Crónicas de Gaia: Libro Prime...

By DanteARL

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Sigue la historia de Cliff y compañía, una aventura fantástica situada en el mundo de Gaia, un lugar celosame... More

Crónicas de Gaia
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Crónicas de Desarrollo I
Capítulo 4
Crónicas de Desarrollo II
Capítulo 5
Crónicas de Inspiración I
Capítulo 6
Crónicas de Inspiración II
Capítulo 7
Crónicas de Inspiración III
Capítulo 8
Ciencia y artilugios de Ingeniería Elemental I
Ciencia y artilugios de Ingeniería Elemental II
Capítulo 10
Capítulo 11
Estrellas de Metal I
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Crónicas de Gaia: Libro Primero ¡Publicado en Amazon!

Capítulo 9

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By DanteARL

Capítulo 9

Un par de años antes de la guerra de los elementos, donde aun en Figria reinaban en paz y la armonía, los grandes sacerdotes, paladines y magos blancos de gran sabiduría y poder de las artes del encantamiento y la taumaturgia, no tenían duda en ostentar con orgullo ante los otros pueblos su predominante control sobre la tierra por la que pisaban, eran terrafomadores por naturaleza heredados en gloria y majestad por su Titánico llamado Sismos Terragón, cuya información que los habitantes de Figria poseían sobre el origen de su poder era casi tan nula como la de los otros pueblos, el origen de su especie se reducía meramente a Gaia Novus, la diosa ausente, creadora de los Titánicos y protectora del planeta, los sacerdotes creen con gran convicción que ella duerme profundamente en el centro de Gaia, recuperándose aún de la creación del planeta, y otras historias oscuras, mas antiguas que la vida de los primeros hombres, y totalmente rechazadas por las creencias, que los humanos no tenían poder alguno sobre los elementos y contaban en idiomas casi inentendibles por su falta de lenguaje que hubo un quinto Titánico, uno que nadie vio, uno que nadie noto, no hay pueblo que lo adore, no hay control bajo el elemento que lo representaba, era el Titánico Kaitmio Wendigo, el controlador de la vida y la muerte, el juez de las almas, el cosechador de animas y el creador de la vida física en Gaia.

Este quinto titán, sintió amor por una de sus criaturas, una súcubo sin nombre conocido, creada a su imagen y semejanza para poder gobernar el inframundo, donde tomaban cada alma, la limpiaban de todo recuerdo y las liberaban de todo pecado para poder ser reutilizada en otro ser vivo. En secreto tuvieron un hijo, Faier Wendigo, y Kaitmio, su padre, entre asustado y sorprendido por su capacidad de dar vida a un ser sin usar su control de las almas, oculto el nacimiento de los ojos de Gaia para siempre.

Por otro lado, Gaia no permitió este amor, ya que esos conocimientos no podían ser compartidos al súcubo que el mismo creó. Si que ella misma, llevo a los cinco titanes a la quinta luna de Gaia, Ánima, y frente a todos cosecho el alma de su amor eterno, y le demostró que los Titánicos no tienen permitido otro amor que no sea por ella y su planeta. Kaitmio en un arrebato de furia y odio, destruyó la quinta luna, que le daba la fuerza para poder crear a otro ser vivo, e inicio una batalla interminable para vengar la muerte de su amor, no podía perdonar a Gaia Novus, ni a sus hermanos titánicos que vieron ese cruel espectáculo sin chistar. Kaitmio cosechó las almas de sus hermanos una por una, y cada hermano le dio el control de su elemento antes de morir, los titanes le rogaban e imploraban su perdón, y que una vez cumplido su cometido, volviera a amar a Gaia, pero él no quería eso, no quería amar la tierra que el mismo ayudo a crear, el odiaba todo lo que fue creado bajo los servicios de una diosa injusta, odiaba a Gaia Novus.

Gaia, viendo la gran fuerza y "cruel e insensata" convicción de su hijo Kaitmio, usando su enorme poder, derrotó al titánico de las almas creando así el sol.

