Pinky Hair Boy - YoonMin [+18...

By LucAAoSora

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Park Jimin, un joven de veinte años y peculiar cabello rosa, aparenta ser un chico tierno e inocente, pero de... More

✨LIBRO OFICIAL EN FÍSICO✨
Prólogo
Capítulo 1 (Primer Arco).
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18 (Segundo Arco).
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
❤️ T R A I L E R ❤️
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36 (Tercer Arco).
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62.
Capítulo Final.

Capítulo 30.

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By LucAAoSora

Avanzaba con furia por los pasillos del primer piso, llevándose por delante a varias personas, sin importarle si estos se quejaban o no. Los demás tampoco se atreverían a enfrentar a uno de los aliados más importantes de R.M. Y sí, era Suga, quien estuvo esperando por Jimin durante bastante tiempo luego de dejarlo hablando por teléfono, lo cual había llamado claramente su atención, pero, por respeto a él, prefirió no preguntar. Hizo mal, muy mal; porque ahora estaba frustrado. Sobre todo, le enojaba pensar en que tal vez él no quería tener intimidad y que no se atrevía a decirle por miedo.

Sin embargo, todo pensamiento se esfumó en cuanto vio a Jin avanzando por el pasillo y todos corriendo hacia sus habitaciones por miedo a que les hiciera algo. Nadie sabía que solo debían temerle a Jin cuando este tuviera los ojos rojos, pues fuera del efecto de la droga era una persona común y corriente, hasta cuidadoso y dulce. R.M. lo acompañaba, pero eso no fue lo que más llamó la atención de Suga, sino la cabellera rosa pastel que reposaba en su hombro derecho. Se llenó de preocupación al ver a Jimin siendo llevado a cuestas por el jefe, quien tenía una expresión de molestia mientras que su compañero parecía regañarle.

—¡Te dije que se estaba sintiendo mal y tú seguías insistiendo con las preguntas!

— ¡Y yo cómo iba a saber que se desmayaría! ¡Resistió a la inyección! No es mi culpa, a mí me interesa saber qué mierda sucedió.

—A mí también —habló ahora Suga, quien se aproximó hacia ellos.

—Oh... —se sorprendió Jin, y luego de unos segundos respondió—: Jimin estuvo curioseando por el ala este.

—¡¿Qué?! —se exaltó, aproximándose a Jimin al ver la sangre en su ropa.

—Está bien —lo tranquilizó—. Ya lo curamos.

—¿A qué te refieres con que lo curaron? —preguntó con el ceño fruncido—. Si no tiene ninguna herida, solo sangre.

Seokjin hizo una cara de póker al darse cuenta de que había metido la pata y observó de reojo a R.M., quien soltó un suspiro a la vez que hacía un ademán para que Suga lo siguiera.

El joven de cabello platinado observaba cómo el brazo de Jimin se balanceaba al ritmo de los pasos del líder; vio que la mejilla que mantenía apoyada sobre el hombro de este se aplastaba y provocaba que sus labios se abultaran, lo que le daba un aspecto tierno. Pero no podía despejar la ansiedad generada por tantas preguntas internas.

—Bien, ¿vas a entrar o te quedarás ahí parado? —preguntó R.M.

—Oh, cierto —se despejó de sus pensamientos y se dio cuenta de algo—. Jungkook está durmiendo en ese cuarto, es mejor que no lo molestemos. Jimin dijo que...

—Aquí no hay nadie —habló Jin, quien asomó la cabeza por la puerta—. Podemos entrar.

Suga frunció el ceño por la confusión, supuestamente Jungkook se había desmayado y ahora tendría que estar descansando en ese lugar, pero al parecer no era así...

Se dispuso a ingresar a su cuarto y notó que la cama de su pulguita se hallaba algo desarreglada, así que su pensamiento era acertado. Vio cómo Jin tomaba al joven de cabello rosa pastel con delicadeza y lo quitaba del regazo de R.M., quien soltó un suspiro de alivio, como si este fuera lo más pesado del mundo. Vio a Jimin ser recostado en su cama y cubierto con las sábanas. Parecía estar completamente sano, nada grave.

—Explícame qué mierda le pasó a Jimin —lo enfrentó.

