Ataraxia.

2.

He escalado las montañas de tus ojos para poder verte reír, me he manchado las manos con tus huracanes pero jamás llegué a encontrar la calma que nos consumía cuando besabas mi mandíbula. Y haces que todo de vueltas hasta verme ahogado en la lluvia que tocaba tu piel aquella noche, no hay manera de que me olvide de tus suspiros cuando el agua llega a mis pulmones y nadie es capaz de salvarme de mis propios gritos.
Después de ti sólo hay folios en blanco y libros llenos de poesías sobre lo bonita que eres cuando cantas tus miedos al aire, después de mi sólo estás tú.

Hablas con miedo a perder la cabeza entre tus propias palabras, abriendo mi pecho hasta arañarme el corazón. No sé a que hora llegaré hasta tus manos para que dejes de dolerme, tampoco sé que tengo que decir para poder hacer lo correcto con tus miedos, porque estoy cansado de solo sentir la ausencia de tu alma acariciándome las costillas.
Me vuelvo efímero cuando dices mi nombre y desaparezco entre la niebla de las calles hasta fundirme con mis propios sueños.
Intento salvarme entre tus besos pero me quedo sin aliento a medida que nos acercamos, me veo reflejado en tus ojos y esta vez si puedo sentir el miedo en cada palabra que se atora en mi garganta.
Antes de ti sólo había vacío.