Emily resultó ser malditamente adorable captando la atención de todo aquel que la veía por primera vez dejándolos embobados con sus potentes ojos verdes. Las primeras semanas con la bebé en casa fueron duras, ya había olvidado lo agotador que podía llegar a ser el cuidado de un ser inferior a ti. Pero en cuanto veía su pequeño rostro empapado en lágrimas por las noches, todo el cansancio que me recorría parecía esfumarse y tan sólo podía concentrarme en mecerla cariñosamente para que volviese a dormir. Nick y Nigel se peleaban por ser el mejor hermano mayor, lo cual me parecía realmente divertido porque una bebé de apenas ocho meses no podría decidir cuál de los dos era el ganador y eso los frustraba.
-¡Hola!.- Exclamé entrando rápidamente en la cocina en donde los gemelos dibujaban sobre la isla y Emily movía emocionada sus brazos y piernas sobre su sillita alta.
-Acaba de comer un poco de yogurt.- Me informó Camila quien limpiaba la mesada, en cuanto cargué a mi hija efusivamente
-Vale.- Susurré dejando suaves besos contra la mejilla de Mily.
-Yo se lo di.- Dijo con orgullo Nigel presumiendo frente a su hermano.
-No fue así. Tú sólo ocasionaste un desastre y permitiste que ella se embarrara las manos de yogurt.- Rió mi esposa provocando que el ojiverde frunciera el ceño.
-Entonces está pequeña princesita debe darse un baño.- Murmuré poniendo la voz un poco más aguda mientras hacía ligeras cosquillas sobre el pequeño estómago de la pequeña castaña y ella soltaba contagiosas carcajadas.
Sus pequeñas y pegajosas manos dieron con mi rostro y se aseguró de inspeccionar a fondo mis mejillas y nariz. En cuanto la acomodé sobre mi cadera ella recostó su cabeza contra mi pecho justo antes de concentrar toda su atención en llevarse las manos hechas puños a la boca. Babear, reír y llorar parecían ser sus pasatiempos favoritos además de balbucear y hacer pedorretas que sólo Lisa y Lily podían llegar a comprender en cuanto estaban juntas.
-¿Cómo estuvo el trabajo?.- Escuché la armoniosa voz de mi esposa saliendo del trance en el que me tenía el exquisito olor que Emily desprendía.
-Nada complicado. Sólo papeles y facturas, ya sabes, lo normal.- Me encogí de hombros regalándole una sonrisa- Sólo quería volver a casa hoy es un día muy importante.- Camila me vio esperanzada como si esperase con ansias mis palabras- Mis chicos tienen partido hoy, no me lo perdería.- Su sonrisa se desvaneció ligeramente.
-Lo prometiste.- Me recordó Nick concentrado en colorear sus dibujos.
-Si, y ustedes deben alistarse o el entrenador se enfadará.- Ambos asintieron ante las palabras de Camila y corrieron fuera de la cocina escaleras arriba- Y tú tienes que asearte.- Está vez se dirigió a la bebé entre mis brazos y ésta agitó emocionada sus brazos como si supiera a que se refería.
-Creo que ella aún no entiende el concepto.- Murmuré divertida mientras ambas caminábamos hasta nuestra recámara en la segunda planta- Lo chicos se esconden cada vez que escuchan la frase "tomar el baño".
-Eso es porque son tus hijos.
-¡No lo es!.- La miré ofendida mientras me arrebataba a Mily de entre mis brazos. Aquel tierno apodo fue idea de mi abuelo.
-Si lo es.- Canturreó quitándole la ropa a una inquieta Emily.
-Tal vez un poco.
...
-¡Vamos Ed, no lo dejes avanzar!.- Gritó un hombre sentado junto a Lauren. El niño al que alentaba era justo aquel que en ese mismo momento tiró al suelo a Nigel de una patada- ¡Así es hijo, deten a ese debilucho!
-¡Hey idiota! ¡Ese es mi hijo!.- La ojiverde no toleró las palabras del hombre y se puso de pie con Emily en sus brazos.
-Pues debería estar sentado en la banca...Jauregui.- Respondió luego de entornar un poco los ojos para leer el apellido en la camiseta de Nigel.
-Mira pedazo de...- No pudo continuar con su oración porque la detuve al intuir sus próximas palabras.
-Lauren, por favor. No es el momento para discutir.- Murmuré tratando de tranquilizarla logrando que tomara asiento en su lugar.
Los minutos avanzaron y el partido ya casi acababa. Yo aplaudía entusiasmada intentando darle ánimos al equipo de soccer y Lauren tenía a una bebé completamente dormida en sus brazos. De pronto, Nick tocó el balón con su pie y anotó el gol ganador del equipo, enloqueciendo a la ojiverde.
-¡Eso es Nick! ¡Así se hace campeón!.- No pudo evitar gritar aquello y después girarse al idiota junto a ella- ¡Hey imbécil, el número siete también es mi hijo!
