Flechazo de amor |Jelsa| |TER...

By Rebel_Forever122

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¿Quién dijo que el amor es a primera vista? ¿O que enamorarse era difícil? Enamorarse es fácil, lo difícil e... More

Sinopsis
|1. E l s a|
|2. J a c k|
|3. E l s a|
|4. J a c k.|
|5. E l s a.|
|6. J a c k.|
|7. E l s a.|
|8. J a c k.|
|9. E l s a.|
|10. J a c k.|
|11. E l s a.|
|12. J a c k.|
|14. J a c k.|
|15. E l s a.|
|16. J a c k.|
|17. E l s a.|
|18. J a c k.|
|19. E l s a.|
|20. J a c k.|
|21. E l s a.|
|22. J a c k.|
|23. ESPECIAL.|
|24. E l s a.|
|25. J a c k.|
|26. E l s a.|
|27. Sr. S n o w|
|28. J a c k.|
|29. E l s a.|
|30. J a c k.|
|E P Í L O G O|
•MEMORIAS DE ANNA•
•MEMORIAS DE ANNA 01•
•MEMORIAS DE ANNA 02•
•MEMORIAS DE ANNA 03•
•MEMORIAS DE ANNA 04•
•MEMORIAS DE ANNA 05•

|13. E l s a.|

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By Rebel_Forever122

Soundtrack 13: Missing - Evanescence

Estuve como una hora buscando una canción. Y creo que ya la encontré.
********************

—Ponte esto.

Aún no lo comprendía, Jack a estado muy raro desde que despertamos. Y ahora en el Jet de la familia, él me pide que me coloque un vestido que en mi vida había visto. Sin embargo, era hermoso. Azul sin mangas y ajustado, con una fina tela transparente del mismo color, que me llega hasta las rodillas. Me levanté de mi asiento para dirigirme a la única habitación que este Jet privado tiene, Jackson además entregándome unos tacones del mismo color del vestido.

Sigo diciendo, esto es raro.

No es cómo si él no me hubiese regalado otro vestido, el blanco lo tengo guardado y bien cuidado. Pero, ¿para qué regresar como una princesa cuándo no lo soy? Debo decirle a mi esposo, no me gusta que gaste dinero en mi y pienso en buscar trabajo una vez que regresemos a casa. Quiero sentir que puedo hacer las cosas por mi misma, salir y ser independiente en la ciudad.

Como nunca pude estar fuera antes...

—¿Estás lista, Els? —siento como toca la puerta antes de entrar.

Termino de cepillar mi cabello y listo. Él me regala una de esas sonrisas que me sonrojan, aún me cuesta trabajo dejar la timidez, pero creo estar lográndolo. Regresamos para sentarnos, una de las azafatas informándonos que estaremos por aterrizar dentro de quince minutos.

—¿Por qué el vestido? —pregunté luego de unos minutos de silencio, bajé la mirada—. No soy una princesa...

—Por supuesto, no lo eres —con sus dedos en mi barbilla levantó mi mirada, besando mi frente—. Eres mi reina, eso es más importante.

No pude evitar en sonreír. Me gusta cuando me trata así, con amor. Me hace sentir tan querida e importante, que sé que no quiero alejarme nunca más. Aterrizamos cerca de las 20:30 horas, habíamos salido muy tarde al aeropuerto. Nos encontramos a Robert quien nos esperaba con una sonrisa, guardó nuestras maletas en el vehículo mientras nos sentamos en la parte de atrás.

Mi Inglaterra. Ya lo extrañaba.

—Déjame ponerte esto —no sé de donde sacó un pañuelo que me lo puso sobre los ojos, tapándo mi campo de visión—. Preparé una sorpresa para ti.

—¿Preparaste? —interrogué, oyendo su risilla.

—Tuve ayuda, cariño.

El viaje se me hizo corto con todo lo que Jack me contaba sobre algunas cosas que hacía de niño. Luego me puse nerviosa al pensar que, una vez que bajara, me podría caer o alguna otra cosa. Pero no. Mi esposo me ayudó a ingresar a la casa, todo estaba en absoluto silencio... o eso pensé.

¡SORPRESA!

—Feliz cumpleaños, Els —susurró en mi oído una vez haberme quitado la venda de los ojos.

Habían muchas personas, a varias que reconocí de la boda. Por supuesto, los padres de Jackson y su hermana junto a su esposo eran a los primeros que identifiqué. Es mi cumpleaños..., Uno de Mayo. Ya ni lo recordaba. Me volteé para verlo. Su sonrisa era nerviosa con una mezcla de emoción, lo abracé.

—Gracias —susurré, evitando que se me soltaran las lágrimas.

Nunca me habían felicitado por cumplir un año más de vida, ni obtuve algún regalo o un abrazo. Sólo trabajo y maltratos. Pero ahora Jackson llega y..., ¿cómo no quererlo más? Él si tomó aquel insignificante detalle, que muy en el fondo para mi era importante.

