Gracias por leer, que tengan bonito día :)
— ¿Qué quieres pedir? — me preguntó una vez que estábamos en el café.
— Quiero un caramel machiatto. — le sonreí— Caliente.
— Dulce. — hizo una mueca— Un caramel machiatto caliente, un americano y seis magdalenas.
— ¿Seis? — era demasiado, las magdalenas de ese lugar eran enormes— Con ese tamaño me comeré una.
— Lo sé, pero yo como bastante.
— ¿Bastante? Eres todo un comilón. — la muchacha de la caja rió, mientras le entregaba el cambio a Hoseok.
— Tu novio es grande, necesita estar alimentado. — interfirió ella, bromeando, ambos nos miramos en el momento en que ella menciono esa maldita palabra que nos ha llevado a varias discusiones anteriormente.
— N-no es mi... — él me abrazó por los hombros haciendo que me callara, ¿quién lo entiende?
Nos sentamos en una mesa bastante alejada, en el último piso del café, que estaba junto a la ventana y se podía ver la ciudad desde arriba, era una vista realmente hermosa, eso sin nombrar al hombre que tenía en frente mirándome con una enorme sonrisa, me sentía feliz, me sentía completa, era un día increíble.
— ¿En qué piensas?
— Esta es la mejor cita de mi vida.
— ¿En serio? — preguntó sorprendido— ¿Pasé la prueba?
— Con un excelente puntaje.
— Estoy impresionado. — bromeó— En realidad no, soy genial.
— Presumido. — dije dándole un mordisco a mi magdalena tamaño familiar.
— Pero me quieres.
— Y mucho. — reí al ver como sus cachetes se movían tiernamente mientras masticaba— Te vas a atragantar, no comas tan rápido.
— Estoy comiendo bien.
— ¿Cómo puede gustarte el café tan amargo?
— ¿Cómo puede gustarte esa cosa tan dulce?
— Supongo que somos diferentes. — reí.
— Tú eres dulce, como un caramel machiatto y yo soy amargo como un americano.
— Tú eres dulce.
— No lo soy.
— No lo quieres admitir, pero lo eres. — él rió, sus cachetes casi llegaban a juntarse con sus ojos, estaba feliz y se le notaba.
— ¿Hay algo en especial que quieras hacer después? — preguntó él, mirándome a los ojos.
— Quisiera ir al parque de diversiones. — él abrió los ojos como platos— Pero viendo que con esta lluvia no podremos, supongo que te dejaré elegir. ¿Qué haces cuando llueve demasiado para divertirte?
— No mucho, me la paso todo el día en la cama viendo series. — se encogió de hombros.
— Yo también, me encanta.
— ¿Estás insinuando algo?
— ¿Eh?
— ¿Quieres ir a ver series en mi cama el resto de la tarde? — preguntó levantando las cejas con una sonrisa divertida.
— ¿Por qué siempre piensas esas cosas?
— ¿Qué cosas? Sólo preguntaba.
— N-no quiero ir.
— ¿Estás segura?
— Bueno si voy, pero no es para lo que tú crees.
— ¿Qué crees que creo?
— Ya sabes... Eso... No va a pasar. — él estalló en carcajadas.
— Eres una malpensada, no voy a hacer nada. — levantó sus manos fingiendo inocencia.
***
Estar entre sus fuertes brazos era la mejor forma de terminar ese maravilloso día, y él lo sabía, sabía que no había nada que me gustara más que sus abrazos, estaba perdida en las pequeñas atenciones que él le estaba dando a mi cuerpo, recorrió toda mi cara suavemente, dejando pequeños besos por esta, y luego bajó sus besos a mi cuello, imitando sus movimientos anteriores, yo me removí incómoda en cuanto él se colocó encima de mí, sin parar lo que estaba haciendo. No me sentía extraña, me gustaba todo esto, el problema era que no estaba lista y me sentía nerviosa de sólo pensar en hacerlo mal. Sabía que él no haría nada que yo no quisiera, y sabia también que el pararía si se lo pidiera, así que decidí darle un poco de atención también. Rodeé su cuello con mis brazos, acercándolo más a mí y besándolo con ternura, pero el correspondió con desesperación, pegando sus labios a los míos con ganas, no dudé en seguirle el ritmo, él soltó un gruñido en medio del beso y yo sonreí.