—Es algo confidencial. De todas formas, fue al ala este y debe ser castigado.

—No te atrevas a siquiera pensarlo, ¿oíste? —se aproximó a él.

—¿Me estás amenazando? —soltó una carcajada—. ¿Olvidaste que soy tu superior? Puedo hacer lo que se me dé la gana.

—Tómalo como quieras... —lo observó desafiante.

—Parece que te gusta mucho este mocoso... —señaló a Jimin de manera despectiva.

Suga se hallaba frente a frente con R.M., quien sonreía con soberbia y lo observaba como si fuera un ser inferior. El moreno sentía confusión por dentro, pues su amigo jamás lo había enfrentado de esa manera y siempre se dirigió a él con respeto, como debía ser. Sin embargo, ahora parecía que Suga en verdad estaba dispuesto a todo con tal de que no dañaran a Jimin, y no entendía cómo había llegado a encariñarse tanto con ese niño.

Aquel de cabello platinado, por su lado, observaba con detenimiento al jefe, esperando algún acto de rendición. Era claro que ninguno iba a ceder, ambos tenían el mismo temperamento.

—Apoyo a Suga, R.M. —habló Jin, rompiendo el incómodo silencio—. Jimin es valioso. Debe ser nuestro aliado, sobre todo ahora que sabemos que es igual a... —se quedó callado, no quería hablar de más.

—¿Qué es igual a qué...? —indagó Suga—. ¡Explíquenme las cosas de una maldita vez!

—Suga, no podemos decirte algo así. Debes entender y respetar las decisiones que...

—Hyung... —la voz de Jimin, entrecortada por recién despertar, irrumpió.

Todos voltearon a ver hacia la cama donde él estaba. Tenía sus ojos entrecerrados y pestañaba varias veces, se veía bastante somnoliento. Jin se tranquilizó al darse cuenta de que el tono de sus ojos volvía a ser oscuro, y luego le siguió el paso a R.M., quien le indicó que era momento de retirarse de la habitación y dejar solo a Suga, aunque con muchas preguntas en su mente.

—Ahora cuida al niño —habló el moreno—. Luego seguiremos con la plática.

El joven de cabello rosa pastel frunció su ceño, viéndose muy tierno y notó que Suga se arrodillaba en el suelo para quedar a la altura de su rostro, reposando a su vez sus brazos en el colchón, viéndolo con detenimiento. Se dio la vuelta para contemplar mejor a su hyung, el cual llevó su mano hacia su cabellera rosada.

Suga se dispuso a hacer mimos, aliviado de ver a su mocoso sano y salvo. Tampoco entendía cómo había llegado a sentir tantas cosas por él en tan poco tiempo, simplemente sucedió y no podía resistirse más a ello.

—Pulguita, otra vez me dejaste solo... —balbuceó—. ¿Qué te sucedió?

—Estoy bien.

Frunció el ceño ante su respuesta tan seca, algo andaba mal.

—Escuchaste la conversación, ¿verdad?

—Bueno, eso... —esquivó la mirada—, puede ser.

—¿A qué se refirió? ¿A qué eres igual?

—Es una historia muy larga —enfatizó el "muy".

—Pues, estoy aquí para escucharte.

Jimin hizo una mueca y dejó pasar algunos segundos, los cuales aprovechó para pensar muy bien en lo que iba a decir, porque sabía que lo estaban espiando.

—Bueno, cuando yo era muy, muy, muy chiquito, antes de salir de la panza, estuve a punto de morir. Mi padre me inyectó algo que impidió que eso sucediera y pude sobrevivir, pero esto lo sé gracias a que mi mamá me contó —confesó—. Años después, mi padre quiso inyectarme eso otra vez, pero la pasé muy mal, así que no volvió a hacerlo. Igual creo que es ese el motivo por el cual me prefería por encima de mis hermanos...

—Espera —le interrumpió—. ¿De qué estás hablando? ¿Te inyectó una droga?

