasó antes de regresar a su casa revisando que todo estuviese en orden. Había pocas sillas pero eso se debía a que era una boda privada, solo familia y amigos muy cercanos, en total contando al juez y los fotógrafos eran menos de 40 personas, desde luego que con la familia de Jeanne ya se ocupaba casi la mitad de los invitados.

El viaje al salón de eventos fue demasiado corto o eso le pareció. En unos minutos se encontraban caminando al interior del salón, verificando antes que la novia aun no llegara. Al parecer había tradiciones y ese tipo de cosas que él no encontraba sentido pero por ese día dejaría que Matt se saliese con la suya.

Sin proponérselo al entrar al salón parecía como si estuviesen escoltando a Matt pues él y Martín iban enfrente, el novio en medio y James, Jona y Kris detrás de él. Se dieron cuenta de ello cuando encontraron a los padres de Matt y le sonrieron.

—¿Podemos hablar con nuestro hijo o tenemos que pedir una orden de cateo? —preguntó el papá de Matt.

Rieron y abrieron paso dejando que hablara con sus padres. Se apartaron unos pasos de ellos y hablaron abrazando a su hijo.

—Esta boda no es religiosa ¿verdad? —preguntó Kris en voz baja.

—No, ninguno de los dos practica una religión así que es civil, con juez solamente —respondió James.

—Entonces ¿no hay un protocolo estricto que seguir?

—Los invitados ya están sentados en los lugares que les corresponden, lo bueno de estas bodas es que son como los novios quieran. Jeanne me explicó lo único que quería hacer —volvió a hablar James quien tenía experiencia en ello. Por su parte y al parecer también Martín y Kris no tenían idea realmente de lo que iba a hacer entrando al jardín así que todos escucharon con atención—. Nosotros tenemos que estar de pie del lado derecho y las chicas del lado izquierdo. De ahí no tenemos que hacer nada hasta que los novios y el juez lleven a cabo la ceremonia. Una vez casados vamos a esperar a que salgan los recién casados, vamos tras ellos y ¡empieza la fiesta! —terminó con ánimo.

—Estoy nervioso —se acercó Matt tronándose los dedos de las manos—. Mis padres ya fueron a tomar asiento con los invitados y dijeron que esperara la llamada de Brenda para avisar cuando llegue Jeanne. Estoy a unos minutos de casarme.

—Aun estás a tiempo de arrepentirte —comentó colocando una mano sobre el hombro de Matt.

—Cállate —exclamó molesto—. Esta es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, pero es normal que esté nervioso. ¿Tú no lo estarías si te casaras en este mismo momento?

—No, iría corriendo ahora mismo por mis papeles para casarme —respondió sonriendo—. Aunque no sé si tenga problemas por mi doble nacionalidad —terminó pensativo.

—¿Doble nacionalidad? —preguntó Martín.

—Sí, mi madre era Irlandesa y allá nací pero después de fallecer mi padre me trajo aquí y me nacionalizaron.

—Lo siento —dijo Martín apenado.

—No te preocupes, ya pasó...

—Sí, ya pasó, esta es mi boda y yo soy el protagonista por hoy.

—Sí, pero solo por hoy —se burló y ambos empezaron a darse de golpes con los brazos antes que Martín los interrumpiera.

—El celular de Brenda se descargó y acaba de llamarme Laini avisando que llegan en menos de 2 minutos.

De inmediato se pusieron en movimiento. Entraron al jardín primero que Matt y los invitados empezaron a aplaudir, se acomodaron donde James les había indicado anteriormente y el novio entró sonriendo.

Él desvió la vista para ver a los padres de Brenda aplaudir con emoción cerca de la entrada. Una vez que Matt estuvo en posición el padre de Jeanne habló presentando a las damas de la novia que entraron caminando lentamente y tomaron posición para dejar el espacio libre para la novia.

Jeanne apareció debajo del arco de flores que adornaban la entrada del jardín con una sonrisa nerviosa. Llevaba todo el cabello recogido peinado de lado con algunos rizos cayendo. El vestido era de color perla tal como Matt lo había dicho y llevaba un ramo de flores entre sus manos mientras se acercaba sonriendo cada vez más, con la felicidad reflejada en sus ojos.

Volteó a Matt antes de verlo agitando la cabeza con los ojos cristalinos. Esperaba que los fotógrafos hubiesen capturado el momento, podría considerarse romántico ¿no? Que un hombre llorase al ver a su novia caminando hacia él. Si no lo era seguro que para Jeanne sí.

Desvió la mirada para ver a Brenda que en cuando lo sintió volteó a verlo sonriéndole. Su corazón se agitó y para él ella era la mujer más hermosa en ese lugar. No podía creer lo afortunado que era de poder ser novio de esa chica. Suspiró y de nuevo se centró en los novios.

Jeanne ya había llegado junto a Matt y ambos se sonrieron antes de voltear hacia el juez. El hombre empezó a recitar sus palabras viendo a Jeanne y a Matt cuando correspondía.

