-Oh, dios...-me relamo los labios y cierro los ojos.- Me encanta.
Disfruto el momento, estoy llegando al séptimo cielo.
Harry me mira con una sonrisa.
-Me comería 4 de estas.
Él ríe, me ha hecho tan feliz encargando una tarta de queso con dulce de leche. ¡Las de Starbucks me encantan! Me la como más feliz que una perdiz. Cada bocado es más placentero que el anterior, sonaré un poco exagerada pero, quien diga que esta tarta no es un milagro, miente. Mientras que Harry todavía se come su primer trozo, yo ya voy por la mitad del segundo. Pobrecito, parezco un cochino comiendo en su pocilga.
-Me has hecho tan feliz.- le acaricio la cara.- Voy a parar porque no quiero ganar 5 kilos esta mañana. Termino de beberme el café y espero que él termine. Pero mi felicidad acaba pronto cuando me da un pinchazo en la parte baja del estómago.
-¿Te encuentras bien?- me pregunta preocupado cuando ve que me contraigo y me agarro fuertemente a la mesa.
-Dios, que intenso.- consigo decir cuando el dolor cesa. ¡Ding Dong! Mi prima ha llegado.- Sí, cariño, pero tengo malas noticias.
Me mira confundido. No tiene ni idea de que le hablo. Me acerco hasta él y me siento sobre su regazo. Le beso y digo:
-Me va a venir la regla.- me toco los pechos y efectivamente, me duelen un poquito.
-¿Por qué te aprietas las tetas?- dice riendo.
-Cuando me va a venir la regla me duelen y tengo los pezones super sensibles.
-Cada día se aprende algo nuevo.
-Ajam, ya sabes algo nuevo de mi vagina y tetillas. Te toca contarme algo de tu pito.
Se echa a reír, se descojona con lo que le digo.
-Lo único que tienes que saber de él es que le encanta cuando te miro. Y se pone muy contento cuando lo hago.- me besa y yo gustosa lo acepto.
Ahora soy yo quien me río.
-Espero que a tu pito no le pase lo mismo con otras o será lamentablemente sacrificado.
-Eso nunca, cariño.
El timbre suena, me levanto de su regazo y sale a abrir la puerta. Lo miro embobada mientras se aleja. Menudo cuerpazo tiene mí chico. Me cierro la bata de un golpe cuando oigo esas voces.
¡Los niños! Camino hacia la entrada, la familia al completo, Natsumi agarra un bebé en brazos. O sea que no tenemos que cuidar de dos, si no dos y un bebé incluido.
-Chritina, cariño, creo que no conoces al pequeño Joshira.
Me acerco y miro al pequeño, es monísimo, morenito y con mucho pelo. Está dormido así que decido no hablarle balleno o se despertará.
-Elliot, Lena, portaros bien, por favor.
-Sí, papá.- dicen los dos a unisono.
-Llevan todo lo necesario en los macutos, aquí tienes las mochilas de colegio, los libros están allí, por eso no tienes que preocuparte. La ropa está en los macutos, los juguetes aquí.- Saca una enorme mochila de plástico transparente repleta de juguetes.
-Elliot lleva el inhalador en el bolsillo pequeño de su mochila, también lleva su jarabe por si le da tos. Con las comidas no te compliques mucho, comen de todo.- dice la madre.
-Si hay algún problema llámame, no perdáis la paciencia muy pronto.
-Lo intentaremos.
Kyle y Nats se despiden de sus hijos con millones de besos, le repiten miles de veces que se porten bien y no armen ningún caos. Agarro al bebé mientras Harry lleva el cuco a su habitación. Madre mía, la que se nos viene encima. Yo con la regla, 3 niños. ¡Nos vamos a volver locos! Pensando en mí estado emocional cuando estoy con la regla, más bien, ¡Lo vamos a volver loco!
-Trae a Josh. - ¿eing?- Al bebé.- afirma cuando ve mi confusión. Josh, Joshira. No es tan difícil, Christina.
