Narra ____(T/N).
Corrí velozmente por el pasillo y la escuela en general, no tenía un plan absoluto, ni siquiera me preocupaba que dirección tomar, simplemente quería huir de ese lugar lo más rápido posible. Un montón de ideas zarandeo mi cabeza, casi como buscando una buena excusa para justificar a Jimin por ello, pero no, no había algo lógico para probar aquello. Ni siquiera podía llorar, había sido todo tan repentino que no me daba el tiempo para ello.
No me detuve hasta que en la salida tropecé con una baldosa de cemento que sobresalía, muy bien ___(T/N), tan importuna con siempre. Me levanté a duras penas del suelo y pude ver tanto las palmas de las manos como las rodillas raspadas y cubiertas de tierra con pequeñas piedritas, la caída no había sido de golpe contra el suelo, pero si de manera que arrastrase la piel contra el cemento y por tanto ahora estaba sangrando, era un golpe similar a cuando uno se caía de la bicicleta.
Pero no le di importancia y aceleré el paso otra vez, ignorando la irritación que sentía cada vez que doblaba las rodillas para dar pasos. Ahora no corría, pero no por ello dejé de andar.
Luego de un rato llegué al centro de Seul y eso significaba lo lejos que me encontraba de mi casa, intenté seguir por mi misma, pero esto sólo provocó que me alejara más de mi destino, dejándome sola vagando en la noche.
Las heridas palpitaban más que antes, los pies me dolían y el frío golpeaba en mi cara, sólo eso mantenía a raya la sensación de dolor que sentía en el pecho, al recordar la triste escena que había presenciado poco antes.
Ya agotada y sin saber dónde me encontraba, decidí sentarme en un callejón, que tapaba por completo la luz del alumbrado público, dejándome a oscuras, supuse que allí estaría fuera de peligro y me acomodé en una esquina, sin sentir el menor escrúpulo por los contenedores de basuras que se encontraban al final del callejón.
Había pasado la idea de llamar a mi madre hace mucho rato, sabía que si le decía que me había perdido no tardaría en enviar un compañero de trabajo o alguien en mi búsqueda, pero, yo, como siempre incompetente, había olvidado mi mochila en la escuela, con ello, mi celular y el pequeño mapa que llevaba siempre y con el cual me guiaba, puesto que a pesar de que llevaba más de un mes viviendo en Corea, aún no tenía idea de cómo orientarme. Mi madre no se percataría de mi ausencia, puesto que ella casi nunca llegaba a dormir a casa en la semana y probablemente hoy no sería una excepción.
Me entretuve un rato tarareando canciones para evitar pensar en la imagen de Jimin y Hye, que no podía salir de mi cabeza, pero como ya había dicho antes, la situación lograba distraerme, probablemente si hubiese llegado a casa ahora estaría llorando y eso no sería mejor que mi posición actual. No pasó mucho hasta que empezó a vencerme el sueño y con ello empecé a cabecear mientras mis párpados se volvían pesados y me obligaban a cerrar los ojos, decidí que mañana por la mañana buscaría algún policía o encargado público que pudiera orientarme a la escuela para retirar mis cosas. Intenté mantenerme despierta unos momentos más sabiendo el peligro que imponía no mantenerme alerta, pero aquello ya se me hacía imposible. Entonces caí dormida.
No se cuanto tiempo transcurrió desde que había decidido cerrar los ojos. Sólo me desperté al sentir una helada mano en mi frente, entonces di un sobresalto y casi por arte de magia me puse de pie, cosa que hizo volver el dolor a mis raspadas rodillas. No pude evitar ahogar un quejido de sorpresa al ver quién era.
—¿Qué haces aquí y a esta hora?
—Nada... ¿Y tú Yoongi? —pregunté.
En el último de los casos quería dar pena. "Estoy aquí porque salí corriendo despues de ver a quien se supone que me quería besando alguien más y como siempre soy torpe olvidé mi bolso en la sala" ¿No suena bien verdad? Prefería quedarme aquí el resto de la noche que decir la verdad a Yoongi, la cual por cierto era verdaderamente penosa.
—Sólo camino —dijo encogiéndose de hombros y luego miró mis rodillas— ¿Qué te pasó?
—Me caí —respondí seca.
—¿Y por qué no vas a tu casa?
No pude evitar hacer una mueca ante aquella pregunta. Yoongi por su parte soltó una leve risa.
—¿Te perdiste? —preguntó alzando una ceja.
—No es que me perdí —respondí cabizbaja— Bueno sí. Pero no es necesariamente por eso. Dejé mis llaves en la escuela.