Podía sentir la ansiedad de los presentes cuando el juez les dio el turno a los novios para empezar a recitar sus votos matrimoniales. La voz les tembló a ambos pero no por la duda sino por la emoción, ese cumulo de sentimientos que tenían y se transmitían frente a todos los testigos de su unión. Entonces cuando ellos terminaron de hablar el juez repitió esas palabras que tanto había escuchado en las películas.

—Por el poder que me confiere el estado los declaro marido y mujer. Puede be... —las palabras del juez fueron interrumpidas por los ansioso novios, ahora esposos, que se acercaron con rapidez para besarse.

Los invitados estallaron en aplausos que los novios parecieron ignorar pues seguían demostrando su amor. Algunas personas soltaron risas al verlos besarse tanto tiempo y más cuando Matt levantó a Jeanne en sus brazos provocándole un grito de felicidad y que tirase el ramo.

Ely empujó a Brenda para que levantase el ramo, su novia rodó los ojos antes de inclinarse y silbarle a Jeanne quien apenas logró atraparlo.

Los recién casados se dieron un beso antes que Matt la dejara en el suelo.

Después de eso caminaron por el paso entre los invitados lleno de flores quienes les arrojaron más pétalos de rosas blancas.

La sonrisa no cabía en los rostros de los novios y después se dio cuenta que tampoco en el suyo.

Era increíble esa capacidad que las personas cercanas a uno compartieran sus emociones a tal grado de sentirse igual de eufórico.

Los novios desaparecieron por las puertas del salón y los invitados y damas de honor los siguieron entre aplausos, risas y algunos con lágrimas en los ojos.

Él permaneció de pie hasta que el último invitado desapareció.

Segundos después Brenda apareció a su lado tomándolo de la mano.

—¿Piensas quedarte parado aquí o ir a la fiesta que está empezando allá dentro? —le preguntó su novia.

Él se inclinó y pegó su frente a la de ella. Se sentía aún emocionado por lo que sus ojos acababan de presenciar.

Una boda. Jamás había estado en una y esperaba que la próxima fuese la suya. Besó a Brenda y ella sonrió pero ambos se apartaron al escuchar la voz de un hombre que al parecer ambos habían olvidado.

—¿Acaso a ustedes también debo casarlos? —les preguntó el juez con una sonrisa—. Por mí no hay problema pero creo que los invitados ya se fueron.

—Así es mejor —dijo Brenda riendo—. Ahorita mismo voy por mis papeles.

El hombre sonrió e inclinando ligeramente la cabeza salió dejándolos solos en el jardín, lleno de sillas blancas, flores, lámparas de papel y una sensación llena de amor. Fue ahí donde ellos se hicieron una promesa silenciosa con un "muy pronto" saliendo de sus labios.

Los recién casados ya habían bailado, también partieron el pastel y se dijeron palabras los unos a los otros entre lágrimas y risas. Recibieron palabras de los invitados, abrazos y mucho amor.

Brenda se sentía increíble y le agradeció a su hermana por haberle pedido que no fuese su fotógrafa, seguro no habría disfrutado tanto de la boda de Jeanne y Matt de haberlo sido.

Estaba cansada de bailar, los pies le dolían por los tacones así que fue a sentarse en la mesa que compartía con Laini, Martín, Micah, Brandon y obviamente con su novio.

—¿Y Laini? —preguntó a Martín al ver que estaban todos menos su esposa.

De fondo escuchó los gritos de varias mujeres pero no les prestó importancia.

—Fue al baño...

—Ahí viene —señaló Julián riendo. Siguió el dedo de su novio y vio a Laini con una cara molesta, el cabello enredado con un broche que adornaba su cabeza y un bulto blanco en sus manos.

Su amiga se acercó a ella velozmente y le señaló a su cabeza con el ramo en una mano.

—¿Puedes acomodarme el cabello? —preguntó y ella se acercó para deshacer el nudo en su cabello pelirrojo—. Me calló esto en la cabeza y se enredó todo.

En la mesa varios soltaron carcajadas al ver lo que su amiga dejó sobre esta.

—Creo que tendremos una boda próximamente —se burló Brandon.

Laini volteó a verlo levantando una ceja mientras ella aún seguía acomodando los mechones del cabello de su amiga. En seguida volteó a ver a Julián frunciendo el ceño.

—¿Le pediste matrimonio a mí amiga sin mi permiso? —preguntó en tono mortal. En realidad podría haber asesinado a alguien con esa voz.

Su novio negó pero fue Micah quien respondió.

—No se refiere a Brenda. Sabes que eso es un ramo ¿verdad? —señaló Micah a lo que anteriormente Laini había dejado en la mesa.

Su amiga lo tomó y lo observó dándole un par de vueltas.

—Por supuesto que lo sé. ¡Me cayó en la cabeza! —renegó molesta.

—¿Y sabes lo que significa? —preguntó Julián.

—Que me despeinó —gruñó Laini agitando el ramo como si fuera algo detestable.

Acomodó el último mechón de cabello en su lugar y se apartó un poco para ver la reacción de su amiga cuando se enterara.

—Laini no lo sabe —respondió Martín con una sonrisa, a punto de soltar una carcajada, se le notaba en la forma disimulada en que sus hombros se sacudían.

