PERRO

By Sweet_Girl42

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¿Que tanto harías por mantener tu trabajo soñado? More

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Un nuevo día
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La Charla
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Todo por el trabajo
No trabajo para reina
Un gran comienzo
Rodrigo Parker
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¡Sus magníficos ojos!
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Cacahuete
Una simple zorra
Perro sin sentimiento
Mi desición
Emily Duncan
La casa secreta

Segunda Oportunidad

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By Sweet_Girl42

Dure mucho, lo sé, por eso le recompenso haciendo el capítulo largo :*



Todo me daba vuelta, no podía creer nada de lo que me estaba pasando en estos momentos, ahora estaba en el famoso hotel que Perro había pagado para mí, dentro de un bañera llena de espuma e intentando relajarme, aunque ha sido muy difícil estas últimas horas.

¿Todo acabo? ¿Así de fácil?

No sé cuánto duro el baño en el momento que salí, me envolví la toalla alrededor del mi cuerpo y me dirigí hacia la habitación, luego de ponerme mi ropa interior me lance a la cama; al menos debía dar las gracias por todavía seguir con vida, en realidad pensaba que iba a terminar completamente muerta justo en el momento en que Perro supiera lo que yo estaba haciendo, pero en cambio se notaba muy sereno, aunque esas son las actitud que dan más miedo.

Respire calmadme, no iba a llorar, bueno al menos esos no eran mis planes pero ya era tarde, mis lágrimas comenzaron a salir sin control algunos dejándome confusa ¿Por qué estaba llorado? Al menos debería estar feliz de que salir de las manos de Perro con vida ¿No? Me aferré más en la almohada intentando ahogar mi tristeza en esta, no sé por qué, pero me sentía que se habían llevado una parte de mí, me reprendo a mí mismo por haberme enamorado tan fácil y en tan poco tiempo.

Todo se había salido de mis manos y me di cuenta de eso muy tarde, tan tarde que ahora estaba llorando sin control.

Visualice un mini bar que tenía la habitación y no dude de destapar una de las botellas que habían, no era muy buena con el alcohol y con eso me refiero a que no tenía ni la menor idea de qué tipo de bebida era, la única descripción que podía decir es que era color blanco ¿A caso era un ron? Tenía un nombre que yo desconocía, no me importaba en realidad, solo quería beber.

No necesite vaso, ya la botella era para mí sola, con eso me conformaba y entre tragos me di cuenta, lo mucho que estaba enamorado de ese hombre, lo mucho que mi cuerpo necesitaba su tactos, que mis oídos necesitara escuchar su voz, cada parte de mi cuerpo anhelaba estar cerca de él y ahora ya se había ido y me prometió nunca volvernos a encontrar.

Otra vez decayendo por un hombre, yo que jure no volverlo hacer y mírenme ahora, doy lastima con toda esta lagrimas que he derramado por otro maldito que me ha destruido, aunque esto me lo he buscado yo sola sin nadie ayudarme. Cogí mi celular y busque en YouTube canciones de corta venas, eran las apropiada para esta ocasión.

Él no me había matado físicamente pero me sentía que me había matado parte de mi cuerpo.

La música fue interrumpida por una llamada entrante, no la cogí, fingí que era parte de una canción nueva. Cuando la poca cuerda que tenía me dijo que cogiera la llamada lo hice.

— ¿Dónde has estado mujer? –Escuche la voz alterada de Lola –Te he llamado más de 20 veces y no te he localizado ¿¡Sabes lo preocupada que estaba!? –Volvió a gritar lo que hacía que me doliera la cabeza.

— Habla más bajito –Gruñí

— ¿¡Qué hable más bajito!? ¿¡Estás loca!? –Aleje el celular de mi oreja porque sus gritos provocaba que me diera una jaqueca.

— Lola –Me queje

— ¿¡Estas bebiendo!? –Pregunto y antes de yo poder contestarle agrego -¡Estas bebiendo! –Confirmo –Fui a tu casa y no te vi y me encuentro con gran sorpresa en tu casa –Al notar que su voz se regulo me lo volví a acerca -¿Dónde estás? Tienes que dejar de ver ya a ese tipo, me está dando miedo eso Rosa.