— _____, no sigas. — pidió cuando bajé mis besos a su cuello, él apretó los ojos como si intentara contenerse.
— ¿Por qué? — lo provoqué mordiendo suavemente la piel de su cuello, él gimió.
— Porque no voy a poder detenerme y... — gimió cuando volví a morderlo— No quiero presionarte.
— Lo siento. — me disculpé cuando me aparte de él, dejándolo con ganas de más, y aunque él no lo supiera no era el único que estaba así. El regresó a su lugar, echándose boca arriba y respirando con dificultad. Su enorme y trabajado pecho subía y bajaba rápidamente, estaba agitado y me excitaba verlo así. Bajé mi mirada a sus pantalones, me sentí una pervertida por fijar mi mirada en el gran bulto que se escondía tras ellos, me sonrojé ante mis pensamientos y regresé mi mirada a su cara, sus ojos aun se encontraban cerrados, me encantaría saber que estaba pensando en ese momento. Sus labios hinchados lo hacían ver más sexy de lo normal, si es que eso era posible. — ¿Estás enojado conmigo?
— No lo estoy, _____.
— ¿Estás seguro?
— Estoy seguro. Te dije que no iba a presionarte y no lo haré.
— Ternurita. — dije apretando sus mejillas y él rió, colocándome sobre su pecho y encendiendo el televisor para disponernos a ver algo.
— ¿Puedo hacerte una pregunta personal?
— Claro, dime.
— ¿Cuantos novios has tenido?
— ¿Por qué la pregunta? — cuestioné con algo de sorpresa.
— No lo sé, curiosidad.
— Sólo uno.
— ¿Y por qué terminaron?
— ¿Esto es un interrogatorio?
— Dime.
— El se mudó muy lejos de aquí, y decidimos que no era bueno tener una relación a larga distancia a pesar de que lo intentamos.
— ¿Aun lo quieres?
— No lo sé.
— Si o no, _____.
— Si.
— ¿Por qué?
— No sé, Hoseok, sólo lo quiero.
— Tiene que haber una razón.
— El fue especial, fue mi primero novio, mi primer beso y... — me callé, no le iba a contar que fue casi el comienzo de mi vida sexual que nunca experimenté.
— Ya entendí, no me lo aclares. — aunque él había entendido todo mal, no me molesté en aclarárselo, no quería que pensara que era una inexperta en el tema, aunque en verdad lo fuera.
— Lo sé. — él se dio vuelta, apoyándose sensualmente en uno de sus codos, quedando de costado.
— Escúchame bien, no sé que lo hace tan especial pero haré que te olvides de él. — me miró con sus ojos tan oscuros que daban miedo— Voy a intentar... No, voy a hacerlo mejor que él. Te haré feliz, _____.
— Ya lo haces, Hoseok.
— No. No me estás entendiendo.
— Explícame.
— Voy a cambiar, yo... Voy a arreglar mi vida, seré una mejor persona para ti. No será fácil, llevará tiempo, pero lo haré.
—Sabes que no te pediría que cambies, sólo quiero lo mejor para ti.
—Lo sé, y yo quiero lo mejor para ti, pero no soy yo.
—No sigas con eso.
—______, sé que eres demasiado para mí, no soy idiota, pero creo que soy un egoísta porque aun sabiéndolo te quiero a mi lado.
—Hoseok...
—Te necesito, de verdad te necesito.
—Yo también te necesito, no quiero que te vayas de mi lado.
—Me tienes, _____.— sonrió mostrándome sus hermosos y blanquísimos dientes, yo lo abracé más fuerte y estuvimos así hasta caer dormidos.