El día en que YoonGi visitó a JiMin en su departamento no era en realidad debido a sus vacaciones. AgustD, como se hacía llamar dentro del mundo de la música, debía viajar junto a sus productores a Corea para firmar un contrato y hablar sobre negocios. La estadía era de dos noches, de las cuales YoonGi ocupó una para escaparse e ir a visitar a JiMin, utilizando una mentira piadosa, como lo eran las vacaciones para no preocuparlo. Dos semanas después estaba denuevo en Corea debido a que los negocios habían funcionado, por lo que, ahora debía comenzar a planear las promociones. Esta vez no tuvo la necesidad de escaparse, pues la empresa le regaló un día libre y el decidió gastarlo para volver a ver a sus cercanos ahí en Seúl, como lo era únicamente HoSeok.
Al notar las manos unidas de Tae y HoSeok junto a sus labios hinchados y mejillas apenas perdiendo el enrojecimiento, supo que JiMin había tomado la decisión correcta. Se sorprendió un poco, a decir verdad, nunca imaginó que algo así ocurriría, pero de todas formas no hizo comentarios sobre el tema. Ambos chicos se hicieron a un lado para dejarle entrar y pasaron la tarde en conversaciones y viejos recuerdos. YoonGi pidió algo de comida a domicilio para poder comer todos juntos cómodamente y así fue, excepto para TaeHyung. No podía evitar sentirse algo fuera de lo que hablaban sus hyungs. El no había compartido ningún momento de los que ellos mencionaban y tanto reían con una nostalgia palpable. Suspiraba de vez en cuando, jamás quitando la sonrisa de su rostro cada vez que alguno de ellos le miraba, a pesar de que no tenía nada para decir. Y así fue como terminó sintiéndose un tonto admirando el lazo que existía entre HoSeok y YoonGi, tan perfecto y fuerte, dándose cuenta que el momento que había vivido en la habitación de su hyung no se trataba de nada más que una ilusión. Sí, HoSeok le había empezado a gustar desde hace un tiempo, pero era tan pequeño que simplemente no podía esperar que él sintiera lo mismo y olvidara todo lo que escondía por YoonGi desde hace años. Era prácticamente imposible.
—Bueno, chicos. Tengo que irme.— YoonGi se levantó de la mesa y recogió su abrigó que estaba en uno de los sofás para luego ponérselo —Los de la empresa pronto comenzarán a llamar.
—Fue un gustó verte, YoonGi—Esta vez HoSeok fue quien habló levantándose de la mesa con el propósito de llevar a su amigo hacia la puerta. TaeHyung simplemente se quedó en su puesto y dijo:
—Gracias por venir, hyung.
Ambos hombres se abrazaron en la puerta frente a Tae, saliendo solo el mayor de estos. HoSeok se volteó e intentó volver a la mesa, pero apenas al dar el primer paso, TaeHyung se levantó.
—Es hora de irme, hyung.— Caminó despacio hacia la puerta, pensado en que HoSeok le seguiría, pero se equivocó. Apenas pasó por el lado de Jung, este lo tomó de la muñeca y lo volteó hacia él.
—No te vayas, Tae. Quédate a pasar la noche aquí.
—No, hyung. No puedo, no tengo que hacer aquí. — No sabía exactamente que estaba diciendo. Luego de estar tan lastimado, era muy fácil para Tae sentirse triste porque él no decidió cerrarse al mundo como la mayoría de las personas hacían.
—¿Qué hay de lo que dijiste hoy?— Tae no quiso responder y bajo la mirada, aún siendo sostenido por la muñeca —Me gustas, TaeHyung, de verdad lo haces. Sé que te vas, pero no puedo fingir que no pasa nada mientras aún estás aquí.
—¿Hablas enserio?— TaeHyung estaba nervioso, quería lanzarse a los brazos de HoSeok y, a la vez, salir corriendo y no volver a encontrarse con él hasta su partida —pero YoonGi...
—pero JiMin— le interrumpió Jung —Hemos sufrido mucho Tae. ¿No crees qué es nuestro momento de ser feliz?
El moreno no hizo otra cosa que asentir y acercarse a su hyung quien lo esperaba con los brazos abiertos. Tenía razón y sí, era raro y muy rápido, pero qué más daba. Él se iría y de verdad no quería quedarse con las ganas de saber cómo se sentía estar con HoSeok-hyung, quien ahora tomaba su rostro y depositaba un dulce beso es sus labios.
JiMin retocaba su maquillaje en su mesón con un espejo en mano mientras esperaba que su jefe pasara por él. Cuando el edificio cerraba sus puertas, MinHyuk siempre se quedaba un rato más en su oficina ordenando los detalles finales y ese fue el tiempo que JiMin utilizó para arreglarse. Lee pasó por él minutos más tarde junto a su maletín y un paquete de patatas fritas en mano.