— Si –Dije dándome otro trago de mi amiga la botella de alcohol.

— ¿Dónde estás?

No le conteste, no estaba para contestarle yo para beber y beber hasta perder el conocimiento y por lo que veo sé cómo me llamo, tengo perder totalmente el conocimiento que no recuerde mi nombre o al menos eso pretendo. Estaba un poco consciente de que si continuo mañana me levantare con una tremada resaca que nadie hará que yo salga de la cama.

Pero ahora mismo, lo único que me importaba era olvidarme de todo, al menos por un pequeño tiempo.

— Dime –Ordeno Lola.

— Te mandare mi ubicación que no recuerdo el nombre –Dije teniendo un poco de dificultad a pronunciar las palabras. –Estoy en un lugar –Le informe.

— Claro que estas en un maldito lugar, mándame la ubicación ya.

Luego que comencé a puchar intentando mandar mi ubicación a Lola, no sé cuánto intento fallido obtuve antes de que él envió sea completado; tampoco desconozco el tiempo que paso hasta que comencé a escuchar el teléfono de la habitación sonar ¡Oh! ¿Había un teléfono? Con mi mejor amiga en la mano, sépase que es la botella de alcohol. La felicidad dura poco, pensé en el momento que vi que mi quería amiga se estaba acabando, pero luego solté una carcajada a ver que había en el mini bar otra botella entera lista para ser mi nueva mejor amiga.

— ¡Que viva la amistad y los malditos perros!

Me volví a reír levantando el teléfono solo por el hecho de pensar que Perro me trato como un perro, pegaba tan bien con esta situación, risas vinieron sin tener en si ¿Qué era lo que me daba tanta risa?

— Señorita, aquí hay una persona que dice conocerla. –Escuche una voz de un hombre que si juzgáramos por el tono de voz diría que es un sexy hombre.

— Yo... -Casi me llevo la mesita de noche con todo y lámpara por suerte fui más rápido y solté el teléfono para agarrarme del espaldar de la cama.

Lo más importante fue que no soltara a mi mejor amiga, que siempre la tuviera junto a mí en mi brazo. Volví a coger el teléfono cuando me repuse, al menos eso pensaba pero me estaba costando cada vez no irme de lado. Me reí al pensar que podría caer por el suelo como un saco de papa.

— Señor, no conozco a nadie –Dije riéndome pero luego escuche los gritos fuerte de Lola -¡Si, si! –Grite eufórica –Conozco a la loca que está gritando –Volví a reírme sin control.

No entendí nada de lo que dijo el chico, pero asentí como si realmente hubiera entendido y como si él me estuviera viendo, pocos minutos después sonó la puerta y me dirigí hacia allá para abrirla. Lola tenía una cara épica, puedo decir que ella con ese rostro pareciera como si quisiera matarme podría ser familiar del Perro con esa expresión... Oh si, ¡Maldito Perro!

Las lágrimas comenzaron a caer de nuevo. Me enamore de una de las personas más buscada de la justicia, de alguien que debe ser prohibido yo estar con él y que debía alejarme siempre de gente así, no soy una muchacha de problema y él llevaba ese nombre.

— Dame eso –Dije secamente y yo fruncí el ceño para luego hacer un mohín cuando Lola me arrebato mi mejor amiga de mi brazo. – ¿Qué mierda significa esto? –Dijo mirando la botella con terror.

Estaba celosa de mi amiga, lo sé.

— Deja a mi mejor amiga en paz –Dije molesta -Estaba bebiendo –Dije como si fuera lo más normal del mundo y claro que lo era.

— Entiendo esa parte –Dijo dirigiéndose hacia la puerta para cerrarla y luego me miro -¿Pero el hecho de que no me invitaras? –Puso una cara de horror –No, esa parte no la entiendo.

Lola le dio un trago a la botella, bueno debo decir que el trago fue bastante largo. Esta tenía algo.

— Yo quiero también –Dije extendiendo la mano hacia ella para que me devolviera la botella pero esta negó con la cabeza.

— Has bebido demasiado, hasta que no se te pase la borrachera –Me señalo –No beberás.

