Se había quedado de piedra... su propio padre era el que andaba detrás de todo aquel asunto de la tala del bosque... Se mareó, tuvo que apoyarse en la pared para no caerse camino a su habitación. Brenda se tiró sobre la cama, aún con los ojos desorbitados y fijos en la nada... aquello era demasiado para ella, no podía creérselo... su padre siempre había sido un hombre ambicioso, pero jamás le hubiera creído capaz de destrozar todo un bosque para construír ahí.
Lo primero que se le vino a la cabeza fue llamar a los demás para contárselo, que supieran que ya había averiguado quién era el responsable... pero enseguida descartó esa idea... le daría demasiada vergüenza tener que decir delante de todos que su propio padre quería talar el bosque.
<< No pasa nada, yo le convenceré de que no lo haga... no hay necesidad de alarmar a nadie...>> pensó para tranquilizarse.
Y efectivamente, aquello fue más fácil de pensar que de hacer. Los días que siguieron fingió delante de Bruno, Darien y Rosalynn que nada estaba pasando y mientras en casa, perseguía a su padre a todos lados, insistiéndole en que recapacitara:
- Papá, piénsalo de nuevo... hay otros muchos lugares donde poner una urbanización, pero si talas ese bosque miles de animales se quedarán sin hogar, por no hablar de las especies de plantas que están en peligro de extinción...- le decía.
- ¿Desde cuando te has metido a redentora de la naturaleza?- le respondía él, cansado de oírla.- Brenda, deja de insistir, el trato ya está casi cerrado no hay vuelta atrás.-
Cada vez estaba más desesperanzada, no lograba nada con cada intento salvo exasperar a su padre, que cada vez la trataba con más frialdad. James no entendía por qué de pronto a su hija le importaba tanto ese bosque cuando su única preocupación hasta entonces había sido la moda. En realidad nunca se había preocupado en conocer a fondo a su hija... si lo hubiera hecho, sabría que en realidad lo que más le gustaba en el mundo era leer... cosa que en aquella casa sólo sabía Lily, la asistenta.
Fingir ante sus amigos que todo estaba bien fue todo un calvario para Brenda, se les veía a todos tan entusiasmados... Incluso habían hecho ya algunas averiguaciones, pero todas estaban muy lejos de la realidad.
- Yo creo que es cosa de la gran multinacional italiana esa que se instaló en el rascacielos más alto de la ciudad...- decía Darien.- Oí que estaban interesados en esa zona...-
- Bien, algo es algo... ahora tenemos que asegurarnos... - decía Rosalynn, mientras rellenaba el formulario para abrir un nuevo club. Estaban los cuatro en la cafetería, compartiendo lo que habían averiguado. Brenda apretaba los puños bajo la mesa, le estaba costando un esfuerzo enorme no decirles la verdad... y sabía que no aguantaría mucho más. Su padre no entraba en razón y estaba siendo una tarea imposible para ella sola.
- Brenda, tienes que firmar aquí...- le dijo Rosalynn, acercándole el bolígrafo y la solicitud, pero la chica seguía con sus ojos fijos en las bandejas, perdida en sus pensamiento y no contestó. -¡BRENDA!- alzó la voz su amiga.
- ¿Qué... qué...?- preguntó sacudiendo la cabeza.
- Céntrate un poco, rubita... ¡Que estás en las nubes!- le dijo Darien en broma.- Sólo falta tu firma.-
Ella, algo aturdida aún, cogió el bolígrafo y con línea temblorosa firmó la solicitud al lado de las rúbricas de sus amigos.
- Bien, vayamos a entregárselo al director Skinner antes de que se acabe el recreo.- dijo Bruno y los cuatro se levantaron.
Darien, aunque antes había intentado molestarla un poco en broma, se había quedado algo preocupado al ver que ella no protestaba cuando la llamó "rubita"... desde hacía días veía a Brenda ausente y pensativa, no se implicaba para nada en las conversaciones que tuvieran que ver con el bosque a pesar de que ella era quien lo había iniciado todo.
<< Algo raro le pasa... estoy seguro...>> pensaba continuamente, preguntándose qué sería lo que la chica les estaba ocultando.
