A veces tan solo quisiera, tener a alguien para abrazarlo fuertemente, para contarle mis tristezas, mis anhelos y mis metas, para refugiarme entre sus brazos.
A veces, cuando en la oscuridad de la noche miro las estrellas, mi cuerpo tiembla de frío, de angustia, mi cuerpo pide a gritos sanar heridas.
A veces, en la oscura noche, cuando el sueño corre y se aleja, mi corazón llora, lamenta el no sentirse amado, el no tener por alguien el pulso alocado.
A veces, tan solo a veces, miro a mi alrededor, buscando aquello que me hace tanta falta, busco entre niebla la luz que me guíe a la gloria.
A veces, cuando sonrío y río a gritos, lágrimas resbalan por mi espíritu, mi alma se quebranta y clama, pidiendo misericordia.
A veces, me siento tan sola, tanto que me abrazo a mí misma para controlar esos nervios que me dominan.
A veces, el nudo en mi garganta dura meses, el insomnio no desaparece, y me pregunto, que es lo que me hace falta, que es lo que tanto necesito que aún no encuentro.
A veces, razonó un poco, otras veces, tan solo ignoro el dolor en mi pecho, las ganas de llorar, el coraje guardado y las desilusiones aviento a mi costado.
Tan solo a veces, tan solo quiero platicar, en otras cantar, pero en la mayoría, tan sólo quiero llorar.