James y yo nos arreglamos la ropa en silencio sin decir absolutamente nada. Tal vez porque ninguno de los dos se atrevía a decir palabra después de lo que había pasado, él tal vez por miedo a lo que yo pudiera decirle si sacaba el tema y yo por la vergüenza de lo que había hecho. Así que cuando terminé de maquillarme me atreví a hablarle aun así sin mirarle.
-Saldré yo primero.
Él no dijo nada. A veces, el silencio se comprende mejor que un millón de palabras.
Salí del cuarto de baño con la vista fija al suelo e intenté poner mi mejor sonrisa para cuando viera a Eric.
Más tarde terminamos de cenar en absoluto silencio. Al menos, yo. James sólo hablaba con Eric de negocios y yo me limité a comer el postre sin apartar la vista del plato. No podía mirar a James, no podía enfrentar su mirada y mucho menos la de Eric. Así que cuando nos despedimos y subimos al coche de regreso a casa, sabía perfectamente lo que se me venía encima.
-Has estado muy callada en el postre. ¿Estás enfadada porque los he invitado sin consultarte?
Sí, aún estaba molesta por eso. Pero la verdad es que ahora mismo ese era el menor de mis problemas.
-Sólo es que creo que algo me ha sentado mal en la cena. No me encuentro muy bien-mentí.
-¿Quieres que te lleve al médico?
-No, cuando lleguemos a casa me tomaré una tila y ya está. Se me pasará.
Él no dijo nada más y seguimos el resto del trayecto en silencio.
Pasaron los días y no me atreví a contarle a Eric lo sucedido con James. Había pasado varias noches en vela, mi conciencia torturándome porque le había engañado en cierto modo, y tenía que contárselo, pero no encontraba el valor suficiente para hacerlo. Durante el día tampoco conseguía concentrarme en mi trabajo, y más de una vez mi compañera me había llamado la atención porque estaba en la luna. Pasaba la mayor parte del tiempo pensando cómo se lo diría y cuando por fin me dispuse a contárselo, en el último momento me eché para atrás.
Así pasaron las semanas, hasta que un día no pude más y decidí contárselo a Sarah. Ella era mi mejor amiga, era la única que me entendería y podía ayudarme. Quedamos en su casa un día que su marido no estaba y se lo conté todo mientras ella me escuchaba en silencio.
-Y ahora la culpa me está comiendo por dentro porque no soy capaz de contárselo-expliqué.
-Entiendo. Pero, ¿quieres contárselo?
Buena pregunta. La verdad es que nunca había tenido intención de ocultárselo. Desde el primer momento decidí decirlo porque quería a Eric, él era una buena persona e iba a casarme con él. Se merecía saberlo.
-Sí.
-Pues díselo. Sé que es difícil, pero si no lo haces vivirás con eso dentro siempre, y no es sano.
-Ya lo sé, pero tengo miedo de su reacción.
-Sean cuales sean las consecuencias, ten presente que al menos tendrás la conciencia tranquila.
-Sí… tal vez Eric me eche a patadas cuando lo sepa, y aunque me dolerá sé que solo yo tengo la culpa y solo yo he de asumir las consecuencias de lo que he hecho.
Ella asintió.
-Cassie, ¿qué es lo que sientes por James?
Ahí está. La pregunta que estaba esperando.
-No lo sé. Sarah, no tienes ni idea de la gran confusión en la que me encuentro ahora mismo-suspiré-. Todo iba bien hasta que James volvió a aparecer en mi vida. Cuando estuve con él sentí cosas que no había sentido en años. Todo lo que vivimos y todo lo que sentí cuando estuvimos juntos cuando éramos dos adolescentes ha vuelto a vi en tan solo unos minutos. Y te puedo asegurar que el tiempo que estuve con él besándonos en el baño fueron los mejores minutos que he vivido en mucho tiempo.
-Cassie yo no soy quién para decirte lo que sientes y no pero… ¿no crees que todo esto puede tratarse simplemente de nostalgia por los buenos recuerdos? Quiero decir, es normal en ex parejas que se reencuentran después de mucho tiempo.