—¿Quieres una patata, JiMinnie?— le ofreció con una sonrisa en los labios. El rubio le miró con una ceja levantada para luego negar con la cabeza.
—No, jefe. Vamos a cenar ahora, no debería estar comiendo.— JiMin salió detrás de su mesón mientras se ponía su chaqueta para luego posarse a un lado de su jefe.
—Tenía hambre— respondió Lee con la boca llena robando una sonrisa de JiMin. —Además la comida se disfruta más cuando no tienes tanta hambre, así te controlas.
—Lo sé, jefe. Comí una manzana antes de finalizar el turno.
—Aish, ya no me digas jefe. Fuera del turno llámame MinHyuk.
JiMin asintió y caminaron a la salida. Ese día, JiMin había decidido ir a trabajar sin su auto ya que no quería dejarlo abandonado en la empresa, por lo que, se subió con toda confianza al "super carro" de su jefe. MinHyuk le dejó el paquete de patatas en su regazo y comenzó a manejar. Al llegar, estacionaron el auto y bajaron de este dirigiéndose a la entrada en dónde un chico uniformado con un traje rojo y una máscara enorme de zorro que cubría toda su cabeza los esperaba.
—Buenas noches, caballeros— El chico se inclinó frente a ellos —¿Tienen reservación?
—Lee MinHyuk— habló su jefe y el chico inmediatamente comenzó a teclear en su iPad.
—Mesa para dos, número ocho. Pasen y disfruten de su estadía, caballeros.
JiMin junto a su jefe entraron y se fascinaron con los colores del lugar. Todos eran muy llamativos, pero combinaban perfectamente entre sí y lo volvía un lugar mágico o bastante dopado gracias a que todos los meseros traían máscaras enormes de distintos animales cubriendo completamente su cabeza y combinando a la perfección con sus uniformes impecables. Llegaron a su mesa con ayuda del chico zorro y se sentaron aún admirando el lugar.
JungKook se quitó los guantes y luego su máscara de conejo gigante para poder enjuagar su rostro. Sí, era genial ser mesero de un lugar tan fantástico, pero no podía negar que la máscara le causaba un calor horrible. Cuando ya se encontraba mejor, se secó y volvió a ponerse la máscara y los guantes para volver al trabajo. Salió del baño de trabajadores y se encontró con uno de sus jefes mirándolo algo expectante.
—¿Qué ocurre?— preguntó bastante confundido por la mirada de su jefe. Este no utilizaba máscara y lo hacía desencajar más, a pesar de utilizar uniforme.
—Dios, JungKook. Te he estado buscando desde hace un rato. — habló el chico con un exagerado movimiento de manos — Hay comensales en la mesa ocho que necesitan que les tomen la orden. Por favor, apúrate.
—Solo estaba en el baño, voy de inmediato.
Y así fue. Tomó su libreta, el lápiz de tinta morada eléctrica y salió a hacer su trabajo. Su caminar era relajado, debía actuar como se debía en ese restaurante temático al cual ya se había acostumbrado hace semanas, pero todo pareció perderse en su cabeza cuando notó quien se encontraba en la mesa número ocho. Sintió que el tiempo se detenía, a pesar de que continuaba caminando hacia el par de personas que lo miraban expectantes, él se sentía en otra dimensión. Hace mucho que no veía a JiMin tan de cerca, era extraño, muy extraño. Eran tan hermoso, más de lo que recordaba. Se veía tan bien. Podía mirarlo todo lo que quisiera, debido a que la máscara no permitía ver a externos a dónde se dirigía su mirada. Luego observó al lado contrario y vio al chico que acompañaba a JiMin. ¿Qué hacían ellos dos juntos?
—Chico, ¿Estás bien?— le habló el desconocido mientras movía su mano frente a lo que creía ser sus ojos. JungKook casi salta en su puesto debido a la vuelta a la realidad, ni siquiera sabía cuánto tiempo estuvo mirando al pelinegro que acompañaba a Park. — ¿Tomarás nuestra orden?
JungKook asintió, recordando de repente que su voz podía delatarle. De todas formas, tentó a la suerte y habló.
—Sí, ¿Ya saben qué desean comer, caballeros?
JiMin no pudo evitar girar su rostro hacia donde el chico con máscara de conejo se encontraba. Su voz, su voz sonaba tan benditamente familiar que llegó a estremecerse en su puesto, sintiendo luego una extraña sensación en su pecho. Volvió su mirada a su copa vacía mientras intentaba calmarse. Dios, había pasando tanto tiempo y aún tenía reacciones como esas.