Para alivio de los cuatro, el director recibió con bastante entusiasmo su solicitud.
- ¿Un club de Amigos del Bosque, eh? ¡Qué idea tan original!- exclamó, bonachón.- Pero ya sabéis que tenemos muchos clubs y que está casi cubierto el cupo...-
- Por favor, señor Skinner... es muy importante para nosotros... - le dijo Rosalynn, con voz suplicante.
- Está bien... veré lo que puedo hacer...- terminó por decir, divertido ante las caritas de aquellos cuatro alumnos.- Venga, ahora a clase, no vayáis a llegar tarde, que faltan dos minutos para el final del recreo...- dijo abriéndoles la puerta y ellos se marcharon muy agradecidos.
- El dire es muy enrollado...- decía Darien por el pasillo.- Seguro que consigue hacernos un hueco.-
Normalmente, Brenda saltaba cuando hablaba de un profesor como si fuera un colega, pero ella seguía callada y cabizbaja. A Darien le extrañaba que Rosalynn no se hubiera dado cuenta... estaba charlando demasiado animadamente con Bruno como para ver que Brenda iba la última y que su rostro reflejaba el cansancio de quien quiere decir algo... pero no puede.
Tres días pasaron antes de que recibieran alguna noticia del director Skinner. Brenda ya no podía ni mirar a su padre y él encontraba siempre cualquier excusa para evitarla. Aquella tarde la chica no pudo más, cogió a Blaky y se fue a dar una vuelta por el parque más grande de la ciudad. Necesitaba que le diera el aire y alejarse de su teléfono móvil que no paraba de sonar, Darien se dedicaba a mandarle mensajitos metiéndose con ella en broma... y otros muy serios, preguntándole qué le pasaba... pero ella no tenía valor para responderle.
Al cabo de un rato, cansada de andar, llegó hasta el lago que había en el centro del parque y se apoyó en la barandilla, volviendo a perder su mirada en la nada.
<< ¿Qué voy a hacer? Ya no puedo ocultarlo por más tiempo... Pero... ¿con qué cara me mirarían mis nuevos amigos... si supieran la verdad? >> no dejaba de torturarse con aquellos pensamientos.
La casualidad quiso que precisamente, Darien estuviera paseando por ahí también. Su llavero, que colgaba de los bolsillos de sus vaqueros desgastados, se puso a brillar cuando detectó a Brenda. Se dio la vuelta y allí la vio, delante del lago. La brisa acariciaba sus hermosos cabellos dorados que bailaban graciosamente. Se quedó un momento contemplándola, algo embobado... luego reaccionó y se acercó, poniéndose a su lado. Pero ella ni si quiera había reparado en él... estaba demasiado lejos de allí... Darien dirigió su mirada a los ojos verdeazulados de la chica, perdidos en el horizonte...
<< ¿Cómo puede ser tan perfecta?>> se preguntó él. Luego sacudió la cabeza y le pasó la mano por delante de la cara.
- ¡Tierra llamando a Brenda! ¿Me recibes?- le dijo. Ella, un tanto sobresaltada, se volvió hacia él, y por fin reparó en el inmenso brillo de su colgante, y lo agarró con fuerza, para no llamar la atención de la gente. Ni si quiera se dio cuenta de que él por fin la había llamado por su nombre.
- Darien...-
- ¿Qué estás haciendo aquí tan sola?- le preguntó. Ella bajó la cabeza y luego dirigió su mirada hacia el lago. - ¿Ha ocurrido algo? Llevas unos días rara.... ¿no has visto mis mensajes?-
- No me pasa nada....- mintió con las pocas fuerzas que le quedaban para seguir fingiendo.- Me dejé el móvil en casa sin querer, por eso no te he contestado...-
Darien alzó una ceja y Brenda lo vio porque su espeso flequillo negro se dejaba llevar también por la brisa y mostraba su frente.