Más allá de eso no pudieron saber los sabios magos blancos, que con sus ojos azules y pelo blanco característico de su raza, no se preocupaban ni invertían su preciado tiempo viendo el pasado, y con puño firme pensaban en un glorioso futuro lleno de paz y justicia.

Pero había otro grupo mas en Figria, los magos negros, los hechiceros de las sombras de la tierra magna. Se les llamaba magos negros por que eran el pueblo, eran los trabajadores, eran la hoz que araba sus campos, eran la pica y la pala que colapsaba montañas con su control de la tierra y los constructores que transformaban los llanos en grandes pueblos majestuosos de piedra, hierro y bronce, todo material que les entregaba la tierra que los titánicos construyeron hace millones de años, lo controlaban a su antojo, siempre al servicio de los majestuosos magos blancos, los nobles magos blancos, "Los malditos arrogantes, orgullosos y llenos de soberbia".

Estos pensamientos venían de lo más profundo de Figria, un hombre llamado Víktor Kluttón, hijo de trabajadores de minería en extrema pobreza, donde él siendo solo un niño veía como llegaban ebrios sus padres desahogando su falta de recursos en su hijo, culpándolo por nacer y hacerlos vivir en ese estado, llegando a golpearlo brutalmente. Llegó a contar los 42 golpes que le propinaron sus padres en su noche mas violenta, él vivía en el pueblo más grande de los magos negros, Kitho, fundado por el primer mago negro, Óskar Jack, que en aquellos días vivía en el reino de los magos blancos lleno de lujos y comodidades que su pueblo no poseía. Viktor se vio en la obligación de matar a sus propios padres y escapar de su hogar, o mejor dicho su pesadilla. Los paladines que investigaron tal cruento asesinato incluso pensaron que el hijo de esa pareja estaba mezclado entre la sangre y las viseras que quedaron derramadas en la sala de estar.

Así Viktor se deshumanizó y desde entonces no hizo otra cosa que buscar culpables; se obsesionó con dar la vuelta a la historia y se transformo en un monstruo lleno de odio incapaz de experimentar la empatía. Si que así, vivió en las calles a costa del trabajo pesado representando la alegoría de la pobreza junto a su pueblo. Dos años antes de la guerra de los elementos, inicio su primera revuelta, uniendo a los mineros y los campesinos en una batalla campal contra los magos blancos, uso las debilidades de su pueblo, sus necesidades y sus sueños para poder cumplir su cometido, destruir el reino de los magos blancos e implementar lo que llamaba el socialismo de la NovoTerra.

Pero la historia no terminaba ahí, lograr que los magos negros tomaran el poder les costó muchas vidas, pero que eran un sacrificio necesario para Viktor, en la primera revuelta murieron familias enteras, los paladines defendían su reino de magos blancos muy bien, y la resistencia se vio desbalijada cuando el mismo Óskar Jack junto a legiones de paladines destruyeron Kitho dejándola en nada mas que cenizas.

Víktor confiaba en que los magos blancos no harían semejante cosa, pues los magos negros eran su mano de obra, y por lo tanto un "mal necesario", pero confiarse de esa manera le costó miles de vidas y lo enfureció de manera increíble. A duras penas sobrevivió a esa catástrofe creada por seres de luz, y se escondió en el bosque oscuro de Figria junto a un grupo de sobrevivientes, sus más leales guerreros.

Desde el bosque que poseía arboles tan negros como el carbón y hojas oscuras como la noche, se podía ver a lo lejos la luz de sus mansiones, y el brillo de sus reinos. Su suerte mejoro cuando uno de los sobrevivientes, un hombre de edad avanzada que perdió sus brazos en la hecatombe de luz intentando salvar a su hijo, ayudo a construir el gran castillo de Figria en su juventud, y tenia información crucial para poder entrar por las cloacas del reino sin que los arrogantes magos blancos lo notaran. Pero esa información no la uso, y pasaron meses sin que los magos blancos escucharan del revolucionario Víktor, pero siempre vivió ahí, en el bajo mundo, los pueblos que pululaban cerca de las grandes ciudadelas lo amaban y deseaban que el los gobernara. Cortaban las cabezas cuando los paladines oían su nombre, que era la razón de su condena y sus últimas palabras, cortaban sus lenguas, pero se tatuaban el nombre en sus cuerpos, ponían lazos al cuello de los que se atrevían a nombrarlo, pero los verdugos también eran magos negros que cortaban las cadenas de los inocentes y devolvían la libertad de los condenados al caer la noche.