—Amor mío —dijo atrayendo la vista de su amiga—. Hay un mito acerca de que quien atrape el ramo de la novia será la próxima a casarse —explicó y su amiga lanzó un suspiro cansado—. Y tú lo has atrapado.

Laini observó el ramo y su expresión cambió rápidamente, abrió los ojos y por primera vez puso una expresión de miedo arrojando el ramo en la mesa como si estuviera hecho de ácido. Se sacudió la mano frotándola en la tela de su vestido y lanzó una mala mirada a todos los que se reían en la mesa.

—Qué estúpido, no me voy a casar y si lo hago ustedes no estarán invitados —caminó molesta hasta sentarse en su silla cruzada de brazos.

—¿Ni siquiera a mí? —preguntó fingiendo estar ofendida. Su amiga negó—. ¡Pero soy tú esposa!

—Para ese entonces te pediré el divorcio —Laini sonrió de lado.

—Qué malvada y cruel eres —hizo un puchero inflando sus mejillas.

—Gracias, qué halago —dijo su amiga llevándose una mano al pecho.

Jeanne se acercó corriendo a ellas con una enorme sonrisa que no se le había borrado en ningún momento.

—¿Me ayudan a buscar el ramo? Es que nadie lo encuentra, creo que lo lancé muy fuerte —dijo agitada.

Ella señaló a la mesa y Jeanne abrió los ojos.

—¿Quién lo atrapó? ¿Tú? —su hermana volteó a verla con los ojos muy abiertos.

—No, fue Laini.

—¡Y no me voy a casar! —exclamó su amiga volteando hacia un lado para ignorarlas.

—Está bien, les diré que se rindan. Ya tenemos la próxima boda —se burló Jeanne—. Por cierto, chicas las ocuparé en unos minutos. Necesito que me ayuden a cambiarme de vestido porque Matt y yo tenemos que irnos.

Ella asintió y su hermana se acercó al grupo de mujeres que habían hecho bola para atrapar el ramo.

—Es cierto —habló Julián poniéndose de pie—. Necesitamos ir a meter las maletas al auto que se llevará Matt. Vamos Martín —movió la cabeza.

Martín se levantó y caminó pero tropezó con el pie que su amiga le había puesto. Él le lanzó una mirada y ella fingió observar a otro lado. Jamás cambiarían.

Después de Julián y Martín se marcharon, ella y Micah fueron a la habitación dentro de salón de fiesta para ayudar a Jeanne. Le quitaron los accesorios y el vestido, le ayudaron a ponerse uno más ligero, era de color blanco y le llegaba varios centímetros sobre la rodilla. Su cabello quedó suelto con ondulaciones por el peinado que llevó durante horas.

Jeanne les sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas al verlas a todas.

—Muchas gracias por todo —dijo aclarándose la garganta—. Son mis mejores amigas, mi familia y estoy feliz de tenerlas el día de hoy. No diré nada más porque me pondré a llorar.

Ella apretó sus labios pues también se sentía punto de llorar.

Su adorada hermana mayor se había casado y ahora se marcharía durante unas semanas a su luna de miel. A pesar que llevaban mucho tiempo sin vivir juntas la extrañaría demasiado.

La abrazó fuertemente y pronto Ely, Micah y Mónica se unieron a ellas.

—Suficiente —dijo riendo y apartándose de ellas—. Tenemos que dejar a la pareja irse para su ansiada luna de miel.

—Uy, seguro se extenderán más tiempo en su luna de miel —dijo Micah con tono coqueto—. Llevan mucho tiempo absteniéndose.

—Siempre terminan hablando así —dijo Jeanne cruzándose de brazos—. Mejor me voy que mi esposo me está esperando.

Rieron y salieron tras ella.

El salón ya había sido despejado dejando un pasillo amplio para que los novios pasaran por ahí.

Matt se acercó a Jeanne y la besó antes de tomar su mano y caminar en medio de todos los invitados. Los siguieron hasta fuera del salón en donde su auto los esperaba con las puertas abiertas.

Todos los presentes les aplaudieron, los felicitaron de nuevo y los recién casados saludaron una última vez antes de entrar al auto y marcharse.

Observó el auto amarillo desaparecer y suspiró.

Las despedidas siempre eran tristes pero en ese momento no podía sentir más que felicidad por haber compartido tantas emociones en ese día junto a toda su familia.

La mano de su novio acarició su hombro y volteó a verlo.

—Sabes que tenemos que limpiar todo el salón ¿verdad? —le preguntó y escuchó a varias personas quejarse.

Qué injusto era eso. Los recién casados se marchaban y ellos debían limpiar su desastre.

Sonrió y aplaudió empezando a dar órdenes a todo el mundo para que limpiasen rápido y poder ir a descansar.

Aunque probablemente ella haría el amor con su novio.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

¡Hola!

Sí, este es el capítulo final.

Espero que les haya gustado y perdonen la tardanza, sé que en sus países ya es otro día pero en mi ciudad aún no xD

No sé que más decir. Solo que aun falta el epílogo y que espero sigan aquí leyendo otras de mis novelas :D

Muchas gracias por todo.

*Se va antes de que su cora se ablande un poco*

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