Crónicas de Gaia: Libro Prime...

Por DanteARL

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Sigue la historia de Cliff y compañía, una aventura fantástica situada en el mundo de Gaia, un lugar celosame... Más

Crónicas de Gaia
Capítulo 1
Capítulo 3
Crónicas de Desarrollo I
Capítulo 4
Crónicas de Desarrollo II
Capítulo 5
Crónicas de Inspiración I
Capítulo 6
Crónicas de Inspiración II
Capítulo 7
Crónicas de Inspiración III
Capítulo 8
Ciencia y artilugios de Ingeniería Elemental I
Capítulo 9
Ciencia y artilugios de Ingeniería Elemental II
Capítulo 10
Capítulo 11
Estrellas de Metal I
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Crónicas de Gaia: Libro Primero ¡Publicado en Amazon!

Capítulo 2

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Por DanteARL

-Cilindro, obturador lateral, corona dentada del cilindro, martillo percutor, corredera, muelle recuperador, basculantes, oscilantes, arco guardamonte, empuñadura grabada, mecanismo de extracción...--- El joven toma un trago de licor lechoso, aclara la garganta por el fuerte alcohol del licor y continúa --Seguro de corredera, ventana rectangular...--

Y un hombre viejo, calvo, vestido elegantemente con corbatín y camisa blanca al otro lado de la barra, lo interrumpe:

– ¿Hasta cuándo seguirás haciendo eso Nikolai? –

–Hasta cuando me dé la gana, viejo– le dijo sin mirarlo a la cara, el joven estaba armando su revólver luego de haberlo desarmado por completo, todas sus piezas, pulidas y brillantes, estaban sobre la barra del bar, y al otro lado de la misma, el hombre mayor dice:

– ¡Já! – Chistó – Debí haberte enseñado modales, chico, pero no es lo mío, mi mujer pudo haberte enseñado muchas cosas, lástima que ahora su ánima descansa junto a Novus, como la extraño...– Divagó el cantinero, que dejó un pequeño pergamino junto al joven, y luego se puso a frotar un hermoso vaso de cristal con un paño blanco.

–Los modales no me sirven en este pueblucho, Moéh, pero me hubiese gustado conocer a tu amable mujer, si eso te sirve de algo...–

Nikolai abrió el pergamino y lo miró un instante.

Y desde las mesas, un hombre robusto, de pelo sucio y negro, chaquetón de cuero de jaske con un rostro tosco, sucio, y un bigote que se extendía ligeramente hacia abajo, se sentó a la derecha del joven Nikolai y con una voz brusca y desagradable le habló a Moéh, el cantinero del bar:

– ¡Dame una Cerveza yusca viejo, no me hagas esperar! – y colocó sobre la barra unos brazos fuertes de amplias cicatrices, y tatuajes borrosos en su piel.

Moéh solo se dignó a  tomar el vaso de cristal hermoso, dejar el paño a un lado y colocarlo bajo una llave fijada  a un barril de madera oscura. El líquido comenzó a salir de la llave con un tono amarillo naranja que evocaba un aspecto cromático, y una vez lleno, lo puso frente al hombre tosco, que lo miraba mientras llenaba el vaso, miró a su derecha y vio a Nikolai armando el revólver, notó unas orejas felinas que salían de su larga melena y sus enormes ojos mau color miel, mientras susurraba las partes de su revólver. La cerveza que le sirvió Moéh sudaba humedad en el vaso hermoso que fue dejado frente a él:

– ¡Eh Chico!, ¡¿Qué es eso?! – El hombre era incapaz de hablar en voz baja. Y movió su barbilla indicando las partes del revólver que quedaban sobre la barra.

Y Nikolai respondió de inmediato:

–Tienes un revolver Hok de 38 milímetros de cañón corto enfundado en tu canana pistolera, y en la otra funda llevas un Lobo dorado de cañón largo de falsa procedencia que note por su alto nivel de oxidación y empuñadura de cuero negro, ¿y no eres capaz de saber qué es lo que estoy armando ahora? – Dijo Nikolai de forma directa y concisa.

El hombre, miró al joven de reojo, tomó el vaso hermoso con sus sucias manos, y bebió la cerveza en un amplio trago, y la espuma blanca del líquido dorado y frío manchaba el sucio bigote que tenía en su tosca cara. Y mientras ya acababa el vaso seguía mirando a Nikolai fijamente, con odio.