—Ven conmigo —dijo con una amabilidad que logró extrañarme.
No protesté cuando jaló del brazo para arrastrarme fuera del callejón, después de todo no tenía otro lugar al que ir.
Mientras caminábamos pude comenzar a relacionar las calles y recordé que era el mismo vecindario de Yoongi, el cual antes había visitado y no pasó mucho hasta que llegamos a su casa.
Las luces estaban apagadas y él se preocupó de no hacer ruido al abrir la puerta, por lo que pude suponer que era bastante tarde y todos se hallaban durmiendo.
—¿Estás seguro que puedo quedarme? —susurré mientras cruzaba el umbral de la puerta y Yoongi la cerraba a mis espaldas—. Tu madre no sabe.
—Ella no hace problemas por eso —se encogió de hombros—. Apúrate, tengo sueño.
Hice caso y aceleré el paso hasta llegar a su habitación, que se encontraba en el mismo estado que antes.
No sabía donde dormiría pero decidí callar y esperar sentada en la orilla de la cama hasta que Yoongi dijiese algo. Él se dirigió al clóset y sacó unas frazadas con las cuales improvisó una cama en el sofá. Hice ademán de levantarme para ir al sillón, pero Yoongi me lago una mirada de reproche que me dió a entender que debía quedarme allí.
Entró a la puerta que parecía ser un baño y luego de un rato salió con un pequeño botiquín en las manos.
—Te curaré —dijo él.
Sólo entonces volví a recordar mis heridas, las cuales ya estaban secas por la sangre y tierra que tenían.
Yoongi se arrodilló frente a mí y procedió a limpiarme la piel con cuidado absoluto, casi como temiendo dañarme. Me pareció que se veía adorable, era realmente lindo cuando se lo proponía, aún cuando intentaba ocultar esa dulce parte suya.
—Ahora pondré alcohol, dolerá un poco —pronunció Yoongi luego de un rato.
Yo sólo asentí. La verdad ni siquiera estaba pendiente de aquello, el dolor se me había pasado hace rato y ya no estaba el ambiente de peligro de antes, por lo que ahora me había quedado en sola en mi mente, vulnerable a cualquier idea y pensamiento. Y así era, lo único que pasaba por mi mente esos momentos era Jimin y Hye, recordando el claro momento que me había destrozado por completo. Tal vez fue mi culpa, después de todo fui yo la que volvió ciegamente a intentar algo con él, sabiendo en el fondo que algo como esto podría ocurrir. No tenía nada especial, no era tan bonita, delgada o atractiva como Hye, estaba a un nivel totalmente debajo de ella, de esta forma, era normal que Jimin se aburriera de mí.
En mi garganta se formó un nudo y los ojos me comenzaron a arder, debí reprimir las ganar de llorar o echar un quejido, aunque no pude mantenerlo por bastante tiempo, ya que sin tener un control absoluto las lágrimas cayeron por si solas. Yoongi me miró entre desconcertado y preocupado.
—¿Te he hecho daño? —preguntó refiriéndose al algodón con alcohol que aún sostenía.
Me apresuré en negar y pasarme las mangas de la chaqueta por los ojos, para esconder mi rostro. Yoongi se levantó, sentándose junto a mí en la orilla de la cama. Pude sentir su desconcierto ante la situación, pero decidí no decir nada por el momento, bueno, realmente entre lágrimas no había mucho que pudiese decir.
Sentí la tiesa mano de Yoongi rodeando mi espalda a modo de abrazo ¿Estaba intentando apoyarme de alguna forma? Aquello me alivió mucho más de lo que podría creer, me transmitió una extraña sensación de calma y aunque Yoongi solía mantener una temperatura bajo mil grados, esta vez se sentía muy cálido.
Luego de un rato las lágrimas comenzaron a cesar y pude volver a tomar la compostura.
—Gracias —logré musitar.
Él mantuvo el silencio, casi como si se sintiera avergonzado de lo que había hecho, entonces al mirarlo pude ver su rostro enrojecido.
Yoongi, al darse cuenta que lo observaba se alejó rápidamente de mí, dándome la espalda.
—Iré a cambiarme, te prestaré algo de mi mamá —bramó él—. Acuéstate y no pienses que te dejaré la cama.
Luego de eso salió dando un portazo.
No sé si eran las fuertes emociones que me habían dado de golpe el día de hoy, pero sentí una inusual conexión con Yoongi, seguramente lo de Jimin me había afectado más de lo que pensé, pero tal vez, sólo tal vez, parecía importarle a Yoongi.