Luego los magos blancos con toda su arrogancia llevaron la desgracia al mundo iniciando la guerra de los elementos. Su soberbia le exigía a los otros pueblos del fuego, el aire y el agua que los dejaran terminar el trabajo del Titánico Sismos Terragón, pero se negaron por años hasta que los magos blancos decidieron tomar esas tierras por la fuerza incluso con el peso de la guerra civil en sus puertas, para Víktor la guerra de los elementos fue cuando la puerta de los magos blancos quedo entre abierta, en todo ese tiempo inactivo pudo reunir a la gente suficiente para poder tomar el poder del reino, y derrocar la oligarquía de los magos blancos entrando por las cloacas del castillo.

Después de la invasión revolucionaria bajo la bandera de la cruz punteada, los sacerdotes, los paladines, y los magos blancos vivieron bajo el yugo de la NovoTerra, dejando a los Figris lejos del conflicto por meses, demostrándole a su pueblo de magos negros que los magos blancos son el linaje inferior de su raza, iniciando el holocausto blanco. Los sacerdotes se transformaron en los acólitos de Viktor, y los paladines blancos ahora son grises, mezclando su poder de magia blanca con la negra. Eso fue para los más poderosos, los que su vida importaba mas sin importar su color, pero el pueblo de magos blancos, la burguesía, fueron tratados como basura y los condenaron a muerte uno por uno.

En una de las mansiones tras las murallas del reino, vivía Neo Artabán, un niño de diez años, inteligente y sagaz que estudiaba la magia blanca y los hechizos de luz junto a sus padres que poseían ricas posiciones en la alta burguesía, dueños de la gran biblioteca donde Neo pasaba la mayoría de sus días aprendiendo de Gaia, hasta que un día los magos negros irrumpieron en su hogar aplastando a sus padres con sus hechizos de tortura, y condenándolos a muerte sin anuncio alguno. El niño corría por las calles viendo como su pueblo era asesinado, usando sus habilidades para alejar a sus captores hasta las cloacas, su túnica blanca tejida por su propia madre estaba manchada de excrementos y orina, le pesaba demasiado como para correr, y se las quitó quedando en ropas menores, pero el pelo blanco y los ojos azules que identificaban a los magos blancos lo acusaban adonde estuviera, pudo ver el cuerpo de un mago negro, tomo su daga y cortando las túnicas pudo hacer unos ropajes que le permitiera pasar desapercibido entre los invasores negros.

Escapó hacia el bosque oscuro, en el que antaño era una arboleda de hermosos colores y noble fauna, pero una historia contaba que la batalla contra las tinieblas hace miles de años se desarrollo ahí. No podía evitar recordarla, a pesar de estar en esa situación, pero la historia de Lord Faier Wendigo, el hijo de Kaitmio le causaba tanta intriga como la de su propio ser, era consciente de los peligros del bosque oscuro, pero sabia que lo que podía encontrar ahí era su única salvación, el hijo del controlador de las almas, las historias de terror que contaban sus criadas decían que vivía en aquel bosque oscuro, y estaba corriendo hacia el desesperadamente. Pasaron los días, los meses, y aprendió a sobrevivir en el oscuro bosque. Conocía los mapas, sabia donde ir, sabia donde quedaban los pueblos, pero había una guerra ahí afuera, los magos negros tomaron el poder, y la NovoTerra no daba lugar a un mago blanco como el.