— Es injusto –Dije sintiéndome más mareada de lo normal.

Al parecer fui muy obvio porque Lola se acercó corriendo hacia mí y me sostuvo para luego depositarme en un pequeño mueble que había en la habitación, siendo sincera ni lo había notado antes. Lola comenzó a hablar sobre lo increíble que era el lugar donde estaba, abrió la nevera y saco una barra de algo que no pude visualizar pero Lola no lo pensó dos veces para después de destaparlo comérselo y tirar la basura en zafacón.

Ella continúo hablando pero, yo cerré los ojos por unos minutos para que después ella se acercara a mí.

— Necesitas dormir –Me dijo pasándome la mano por mi cabello, yo negué con la cabeza, no quería, todavía recordaba. –Hablaremos mañana de todo.

— No lo entiendes –Seguí negando con la cabeza y abrir los ojos para verla –Él lo sabe todo.

— ¿Quién sabe todo?

— Él...

— No –Me interrumpió llevándose las manos hacia la boca –Pero... -Miro alrededor.

— Él me envió hacia aquí –Dije en voz baja.

Lola fruncía el ceño.

— No entiendo.

— Yo tampoco lo entiendo.

— Ay mi Rosie –Dijo dándome un abrazo –Debes darle gracias a la vida por seguir aquí.

Me encogí de hombro, eso era lo que menos me importaba en estos momentos.

— Mi Rosie –Se apartó un poco para verme de cerca -¿Te enamoraste cierto? –Pregunto con cierta tristeza y yo asentí gimiendo forzosamente.

Otro abrazo de Lola, esta vez más fuerte.

— Aquí estoy, tranquila –Comenzó a pasar su mano por mi cabello mientras yo comenzaba a llorar.

No me di cuenta que me había quedado dormida hasta que el sol me molesto en la mañana. Como predije el día anterior, tenía mi dolor de cabeza, al menos lo bueno era que no estaba tan fuerte. Me senté en la cama, todavía estaba en ropa interior, la cama estaba sola ¿Dónde había ido Lola?

En la mesita había una nota con la rara letra de Lola, me acerque y comencé a leerla.

Fui en busca de nuestro almuerzo.

Me puse mi ropa sin mucha dificultad, me quede viendo el pasaje que me presentaba este gran ventanal y sin quitarme de la mente todos los pequeños recuerdo que vivir con él; me había perdonado, me había perdonado la vida.

La puerta se abrió dejando ver a Lola con una bandeja de comida, lo puso en una mesita que había con dos sillas y me hizo seña de que fuera y yo lo hice. Me senté en frente de ella.

— Vamos a comer gordis –Dijo Lola sonriendo, lo sé, trataba de animarme, más es imposible.

— No tengo hambre –Dije mirando hacia otro lado que no fuera la comida.

— ¿Cómo qué no? –Pregunto extrañada –Es tu comida favorita.

— No importa –Dije un poco molesta conmigo misma por no tener apetito de comer nada.

— A ver, cuando te deprimiste por la vez que terminaste con tu ex quería comer mucho helado y chocolate ¿Recuerda?

La mire sin entender hacia donde ella iba con eso.

— Y ahora este te quita el apetito –Dijo levantando las cejas –Estas viva Rosie, eso es lo importante, ese tipo es cruel y sin corazón.

— No es cierto –La fulmine con la mirada –Si lo fuera no me hubiera dejado con vida.

Lola se quedó callada y luego asintió.

— Al parecer le gustabas –Sonrió con pesada Lola, yo negué con la cabeza.

— Si le hubiera gustado, no me hubiera dejado –Hice una pausa –Me uso y luego se cansó de mí.

Lola volvió a negar.

— Le gustabas tanto Rosalinda, que te ha dejado con vida.

— Lola...

— Ahora es tiempo de seguir adelante y...

No termino de hablar, ya que mi celular comenzó a sonar, lo busque y fruncí el ceño a ver que se trataba de mi jefe, lo más seguro que ya me asignaran a decir el clima de por vida. Suspire y luego le di a coger llamada.

— Jefe –Dije en forma de saludo e intentando sonar de lo más normal posible.

— ¿Cómo que jefe? –Se echó a reír y yo fruncí el ceño –Me puedes llamar José.

