Me senté en la encimera de la cocina comiendo una de las famosas galletas de chocolate de Carol, mi mente estaba concentrada en un libro que había descubierto es una de las casas que habíamos visitados con Glenn y Daryl. El protagonista era uno de esos típicos hombres que toda mujer deseaba encontrar, solté un suspiro de enamorada en cuanto leí una frase que me cautivo. Me sentía como una completa adolescente en ese momento, cuando pasaba algo chillaba de la emoción y cuando los protagonistas sufrían, yo sufría con ellos.
El carraspeo de alguien me saco de mi burbuja de fantasía, Rick se encontraba mirándome divertido desde el umbral de la puerta, venía con una manzana en la mano y no me quitaba la mirada de encima. Rodé los ojos.
— ¿Se te ofrece algo?
— ¿Además de preguntar qué haces en mi cocina? —Recalco la palabra <<mi>>, volví a rodar los ojos.
—Entre en la primera casa conocida, quería leer sin que me molestaran. Veo que no funciono. —Sonreí falsamente.
Mi relación con Rick no era exactamente la más amable, ambos nos conocíamos desde Atlanta pero nunca llegamos a congeniar lo bastante bien. Digamos que teníamos una relación de amor/odio, habiendo más odio que amor.
—Oh, lo siento por interrumpir en mi hogar. —Se llevó la mano al pecho tratando de lucir compasivo.
—Idiota. —Mascullé.
—Que madura. —Rick rodó los ojos mientras se cargaba en la encimera que estaba frente a la que me encontraba sentada.
—Me alagas. —Sonrió.
— ¿Alguna vez en la vida dejaremos de pelear?
—Ya, suéñalo. Admítelo, esto. —Nos señale—, nos hace la vida más interesante. Sobre todo ahora que estas de novio con katanas locas y estás más serio de lo que ya eras.
—No estoy serio, sigo siendo el mismo. —Reí.
—Sí, claro.
—Eres imposible.
—Lo tengo claro. —Le di una leve sonrisa, esta vez sincera.
—A veces eres como un misterio para mí. —Fruncí el entrecejo.
—Es el cumplido más raro que me han hecho nunca.
—No es un cumplido. —Se cruzó de brazos observándome detenidamente—, es una amenaza.
— ¿Y eso?
—Los misterios hay que resolverlos, ya sabes. —Se encogió de hombros—, averiguar lo que esconden.
—A lo mejor te decepcionas al ver lo que hay dentro.
—A lo mejor me sorprendo. Y tú también.
—No lo creo Rick. —Murmuré.
Levante la mirada para encontrarme con Rick frente a mí observándome con una leve sonrisa asomándose en sus labios, mi mirada bajo desde sus ojos hacia sus labios. Tenía la necesidad de besarlos pero me prohibía hacerlo, era incorrecto.
—Y-Yo, mierda no sé lo que estoy haciendo. —Murmuró.
Cinco segundos después Grimes se encontraba estampando sus labios sobre los míos con la misma necesidad que yo tenía sobre él. Tomo mi rostro entre sus manos para poder darle más profundidad al beso, yo por mi parte enrede mis dedos en su cabello acercándolo más a mí. Posiciono su cuerpo entre mis piernas para luego bajar sus manos a mis piernas para poder tomarme en brazos, ¿Quién necesitaba al protagonista de un libro cuando tenía a Rick Grimes besándome?
—Esto está mal, esto está demasiado mal. —Murmuré entre el beso tratando de hacernos reaccionar. Pero hasta yo sabía que no quería parar esto.
—Ya, será problema de la __________ y del Rick del futuro. —Respondió y reí.
Rick apretó su agarre y comenzó a guiarnos de la escalera hacía arriba. Ni mi cabeza ni mi cuerpo estaban funcionando en ese momento, lo único que sabía era que no quería parar este momento por nada en el mundo.
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¿Quieren segunda parte de esta historia? ¿algo más smut o qué?