Lo más bonito de ti ©

By Ambar_Ross

52.3K 5.4K 975

Ignacia y Maia se conocieron en la universidad y se hicieron inmediatamente inseparables. Maia ha tenido una... More

Lo más bonito de ti | Booktrailer
Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37

Capítulo 20

1.2K 160 50
By Ambar_Ross


Mientras voy camino a casa sobre mi vespa, cuento los días que han pasado desde que Thomas ha llegado a nuestras vidas, y la conclusión es que solo han sido un par de semanas desde que mi vida se ha vuelto un completo desastre. He vivido estos días tan intensamente que siento que todo ha transcurrido en meses.

Estaciono mi vespa detrás del auto de Thomas, el insecto se quedó en casa pero no sabe lo que le espera si le sacó la más mínima lágrima a mi amiga. Miro hacia la casa al bajarme, no hay ninguna luz prendida, quizás se han reconciliado y yo estoy apunto de entrar a casa para arruinarlo todo. No sé porque mi madre me llamó Ignacia en vez de Desastre.

Me quito el casco mientras me acerco lentamente a la puerta principal, siento mi cuerpo temblar de puro nervio. Busco las llaves en mi bolso y cuando las encuentro las hago sonar exageradamente para que me escuchen y se separen si es que están en la sala haciendo a saber qué cosas. Abro la puerta de un portazo y la luz se enciende sola, me espanto.

— ¡SORPRESA! — oigo a gente gritar.

Me refriego los ojos sin importarme mucho que la máscara de pestañas se me corra. Veo a todos mis conocidos darme la bienvenida con tanta felicidad que me contagio, busco con la mirada entre la gente a mi amiga para preguntarle que está sucediendo pero me ella encuentra primero y se abalanza contra mi.

— ¿Qué es esto? — pregunto.

— Tu fiesta de cumpleaños, coneja — dice con alegría.

— Pero si mi cumpleaños es el miércoles.

— Lo sé, pero has estado tan distraída que quise darte una sorpresa ¿no te gusta? — hace un puchero.

Miro a mí alrededor y mi atención se detiene en el marco de la puerta de la cocina. Mis ojos se pierden en su sonrisa y en la marca que se dibuja en sus mejillas al hacerlo, mi corazón se acelera y le maldigo un millón veces por fijarse en él.

Thomas levanta un vaso de plástico azul que sostiene con su mano y me lo enseña mientras dice en voz baja "salud". Suspiro bajo al darme cuenta que no se han peleado, este es mi castigo por alegrarme aunque sea un poco, siento como el peso de la tristeza cae sobre mis hombros.

— Gracias, Maia — le intento regalar mi mejor sonrisa de agradecimiento.

— Me parece que no te ha gustado mucho la sorpresa — creo que me he vuelto muy mala para fingir últimamente — ¿Estas bien?

Asiento apretando los labios.

— No te creo.

— No he tenido un buen día, solo quiero encerrarme en mi habitación.

— Entiendo — acaricia mi mejilla para darme un poco de tranquilidad —, puedes hacerlo, no me enojaré si te vas.

— Gracias.

— Pero antes debes saludar a tus invitados, por favor — me pide e intenta poner esa mirada de gato con botas.

— Bueno — pongo los ojos en blanco y esbozo una sonrisa.

Me alejo de mi amiga y comienzo a caminar entre la gente para saludarles a todos, tantos conocidos y solo sigo teniendo a Maia como la única amiga de verdad, me gustaría que Ian estuviese aquí para que también me dé un poquito de animo. Está será la primera vez que celebro mi cumpleaños sin él desde que le conozco.

Y sin quererlo me quedo un rato más con las personas que por alguna razón han querido ser parte de mi vida y están aquí para darme un buen recuerdo de mi cumpleaños numero veintitrés; compañeros de clases en la universidad, personas que trabajan conmigo en la fundación y algunos que he ayudado también. Dejo que me cuenten sus anécdotas y me hagan reír, de pronto he olvidado del porque estuve triste cuando llegué a casa.

Sin embargo, mi buen humor se esfuma cuando veo el primer acercamiento de la noche entre Maia y Thomas, él le recibe con esa sonrisa que tanto he querido reservarla para mí y le besa como si todos los que estamos a su alrededor no estuviéramos. Ella se aleja unos milímetros y sonríe sobre su boca; se aman y yo como una egoísta he querido que esto acabe porque me duele y a causa de que él no me pertenece.

Creo que esto ha sido suficiente, me acerco a la mesa más cercana para robar una botella de vodka y llevármela a escondidas a mi cuarto, hay tanto alcohol que no creo que se den cuenta si falta una botella. Subo las escaleras rápidamente y corro hasta mi habitación aguantándome las lágrimas, enciendo la luz con temor pero cuando veo mi cama vacía doy las gracias porque nadie se la haya tomado para tener sexo en ella.