— ¿Cómo? –Pregunte, esto era extraño.

— Me encanto la información que me mandaste, definitivamente seguirá con tu puesto Rosalinda, eres la mejor –Dijo eufórico.

— ¿Qué información? –Pregunte todavía sin entender menos.

— La que me mandaste a mi casa anoche, me he quedado fascinado, tendremos la primicia de todo los tiempos, te subiré el sueldo, vales oros hija, eres increíble –No paraba de alabarla, al parecer la información fue bastante buena para que su jefe estuviera así –Pide lo que quieras y te lo daré, eres mi chica, tu...

Deje de escuchar lo que él decía y otra vez volvieron las lágrimas a salir, me dejo caer al suelo y junto a mí se cayó mi celular; Lola no dudo en acercarse pero la detuvo, quería estar sola.

Perro había mandado la información, él lo había hecho ¿En realidad le gustaba? ¿En realidad le gustaba a una persona como él? Negó con la cabeza y luego comenzó a reírse, nunca hubiera imaginado vivir esa experiencia que nunca olvidaría, nunca olvidaría a ese hombre que llamaban como Perro.

En definitiva, él me había hecho que algo cambiara en mí, las ganas de vivir, las ganas de valorarse a mi mismas, de sentirme bella por cómo era; él sin darse cuenta me había enseñado y lo más seguro es que Perro ni cuenta se daba de eso. Perro se había se ha llevado una parte de mí y una parte de mi está más que feliz de que fuera él que se la llevara y espero que algún día el destino juegue a mi favor y poder recuperar esa parte que me falta.

Mientras, le daba gracia a Perro, por permitirle una segunda oportunidad, una segunda oportunidad para vivir, una segunda oportunidad para mantener su trabajo; se rio a darse cuenta que toda esa historia fue por su estúpido trabajo, por la estúpida idea de mantener su trabajo. ¿En serio valía su vida su trabajo? ¿Poner de esa manera su vida solo por mantener un trabajo? Claro que no, pero lo que había vivido, no lo cambiaría por nada.

Y si era preciso, lo volviera a repetir cada vez que pudiera, lo repetiría si se tratara de Perro.

Me pare con una sonrisa del suelo, mire a Lola que me miraba como si estuviera a una loca demente frente a ella.

— ¿Perro te llamo? –Pregunto con un ceño fruncido y yo negué con la cabeza -¿Entonces?

— Estoy muy triste Lola.

— Si, la sonrisa en tu rostro me lo dice –Dijo sarcásticamente.

Negué con la cabeza.

— Estoy muy triste de no poderlo volver a verlo, pero estoy muy agradecida de que me perdonara la vida sin yo suplicar por ella.

— Yo también le estoy agradecida de dejar a mi gordis con vida –Asintió ella. -¿Y quién fue que te llamo?

— Mi jefe, he mantenido el trabajo, ahora con un suelto mayor –Dije intentando alegrarme, al menos eso era lo que siempre había soñado, pero nunca imagine que el triunfo de mi trabajo fuera a costa de perder a alguien.

— Que felicidad –Dijo Lola brincando hacia mí para darme un abrazo. –Lo has logrado.

— Si lo logre –Dije en susurro.

Logre entrar a la vida de Perro, engañarlo, enamorarme y salir con vida.

— Tengo que ir a mi apartamento a buscar algunas cosas –Dije recordando lo que dijo Perro, que no volviera a mi apartamento, pero necesitaba algunas cosas.

Lola hizo una mueca.

— Eso te quería hablar Rosie, tu apartamento está completamente destruido, no sé qué habrá pasado pero no queda nada –Dijo mordiéndose los labios –Pero puedes vivir conmigo.

Me arranque el cuello y luego suspire, a eso era que él se refería; lo más seguro es que alguien de esas gente me estaba buscando. Me acerque hacia el sobre que él me había dado y lo abrí, mis ojos se abrieron de par en par cuando vi la cantidad de dinero que había.

— Creo que no va hacer necesario –Dije todavía viendo el dinero, luego se lo enseñe a Lola y esta hizo la misma mueca que yo.