Le paso el bebé y él lo mete en la cuna, arropándolo. Ay, que mono. Me encantaría verlo como padre. Bajamos y nos encontramos a los niños tirados en el sofá viendo los dibujos en la gran pantalla del salón.
-Los zapatos, por favor.- pide Harry, los niños automáticamente se los quitan. -¿A qué hora tengo que llevaros mañana al colegio?
-A las 8, tito.- dice la niña.
-Tienes que llevarme a fútbol esta tarde, a las 5.
Vaya, hemos pasado de vivir en paz y tranquilidad a tener una familia al completo en 1 hora. Veo como Harry empieza a estresarse, pasar de un extremo al otro no es fácil. Lo sigo hasta la cocina. Se sienta en el taburete y bebe agua.
-Tranquilo, si nos organizamos no creo que sea tan difícil. Yo puedo quedarme con el bebé y Lena mientras tu llevas a Elliot a fútbol. Nos levantaremos los dos una hora y media antes mañana, prepararemos el desayuno y los vestiremos. Mientras tu los llevas, yo me encargaré de Josh.
Asiente, le beso.
Cuando llega la hora de comer, hacemos pollo con verduras y arroz. Sano y rico para unos niños. Antes le doy un biberón al pequeño y le quito los gases. Se queda frito sorprendentemente rápido. Lo acuesto en el cuco y bajo a comer. Nos sentamos todos en la mesa.
-¿Vosotros bendecís la mesa o algo?- pregunta Harry, su pregunta me hace gracia y me río tapándome la boca.
-¿El qué?-pregunta Lena, todavía es pequeña y no entiende lo que es bendecir la mesa, así que Harry omite ese paso y pasamos directamente a comer.
Más tarde, ponemos a los niños a dormir la siesta en el sofá antes de que Harry tenga que llevar al niño. Harry y yo nos sentamos en la mesa que hay en la terraza. Vuelvo a comerme un trocito de tarta, como él no quiere, le preparo un café y se lo llevo a la mesa. Charlamos y disfrutamos de la calma hasta que Elliot aparece por la puerta con toda la equipación puesta.
-Tito, son las 4:30.
Se levanta de la silla y entra con el niño, yo también entro a echarle un vistazo al bebé. Sigue durmiendo, pero vaya pestazo le sale del pañal. Saco de su mochila una especia de cambiador portátil de plástico y lo coloco sobre la cama. Agarro al bebé con cuidado de que no despierte y lo acuesto sobre el cambiador. Le desabrocho el body y le bajo los leotardos. Harry aparece por la puerta, me da un beso y me dice que volverá en un rato. Desabrocho el pañal y entrecierro los ojos. No quiero ver esto. Menuda cagada ha echado el angelito, verde y churretosa. Le limpio con cien mil toallitas y le lleno el pompis de polvos de talco. Las cacas de bebés son mortíferas.
Cantando victoria, vuelvo a colocarlo en el cuco y salgo al salón. Lena se ha despertado y me espera sentada en el sofá.
-¿Te apetece merendar?
Ella asiente, se levanta y me sigue hasta la cocina.
-¿Qué te apetece?- pregunto enseñándole lo que hay en la nevera.
-Eso.- cuando veo lo que señala maldigo para mis adentros, mí tarta.
La saco y corto un trozo. Le echo un churretazo de nata y lo pongo frente a ella.
-Hm, ¡qué rica!- dice cuando prueba el primer bocado.
-¿A que sí? Es mí preferida.- me siento frente a ella y espero a que coma.
Se lo termina todo, le ha faltado lamer el plato. ¡Si es que mí tarta, no falla!
Me pide que la acompañe, cuando llegamos a la habitación, coge una mochila y de ella saca varias muñecas.
-¿Jugamos?
