Llevo horas sentado frente a ti sin poder cansarme de tus ideas. He perdido mi corazón, pero creo que no lo necesito de vuelta teniendo tus latidos en mi habitación. Empecé a sentir cuando mi pecho se vació por completo, tus lágrimas arrasaron con todo lo que había ahí dentro y choqué contra mis propios miedos convirtiéndome en alguien realmente libre.
Ahora soy efímero, como tú.
Pero no llego a doler tanto como tú lo haces, sólo tu cuerpo sabe aferrarse a las costillas de alguien haciéndolo gritar de miedo.
Mis manos ya no buscan las estrellas en medio de la noche, ahora solo buscan algo a lo que sostenerse mientas te veo sonreír.
Ya no soy solo una cabeza atada al caos de vivir entre las emociones de miles de corazones ardientes.
Solo necesito caos, te necesito a ti.