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Todo va viento en popa. Estoy sacándome algunos ahorros extras con el trabajo, vuelvo a mí casa aunque Harry me pide todos los días que me quede en la suya. Tengo la mía abandonada, invito a Harry a que venga cuando le apetezca y al final de su jornada, viene a casa para cenar y dormir conmigo. Se pasa el día trabajando, cuando llega le quito los zapatos y le mando que se acueste para darle un masaje. El estrés está pudiendo con él y llega agotado física y mentalmente.  Su madre me invita a café varias veces, algunas acompañadas por él y otras sola mientras trabaja. A Harry le encanta ver que hacemos buenas migas y pasamos tiempo juntas. Mientras tomamos café y pastel de manzana nos comenta que su cumpleaños es el próximo sábado y está organizando una fiesta temática inspirada en los años 20 para celebrar su 50 cumpleaños. 50 añazos genial llevados, es una mujer hermosa y muy bien conservada. 

Vuelvo loco a Harry los siguientes días con el vestuario y el regalo de su madre. Estoy entusiasmada, nunca he atendido a una fiesta temática de este calibre. Viniendo de su familia, no será nada normal. Aprovechamos el día y salimos a comprar. Me lleva a un barrio super pijo, lleno de boutiques carísimas. Paseamos por las calles, me encanta el estilo Londinense, tan de la realeza. Entramos en varias boutiques   y rebuscamos entre miles de percheros. La dependienta saca miles de vestidos y conjuntos, rechazo la mitad de ellos y me pruebo la otra mitad. No me gusta nada, me quito el último vestido que hay en el probador. Harry aparece en él con algo colgado de la mano.

-Lo tengo.- me tiende una bolsa negra, abro la cremallera y lo saco. Me quedo de piedra cuando lo veo, es...precioso. Me lo pruebo corriendo y Harry se sienta en una butaca que hay fuera y espera mi aparición. Abro la puerta y su cara lo dice todo.

-Estás...no tengo palabras.- me hace una señal para que me de la vuelta y giro.- Preciosa.

Me miro en el espejo, es espectacular. Es largo y cubierto entero de piedras brillantes. Se ata al cuello y tiene la espalda descubierta. No tiene tirantes, simplemente unas tiras de pedrería que caen sobre los brazos. Es deslumbrante, es más precioso de lo que podría imaginar. Es perfecto, no me lo quiero quitar jamás.

-¿Dónde lo has encontrado?

-Le pedí que buscara algo que funcionara de verdad con la temática, costase lo que costase. Entró en el almacén y sacó este vestido, no lo tienen en venta al público. Solo se vende a un público muy concreto y especial.

Busco la etiqueta rápidamente.

-¡Cuesta 4.000 libras!

-No me importa pagarlo.- dice con el rostro serio.

-No pienso dejarte que me pagues este vestido. En el caso de que compre alguno, lo pagaré yo.

-¿Por qué no? Sabes que pagarlo no me supone una gran perdida.

Sé que puede permitírselo, tiene dinero como para comprar 40 de estos, pero no.

-Me da igual, Harry. Cuesta 4000 libras. 

No puedo permitírmelo, no rechista y dice:

-Está bien, vamos.

Me cambio y con todo el dolor del mundo, guardo el vestido y se lo entrego a la dependienta.

Probamos en otra tienda, encuentro un vestido negro de lentejuelas corto de tirante ancho, escote y espalda en V, es bonito. Miro el precio, 150 libras, no me lo pienso más y lo compro. Tengo unas sandalias negras de charol que quedarán perfectas con el vestido. Ayudo a Harry a buscar lo suyo, le obligo a probarse varios trajes, todos le quedan genial y no puedo decidir ninguno. Se prueba el clásico esmoquin negro con camisa blanca y tirantes negros. La tela del traje es terciopelo, ceñido y le hace un cuerpo maravilloso. Le ayudo a ajustarse la pajarita y le paso las manos por el torso para alisarle la camisa. 

Naughty (h.s) Where stories live. Discover now