¡Oh, qué recuerdos! Cuando yo era una niña jugaba con mis Barbies, les hacía casas con cosas que pillaba en casa, cuando pedía Pizza utilizaba la cosa que ponen para que no se aplaste como mesita. Pero a ella no le hace falta, tiene una casa-mansión para sus propias Barbies.
-Esta es Bella. Y esta es tuya, se llama Stassie.- agarro la muñeca.
Ella se inventa una conversación, alguna de las cosas que dice no tienen ningún sentido, pero es una niña pequeña, así que me invento una que otra cosa y lo pasamos pipa. Nos vamos en nuestro coche rosita de compras, vamos al cine y a cenar. Hacemos fiesta de pijamas y nos contamos miles de secretos. De repente, Harry aparece por la puerta y sonríe al vernos a las dos sentadas en el suelo jugando. Antes de que su sobrina le pida que se una a nuestro juego, desaparece por la puerta.
-¿Os apetece que veamos una película ahora?- pregunta él mientras cenamos.
-¡Sí!- responden los dos.
Nos tiramos media hora escogiendo la película, Lena quiere princesas y Elliot quiere superheroes. Al final es Harry quien escoge, ni para uno, ni para otro. Acabamos viendo la de los Minions, que estoy un poquito hartita de ellos, pero me callo y me siento con ellos a verla. Los pequeños se quedan embobados viéndola, mientras Harry me agarra, yo sujeto al bebé en brazos y me acaricia el pelo. Antes de que pueda acabar la película, los renacuajos se quedan sobados en el sofá. Con cuidado, se levanta y los coge uno a uno, para acostarlos en la cama. Me levanto y le doy a Josh un biberón. Se le cierran los ojitos mientras se lo bebé y cuando queda totalmente dormido, apago la televisión y lo meto en su cuco. Voy al baño y me cambio de compresa. Me lavo los dientes y me hago un moño. Harry aparece en el baño y se lava los dientes. Me quito la bata y me pongo un camisón cortito para dormir, me acuesto y miro como él se quita la camiseta y el reloj y se acuesta conmigo. Lo abrazo, apoya la cabeza sobre mi pecho y le acaricio el pelo hasta que queda dormido.
La alarma suena, ¡Dios, no!
Abro los ojos, él sigue dormido. Josh empieza a sonar por el ruido de la alarma y la apago rápidamente. Me levanto y cojo al bebé. Lo muevo de un lado a otro lentamente, poco a poco deja de llorar.
-Harry...-murmura y se da la vuelta.- Harry...hay que llevar los niños al colegio.
Se despierta lentamente, le dejo a Josh en los brazos y yo voy al baño. Hago pis y me pongo un tampón. Me lavo los dientes y me peino. Vuelvo a la cama, le doy un beso y agarro al bebé para que el pueda asearse. Paso por la habitación de invitados, me acerco a las camas y les doy un pequeño toque en los hombros.
-Niños, al cole.- digo suavemente. Los niños se desvelan y poco a poco se despiertan. Se levantan de la cama, los llevo hasta el baño, hago que se laven la cara y los dientes.
-Harry, ¿puedes encargarte de peinarlos?- digo cuando lo veo aparecer en la habitación.
Yo bajo a la cocina con un pequeño cesto portátil, lo acuesto mientras preparo el biberón y el desayuno para los demás. Preparo tostadas con crema de cacahuete y plátano. Hago unos zumos de naranja y unos café para nosotros. Le doy el biberón y lo vuelvo a colocar en el cesto, menos mal que este bebé no da mucho trabajo, es muy bueno y se pasa casi el día durmiendo. Llegan a la cocina peinados y vestidos.
Lena se sienta y yo me río cuando veo como Harry le ha hecho la raya del pelo. Eso parece una carretera de curvas peligrosas.
-Ven, cariño. Tu tío no sabe muy bien lo que es una línea recta.- digo riendo.
-No he hecho unas coletas en mí vida, no me pidas demasiado.