Suga estaba más que confundido, ¿de qué hablaba Jimin? No esperaba que le contara toda su vida, esa confesión lo tomó desprevenido. No entendía nada de lo que el otro decía y quería saber más, ahora no podía quitarse esas palabras de su cabeza. ¿Cuántas cosas no sabía acerca de él? Necesitaba conocerlo a la perfección, no soportaba no saber nada. Siempre que parecía que entendía lo que sucedía, algo nuevo se presentaba.

—Así que eso era... —la voz del jefe se hizo presente en la habitación y Suga lo observó de mala manera—. No me veas así, necesitaba saber.

—¿Y cómo mierda sabías que iba a decir lo que querías escuchar?

—No lo sabía, era ganar o perder —dijo, alzando sus manos—. Y yo nunca pierdo.

—No entiendo una mierda... —se puso de pie, separándose de Jimin, quien sintió tristeza al ver a su hyung enojado—. Explíquenme ya, no soporto más esto.

—Dime, Jimin —habló el moreno otra vez—. ¿La droga que te inyectaron era WBort05?

El joven de cabello rosado se mantuvo pensativo mientras se sentaba sobre el colchón.

—¿Creen que es la misma droga de Jin? —preguntó dudoso—. No recuerdo su nombre.

—Hubo muchos experimentos, Jimin, pero ninguno sobrevivió ni en la panza ni luego de nacer —informó Jin—. Hay algo aquí que no encaja.

—Oigan, a mí no me hablen de medicina. Sean concretos, maldita sea —se impacientó Suga.

—Sabemos que Park Jung Hae quería la droga solo para él —dijo R.M.—. Si Jimin resulta ser un sobreviviente como Jin, esto confirmaría la teoría de que realmente experimentó con sus hijos.

—Sigo sin entender una mierda —chasqueó su lengua—. ¿Eso quiere decir que Jimin qué...? ¿La droga también la tiene él?

—Eso parece... —respondió—. Tendremos que investigarlo.

—No más experimentos... —habló Jimin, llamando la atención de ambos—. No quiero más... Mi padre siempre tomaba muestras de mi sangre y me volvía loco.

El líder y Jin se observaron mutuamente sin decir ninguna palabra.

Sin embargo, antes de continuar con la conversación, Jimin comenzó a posar su vista en varias direcciones del cuarto, percatándose de que estaba sentado en su propia cama.

—¿Dónde está Jungkook? —habló, despistando a los demás.

—¿Y eso qué mierda importa? De seguro se sintió bien y se fue... —opinó Suga.

—No, él... —tragó saliva en seco, cuidando sus palabras, pues el líder estaba escuchando—. Él se desmayó y tenía fiebre, no debería estar por ahí.

"¿A dónde te fuiste, Kook...?", pensó Jimin, impacientándose más ante la idea de su mejor amigo yéndose hacia el lado enemigo.

—Yo lo buscaré, quédate tranquilo —habló el jefe, poniéndolo más nervioso—. Park, no sé qué pienses, pero debemos saber de qué está compuesta tu sangre. Te haremos estudios lo quieras o no.

—Pero...

—Tranquilízate, idiota —le interrumpió—. Jin de seguro esté ahí, no te va a dejar pasar un mal rato.

Ese no era el problema ahora. Si R.M. llegaba a encontrar a Jungkook en alguna situación que hiciera visible su traición, no dudaría en asesinarlo. Jimin estaba nervioso, quería saber a dónde se había ido su mejor amigo y tener su teléfono móvil en su bolsillo era algo que le jugaba tanto a favor como en contra, pues no podría comunicarse con él si lo necesitaba. Luego de que el jefe se retiró de la habitación, él también comenzó a caminar hacia la salida, pero se vio interrumpido por un agarre fuerte en su brazo derecho que lo obligó a darse la vuelta. Así fue como se encontró a Suga con el ceño fruncido.

—Es la segunda vez que me dejas con las ganas, Park Jimin. Y no habrá una tercera.

—Je, je... —sintió un escalofrío al ver la expresión ajena.


En otro lugar. Lejos del barrio del dragón dorado.

—Entonces... —habló un tipo de voz gruesa—. ¿Cómo dijiste que se llamaba tu amiguito? ¿Taehyung? ¿V? —soltó una risa arrogante—. ¿Pensaste que no nos íbamos a enterar de nada? No aprendes más, ¿verdad, Jeon?

