Habían pasado varias horas desde que comenzó la cesárea.
Todos estaban muy nerviosos, nadie decía nada.
Incluso Chan se encontraba allí, ya que conocía a Jeonghan desde hacia mucho y por supuesto también estaba preocupado por él.
A pesar del tenso ambiente en el aire, Junhui no se resistió a pegarse a él, tratando de distrairlo hablándole de cosas triviales.
Por otra parte, Jihoon no tenía el humor como para preocuparse o gritarle al chino por aprovechar la situación y acercarse tanto a su hermano.
Estaba angustiado por su amigo, temía que algo saliera mal.
Si él se encontraba así, Jisoo estaba mil veces peor.
Si bien no conocía a Jeonghan de toda la vida como lo hacia Jihoon, durante el tiempo en el que convivió con él, tuvo la oportunidad de conocerlo, darse cuenta de como era.
El pelinegro sin proponérselo, le había cambiado la vida a Jisoo, transformándolo en una persona totalmente distinta a la que era antes de conocerlo, pero ese cambio fue para bien y siempre le estaría agradecido por haberse aparecido en su vida.
¿Quien diría que se terminaría enamorando de un omega, que sus amigos le regalaron como si fuera un objeto cualquiera?
Lo había tratado muy mal tantas veces, durante el primer periodo de tiempo en el que Jeonghan estuvo en su casa, no entendía como pudo soportar todos esos malos tratos y su comportamiento de niño rico y malcriado (que admitía haberse comportado así sólo para molestarlo).
Hasta ese momento.
Jeonghan es una persona fuerte, capaz de soportar todo por las personas que ama.
Lograría salir de esta, aunque el doctor diga que es una cesárea riesgosa, confiaba en su omega.
Y por supuesto, confiaba en sus bebés.
Después de una larga espera que pareció eterna, una enfermera se acerco hacia Jisoo.
Rápidamente, todos los demás que también estaban esperando noticias del pelinegro, se pusieron de pie y se acercaron a la mujer.
— ¿Señor Hong, cierto? — Preguntó mirando al alfa, sólo para confirmar.
— Si, soy yo. — Afirmó.
— La cesárea de Jeonghan ha finalizado.
Un suspiro de alivio se escuchó por parte de él y de todos.
Sin embargo la expresión de preocupación no tardo en aparecer en su rostro.
— Pero... ¿Él y los bebés están bien? — Preguntó con cierto temor.
— Afortunadamente, a pesar de algunas complicaciones, Jeonghan esta bien, ahora mismo esta durmiendo. Los bebés se encuentran en observación, como nacieron antes de tiempo, deberán permanecer en el hospital unos meses más, por ahora están fuera de peligro.
— ¡Eso es magnifico! — Exclamó Jihoon.
— Si, si... — Murmuró Jisoo. — ¿Puedo.... Ir a verlo? — Preguntó.
— Como le dije, esta durmiendo, pero por ser su alfa, supongo que podemos darle unos minutos. — Accedió la mujer, guiándolo hasta la habitación del pelinegro.
Una vez que estuvieron solos, Jisoo se sentó a su lado, en una silla.
Lo observo respirar lentamente, parecía tan tranquilo y en paz.
— Estoy seguro de que nuestros bebés estarán bien, no te preocupes. — Le dijo, como si el omega lo estuviera oyendo.
Lo tomó de la mano y la apretó fuertemente.
Pasaron unos minutos así, hasta que la enfermera entro nuevamente, diciéndole que lo mejor seria que dejara a Jeonghan descansar tranquilamente.
El alfa hizo lo que le pidió, saliendo de la habitación.
— Disculpe, ¿Hay posibilidades de que pueda ver a los bebés? — Le preguntó una vez de vuelta en la sala de espera.
— Me temo que no. Están en revisión y por ser prematuros deben permanecer constantemente vigilados y en la incubadora. — Informó negando con la cabeza.
— Entiendo, gracias... ¿Cuanto tiempo deberán estar aquí internados?
— En cuento se cumplan los nueve meses y comprobemos que ellos estén en un estado de salud estable, podrán irse a casa. — Afirmó sonriendo.
Jisoo asintió mientras la observaba alejarse.
Sólo debería esperar unos meses.
(...)
El tiempo había pasado muy rapido desde que ocurrió la repentina cesaría de Jeonghan, quien ya hacia bastante había sido dado de alta en el hospital, sin embargo ambos continuaban acudiendo a este para ver a los bebés.