Dando un golpe fuerte, dejó el vaso vacío sobre la barra, abrió su fea boca y dijo:

– ¡Que te crees maldito chiqui...! –

¡SHONK!

Se escuchó el cuchillo clavarse en la mano del hombre, todas las personas del bar, detuvieron sus susurrantes conversaciones y dirigieron sus miradas a la barra del bar. Moéh sostenía fuertemente el cuchillo en la mano del hombre y éste, con los ojos abiertos desmesuradamente soltó el vaso para  sacar su revolver oxidado con un grito sordo, y Nikolai brevemente dice:

– ¿Sabes Moéh?, Creo que falta música en este bar–

Rápidamente, Nikolai saca el revólver del hombre que estaba en su canana derecha y le dispara dos veces en el pecho, los tiros fueron directos al corazón, una bala al lado de la otra, Nikolai levantó el arma, abrió el cilindro y cayeron los dos casquillos humeantes del revólver, y el hombre quedo sentado en la barra cabeza gacha y su mano estática con el cuchillo fuertemente clavado en la madera de la barra.

–Creo que deberías comprar un piano, y contratar un buen pianista– dijo mientras cerraba el cilindro y estudiaba el revolver Hok que quitó la vida de su dueño.

Moéh, al otro lado de la barra, dijo:

–Creo que tienes razón, últimamente no hay mucha alegría en este bar, debe ser por eso que tengo pocos visitantes...– Dijo mientras soltaba el cuchillo de empuñadura negra en la mano del hombre y retiraba el vaso sucio y ensangrentado de la barra.

Nikolai armó las últimas piezas de su revólver, la enfundó y dijo:

–Veamos si este tipo era el correcto– tomo el pergamino, lo abrió, y se lo paso a Moéh. Tiró el sucio pelo del hombre tosco para poder levantar su cabeza y observó su feo rostro.

–Sí... Creo que es él. No hay duda– lo soltó y lo dejó allí sentado sin vida.

–Yo no tenía duda hijo, lo reconocí cuando entró por mi puerta– dijo mientras lavaba el vaso con abundante agua.

–El famoso Oso Jonco Gatillo Dorado, quien lo iba a decir, nunca limpió sus asquerosas armas, el segundo tiro no fue limpio por su mal estado, las dos balas debieron ser en el mismo agujero. Se irá a la basura–

La gente continúo sus conversaciones, y el bar nuevamente tomó su ambiente normal.

–Es el quinto esta semana, se podría decir que tenemos suerte...– Dijo Moéh cuando volvió a secar el vaso de vidrio hermoso con su paño blanco.

– Si, los bares son trampas ideales para estos tipos, resultó una buena idea, aunque creo que tienes que cambiar las algunas tablas de las paredes, Moéh– dijo mirando las murallas del bar, que tenían un centenar de marcas de balas de anteriores altercados ya sea propios, o de los mismos clientes.

– Sí, no hay duda, hay que mantener el lugar fuera de sospechas para los otros bandidos– dijo elegantemente, y volvió a mirar el pergamino, estaba dibujado con suaves líneas de lápiz Kharbón el rostro de un hombre con cara tosca y fea con un bigote negro, y un poco mas abajo salía el nombre, con unas letras enormes que decían:

SE BUSCA

Oso Jonco Gatillo Dorado

ENTREGAR VIVO O MUERTO

Recompensa: 10.000 Gadenos

Moéh, el cantinero era un viejo calvo, que atendía todos los días su bar, ya que era su fuente de trabajo y sustento de vida, su negocio llevaba tantos años de funcionamiento que ya no recordaba cuando la fundó, pero si recordaba algo, la abrió con su amada esposa Auriel, que murió hace veinte años cuando le llego una bala perdida de una pelea en el bar en los tiempos de la guerra de los elementos, tiempos peligrosos, y difíciles. "Así es la vida" se decía siempre, el continuó con el negocio unos meses más, acarreando la triste pérdida, hasta que un día no aguantó más esa pesada carga de tristeza, y fue a las costas de los Gurenái, que era un acantilado que daba al mar, más allá cruzando el desierto, para al fin acabar su vida y reunir su ánima junto a la de su amada, y cuando llegó al abandonado acantilado cuando ya estaba oscureciéndose con el sol en el horizonte, se encontró con un enorme barco en llamas encallado en la costa sur y el cielo rojo por el atardecer del mar. Moéh tomo la pistola que tenía la única bala para suicidarse, y bajó por el acantilado hasta llegar a la costa donde se encontraba la nave destruida.