- Mentir se te da tan mal como pasar desapercibida en el instituto... Mira, sé que siempre tuvimos nuestras diferencias, pero ahora que nos conocemos un poco mejor... bueno... podrías confiar en mí...-
Ella lo miró, sorprendida. Era perfectamente consciente de que ella sola no iba a poder detener a su padre... y de que Darien y los demás tenían derecho a saber la verdad. Tomó una respiración profunda y le dijo:
- Está bien... no es algo de lo que me sienta orgullosa y me da miedo lo que vayas a pensar de mí....pero he averiguado quién quiere talar el bosque para construír ahí...-
Darien sonrió y ansioso le preguntó:
- ¿En serio? ¡¿Quién?! -
Ella cerró con fuerza sus ojos antes de decir:
- ...Mi padre...-
El chico se horrorizó, todo tenía sentido....
- Ahora entiendo por qué has estado así todos estos días...-
- ¡Te juro que hice todo lo posible para convencerle! Pero... pero está obsesionado con el bosque... dice que esa urbanización traerá muchos beneficios a la empresa y yo le dije que....- Darien la interrumió, tapándole la boca con la mano.
- ¡Para el carro ahí, rubita! - luego se la apartó.- No tienes por qué justificarte... tú no has hecho nada malo...-
Ella se sorprendió ante su comprensión... hubiera querido lanzarse a sus brazos y dejar que él la estrechara... sin embargo, se contuvo.
- Pero... mi padre...-
- Tu padre es tu padre, tú eres tú... no eres responsable de lo que él haga o deje de hacer... así que deja de comerte el tarro...- dijo muy serio. Luego le sonrió, apartándole el pelo que se le iba hacia los ojos.- Así que alegra esa cara, ¿eh? Venga, demos un paseo... te invito a un helado.- añadió.
- Gracias... - respondió Brenda, sin poder creerse lo bueno que podía llegar a ser Darien.
De pronto el chico reparó en el caniche de Brenda, que no paraba de ladrarles, contento.
- ¡Vaya! ¿Y este muchachito de aquí? ¡No te había visto!- dijo Darien, agachándose a acariciarle.- ¿Cómo se llama?-
- Blaky... en el fondo todo esto empezó por él... estaba paseándole por el bosque cuando toda esta locura sucedió.-
- ¿Ah, sí? No lo sabía... Debiste de sentirte muy mal cuando nadie te creyó...-
- ¡No te haces una idea!- dijo ella mientras echaban a andar.
Y así pasaron la tarde, Brenda le abrió su mente, describiéndole todos y cada uno de los sentimientos que había tenido desde que el bosque despertó... el rechazo, la ira... y luego lo feliz que se había sentido al encontrarles a ellos. Luego le pidió perdón por las veces que se había burlado de él en su cara y lo mal que lo había tratado siempre... Él se reía y le decía que esas eran cosas del pasado... y que también se alegraba de tenerles a su lado...
- Lo de ser un lobo solitario está bien... pero mejor ser un lobo solitario en compañía de más solitarios...- dijo, consiguiendo por fin que ella volviera a reír.
Tal y como había prometido, la invitó a un helado y luego la acompañó hasta casa.
- Muchas gracias por lo de hoy, Darien... creo que si no hubieses llegado a aparecer, habría explotado al guardarme todo esto dentro por tanto tiempo... me hubiera gustado haberlo dicho antes... pero no podía, de verdad...-
- ¡Te has pasado la mitad de la tarde disculpándote!- le decía él, divertido.- Brenda... sé que después de que tus amigas te traicionasen te ha sido muy difícil confiar en nadie más... pero quiero que sepas que siempre nos tendrás a tu lado... en las buenas y en las malas, así que deja ya de preocuparte, que te vas a volver más loca de lo que ya estás...-
Ella se volvió a reír, Darien se sorprendió a sí mismo dándole gracias al cielo por volver el sonido de su risa.
- Bueno...- dijo algo azorado, pasándose la mano por el pelo.- Nos vemos mañana en clase... ¿quieres que llame a los demás para contarles lo de tu padre?-
- No, tranquilo... ya me encargo yo.- bajó un par de escalones y le dio un beso en la mejilla.- Hasta mañana...- y abrió la puerta, metiéndose en su casa.
Darien se había quedado en el sitio... más rojo que un tomate y sonriendo como un bobo.