No dejó de presumir que había sido su hijo quien había anotado el gol ganador, la hacia sentir realmente orgullosa. Los chicos miraron en nuestra dirección y nos saludaron animadamente con un movimiento de manos, sus rostros estaban llenos de felicidad casi tanto como la eufórica de su madre. Caminamos fuera de las gradas del campo de soccer para reunirnos con los chicos fuera de los vestuarios en donde la Alpha se encargó de recordarle a todos los padres presentes que sus hijos eran las estrellas del equipo.
-¡¿Has visto eso mamá?! ¡Anoté un gol!.- Exclamó Nick muy emocionado abrazándose a mi cintura.
-¿Oyeron? ¡El goleador del partido es mi hijo!.- Reí mirando divertida a Lauren y viendo enternecida a un Nigel algo avergonzado por el escándalo de su madre.
-Mamá, eres peor que el abuelo Max.- Se quejó el pelinegro y la ojiverde le sonrió disculpándose por su actitud.
-Lo siento campeón.- Susurró intentando no despertar a Mily que dormía plácidamente recargada contra su pecho- Ahora tenemos mucho que celebrar.- Dijo emocionada dirigiendo su mirada hasta mí y otra vez aguarde por su saludo.
-¿Qué?.- Pregunté entusiasmada.
-¡Que mis hijos han ganado un partido de soccer! ¡Vamos a presumirlo con toda la familia!.- Intenté no hacer notar mi decepción y me limité a seguirlos fuera del club de deportes.
El silencio se mantuvo dentro del auto mientras la Alpha conducía por la carretera que bordeaba el amplio bosque de Forks. Me dediqué a ver por la ventanilla ocultando por completo el atisbo de molestia que me había invadido hace unos minutos atrás. Podía sentir su mirada sobre mi pero me obligué a evitar el contacto visual con ella para no estallar y detonar una discusión por su mala memoria. Y es que ni los niños lo había recordado y eso me hacía sentir realmente mal.
-¿Estás bien amor?.- Preguntó Lauren en cuanto aparcamos sobre la grava fuera de la casa Jauregui.
-Sí. No te preocupes.
-Niños, ¿Por qué no se adelantan?, mamá, Mily y yo iremos enseguida ¿Si?.- Los dos asintieron de inmediato antes de salir disparados del coche y subir a toda carrera los escalones del porche- ¿Ahora me dirás que te sucede?.- Insistió y yo exploté.
-¿En serio no lo has recordado?.- Sentí mis ojos cristalizarse y ella me miró confundida sin comprender- Porque llevamos demasiados años juntas como para olvidar el cumpleaños de la otra.- Bufé frustrada y su expresión cambió a una totalmente preocupada.
-Oh cariño cuanto lo siento. Es sólo que las cosas han estado algo atareadas en el taller y......No sabes cuánto lo siento.- Murmuró arrepentida estirando su mano para acariciar mi mejilla- Soy una idiota. Prometo que mañana haremos algo para celebrar ¿Si?
-Como tú digas.- Susurré antes de descender del coche para coger a mi hija de su sillita en el medio de la parte trasera.
Sus ojos me veían bien abiertos pero aún algo adormilados y no pude evitar sonreír ante lo tierna que lucía. Agitó sus brazos con emoción estirándolos en mi dirección como si me dedicara un silencioso "vamos mami sácame de aquí". No tarde en cogerla entre mis brazos antes de seguir a Lauren hasta el interior de la casa, ella abrió la puerta para nosotras dejándonos entrar primero y dándome la facilidad de apreciar lo silencioso que estaba todo. Algo poco común para tratarse de esta familia.
-¡Sorpresa!.- Gritaron todos al unísono en cuanto estuve de pie bajo el umbral de la sala y mi corazón se aceleró a mil.
-Oh por dios.- Dejé escapar una exclamación aferrando el pequeño cuerpo de Emily contra el mío y dejando escapar una sonrisa.
Mis padre y Maia estaban allí, al igual que el resto del clan Jauregui, todos de pie bajo un gran lienzo perfectamente decorado que decía en grandes letras azules "Feliz Cumpleaños Camila". La respiración de mi esposa contra mi oído me hizo sonreír aún más y hasta solté algunas lágrimas.
-¿De verdad creíste que había olvidado un día tan importante como éste?
...
-¿Tu planeaste todo esto?.- Preguntó sorprendida mientras yo secaba con mis pulgares sus suaves mejillas algo enrojecidas por el frío de afuera.
-Feliz Cumpleaños Mate.- Susurré sonriéndole antes de unir sus labios con los míos en un beso cargado de amor que pocos segundos después mi hija se encargó de interrumpir golpeando nuestras mejillas para llamar nuestra atención.
-¡Todos ustedes lo sabían!.- Exclamó incrédula señalándolos a todos con un dedo acusador.
-Los Jauregui somos buenos actores Mila.- Presumió Liam quien estaba de pie junto a Sara.