Busco en todo el bosque y no encontró nada mas que soledad y desamparo, se dio cuenta con tristeza de que el hijo de Kaitmio no estaba ahí, y en su lugar vivían enormes arañas, serpientes, lobos huargo y bestias que no había visto ninguno de los documentos que leyó. Con mucho cuidado iba al pueblo mas cercano a buscar comida y agua, con los años pudo armar una suerte de choza con los troncos de madera y hojas secas, todo para vivir tranquilamente a pesar de los peligros de la espesura. Pudo escuchar entre el gentío como Viktor ganaba y perdía batallas en la guerra de los elementos, haciendo como si los magos blancos nunca hubiesen existido. A medida que pasaba el tiempo se alejaba más de la sociedad y se adentraba en el bosque dejando de lado el resultado del destino de los magos negros en la guerra.

Neo nunca tuvo rencor alguno contra ellos, extrañaba a sus padres, si, pero en el fondo, sus padres sabían que algo como eso podía pasar inevitablemente y lo prepararon para ello entrenándolo día y noche para defenderse y sobrevivir en toda condición posible, cuando los magos negros mataron a sus padres frente a sus ojos, simplemente fue el interruptor que lo impulsaba a aplicar lo aprendido.

Neo Artabán vivió dieciocho años en el bosque, sin mas compañía que bestias salvajes, a medida que crecía se fue adentrando cada vez mas en el bosque, que terminaba allá en los Montes de Torrogar, una vez ahí, encontró una misteriosa cueva, afuera de ella había un esqueleto humano que Neo al verlo calculo que pudo haber estado ahí hace cientos de años, y que estaba en una posición casi de advertencia al potencial peligro de ese agujero de mala muerte, pero los días que costó llegar a ese destino le demandaban un techo con que protegerse de la tormenta que se avecinaba.

Con todo tipo de herramientas en su poder, una barba descuidada en su cara y un montón de confianza en sus habilidades como si fueran su sexto sentido, golpeó fuertemente el suelo con su puño y con la vibraciones sintió bajo tierra muchas piedras llamadas lummus, usadas para iluminar eternamente los hogares de Figria, y también sintió la cueva y su basta pero prudente extensión.

Cuando decidió avanzar, pudo ver que el cráneo que yacía en el suelo tenia cinco agujeros, como si una enorme mano hubiese entremetido sus dedos en él, quebrándolo como un huevo de gallina.

–Tiene residuos de magia negra– dijo en voz alta, que sonaba ya como la de un hombre maduro y fornido. Con los años su cuerpo se fue adaptando a sus necesidades de sobrevivencia esculpiéndose atléticamente, erguido y lleno de energía. Cuando entró a la cueva sintió un escalofrió, las luces de lummus guiaban la ruta y la sangre seca había teñido la cueva.

–Bueno, no se podía pedir más– dijo apreciando la extravagante cueva.

Pero sentía que debía explorarla aún más, como si algo dentro de ella lo atrajese, un sentimiento de compañía, un sentimiento de bienvenida. Caminando por ese agujero con dificultad para avanzar, donde la piedra era puntiaguda y nunca fue pulida para el paso del ser humano.

Nunca pensó lo que vería al final de la cueva, esta llegaba a un gran risco subterráneo de piedra tan oscura como la noche, cuando golpeó el suelo no vio esa zona, por lo que supuso que estaba protegido por algún tipo de magia ilusoria, así cualquier Figris con sus habilidades de control de tierra solo pensaran que solo era alguna cueva de algún animal peligroso.

No pudo evitar notar que desde que entró en la cueva vino detectando residuos de magia negra muy poco perceptible para los magos normales, pero de alguna manera, no tenía nada que perder entrando ahí.

Desde el risco escaló a una roca enorme, y desde la altura pudo ver a simple vista que daba a un pozo sin fondo, gracias a la piedra lummus iluminando la caverna, una gran distancia mas allá pudo ver una especie de templo en ruinas.

Neo se posó de pie sobre la gran piedra y alzando sus dos manos esta comenzó a vibrar suavemente, luego realizo un violento movimiento hacia atrás y esta salió despegada del suelo a una velocidad increíble con un estridente crujido destructivo que lo llevo hacia el templo, y cuando iba sobrevolando llegó a otras conclusiones fugaces, "el templo estaba protegido contra los Figris, ya sea magos blancos o negros, y eso quiere decir que..."