Antes de apropiarme de mi cama, enciendo la lámpara que esta en mi velador y apago la luz del interruptor, así no me quedo a oscuras totalmente, me siento en mi lecho y me apoyo contra la pared.

Le quito la tapa a la botella y le doy un buen sorbo, al comienzo no siento el sabor pero luego de que se desliza por mis papilas gustativas me entran las ganas de querer vomitar, me las aguanto, no obstante rechazo la idea de seguir bebiendo un poco más.

No puedo permitir destruirme otra vez por culpa de un hombre.

Le pongo la tapa y me abrazo a la botella, me siento como una alcohólica al pensar que ella es mi única compañía en estos momentos y me dejo vencer por la tristeza que tenía sobre mis hombros, así que las lágrimas no tardan en hacer su aparición.

Eric, Ian y Thomas.

Los odio por hacer una parte de mi tan triste. Les odio porque uno aparece con los malditos fantasmas del pasado, al otro por abandonarme cuando más le he necesitado y al último le odio por robarse mi corazón cuando se bajó de su auto con esa estúpida sonrisa.

La puerta de mi habitación se abre lentamente, me sobresalto y escondo la botella debajo de mi cama y me seco las lágrimas rápidamente. Cuando veo su cabeza y esa estúpida sonrisa otra vez, mi corazón casi se sale de su lugar, él entra sin permiso, cierra la puerta tras él y le pone seguro.

— ¿Te has equivocado de habitación o la están usando? — pregunto.

Él sonríe y se sienta en los pies de mi cama.

— La están usando y pensaba equivocarme con intensión — confiesa — quería saber porque te fuiste — fija sus ojos ocre en mí.

— No creo que te interese — me cruzo de brazos.

— Si no me interesara no estaría aquí — se acerca un poco hacia mí quedando cerca de mis rodillas —. Te seré sincero — toma aire —, de verdad me importa lo que pasa contigo.

— Te importa porque de seguro mi padre te paga para eso.

— No.

— Entonces no lo entiendo, me has odiado desde el primer día y ahora vienes a decirme que te importo ¿Qué estas jugando? — le reprocho.

— No juego nada, pecas.

— Aún no olvido cuando me dijiste que yo no existo para ti — siento una puntada en el pecho —, que nunca en la vida podríamos llevarnos bien o que me mantuviera alejada de ti, que no te importaba conocerme y ni mucho menos hablar conmigo — me duele recordar todas las cosas feas que me ha dicho —. Sabes... — tomo aire — me gustaría tener la suerte de Maia.

— Tienes mejor suerte que ella.

— No, Thomas.

Me gustaría que tú corazón me perteneciera...

— Por un momento me gustaría estar en sus zapatos.

— ¿Para qué? — busca la respuesta en mi ojos y creo que da con ella. Acorta un poco más la distancia que hay entre nosotros, apoya su mano sobre mi rodilla, provocándome escalofríos —. Créeme has tenido mejor suerte que ella.

— No lo entiendes — me miro las manos.

— Lo entiendo perfectamente — retira la mano de mi rodilla y la apoya en mi rostro para hacer que le mire —. No puedo decirte...

— Dilo — le ruego sin apartar mis ojos de los suyos.

— No si le haré daño a ella...

— Juro quedarme en silencio — prometo desesperada.

Sus ojos vagan por los míos y por fin puedo ver algo que me he estado negando hace tiempo y que mi madre tenía razón; solo me hace falta escucharle decir con su voz. Él abre la boca para hablar pero la vuelve a cerrar rápidamente, quita sus manos de mi rostro pero no se aleja, inclusive se acerca un poco más hasta mí.

— T-te quiero — titubea.

Veo mi reflejo en su mirada llena de brillo y siento que por un lapsus de segundo he sido la mujer más feliz de este mundo. Cómo es posible que dos palabras cambien mi vida para siempre.

— Este te quiero es lo único que voy a cuidar para siempre — le toco el pecho, allí donde va su corazón. Que al sentirlo palpitar tan fuerte, mi alma se llena de felicidad otra vez—. Ahora debes irte, Maia no merece nada de esto — le digo con el dolor de mi corazón. 

— Pero...

— Vete, Tommy — me paro de la cama, me acerco a la puerta, le quito el seguro y la abro —. Vete, antes que cometamos el peor error de nuestras vidas.

Él no dice palabra alguna porque sabe que tengo razón, se levanta de la cama y camina hasta donde estoy parada, me mira por última vez a los ojos para luego darme un beso en la frente y marcharse, dejándome totalmente paralizada y viendo estrellas en mi habitación.

Continue Reading

You'll Also Like

300K 20.3K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
1.6M 114K 83
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
197K 17.8K 34
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...
3.7M 160K 132
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...