-Yo también lo he pensado. Pero no estoy segura de si es eso o es algo más. Solo sé que lo que siento cada vez que estoy con él es muy intenso. Es superior a mis fuerzas.
-¿Amas a James?
-No lo sé. Pero quiero a Eric.
-Pero, ¿les quieres de la misma manera?
-No. Eso sería imposible. Pero supongo que es algo que tengo que averiguar.
Sarah se quedó callada un momento y después dijo:
-Cassie, ¿eres consciente de que te vas a casar dentro de un mes?
-Lo sé Sarah. ¡Lo sé! No me pongas más nerviosa por favor. Ya bastante mal estoy ahora mismo con tener que lidiar con esto a pocas semanas de la boda.
-Está bien. Lo siento.
Esa misma tarde estuve pensando mucho en lo que hablé con Sarah y decidí contárselo a Eric de una vez por todas. No aguantaba más, tenía que decirlo porque iba a casarme dentro de tres semanas.
Estaba muy nerviosa pero tenía que hacerlo.
Así que cuando Eric entró por la puerta yo le esperé sentada en el sofá, en silencio.
-Hola cariño-Eric me dio un ligero beso en los labios.
-Hola-intenté sonreírle pero no fui capaz.
-Oye, ¿te apetece salir a cenar? Han abierto un nuevo restaurante que al parecer está muy bien. Me lo han recomendado.
Yo tragué saliva y le miré.
-Eric, tengo que decirte algo.
El tono con el que lo dije debió de asustarle porque su rostro alegre de pronto se volvió preocupado. Se sacó el abrigo y se sentó a mi lado en el sofá.
-¿Qué pasa?
Cogí aire y cambié de posición para encararle.
Vamos Cassie. Suéltaselo ya. Si no lo haces ahora no lo harás nunca. Y que sea lo que Dios quiera.
-Cassie, me estás asustando.
Tenía un nudo en la garganta y me costaba respirar.
-Está bien. Eric, el otro día en la fiesta…-le miré directamente a los ojos. No podía acobardarme, debía afrentar las consecuencias. Fueran buenas o malas-. Oh, por favor, perdóname…besé a James.
Eric abrió los ojos como platos de la sorpresa y se puso en pie rápidamente. Yo ahora sí aparté la mirada, esperando un grito suyo o lo que fuera que quisiera hacer. Pero nada ocurrió. Simplemente se quedó allí de pie, en silencio, mirándome.
-¿Qué? No me esperaba algo así de ti Cassie.
-Lo sé, y lo siento.
Durante unos minutos que me parecieron infinitos Eric estuvo dando vueltas por el salón sin decir ni una palabra, y lo único que hacía era tocarse el pelo con frustración, algo que acostumbraba a hacer cuando se sentía nervioso. Yo no soportaba más ese silencio, era insoportable.
Por Dios si quieres gritarme, insultarme o echarme hazlo, ¡pero hazlo de una vez!
Al fin paró de dar vueltas y volvió a mirarme. Sus ojos no reflejaban ira ni tristeza, no me transmitían ningún tipo de emoción.
-¿Cuándo sucedió?
-Cuando me ausenté en la cena para ir al baño.
-¿Sucedió algo más entre vosotros?
-No, sólo fue un beso.
Pero por Dios, menudo beso.
-Ya… por eso últimamente estabas tan extraña conmigo. Dime una cosa, ¿qué es lo que sientes por él?
¿Qué iba a decirle? Ni siquiera yo lo tenía claro.
-No lo sé… pero yo te quiero y de eso no debes tener ninguna duda-me esforcé para que mi voz sonara clara y decidida.
Él no dijo nada más. Se quedó mirándome durante un largo instante hasta que por fin dijo:
-Está bien, te perdono.
Fin del capítulo 5. Aquí vuelvo a dejar otro adelanto:
Él sonrió y me besó en los labios. Despacio y con mucho cariño, como si yo fuera a romperme en pedacitos. Me sentía más aliviada porque sus palabras eran sinceras,así que el compromiso seguía adelante.
El próximo capítulo se titula ´´Discusión´´ :))