La punta del templo comenzó a brillar con un fulgor purpura y la enorme campana comenzó a sonar estridentemente.

¡TON! ¡TON! ¡TON!

Todo sucedió lentamente cuando el primer campanazo estaba oscilando hacia el segundo, la roca que lo estaba cargando explotó por un escudo que Neo no alcanzó a ver, el estallido lo dio vuelta de espaldas hacia el foso, y cuando miró la superficie superior de la caverna vió que un mar de flechas imbuidas en el mismo fulgor que cubría la campana caían sobre el, Neo no pudo evitar gritar del susto, pero instintivamente hizo un movimiento horizontal con sus manos haciendo chistar los dedos, intentó usar el polvo y piedra de la roca destruida para protegerse, pero se dio cuenta de que la piedra no podía pasar por el escudo que la destruyó, y empezó a caer, pero las flechas descendían mas rápido que él, si que estas se clavaron una a otra en su cuerpo incluso atravesándolo, pero no sintió daño alguno, seguía descendiendo, la caída era fenomenal, los flechazos no le dolían, "¿Una ilusión?" se preguntaba asustado. Pudo ponerse en una posición mas privilegiada mientras caía mirando al precipicio que estaba frente a él, comenzó a hacer movimientos horizontales con sus manos para que una columna de piedra saliera del precipicio con su habilidad de control de la tierra, de manera que pudiera sostenerse, la columna casi se quebró cuando cayó violentamente sobre ella, pero no cedió de milagro, y cuando el agotador esfuerzo de salvarse ya casi lo dejaba sin aliento pudo al fin sostenerse en una explanada que sobresalía del precipicio, dándole un breve descanso.

Hizo otro movimiento, exhausto, y logró que la explanada comenzara a subir verticalmente hacia la superficie entre piedras donde estaba el templo en ruinas, que aun emitía estridentes campanazos alarmantes, y una vez ahí pudo por fin ver el templo en ruinas, que por los arañazos en las paredes de ladrillo negro, una numerosa cantidad de esqueletos humanos harapientos en el suelo y los múltiples símbolos de protección dibujados con sangre, dilucidaban que antaño fue un campo de batalla. Por un momento Neo pensó que el templo fue construido por obreros de magia negra, y los símbolos de protección selladas por los magos blancos, pero algunos detalles le indicaban que no era así, que podría ser mucho mas antiguo que la era de los hombres, para Neo, ese lugar le atraía demasiado la atención, quería saber lo que sucedió ahí, su curiosidad innata no tenia límites.

En el gran próstilo de entrada al templo, que tenia tres de las cuatro columnas delante del pórtico con puertas de piedra rotas y dañadas por violentos arañazos con residuos de magia oscura y sangre seca, Neo apreció con celeridad el interior del templo, donde cada muralla, cada columna, cada escombro le indicaban mas detalles sobre lo sucedido.

Habían libros en el suelo, en uno de ellos estaba escrito una especie de bitácora, pertenecía a un Mago Negro llamado Valtorius Artabán.

– ¿¡Artabán!? – dijo Neo en voz alta, estaba sorprendido, un mago negro con su apellido estaba plasmado en esa bitácora, de inmediato comenzó a beber su contenido:

"Día 23: Estoy sorprendido de como pasan los días, he decidido documentar este proceso a pesar de que este totalmente prohibido, hoy, el día 32 en el mes del Gorrión del año 1125, hemos logrado controlar al demonio Faier, y nosotros, la cofradía de los... <<El documento estaba Ilegible por una mancha de sangre>>... hemos decidido que el demonio debe ser encerrado en un objeto inanimado y protegido por todos los medios posibles, lo mas difícil, es que las protecciones duren lo suficiente como para asegurar la sobrevivencia de Gaia".

Neo estaba sorprendido, si un familiar cercano estaba confabulado con este evento, es probable que su familia también esté involucrada, y más aún, es posible que sea un mago negro.