—JiMinnie, ¿Estás bien? ¿Qué vas a ordenar?— Su jefe movía la mano frente a su rostro haciéndolo salir de sus pensamientos.
—Ah...¿Tu ya ordenaste?— Su voz, su voz sonaba tan perfecta para JungKook que le llegaba a doler. Tantas ganas tenía de quitarse la máscara, pero sabía que no era lo mejor. Quizás solo haría el ridículo, JiMin ya lo había superado y el continuaba ignorando ese hecho.
—Sí, debes estar más atento, bonito.
JungKook golpeó su lengua contra su mejilla escondido tras su máscara.
—Pediré...el especial— habló rápido admirando el menú. Sus pensamientos lo estaban matando mientras intentaba meterse en la cabeza que JungKook trabajaba en una multitienda y no en aquel restaurante, a pesar de lo parecido que se veía físicamente a aquel camarero. Aveces sentía que se estaba volviendo loco. —, es el único plato del menú que siento que solo podré comer aquí.
—Y traiga la mejor botella de vino que tenga, por favor.
—Está bien. Vuelvo enseguida.
JiMin se sintió aún más extraño cuando el camarero se fue de su lado, pensó realmente en conseguir una hora al psicólogo al día siguiente, esos pensamientos no estaban bien. Por otro lado, JungKook, al llegar a la cocina, quitó su máscara y talló sus ojos, los cuales escocian. Todo era demasiado confuso. ¿No se suponía que JiMin estaba saliendo con YoonGi o algo por el estilo? El los vió abrazarse con tanto amor y ahora no podría creer que JiMin le estuviera sonriendo a otro chico. Suspiró y arrancó la hoja en la cual aparecía la orden para entregarla.
Estaba celoso, jodidamente celoso y apenas podía aguantarlo. ¿Por qué todos tenían la oportunidad de estar con JiMin menos él? Sí, el había mandado a JiMin al carajo, pero estaba muy dolido cuando aquello ocurrió. Se sintió horriblemente utilizado y consideró que era lo mejor, aunque estúpidamente guardó la esperanza en su interior que JiMin lo buscaría a los días, pero eso jamás ocurrió. Quería hablar con JiMin, escuchar de sus labios que ya no lo quería. Le dolería terriblemente, pero también le haría un favor pues sus pensamientos los cuales le decían que JiMin aun le quería y que por lo que había pasado no se había vuelto a acercar dejarían de carcomerle.
Miró por la ventanilla que daba hacia el comedor, encontrándose con la mirada de JiMin. Estaba muy lejos para que le reconociera, pero de todas formas puso la máscara en su cabeza. Le dolía, todo era más fácil sin JiMin cerca. Más de un mes sin estar juntos se le había hecho fácil sin encontrarselo en ningún lado, pero al verlo todo se derrumbaba. Necesitaba tanto a JiMin y se dió cuenta que haría lo necesario para poder volver a hablar con él.
Volviendo a la mesa, JiMin al mirar por la ventanilla observó al chico sin la máscara, el cual reconoció como JungKook. Talló sus ojos desesperado y cuando los abrió, la máscara de conejo estaba ahí y creyó haber imaginado todo.
Los platos llegaron y JiMin intentó relajarse junto a su jefe quien era un gran conversador, el cual más de una vez logró sacarle una carcajada o una simple sonrisa. De verdad sentía que tenía el mejor jefe del mundo y se sentía triste al pensar de que luego de salir de la universidad debía buscar otro trabajo.
Treinta minutos después, MinHyuk pidió la cuenta, la cual llegó en menos tiempo que el pensado. El chico con máscara de conejo le acercó el cartucho y dejó en su lado el aperitivo que había pedido al final, mientras que en el lado de JiMin dejó rápidamente lo que parecían ser chocolates de cortesía. El rubio miró algo impresionado su regalo para tratarse solo de chocolates y claro que no eran solo chocolates, se trataban de sus chocolates favoritos. Y no sólo eso fue lo que lo impresionó y le hizo mirar al mesero irse con la cuenta pagada, sino que debajo de los chocolates se encontraba una pequeña notita la cual decía "te veo en el baño de hombres".
Entonces sus dudas se disolvieron.
🐏
Lectorxs, se suponía que hoy acababa little boy, pero enfermé :( y cada vez que intentaba escribir me mareaba o me quedaba dormida. Me sentía muy débil a momentos :(
Espero entiendan y no me tiren tomates.
Quedan dos capítulos y el epílogo.
Quizás, QUIZÁS, suba el siguiente de madrugada, pero no lo sé.
Lxs quiero mucho.
Espero les haya gustado y gracias por leer.
Atte. Stumplynn.