—Yo... —no pudo hablar, una patada hacia su rostro se lo impidió.

—Oh, no solo Zico está allí... ¿Olvidas a toda su pandilla? —alardeó—. ¿Olvidas que soy Park Yu Hong y tenemos a tu familia en nuestras manos?

—Por favor... —sollozó.

Él estaba de rodillas, con sus manos atadas sobre su espalda, sintiendo cómo alguien presionaba con su pie su cabeza contra el suelo.

—¿Oh? ¿"Por favor"? ¿Desde cuándo actúas así...? —se rio—. ¿Acaso pensaste que podías librarte de nosotros por ir y contarle todo a mi hermano? ¡Eres patético!

—Solo... —ahogó su llanto—. Mátame... y ya no...

—Oh, no, no —le interrumpió—. Yo decido cuándo asesinarte y no será ahora. Me dirás absolutamente todo lo que sabes y regresarás a la mansión como si nada hubiese sucedido, ¿entendido? Las heridas te las hiciste en una pelea callejera, ¿qué te parece?

—Entendido... —sorbió su nariz.

—Me gustabas más cuando no discutías, Jeon, cuando hacías todo al pie de la letra. Hasta llegué a pensar que te gustaba la idea de pertenecer, pero Jimin como siempre es un dedo en el trasero —chasqueó su lengua—. ¡Levántenlo!

—¡Por favor, a Jimin no...! —se vio interrumpido por otro golpe.

—No te di el permiso de hablar, escoria —se quejó—. De no ser porque nos sirves para las drogas, ya te hubiese asesinado... —Tomó un habano, se hallaba sentado frente a un escritorio, era un lugar algo oscuro y apartado—. Irás solo para traer la sangre de Jin que le mencionaste a Chanyeol y luego no volverás a la mansión, te quedarás aquí para hacer las réplicas —ordenó—. Ahora, para salvar a tu familia, debo castigarte. Le dirás a Jimin quién es Suga en realidad.

Jungkook sintió su presión bajando en solo un segundo, casi pensó que se desmayaría allí mismo. Lo habían arrastrado contra su voluntad. Uno de los pandilleros de Zico lo había tomado por sorpresa y se lo llevó, amenazándolo con decir todo si no hacía lo que pedía. Observó a Yu Hong, sabiendo que debía contarle todos los detalles del plan que tenían para asesinarlo, teniendo en su mente las últimas palabras dichas por ese hombre.

Era cierto que Jungkook no tenía mucho cariño por Suga, pero no quería ver a Jimin sufrir por eso. No deseaba que su mejor amigo se uniera a la organización luego de saber la verdad, porque sabía que él era muy impulsivo. No deseaba verlo más como un asesino a sangre fría, no podía soportar cómo se lastimaba a sí mismo, cómo su esencia se perdía de a poco.

—Yo creo... —habló luego de tanto tiempo—, que decirle la verdad es lo ideal, así Jiminie vendría con nosotros de una vez. Él es muy útil, podría dejarse llevar por la venganza y...

—No quiero hacerlo —habló, sintiendo arrepentimiento inmediato al recordar a su familia.

—¿Qué dijiste? Creo que no escuché bien —alzó una ceja y le enseñó un teléfono móvil—. Repítelo y tu hermana menor se muere con solo una llamada que haga.

El joven de cabello azabache cerró sus ojos con mucha fuerza, odiándose a sí mismo y sabiendo que no debió haber abierto la boca cuando Jimin le preguntó. Sabía que eso sucedería, lo tenía muy en claro. Era un idiota por creer en las palabras tiernas de su mejor amigo, que se salvaría, que lograrían salir adelante. Jungkook ya tenía los días contados, estaba atado de pies y manos, nada lo podía salvar..., solo un milagro o, en su defecto, la muerte. Pero no podía pensar en acabar con su vida al tener la incertidumbre de qué sucedería con su familia, no podía abandonarlos.

Sollozó en silencio mientras que Yu Hong comenzaba a hacerle preguntas... Preguntas que debía responder, no tenía opción.


"Lo lamento, Taehyung, Jimin...", pensó.


EDICIÓN 2022.

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