"Día 24: Lord Faier escapó, el demonio pone resistencia a los hechizos y es muy poderoso, hoy murieron dos miembros de la cofradía, lamentamos sus muertes y les doy mis condolencias, la batalla es muy agotadora, ya que el proceso para poder suprimir a un demonio tan poderoso como el hijo de Kaitmio no es algo que se haga de un día para otro, este es el duodécimo cuarto día, y han habido tanto conversaciones frente a frente con el ente maligno como enfrentamientos con resultados devastadores, pero la cofradía cree en la solución a este gran problema, el demonio presenta un serio problema, su sed de venganza no tiene límites, y ese sentimiento tan profundo llega a transformarse en el alimento se su gran poder, un mensajero nos informó esta mañana que los Dracones de Fragua nos vendrán a ayudar."

"¿Los Dracones?" pensó Neo, "¿Que tiene que ver los Dracones?" preocupado por el mal estado del documento, prosiguió:

"Día 32: No e escrito la bitácora en mucho tiempo, perdí un brazo y un ojo en el ultimo encuentro, hoy hay 3 de las 4 lunas llenas, cuando Kaitmio destruyó la luna que le daba el poder, hizo que la energía del demonio se canalice muy lentamente, es eso, o es por que el tótem y la Oniria de Kaitmio en el templo del Averno ha sido destruido y logramos que el demonio fuera encapsulado en...>>El texto se volvía ilegible<<...y los Dracones pudieron...>>Parte de la hoja fue desgarrada<<.

Neo estaba atónito, y sobre las dos hojas del libro estaba escrito con sangre:

"PERDONAME HIJO"

Habían leyendas, cuentos, que decían que el destino del hijo de Kaitmio pudo haber terminado en el bosque oscuro, y paso toda su niñez esperando encontrarse con el algún día pensando que en el fondo Lord Faier era un ser divino mucho mas bondadoso, pero esa bitácora no le hacia juicio alguno.

Lo mas probable que ese evento haya sucedido al menos unos trescientos años atrás, calculando la toma de fechas que se usaban los primeros hombres, lo que indicaba que los Dracones de Fragua hayan estado ahí en un periodo del ritual, y yendo aun mas lejos, las teorías del protagonista del libro dicen que destruyeron la Oniria de Kaitmio, que es un objeto de gran poder que dejaron todos los Titánicos tras su muerte.

Un templo y una Oniria por cada titán, lo que significa que este es el templo del Averno, las cenizas de los titanes están en esta estructura milenaria y también en este lugar estaría el demonio encerrado en cualquiera de los objetos que tiene alrededor, era casi imposible imaginar el poder de los magos que lucharon para encerrar al demonio.

Los campanazos del templo se detuvieron, dejando la ruidosa pieza de metal estática.

>>Bienvenido<< dijo una voz de ultratumba en su cabeza.

Neo se sobresalto, se puso en posición de defensa mirando a su alrededor y girando hacia su espalda.

-¡Quien eres!- gritó Neo.

>>Como te atreves a venir aquí mago bastardo<< dijo el ente maligno ignorando a Neo>>no tienes idea de lo que te espera.<<

-Lord Faier- dijo Neo.

>>Loooooord Faaaaaieeeer<< dijo el demonio >>tantos años que no escuchaba mi nombre en la voz de otra persona...<<

–Muéstrate, te lo exijo– dijo el mago con un tono soberbio.

>> ¿Me lo exiges?... Pobre criatura, ¿ni siquiera eres consciente del porque sigues vivo?...Déjame mostrarte<<

De pronto sus ojos se pusieron blancos y su cuerpo se paralizo, y en una visión borrosa pudo ver como los magos pusieron las trampas de magia y los hechizos protectores, y los probaban con todo tipo de objetos y animales salvajes, todas las trampas eran letales, el escudo que destruyó la piedra en la que venia desollaba la piel y las flechas atravesaban el cuerpo de los invasores ya casi inerte. La visión se detuvo violentamente y Neo no pudo evitar ponerse de rodillas en el suelo.

