Capítulo Treinta y seis: Información
*Song Nih Nah*
Domingo 16 de octubre, 2016
Me muevo de un lado a otro en la gran habitación. Suelen decir que es mía, pero eso no lo aceptaré jamás.
Estoy tan nerviosa y tan alterada que este es el único lugar al que nadie entra sin mi permiso. Esto es un caos, y mi cabeza cada vez se va perdiendo más.
-Han sido 3 años, Nih Nah, solo 3 años -me digo continuamente, debo convencerme que es poco tiempo, pero no es cierto, entonces... Me rompo.
Han sido 3 años en que no he visto a mi niño crecer, en que ni siquiera sé si está vivo o comiendo bien, han sido 3 años en que he dado por muerto a Jay, quien por algún lugar tiene un muy buen lugar siempre en mi mente y en mi corazón.
Caigo de golpe al suelo atrapando mi pecho, duele mientras lloro, la respiración se me agita y me siento a morir como suele suceder en las noches que no puedo dormir y solo lloro, han sido 3 años infernales, pero he sobreviviendo diciéndome que encontraré a mi hijo, lo haré, pero mis opciones son tan limitadas que hoy solo me han dado ganas de arrancar y esconderme.
Alguien toca a la puerta, la he cerrado con llave no deberían entrar, pero la persona detrás de ella es tan insistente que me termino levantando para ver quién es.
-¿Qué? -digo molesta.
-Dios, estás horrible, hija -exclama Frank entrando a mi habitación sin ser invitado.
-No hables de Dios, tú no tienes derecho -mascullo frunciendo más el ceño.
Se sienta en el comienzo de mi cama y golpea a un lado para que me siente.
De mala gana cierro la puerta y acepto el lugar para sentarme, es extraño, pero cuando estamos así, solos, él parece saber qué hacer y decir para calmarme, lo acepto porque por unos minutos mi mente puede estar en calma con eso.
-¿Qué está mal? -pregunta poniendo sus brazos en sus piernas y mirándome inclinado.
-Todo -respondo cerrando mis ojos. -El dolor... Sigue incrementándose -toco mi pecho y aún siendo como mi corazón late erradamente.
-Iremos a un médico, podrás curarte.
-No es un médico o medicinas lo que necesito, Frank. Yo quiero a mi hijo, quiero encontrar a mi hijo, devuélveme a mi hijo, Frank -comienzo a llorar desesperadamente, él se apresura a tomarme entre sus brazos y abrazarme intentando calmarme, lloro en su pecho porque es el único lugar que tengo cerca para llorar.
Hace 3 años atrás o incluso 2 o 1, cuando había intentado equivocadamente escapar, Frank había estado ahí con una calma sospechosa que me obligaba a volver a mi centro, a mi lugar y comportarme como lo que él quería, no sé cómo lo hace, pero incluso cuando me dijo que realmente no tenía a Ryu ni a Jay y que por más que los buscara no lo podían encontrar, incluso en ese momento me calmó y me ayudó a no caer tan bajo en mi depresión.
-Seguimos buscando, Nina -dice al cabo de unos minutos.
-¡Mentira! -exclamo separándome de golpe. -Kalet lo dijo, ni siquiera lo han intentado, no les importa ni un poco, solo te importa la imagen de los imbéciles de afuera, ¿Qué importa si me muero, con tal de que tus putos negocios funcionen?
-No es así, Nina, yo quiero que estés bien, mis negocios... Bueno eres importante en ellos, he tratado de que te des cuenta que tan importante eres para mí, hija, pero cada vez lo haces más difícil.
-¿Hija? -me levanto sobresaltada. -¡Si realmente soy importante devuélveme a mi familia!
-Nosotros somos tu familia.
-Jamás serán mi familia.
-Estás siendo igual de terca que tu madre.
-¿Entonces me matarás al igual que a ella? ¿Por no cumplir tus caprichos acabarás con mi vida?
Para mi sorpresa Frank no me mira molesto, solo me mira confundido y extrañado.
-¿Porque dices que maté a tu madre?
Pestañeo varias veces.
-Es lo que me dijo Kalet, la historia que me contó -Frank da un suspiro largo tapando su frente con su mano en un gesto cansado.
-No sé que te habrá dicho ese niño, pero yo lo último que haría sería hacerle daño a Nana...
Se levanta y me mira de forma seria dejándome confundida con su actuar.