El primer encuentro con ellos fue tan sólo a una semana luego de nacidos, ya que ni Jisoo ni Jeonghan habían podido aguantar para conocerlos finalmente.
El pelinegro afirmaba que Minsoo se parecía a él y Haneul al alfa.
La pequeña parecía ser la más despierta de los dos, mientras que Minsoo se pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo, era un bebé muy tranquilo y esperaban que siguiera siendo así cuando creciera.
— Es hoy, ¿Verdad? — Le preguntó Jihoon, mientras se encontraban sentados en el sofá de la sala de estar.
— Así es. Hoy finalmente podremos traer a nuestros bebés a casa. — Respondió Jeonghan, con una sonrisa adornando su rostro.
— Me alegro por los, ya era hora.
En ese momento, Junhui ingreso alli, acomodándose en medio de ambos, con su celular en las manos.
— ¿Y ahora que quieres? — Cuestionó el más bajo poniendo los ojos en blanco.
— Nada, sólo tenia ganas de sentarme aquí. — Contestó el chino encogiéndose de hombros. — Y también... Contarte que Chan y yo oficialmente estamos saliendo. — Anunció para luego levantarse y salir corriendo de allí.
— ¿¡Qué dices!? — Preguntó sorprendido mientras se ponía de pie.
— Oye. — Jeonghan detuvo todo movimiento de su amigo tomándolo por el brazo. — Dejalo, se que no te cae muy bien, pero esta enamorado, al igual que tu hermano.
Jihoon suspiró sentándose nuevamente.
— Tienes razón, ya no sé ni porque me enfado.
— ¿Será porqué Junhui es sólo un vago sin futuro? — Dijo Jisoo riendo mientras se sentaba con ellos.
— ¿Qué haces escuchando conversaciones ajenas? — Cuestionó el pelinegro frunciendo el ceño.
— Oh nada, sólo pasaba por aquí, para avisarte que ya se hizo la hora de ir al hospital para buscar a los bebés.
— ¡Cierto! — Exclamó emocionado. — Vamos.
Ambos se pusieron de pie y comenzaron a prepararse para irse.
Estaban lógicamente muy felices porque al fin podrían tener a sus bebés en sus manos.
Salieron rápidamente, y llegaron en menos de lo que pensaron.
— Es por aquí, siganme. — Les dijo el doctor Lee, guiándolos hacia donde se encontraban los bebés. — Minsoo y Haneul se encuentran en perfecto estado, así que no tienen de que preocuparse.
— Nos alegra. — Murmuró el pelinegro.
Llegaron al lugar donde estaban los bebés, entonces ambos se acercaron hacia ellos.
— Minsoo esta durmiendo. — Informó el doctor. — Los dejaré sólos, pero pueden irse cuando quieran, solo recuerden informar en la recepción y arreglar el tema de los papeles y todo eso.
El alfa asintió mientras lo observaba irse de allí.
Jeonghan se acerco a la pequeña cuna que contenía a ambos.
— Hola pequeña Haneul. — Susurró tomándola de la mano. — Que hermosa eres.
— Si que lo es. — Dijo Jisoo a su lado, también observando a la bebé. — Se parece a ti.
— Sé que soy hermoso. — Bromeó riendo.
Haneul tomó un dedo de Jeonghan y se lo llevo a la boca.
— Oye, ese es mi dedo, no me lo vayas a morder.
— Jeonghan, no tiene dientes. — Dijo el alfa poniendo los ojos en blanco.
— Lo sé, no soy idiota.
— No hables así frente a ellos.
El omega suspiro.
— Sólo vámonos a casa. — Dijo tomando a Haneul entre sus brazos.
Jisoo tomo a Minsoo, y finalmente se fueron de allí, despidiéndose y agradeciendo a todos por lo que hicieron por ellos durante esos meses.
Cinco años después.
— ¡Haneul! ¡Ven aquí! — Exclamó el omega, buscando por toda la mansión a su pequeña hija.
— Allá. — Le señaló Minsoo en direccion hacia el piso de abajo, con su dedo índice derecho, mientras que tenia el dedo pulgar de la otra mano en su boca.
— Gracias... ¡Quitate el dedo de la boca, ya estás grande para eso!
— Lo siento papá. — El pequeño le hizo caso mientras volvía a su habitación.