Le suelto las coletas y con el dedo le separo el pelo en dos mitades, vuelvo a atarle las coletas, que ya han quedado perfectas. Menos mal que a Elliot simplemente le ha pasado el cepillo. Desayunamos tranquilamente, todavía hay tiempo para salir hacia el colegio.
Harry y yo nos levantamos a prepararles el almuerzo mientras van a lavarse los dientes. Saco pan de molde y les hacemos unos rollitos con queso de untar, lechuga y pavo en lonchas. Los metemos en las fiambreras junto a unas mini zanahorias, un brick de zumo y un botellín de agua. Cuando llega la hora de salir, Harry me dice que me quede en casa mientras él los lleva. Nos damos un beso y me despido de los niños. Limpio la cocina aprovechando que Josh sigue durmiendo. Me pongo algo cómodo para estar en casa y me siento en el sofá a ver la tele. Harry vuelve a casa media hora después, hacemos las camas y recogemos la ropa que los niños han dejado por el suelo. Salimos a la terraza y nos sentamos en la mesa. Cuando oímos a Josh llorar, Harry se levanta y cinco minutos después, los dos vienen con el bañador puesto y el pequeño con un gorrito de playa.
-Me ha dicho que le apetece darse un chapuzón.
-¿Tiene flotador?
-Tiene que tener uno en su mochila.
Subo a buscarlo, tras rebuscar en las mochilas, encuentro un flotador amarillo que está desinflado, también encuentro la crema solar para los niños, la cojo y me pongo el bikini para bajar a la piscina. Meto los píes en la orilla, está calentita, así que no hay problema en bañarlo. Hincho el flotador y lleno al bebé de crema solar, lo último que quiero es que se queme, los bebés tienen la piel muy sensible. Entramos en el agua, colocamos a Josh dentro de el flotador y nos metemos un poco más al fondo. Pasamos la mañana dentro de la piscina, jugamos con el pequeño, le encanta chapotear en el agua y se pasa el rato riendo con las tonterías que su tío y yo le hacemos. Cuando llega la hora de comer, Harry prepara pasta al pesto. Los niños comen en el comedor, así que, Harry y yo podemos disfrutar de un poco de tranquilidad e intimidad. Nos repanchigamos en el sofá después de comer, con el bebé sobre su pecho, Harry le acaricia la espalda repetidamente y yo los miro con una sonrisa en la cara.
Nos echamos una pequeña siesta hasta que se hace la hora de ir a por los niños. Sentamos a Josh en la maquita para el coche y los recogemos. Cuando su tío les cuenta durante el trayecto de vuelta, que hemos estado en la piscina, los niños piden bañarse también y cuando llegamos a casa, le faltan piernas para correr a ponerse el bañador. Les ponemos los manguitos y los dejamos jugar en el agua mientras nosotros los vigilamos desde la mesa de la terraza. No hay maneras de sacarlos de allí, pero ya es tarde y hay que cenar, los sacamos de la piscina con los dedos arrugados y los duchamos, para después ponerles el pijama y sentarlos a la mesa a cenar. Cuando han terminado, nos sentamos todos en el comedor para hacer los deberes. Harry ayuda a Elliot y yo a Lena con los deberes.
-A ver, si tenemos 8 trozos de tarta y nos comemos 3, ¿cuántos trozos de tarta quedan?
La pequeña cuenta con los dedos uno a uno, que mona, me recuerda a cuando mi madre me enseñaba a contar con los dedos. Lena se queda pensativa por un momento y responde:
-¿5?
-¡Muy bien!
Ella aplaude y aplaude cada vez que la felicito por haber sacado bien el resultado. Acabamos los deberes muy rápido y ella sale corriendo para ver la tele. Elliot sigue sentado con los deberes de Biología, le está costando entender los tipos de animales que hay, pero Harry se lo explica hasta que llega a entenderlo. Cuando acaba, Lena saca un juego de mesa y todos jugamos sentados en la alfombra hasta que se hace tarde y nos acostamos a dormir.