Muchas personas se acercaron para felicitarme, entre ellos Rose, Nicholas y Emma con su esposo. Siendo ellos los que más tiempo estuvieron junto a mi. También se encontraban los amigos de mi marido con sus esposas, y la que recuerdo como Mérida fue la que más me agradó. Era amable y graciosa, un poco ruda pero no mala persona.

—Cariño, quiero presentarte a mis tíos —Jackson regresó con unos señores ya mayores, ella apenas sonriendo—. Joseph y Lorena Island.

—Es un gusto conocerte al fin, querida —la mujer de cabello oscuro tenía una sonrisa cansada, aunque sus ojos bailaban en alegría—. Disculpa por no acercarnos en el día de su boda, pero tuvimos que retirarnos apenas la ceremonia terminó.

—O-Oh, no se preocupen —intenté pronunciar—. Y-Yo tengo el gusto de conocerlos.

—Felicidades, Jack —dijo el hombre sin expresión alguna—; tu esposa es muy bonita, aunque...

—Es perfecta —la dura voz de mi esposo me hizo fruncir el ceño.

—Oh, claro. Se nota —una quinta presencia se hizo notar, un hombre de la misma edad que Jack se acercó para besar los nudillos de mi mano—. Mi nombre es Hans Island, únicamente primo de Frost. Lástimosamente —agregó, mi ceño se frunce con confusión.

¿Por qué? Jack es bueno... aunque no lo haya sido en un principio.

—Ven, cariño —con fuerza tomó mi mano para alejarme de ellos.

—Para... —pedí, aunque creo que no escuchó— Jack, detente.

Obedeció en seco, casi choqué contra su espalda de no ser porque me di cuenta a tiempo. Estabamos en una esquina de casa, lejos de los invitados, y su mirada no mostraba la emoción junto con la felicidad de hace momentos. De inmediato me pongo triste, no soy feliz si él no lo está.

—Sabía que no debí invitarlo —murmuró más para si mismo—. Mi madre lo hizo y yo...

—¿Jack?

—No quiero que te le acerques, sé muy bien como son los de su tipo —gruñó fastidiado, sin verme—. Alguien que corteja a todas y cada una que se encuentre. Casadas, solteras, viudas...

¿Ah?

—Cálmate —coloqué suavemente mi mano derecha en su mejilla, sonriéndole con dulzura—. No pasa nada. Yo te quiero a ti, no a otro.

Por un momento sonrió, besando mi frente.
Mi cumpleaños siguió su curso, todo marchando bien durante la siguiente hora. Comí pastel de chocolate, probé dulces que ya había visto y no tuve la oportunidad de comer; también bailé con Mérida y Emma un rato después de con mi esposo. Sólo las tres nos detuvimos cuando la castaña se cansó debido a su embarazo... aún me pregunto que será el sobrinito de Jackson.

—Estar embarazada es un asco —replicó Emma, tomando un respiro mientras la llevabamos a sentarse—. Por eso me enfada ver a los hombres y que ellos no sepan lo que se siente; pero lo vale, lo que importa es lo que se viene...

Sonreí. En mi mente vagaba lo que posiblemente sería mi futuro, uno que anhelo. Ser libre y feliz al lado de mi marido, juntos formando una familia. Grande o pequeña. Da igual. Con disimulo, mi mano se posó en mi vientre. ¿Cómo sería tener un bebé con Jack?.
Entonces esa sonrisa e ilusión se muere de golpe. No. No, yo no puedo. Si tuviera un bebé no sería buena cuidándolo, y yo no quiero dañarlo...

Las dejé a ambas para dirigirme al baño, sé que estando a solas podré tranquilizarme. Llevo pensando en esto desde que vi a Emma acercarse a mi junto a su esposo James para felicitarme; ella se veía tan feliz que imaginé que esos eramos Jack y yo. Bajo mi mirada, tomé otro respiro y toqué mis mejillas para saber que no estaban humedecidas. Al comprobar que no lo estaban, salí.

La mayoría estaba en silencio.

—¡Váyanse de aquí! —oí la voz de Jack.

—Elsa, no —Mérida intentó detenerme.

La esquivé. La curiosidad me mataba por saber que ocurría. Caminaba lentamente entre la gente, acercándome. Tan sólo la voz de Jack se oía entre todo el silencio, furioso a más no poder. ¿Qué pasaba?. Mi corazón latía con rapidez cada vez que me acercaba más y más...
Entonces me detuve.

Ellos estaban ahí.

Los tres estaban parados frente a mi esposo y de James con el padre de Jack, vestidos con sus mejores prendas. Más valiosas que yo, de seguro. ¿Q-Qué hacen aquí?
Tengo miedo...
Mis pies se movían en reversa, retrocediendo, queriendo escapar y poder esconderme de esos golpes. No quiero que ocurra de nuevo. Ellos me engañaron. Ellos nunca van a quererme...
Eres una tonta, Elsa.