»Puedo ser un imbécil, puedo ser un sádico, y puedo tener las manos manchadas de sangre, pero cuando amo, amo en serio, tu madre no lo quiso y la deje libre siempre y cuando me dejara un regalo, me dejo a ti -da un nuevo suspiro y se encamina hacia la puerta. -Seguiré buscando a tu hijo, Nina, solo tienes que soportarlo un poco más.
Y con eso último sale de mi habitación cerrando la puerta por detrás, dejándome con todas las preguntas en la boca.
*
No sé que pensar, pero tampoco es como que me centre mucho en ello. Luego de haber sido presentada ante el conglomerado de malditos inversionistas de Frank me han obligado a ser partícipe del contrabando como una clase de líder u organizadora, el primer año me empeñe por arruinarles el trabajo, el segundo año me descubrieron por lo que me mantuvieron vigilada y ahora el tercer año ya estoy tan capacitada en sus mierdas que ni cuenta se dan cuando soy yo la que jode sus planes o es algún otro de los tantos infiltrados de la interpol que hay en la organización.
La cosa es que por más que arruine el negocio por dentro jamás podré hacer un gran golpe por mí misma por el tipo de vigilancia que tienen sobre mí, lamentablemente tengo todos los días un guardia nuevo, de parte de Kalet, que sigue mis pasos como si fuera una maldita cría en medio de un campo de espinas, seguramente el hombre se aseguraría de que salga bastante dañada antes de salvarme, pero no vamos a eso.
Ahora estoy en medio de los papeles para una pronta estafa que quiere hacer Kalet y un grupo de sus amigos, lo acompañó solo porque Frank quiere que lo haga, pero si fuera por los dos yo no estaría aquí y para Kalet yo ni siquiera estaría viva.
Años atrás habíamos sido amigos, hasta que mi querido medio hermano se dio cuenta que soy mucho más importante para Frank que él. Eso lo ha corrompido en celos y envidia.
La cosa es que escucho atentamente sin que ellos noten que en realidad lo hago, siempre piensan que soy la chica estúpida que está para adornar el lugar, pero por detrás siempre anoto cada uno de los detalles hasta encontrar una falla y atacar por ahí.
Para mi sorpresa en medio de la diatriba de Kalet contra Frank, el susodicho aparece haciendo que la conversación se corte de golpe y me den unas grandes ganas de reír.
-Sigan, no se preocupen por mí -se adelanta Frank burlón. -Tenemos que hablar, Kalet -le hace una seña y sin más ellos se alejan adentrando a una sala contigua, me levanto porque es algo común que hago y lo único que puede entretenerme de vez en cuando.
Los compañeros de Kalet hacen lo suyo mientras que son los guardias quienes me mirando atentos. Cuando llego detrás de la puerta en que Kalet y Frank se han encerrado puedo escuchar una discusión entre los dichos de mi supuesto hermano contra la tal Nana, Frank reclama que ha mentido y le pregunta porque lo ha hecho, también me gustaría saber esa respuesta, pero por alguna razón opto por encoger los hombros y alejarme, no quiero que se den cuenta que estoy escuchando. Tampoco es como que me importe mucho si mi verdadera madre está viva o no, de todas formas igual fue violada en este lugar.
Ugh, me estremezco con aquel pensamiento tan frívolo, me pregunto si siempre fui tan indiferente con el dolor de los otros o simplemente en este tiempo he perdido sensibilidad.
Me acerco hasta la mesa en que Kalet suele tener sus documentos sobre sus futuro planes y me entretengo revisando algunos, pero me detengo de golpe cuando encuentro una carpeta gruesa con el título de "Park"
La abro y no estoy muy segura si es que se escucha mi sollozo o no, pero de inmediato llevo mi mano hacia mi boca intentando detener las sensaciones abrumantes que comienzan a salir, mis ojos se nublan con lágrimas que caen sobre la carpeta mientras que muerdo mi mano intentando no dar gritos.
-Está vivo -susurro para mí misma hojeando la carpeta. -Mi hijo, Jay... ambos están vivos.
Kalet y Frank salen de la habitación y lo primero que hago es correr hasta el primero para darle una muy buena bofetada en su cara, lo podría seguir golpeando, pero solo alcanzo a llegar a dos cuando él me detiene sosteniendo mis manos en alto.
-¡Están vivos y me hiciste creer que habían muerto, maldito animal, miserable, mi familia está viva! -grito desesperada.
Hay tantas emociones que no estoy segura cual es la que prima, solo sé que en este momento odio a mi medio hermano, lo odio con todo por haberme ocultado algo tan importante como la vida de a quienes amo.
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😨😨😨 Esta es como una nueva Nina.