Tengo miedo, no podría soportarlo y terminaría llorando.
Se empieza sintiendo mariposas,
Se termina sintiendo nauseas.
Las mariposas revolotean sin rumbo fijo,
Estremeciéndonos sin permiso.
La felicidad que sentimos es incomparable,
A lo que algún día vivimos.
El punto de sentir dragones,
De arder en llamas de fuego.
El pulso se descontrola,
Y la hormona vence a la neurona.
Después llega la sensación de baldes de agua fría,
Donde las verdades salen a frote
Y el alma termina herida.
Nos sentimos asqueados,
Desorientados y humillados.
Las bocanadas internas queman y llenan de odio,
A nuestro cuerpo orgulloso.
Y por último, después de vario tiempo, si sanaron o no las heridas, los malestares estomacales desaparecen,
Y es ahí donde nos damos cuenta que todas las fases anteriores fueron removidas, o tal vez sustituidas.
El corazón vuelve a su mismo pulso diario, el insomnio desaparece y argumentamos que las fases anteriores fueron provocadas por alguna comida, y no por amor.
Pero el mal sabor de boca que nos dejó, lo único que nos recuerda es esa boca,
No un plato de sopa.
Y es ahí donde dudamos en lo profundo de la razón.
¿Sería amor?
¿O un simple retorcijón?