Las miradas de todos pasaron directo a mi cuando el sonido de una bandeja cayó al suelo por mi culpa interrumpiendo las ordenes ignoradas de Jack. Mamá hizo esa sonrisa que me asusta, que ya sabía lo que venía; Anna y mi padre no hicieron más que verme, el hielo puro cubriendo sus ojos ocultándo sus sentimientos. Si es que tenían...

—Venimos a buscarte —pronunció mamá, dando unos ligeros pasos con sus zapatos a tacón que resonaron por el lugar—. Así que ve a empacar que nos vamos.

—N-No quiero... —susurré. Nadie escuchó.

—¿Qué se cree, señora? —tuvieron que sostener a Jack, estaba segura que se le lanzaría encima—. ¡De aquí Elsa no se mueve! ¡Váyanse antes de que llame a la policía!

—Ella volverá con nosotros —papá habló con frialdad, sin importarle los ojos curiosos de su alrededor—. No lo evadas, muchacho.

—Mi nuera no se irá con ustedes. Unas mugres de porquerías.

—Si lo hará —siguió diciendo, sin intimidarse—. ¿Qué creías, Nicholas?, ¿qué no sabía de tus planes? —rió con sarcasmo—. Cuando nos enteramos, anulamos el matrimonio cuanto antes. Una Arendelle no debe estar cerca de un Frost; Elsa ya no tiene porqué estar aquí.

¿Q-Qué?

—¡Es mayor de edad! —James exclamó, sosteniendo a un furioso Jack—. No pueden hacer nada por eso.

—Lástimosamente tiene la mente de una niña, jovencito —mamá hizo una mueca, sus ojos viendome seriamente—. Está enferma, ¿o qué, Jackson? —sonrió con su cinismo, sus ojos dirigiendose a los del mencionado—. ¿No te has dado cuenta de esas reacciones tan raras para su edad?, ¿tan inocente como una niña de cuatro años?. Apuesto a que pensabas que era normal por su timidez...

—Porque ustedes, malditos perros, la tenían encerrada.

Quiero ir me...

—Y la razón es por esa —sus ojos dieron con su alrededor antes de verme a mi, sacándo un sobre blanco de su bolso—. Es un documento médico que afirma la enfermedad de Elsa.

No aguanto más y corro escaleras arriba directo a mi habitación, donde me encierro con seguro para hacerme pequeña en algún rincón. Abrazo mis rodillas, las lágrimas cayendo sin intención de detenerse. Sufrí tanta humillación, pero creo que esta es la peor de todas. Frente a Jack. A Sarah. A mis posibles amigas...
Frente a todos.

¿Acaso soy así de insignificante?

*

Estaba fregando los platos con rapidez, viendo a mi alrededor antes de mirar por la ventana de la cocina. Como anhelaba salir a jugar, tocar una flor o un árbol. Entonces oí como se cerró la puerta de la habitación del segundo piso y el ruido de los pasos al bajar por las escaleras. Bajé la vista, asustada. Mamá toma una manzana roja para empezar a comerla, observándome. Los nervios florecieron cuando me indicó que quería la cena lista para una hora, y desapareció.

Era el uno de mayo del 2009 en ese entonces.

Corrí de un lado a otro, tomándo lo necesario para preparar una lasaña. A mis catorce, sabía cocinar perfectamente. Siempre poniendo de mi amor y cariño, sonriendo con la esperanza de que la vida me sonría algún día.
Para la hora completa ya finalicé la cenan y mis padres junto a Anna ya se encontraban sentados en el comedor. Pero mi torpeza siempre aparece cuando no lo deseo.

—¡¿Pero eres estúpida o qué?! —Anna se levantó furiosa viendose la ropa manchada con la salsa—. ¡Mi vestido nuevo!

Tropecé, y la comida que llevaba cayó directo hacia mi hermana. Tomé una servilleta intentando limpiarle, pidiendo mil disculpas sin obtenerlas. Le dio un manotazo a mi mano, sus ojos irradiando la ira.

—¡No me toques, peste!

No es lindo que tu hermanita te trate así...

—Ven, Anna —mamá se levantó tomándola de la mano—. Iremos a cambiarte mientras tu padre se encarga.

No. N-No...

Supliqué, rogué, y ni eso logró hacer que papá se detuviera. Me di la vuelta, agachada. Pasaron segundos antes de que me comenzara a golpear con su cinturón en la espalda. Sollozaba del dolor. ¿Por qué papá está tan enojado conmigo?, ¿por qué siempre es así?
Si no es en las manos, golpeadas por mamá, es en la espalda, golpeada por él.

Aún así seguía sonriendo, con la esperanza de que la vida me sonriera y me quisieran...

Pero jamás pasó.

*

Desperté sobresaltada. Una mano en mi hombro alertándome. Me removí, mi cuello y espalda dolieron debido a que seguía en el suelo apoyada en la pared.
Vi sus ojos azules, y empecé a gritar con la rogación en mi voz.

—¡No me pegues! —me apegaba más a la muralla—. ¡N-No lo hagas!

No me pegues...
No más...
Por favor, no lo hagas...

******
Sinceramente me quedó la sensación a llorar por el capítulo :'(

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