Capítulo 28

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La casa de mis padres se encuentra muy apartada de la cuidad. Ellos siempre quisieron una casa enorme en sitio rural, para criar a todos los hijos que deseaban tener, sin embargo, por cosas de la vida solo pudieron tenerme a mí.

Cuando llegamos a casa después de tener una tarde relajante — por cierto, la necesitaba — a eso de las ocho ningún invitado llegaba aun. Además mi madre nos hizo entrar por la puerta trasera con los ojos vendados para que no viéramos nada de lo que tenia preparado, así que a Maia y a mi nos obliga a estar encerradas en mi antigua habitación para que nos arreglemos, ella nos enviaría a alguien para que nos deje salir al momento de que comience la fiesta.

Me acerco a mi antiguo tocador y me siento en la pequeña silla que hay en frente del espejo, compruebo mi peinado si tiene algún pelo rebelde fuera de lugar y vuelvo a retocar un poco el maquillaje de mis labios.

— Escuché a tu madre decir que Thomas vendría — veo su reflejo a través del espejo. Ella está sentada sobre mi cama con mirada perdida en lo que sea que este pasando afuera de estas cuatro paredes.

— ¿Si? — finjo desinterés.

— ¿Por qué le ha invitado? Se supone que ustedes no son amigos — gira la mirada hacia mí, me mira directamente a los ojos através del espejo — ¿De qué me he estado perdiendo?

Al escuchar su pregunta, como si mi mente fuera parte de una escena de películas se me viene a la mente las imágenes de anoche, de ese beso que me obligó a traicionarle.

— De nada — quito la mirada —. Supongo que mi madre le ha invitado porque trabaja para mi padre.

— Tú padre te ha vendido a Eric — afirma.

Trago saliva, agradezco que mi madre no hablase demás mientras me decía lo de Thomas.

— Últimamente te has convertido en una chismosa.

— Ya no me cuentas nada.

— No quiero que cargues con mis problemas.

— Coneja — mi amiga se levanta de la cama, camina hacia donde estoy y se pone de rodillas para mirarme a la cara — ¿Y tú siempre podrás cargar con los míos? ¿Es que acaso nunca piensas en ti? Te conozco tan bien que sé que lo que te ha hecho tu padre te ha dolido en demasía, no puedes fingir todo el tiempo que te encuentras de maravilla.

« Estás semanas te he visto encerrada en tu mundo, no dejas entrar a nadie y te estoy odiando por eso — me toma de las manos —. Te amo, coneja y quiero ayudarte a que superes cualquier cosa que te pase, tus ojos no brillan, ya no andas con esa sonrisa grabada en la cara y me preocupa que algo grave este pasando contigo.

Se me seca la garganta y los ojos se me llenan de lágrimas, quiero llorar hasta quedarme seca. Por ella, Thomas, Eric y por sobre todo mi padre. Sé que le dije a mi madre que podría manejar a Eric pero todo esto me asusta de sobremanera, debe a ver pasado algo muy feo para que mi padre me haya "vendido" con mi ex, con la misma persona que me hizo tanto daño y lucharon ante todo para sacarme del hoyo en el que estaba metida, sería muy estúpido levantarme con todas sus fuerzas para después dejarme caer de esta forma al abismo.

— Estoy asustada — reconozco.

— Lo sé.

— Pero está noche juro que dejaré todos mis problemas fuera de esta casa y me preocuparé en solo disfrutar de esta fiesta como Dios manda — me suelto de su agarre, tomo un pedazo de papel higiénico para limpiarme la humedad de los ojos con pequeño toques y así no afectar el maquillaje.

Lo más bonito de ti ©Where stories live. Discover now