Hoseok no decía nada y los nervios me carcomían, me había besado, pero no volvió a decir una sola palabra después de eso. Por otro lado estaba yo, muerta de ganas de preguntarle por qué lo hizo ya que con él nunca se sabe, es la persona más confusa que conocí en mi vida.
Cuando volvimos a su casa, él me guió hasta el baño y buscó toallas secas para absorber el agua que teníamos en nuestro cuerpo. Se quitó la campera tan rápido como pudo y quitó todo el abrigo que yo llevaba conmigo.
— ¿Q-qué estás haciendo?
— Es para que entremos en calor. — yo me sonrojé porque entendí sus palabras de otra manera— ¿En serio _____?— rió— ¿Malinterpretas todo lo que digo?
— Lo siento.
— No me voy a oponer si quieres entrar en calor de esa manera.
— ¡Hoseok! — él rió a carcajadas.
— Ya, lo siento.
— Hace mucho frio.
— No te quejes, es tu culpa.
— Ya lo sé.
— Deberíamos tomar un baño, podríamos enfermarnos por estar mojados. — yo lo miré, tenía una expresión graciosa en su cara.
— Hoseok...
— Por separado, a no ser que tu decidas lo contrario. — dijo secando mi cabello con una toalla, despeinándolo. Yo sonreí ante su acción, no era muy común en él.
— ¿Puedo preguntarte algo?
— No.
— Pero...
— Ya sé lo que vas a preguntar y no quiero hablar de eso.
— Pero debemos hablarlo en algún momento.
— Primero vamos a quitarnos ésta ropa. — dijo quitándose la camisa y tuve un Déjà vu de la primera vez que hablamos, era tan frio y mal hablado, lo sigue siendo con los demás pero trata de controlarse cuando está conmigo, aunque sé bien que a veces no puede. Cuando él sostuvo sus manos en sus pantalones lo detuve, no quería ver nada más, ya era suficiente con ver su torso desnudo que me hacia querer hacerle cosas que nunca antes le había hecho nadie y que, nadie más me había provocado.
— Voy a ducharme primero. — dije empujándolo fuera del baño.
— Estaré cerca si necesitas algo.
— Está bien.
***
Cuando fue su turno de bañarse, encendí mi celular y vi que tenia cientos de llamadas perdidas de mis padres, llamé a mi madre primero ya que ella era la que más nerviosa se ponía al no saber de mi. Su celular sonó dos, tres, cuatro veces, hasta que por fin atendió.
— ¿_____? Hija nos tenías muy preocupados, ¿dónde estás?
— Estoy bien, estoy en la casa de un amigo.
— ¿Amigo? ¿Cuál amigo?
— No lo conoces.
— ¿Es bueno contigo?
— Durmió en el sofá para que yo duerma cómoda, ¿qué te parece?
— Parece ser un buen chico, pero eso tendré que verlo.
— Confía en mí.
— Dime algo, ¿es guapo?
— ¡Mamá! ¿Eso importa?
— Es información básica, no creo que te vayas a su casa sólo porque si.
— ¿Qué sugieres?
— Que te gusta.
— Está guapo, a decir verdad está buenísimo. — le dije segura, casi se me cae la cara de vergüenza cuando vi que el muchacho me estaba mirando recostado en el sofá. Los colores subieron a mi cara rápidamente, así que desvié mi vista para que no lo note.
— Si vas a hacer algo cuídate, por favor.
— ¡Mamá! No voy a hacer nada. — susurré.
— ¿Cuándo vas a volver?
— No lo sé, estoy muy molesta.
— Ven a casa y hablemos, todos.
— Está bien, lo pensaré.
— Adiós, te amo.
— También te amo, adiós. — colgué.
— ¿Así que estoy buenísimo? — preguntó levantando una ceja y una sonrisa burlona se dibujó en su rostro.
— Lo dije por compromiso.
— No me mientas. — dijo tomando asiento a mi lado.
— Tienes el ego muy grande.
— Tal vez, pero de todas formas te gusto. — dijo haciendo que me sonroje, miré sus labios, quería volver a sentirlos— ¿Quieres besarme?
— ¿Qué? No, no. Ya quisieras.
— Hoy no decías lo mismo.
— Yo no fui quien te besó. — él rió.
— No es como si hubieras puesto resistencia.
— ¿Por qué lo haría? — él abrió la boca demostrando asombro.
— No eres tan inocente como pensaba.
— Quizás no.
— Hmmm... Bésame.
— ¿Qué?
— Ya escuchaste, que me beses. — lo pensé por unos segundos, ¿lo decía en serio? ¿Por qué aun no podía entender lo que quería? — Lo estás pensando demasiado. — dijo acercando su cara a la mía, me miró a los ojos fijamente, su mirada era tan profunda y penetrante que la piel se me erizó, él sabía que me ponía nerviosa y se aprovechaba de eso, su mirada viajaba de mis ojos a mis labios y viceversa, pero no me besaba, él quería que yo lo hiciera, podía notarlo.
— ¿Puedo?
— ¿Acaso tengo que pedírtelo de nuevo?
— N-no... — dije tomando su cara entre mis manos y dándole un corto beso en los labios, no era como si fueran mis primeros besos, pero él me hacía sentir torpe y con falta de experiencia cuando nos besábamos, o bueno, esas dos veces que lo hicimos. El se rió de mi torpeza, no era para menos, tenía en frente a un hombre jodidamente sensual pidiéndome que lo bese y sólo atiné a rozar nuestros labios por unos segundos, "deberías ser menos inocente", recordé las palabras de Cathy, ella tenía razón, a Hoseok no le gustaban las chicas como yo, le gustaban las que tenían experiencia.
— Lo siento...
— Está bien, no hay problema.
— ¿Y ahora qué?
— ¿Te refieres a nosotros?
— Si, ¿qué va a pasar?
— Sinceramente, no lo sé.
— No es la respuesta que esperaba. — él se rió nervioso, rascando su nuca y pasando una mano por su cabello después, sexy, pensé, no pude evitar notar la forma en que sus bíceps se marcaban cuando hacia eso, y es que su cara de niño bueno y su cuerpo trabajado no estaban muy bien relacionados.
—No soy bueno para estas cosas, lo sabes mejor que nadie.
—¿No puedes hacer una excepción? — bromee.
— Quiero...Quiero hacerla, pero no sé si es lo mejor.
— ¿Entonces?
— Estoy confundido, ¿por qué mierda preguntas tanto? — yo reí fuertemente, me gustaba sacarlo de sus casillas de vez en cuando.
— Supongo que todo será igual que antes.
— ¿Igual? No lo creo. Creo que... Deberíamos quedarnos como estamos ahora, ya sabes, no tengo problema si quieres intercambiar algunos besos en el futuro. — dijo lo último en un tono pícaro y chistoso.
— No lo sé, voy a pensarlo.
— Vamos, sabes que tú también quieres. — sonreí, él me quería a su manera, y también se sentía atraído por mí, aunque no de la forma que yo quería.