Jeonghan fue hacia donde le señaló su hijo, en búsqueda de Haneul, quien se rehusaba a ser vestida.
Era el cumpleaños de Jisoo, irían a un salón muy caro y rodeado de gente importante, y faltaba tan solo una hora para que comenzara todo.
— No entiendo por qué razón te niegas a ponerte tu vestido. — Se quejaba el pelinegro, una vez que había encontrado a su hija, escondida bajo una mesa.
— ¡Es incomodo! ¿Por qué no puedo ir en pijama? — Cuestionó la niña frunciendo el ceño.
— ¡No puedes ir a una fiesta tan importante en pijama!
— ¿Y por que no?
— ¡Solo hazme caso! — Exclamó el omega suspirando.
Desde que tenía uso de razón, que Haneul había sido una niña completamente inquieta y siempre estaba cuestionando todo.
Por otro lado, Minsoo, era todo lo contrario, siempre era callado, acataba todas las ordenes de sus padres sin protestar.
— ¿Qué sucede aquí? Haneul, ¿Otra vez te estás portando mal? — Preguntó Jisoo, agachándose para verla abajo de la mesa.
— No papá, no me estoy portando mal. — Respondió ella negando con la cabeza.
— ¡No es cierto eso y tu lo sabes! Ponte tu vestido. — Dijo Jeonghan enfadado.
Luego de luchar un par de minutos, y con un poco de ayuda de Jisoo, lograron vestir a Haneul.
Ella era una buena niña, sólo que bastante inquieta y algo caprichosa.
Había sacado la personalidad de Jisoo, aunque su parecido fisico era como el de la madre del pelinegro, con el cabello castaño claro y los ojos café oscuro.
Mientras que Minsoo habia sacado la personalidad de Jeonghan, con un poco de parecido de ambos de sus padres, el cabello negro y unos hermosos ojos color miel.
Ambos hermanos eran como el agua y el aceite, completamente diferentes entre sí, pero aún así, no podían estar sin el otro, eran muy unidos.
— Jeonghan. — Lo llamó Jisoo sacándolo de su ensoñación.
— ¿Qué pasa? — Cuestionó el pelinegro quitando la mirada de la ventana, que daba al jardín, donde Minsoo y Haneul se encontraban jugando.
— Ya casi nos vamos, ¿En que pensabas?
— Oh nada importante. Sólo repasaba en mi cabeza como nos conocimos y toda nuestra historia.
— Ya veo, cuando Minsoo y Haneul nos pregunten como fue que nos conocimos, ¿Deberiamos decirles la verdad?
— No lo creo. — Respondió Jeonghan riendo. — Eso sería un poco traumático para ellos, sobre todo ahora que prohibieron la venta de omegas.
— Tienes razón, deberiamos inventar algo.
Jisoo fue el que rió esta vez.
— Si alguien me hubiera dicho que terminaría casado con un omega y con dos hijos, no me lo habría creído para nada.
Jisoo y Jeonghan se habían casado poco tiempo después de que Minsoo y Haneul llegaron a la mansión.
El alfa se lo pidió una noche, sin pensarlo y sin ningún detalle romántico en especial.
Jeonghan obviamente aceptó completamente feliz.
— Yo tampoco, nunca en mi vida habría creído terminar así. — Murmuró el omega. — Pero de todas formas, agradezco que te hayas cruzado en mi camino, y haber tenido la paciencia suficiente para aguantarte al principio.
— ¿Cuantas veces debo disculparme por haber sido un cretino cuando apenas nos conocíamos? Reconozco mi horrible comportamiento, pero sólo lo hacía porque me gustaba verte enojado.
— ¿En verdad? — El pelinegro soltó una risa.
— Si. — Jisoo se acercó aún más a él. — Jeonghan. — Lo llamó, tratando de tener su atención.
— ¿Qué? — El mencionado lo miró a los ojos.
— Te amo, y gracias por ser mi omega.
Fin.
Creo que este es el capítulo más largo que hice en este fanfic.
Como pueden ver, este es el final, pero no se preocupen, porque planeo hacer un epílogo en donde cuento un poco más sobre la vida de Jun y cómo fue que termino en pareja con Chan.
Gracias, en serio muchas gracias por todo el apoyo, por cada comentario y voto que hacen, que aunque parezca poca cosa, a mi me alegra el día <3