– ¿Porque? – dijo respirando y escupiendo con asco.

>>Porque tu me vas a liberar Neo Artabán, eres la llave que me sacara de esta prisión<<

– ¿Que te hace pensar eso? – dijo Neo temerosamente, el poder del ente maligno era increíble, y mas increíble aun es que ya sabia su nombre.

>>Artabán... me acuerdo de ese apellido de mala muerte, es uno de los malditos magos negros que vino a encerrarme, me pareció increíble la facilidad que tuve para poseer su cuerpo, pero resistió mucho una vez que yo consumía su espíritu...<<

– ¿¡De que hablas demonio!? – Dijo el mago.

>>Hablo de que tú eres su puto descendiente Neo Artabán, y no te imaginas lo fácil que me a sido poder controlar tu cuerpo. <<

En el fondo de la sala, bajo la gran campana, un fulgor púrpura iluminaba un podio donde había un enorme libro sellado con un metal verdoso, dos enormes gemas del mismo color del fulgor en la tapa del objeto y eran brillantes como los ojos de un demonio.

El libro se agitaba violentamente y saltaba de tanto en tanto y desde sus hojas salpicaba sangre fresca a todos lados, el libro se alzó y las dos gemas quedaron mirando al mago que yacía paralizado en medio del gran templo del Averno.

>>Ábrelo y tendrás la respuesta a todas tus preguntas<<

Neo no pudo contestar, empezó a caminar lentamente al libro como si hubiera caído en una especie de hipnosis. Trato de librarse pero la energía lo superaba.

>>Tu alma me pertenece desde el momento en que entraste, Neo Artabán, mi cuerpo físico fue destruido por estúpidos arrogantes como tú, pero mi poder va más allá de eso. Oh, si...puedo ver todos tus recuerdos, toda tu miserable vida, no tienes ninguna misión en tu vida, no perteneces a ningún pueblo... No eres mas que un frasco vacío, un frasco que yo llenare con todo el poder de las almas que e cosechado, las almas de los impíos y de los injustos, las almas de los bastardos que reinan este mundo<<

Neo se acercó al podio donde estaba el libro, y este dejo de agitarse y se poso lentamente esperando su liberación, pudo darse cuenta de que los hechizos aplicados para encerrarlo eran complejos artificios de magia gris. Pero para su desgracia, eran simples y antiguos encantamientos de protección. Colocó la mano sobre la cerradura, el metal vibró un poco, emitió un siseante sonido metálico y la cerradura se quebró.

Rápidamente el libro se abrió de par en par y las hojas comenzaron a agitarse salpicando de sangre a Neo, pudo sentir su cuerpo volver en si, y retrocedió unos pasos lejos del podio tremendamente espantado. No pudo ver nada de lo que estaba escrito en el libro más que extraños símbolos antiguos, se comenzaron a escuchar voces de hombres gritando y pidiendo ayuda desesperadamente, las almas, que eran uniformes trazos de energía azul, salían despedidas hacia todas direcciones atravesando los objetos físicos.

–SOOOY LIBREEEEEEE– dijo una sombra negra con un maligno fulgor purpura que salía del libro con forma humanoide, una energía tan negativa que Neo nunca creyó que pudiera existir. Estaba aterrado.

– ¿Deseas este gran poder, Neo? – dijo la sombra ofreciéndole una de sus garras en símbolo de bienvenida. – Idiota mal nacido, por supuesto que ni siquiera sabes lo que quieres, ni siquiera sabes distinguir el bien del mal en tu vida sin sentido. –

Neo se sentía insignificante, ¿era verdad todo lo que decía el demonio?, pensaba en "Todos esos largos años de soledad que..."

–Terminaron– dijo Lord Faier concluyendo la oración de sus pensamientos.

La sombra maligna de Lord Faier se alzó como una enorme bestia oscura sobre Neo y entró en su cuerpo con el grito desgarrador de las almas que había cosechado, los únicos testigos del inicio del fin. Una vez la posesión se completó, Neo esbozó una sonrisa maligna y comenzó a reír.

Continuará...

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