Cuando ya llegaba, a lo lejos, se veía a los Gurenái, pequeñas bestias poco inteligentes, escamosas,  grandes ojos negros y de sangre fría, que estaban saqueando lo que quedaba del gran barco de madera. Moéh, un poco exhausto por el largo camino recorrido, se acercó hasta llegar cerca del barco.

Unos veinte Gurenái estaban alrededor acarreando cajas y levantando trozos de madera, con sus cortas zarpas mientras emitían sonidos guturales de alegría por el supuesto festín que iban a tener. Y saliendo de la destruida cubierta del barco, salió un Gurenái enorme, el doble de alto que sus compañeros, con un bebé llorando entre sus brazos, lamiéndose los labios con sus lenguas asquerosas y su saliva azul salía por las comisuras de su boca.

Moéh sabía que los Gurenái temen a los humanos, por lo tanto se acercó corriendo y  gritando:

– Aléjense bichos asquerosos, váyanse– Apuntó a la bestia grande – ¡Tu! – dijo al Gurenái que llevaba al bebé, notó que éste tenía un trapo que usaba a modo de taparrabos, y tenía una lanza de madera en su otra mano, era al parecer, el jefe del grupo que estaba saqueando el barco.

Todos los Gurenái pequeños, empezaron a correr dejando todo en el suelo, despavoridos por el miedo, pero el gran Gurenái que tenía él bebe, se quedó parado, allí sin hacer nada, mirando con los ojos fríamente a Moéh.

– ¡Aléjate inmunda bestia! ¡Deja al bebé! ¡Y lárgate! – Dijo Moéh apuntándolo con el dedo. Estaba preocupado, puesto que notó que el Jefe Gurenái no le tenía miedo.

– ¿Vhie-nes ¡Zo!-lo? Hu-¡Ma!-No– Balbuceo el Gurenái, con una voz profunda, como si tuviera agua en su garganta.

Moéh, vio como el Gurenái empuñaba su arma, y sacó su pistola rápidamente y apunto a la bestia y dijo:

– ¡Esta es la última advertencia! ¡Vete si no quieres morir!–

–Hue-Lo ¡Tu! ¡Mie!-¡Do! Hu-¡Ma! ¡No! – Dijo babeando esa saliva asquerosa y azul, dejando al bebe atrás de él, como protegiendo a su presa y empuñando su lanza con las dos manos. El bebé lloraba y gritaba, y se escuchaban las llamas que consumían el  barco encallado.

– ¡Está bien!, ¡entonces tú lo pediste bestia asquerosa!– Dijo Moéh.

El Gurenái, se inclinó mirando fijamente a Moéh, y se movió rápidamente por los restos de madera que estaban por toda la playa, y ataco con su lanza dando un salto enorme.

Moéh, apunto su arma, y le disparó el único tiro que tenía al Gurenái que caía con su lanza de madera, y la bestia, cayó sobre él y Moéh alcanzó a esquivarlo, y la lanza atravesó la cabeza de la bestia con la caída, ya que el Gurenái cayó al suelo con todo su peso sobre la lanza. Moéh no falló.

Asustado, vio el cuerpo muerto de la bestia, y fue rápidamente a socorrer al bebé, miró alrededor y se dio cuenta de que no se escuchaban gritos, y los cuerpos de la gente tenían orejas felinas, y vestimentas que nunca había visto, pero yacían muertas en el salvaje oleaje del mar y cerca de los restos de madera en la playa. Abrigó al bebé y lo tomo en sus brazos, y recorrió todo el camino de vuelta a su hogar, y a ese bebe lo crió y lo llamo: Nikolai Bastet.

Pasaron los años y Nikolai creció, aprendió y vivió en el pueblo de Ogaden, que quedaba a muchas leguas de la capital del Fuego, Fragua. Se entrenó con mucha destreza con el revolver que le dio Moéh, y se transformó en pupilo de grandes pistoleros que visitaban el bar de Moéh, y cuando niño siempre escuchaba las historias de bar, y también los chismes. Oía historias de los Ignios que capturaban a poderosos villanos  en honor al Titán del Fuego, u Orcos en las montañas nevadas, o esa vez que un pescador llegó con un solo brazo, porque un gran Humtai se lo devoró mientras bebía en la cubierta del barco.