Cargué a Emily dejándole a todos el camino totalmente libre para que pudiesen felicitar a mi esposa y en cuestión de minutos la sala se lleno de risas y saludos. Me había pasado la semana entera planeando cada detalle de esta sorpresa para que ella no tuviese ni la más mínima sospecha y oí tuve que contenerme para no contarle minutos antes de entrar en la casa con el resto de la manada aguardando para dar la sorpresa. Después de una media hora todos los presentes charlaban animadamente mientras compartían de las exquisitas botanas que Ellie y mi madre habían preparado para ocasión.
-¿Estás divirtiéndote?.- Alcé una ceja esperando la respuesta por parte de Camila y quién se había escapado de su charla con Leah y Mani.
-Por supuesto que sí. Gracias por esto.- Susurró escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello mientras yo la abrazaba por la cintura atrayéndola hacia mí.
-No te imaginas lo difícil que fue para los niños guardar el secreto.- Comenté soltando carcajadas.
-No te rías hicieron un esfuerzo.- Dio un flojo golpe en mi pecho guardando silencio por algunos segundos como si estuviese pensando- Sus nuevas figuras de acción no tienen nada que ver con esto ¿No es así?
-Son buenos sobornando. Creo ir tendré que mantenerlos lejos de Liam por algún tiempo.- Murmuré frunciendo en ceño.
-O de tu abuelo.- Dijo ella con expresión divertida desviando la mirada hasta donde mi padre y Alec se disputaban la atención de Mily.
-¿Viste eso Max? Acaba de sonreírle a su abuelo favorito.- Presumió en oficial como un niño con su juguete nuevo y mi padre rió sin gracia.
-Claro que no. Ella estaba sonriendo en mi dirección.- El Alpha miró a la niña entre sus brazos quien sólo de dedicaba a babear sus manos y a soltar balbuceos.
-Pueden dejar de discutir amigos. Ella prefiere al viejo Joe ¿No es así Mily?
Mi hija movió sus piernas con emoción y estiró sus brazos en dirección a mi abuelo en cuanto al silla de éste se detuvo frente a mi padre quien quedó boquiabierto totalmente indignado junto a Alec. Al parecer a ninguno de los dos les gustaba el rechazo y Emily había sido completamente indiferente a su pequeña disputa concentrando todo su encanto como bebé para su bisabuelo.
-¿Quieres venir conmigo? Tengo algo para ti.- Susurré en el oído de mi esposa provocando que la piel de su nuca se erizara de inmediato.
Ella asintió y entrelacé nuestras manos para guiarla fuera de la casa hasta estar justo en medio del jardín trasero frente al bosque con nada más que la Luna iluminando nuestros rostros. Sus ojos miraron directo a los míos y pude notar toda la emoción y el amor concentrado en ellos. Hace nueve años mirada los mismos ojos de un profundo color marrón y aún no me cansaba de intentar descifrarlos. Así como no me cansada de acariciarla y besar los mismos labios cálidos todos los días.
-¿Debo cerrar mis ojos?.- Intuyó y yo asentí enérgicamente.
En cuanto ella concretó dicha acción yo rebusqué en los bolsillos de mi chaqueta hasta dar con la pequeña caja que contenía el dije dentro de ella. El colgante tenía la misma forma de la marca que compartíamos, aquella marca que reflejaba que ella me pertenecía y que yo le pertenecía a ella.
-Puedes abrirlos.- Murmuré sosteniendo el collar frente a sus ojos y ella sonrió en cuanto capturó la imagen del pequeño dije- Sé qué tal vez es algo simple pero también sé que significa mucho para ambas porque marcó el principio de nuestra historia.- Sus ojos se aguaron pero mordió su labio inferior para reprimir el llanto- Te amo. Sabía que lo haría desde el momento en que mis ojos atraparon los tuyos llenos de temor. Y lo confirmé en cuanto te vi dormir con total tranquilidad esa misma noche. Prometí que no me separaría de ti y que te protegería siempre, y lo seguiré haciendo a menos de que tú me pidas lo contrario.
-Eso no pasará. Sabes perfectamente que eres mi pasatiempo favorito, tú y nuestros hijos.- Su voz se quebró y callé sus sollozos atrapando su boca en un dulce beso cargado de amor y felicidad.
Junté su frente con la mía mientras disfrutaba de la exquisita sensación de nuestras respiraciones mezclándose.
-Te amo mate. Te amaré por siempre.
***
Y bueno hemos llegado al final de esta mágica historia llena de drama y amor. Estoy muy orgullosa de lo que hemos logrado juntos porque sin sus votos y comentarios esta historia no sería nada. Aún queda el epílogo el cual estaré publicando muy pronto por aquí. No olviden votar y déjenme saber que les pareció el final a través de sus comentarios. En algunos minutos publicaré el primer capítulo de Mafia y agradecería demasiado que se pasaran por la historia dejándome saber que les parece la trama. Y recuerden que también está Illusion, una historia que promete.
P.D: Como siempre disculpen los errores gramaticales y ortográficos.