También sufrió cuando niño, a causa de las burlas por sus orejas felinas, pero aprendió a vivir con ello cuando se dio cuenta de que él era más rápido, más sagaz, y tenía reflejos increíbles. Y sobre todas las cosas, aprendió a sobrevivir. Ogaden, era un pueblo alegre y próspero durante el día, pero durante la noche, se llevan a cabo grandes asaltos a los que poseen más recursos que los demás, o existen territorios de bandas callejeras. O roban tiendas y bares. Si que Nikolai, se comprometió a detener a esos tipos que creen que pueden hacer lo que quieren, y darles su merecido donde más les duele, eliminando a sus Jefes. Pero los jefes heredan sus poderes a otros, sean familiares o no, así que los hizo temer también. Por que como dice Moéh, "El miedo mueve montañas".

La banda de los Uraks tenía un jefe que Nikolai fácilmente venció, pero nunca reclamó su recompensa, tenía apenas dieciséis años, pero cuando fue heredado el territorio y poder a su mejor amigo, las cosas se pusieron feas otra vez, así que Nikolai lo mató a él también, y así paso con tres tipos más, hasta que la banda de los Uraks se desintegró y desapareció porque nadie quería liderar.

La forma en que Nikolai operaba era tan rápida y precisa, que entre las bandas es llamado como "El Gato", ya que no importa cuánto corras, él siempre te cazará.

Hoy por hoy, su nombre se transformó en un cliché debido a los problemas que causó en los últimos años, y ya han pasado los tiempos en que Nikolai lo hacía gratis. Se volvió más codicioso por el dinero y la fama, y ahora trabaja para algunos grupos durante la noche y se dedica a hacer trabajos sucios de vez en cuando. Su objetivo dejó de ser limpiar las calles de Ogaden, puesto que nunca pararían de salir más y más "tipos malos" como decía cuando era un niño.

Nikolai tomó su último trago de licor lechoso y sacó de su chaqueta de cuero un pergamino y dijo:

–Moéh...–

–Dime hijo– dijo tranquilamente el viejo Moéh.

– ¿Sabes por qué siempre te pido que tu reclames las recompensas? – Nikolai lo miró a los ojos.

–No, Nikolai, ¿por qué? –. Era la primera vez que Nikolai le hablaba de una forma tan preocupante.

–Mira– Le entregó un pergamino – Lo vi esta mañana.

SE BUSCA

Nikolai Bastet, "EL GATO"

ENTREGAR MUERTO

Recompensa: 1.000.000 Gadenos.

–Pe... Pero ¿cómo?– dijo Moéh al ver el pergamino.

– ¿Que fastidioso no? – Dijo Nikolai– ¡Mira como dibujaron mis orejas! ¡Parecen de conejo! –Dijo al apuntar a su imagen dibujada en el papel.

Nikolai se tomó la nariz indignado y Moéh dijo:

–Nikolai, esto es serio, ¿un millón de Gadenos? –

–Esto no es obra de los Praet– Dijo Nikolai refiriéndose a la fuerza que resguarda la seguridad de Ogaden, dirigido por el mismo Gorne, el protector en jefe de la ciudad.

Moéh tomó fuertemente el papel, miró a Nikolai diciendo:

–Ese maldito Gorne, es un corrupto de mierda, esto es obra de las mafias, o de algún tipo con mucho dinero, alguien que te quiera muerto dando tanto, tanto dinero. Gorne hijo de puta, cuánto dinero habrá recibido ese infeliz! ¡Hasta vino aquí, a mi bar, y me dio un reconocimiento por disminuir la delincuencia!–  dijo con rabia.

–Mira viejo, en cualquier momento entrará alguien por esa puerta, ya sea un Praet o algún loco con cara de idiota diciendo – Puso una mueca tonta estirando sus felinas orejas con sus manos–  Soy el mejor puto caza recompensas de la puta ciudad, vendrá a disparar como si no hubiera mañana y...–

De pronto, abren la puerta, y entra una mujer con un traje Praet, con las manos atrás altaneramente caminando por los tablones del bar y con unas botas largas y negras de cuero. Un sombrero de copa pinchada y borde semi curvo sobre un abundante cabello rojizo y despeinado le tapaba la mirada.

La gente comenzó a retirarse del bar, mirando a reojo a la mujer que intimidantemente entró por la puerta hasta que quedaron apenas dos personas en las sombras del local.

La mujer se sacó el sombrero, su piel era porosa y llena de granos, y con una voz casi de hombre dijo:

–Mi nombre es Tankiax, y Nikolai Bastet, en nombre de la ley, vengo aaniquilarte. –

Nikolai, miró a Moéh y dijo:

–Te lo dije–

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