— Con eso te da para comprar el apartamento que quieras –Dijo sorprendida.

— Lola

— ¿Sí?

— Es tiempo de comenzar a vivir mi nueva vida –Le dije con una sonrisa triste.

Lola me dio un beso en la mejilla.

— Lo harás muy bien mi gordis.

>>>1 años y 6 meses después <<<

— Licenciada Cruise –Escuche que me llamaba, me detuve para ver de quien se trataba.

— Si, dígame señor Castillo.

— Cuando pueda ¿Puedes revisar unas noticias que nos llegaron esta mañana para que diga cuales son la que debería aparecer de primicia en el periódico? –Me pregunto.

— Claro, déjelo en mi escritorio, luego lo reviso.

Este asintió y luego se marchó y yo volví a retomar mi camino, llegue al parque de la empresa de noticia más importante del país. Saque la llaves de mi carro y luego dentro me dirigí hacia el restaurante que había quedado con mis amigos; hoy tocaba reunión con ellos, era la reunión que más me gustaba.

Al llegar a lugar a la primera que pude ver fue a Sussi, su pelo rojo recogido en una coleta alta, llevaba un vestido de rosa y unos tacos altos, estaba parada haciendo una mímica de algo, no la podía escuchar por la distancia en la que estábamos. Carlos reía a carcajada mirando a Sussi mientras que Lola tecleaba su celular, me estaba preguntando a quién le estaría escribiendo, pero al vibra mi celular sonreí y mire el mensaje.

Lola:

¿Dónde está?

No le respondí, me dirigí hacia ellos y los salude con un fuerte abrazo y beso, luego me senté entre Sussi y Carlos, mientras que Lola me quedaba en el frente. Comenzamos a hablar de todo un poco, siempre hacíamos esta reunión cada mes debido a que ahora todos estábamos muy ocupado y claro está, los textos no bastan.

Me encantaba pasar tiempo con ellos, me relajaba, me hacían sentir viva y alegre.

— ¿Cómo te fue con Rodrigo? –Pregunto Sussi emocionada.

— Si, cuéntanos –Dijo Carlos poniendo sus manos en la mesa y mirándome atentamente –Él chico no se ve mal.

— ¿Qué Carlos? ¿Te gusta? –Se burló Lola.

Me reí negando con la cabeza y luego suspire.

— Me invito a su apartamento –Dije en voz baja, Sussi comenzó a aplaudir emocionada y Carlos y Lola solo sonrieron.

— Acción y más acción –Comenzó a reírse a carcajada Carlos.

— No quiero mini Rodrigo antes de que se casen –Advirtió Lola.

— ¿Y quién ha hablado de boda? –Sussi me miro esperando una repuesta. Lola y sus cosas.

— Chicos –Lo llame para tener su atención –No hubo nada.

— ¿Cómo que nada? –Dijo Sussi frunciendo el ceño.

— ¿Nada de acción y más acción? –Pregunto Carlos.

— Nada de acción y más acción –Volví a negar.

— ¿Por? –Pregunto Lola y al parecer mi rostro le respondió su pregunta –Gordis ya hablamos de eso.

— ¿Qué quieres que haga Lola? –Me altere un poco -¿Crees que soy yo que quiero mantener a él en mi mente? Déjame decirte que no es así.

— Rosie –Dijo Sussi mirándome con cara de pena.

— ¿Qué paso? –pregunto Carlos.

— Antes de llegar a la acción y más acción –Dije mirándolo a cada uno –Mencione ese nombre-Dije sin querer repetirlo.

Sussi se llevó la mano a la boca.

— Que mal.

— Muy mal –Concordó Carlos.

— ¿Qué dijo Rodrigo? –Pregunto Lola.

— Me fui antes de que él dijera algo, me sentía muy avergonzada.

— Lo siento –Dijo Lola y yo negué con la cabeza.

— Ese hombre hizo muy buen trabajo que tu cuerpo sigue demandando por él –Dijo Sussi sin pensar y luego se mordió los labios pidiendo excusa.

Carlos cambio de tema y continuamos nuestra reunión plácidamente, luego tuve que marcharme hoy tenía que ir a buscar a mi prima al aeropuerto, otra vez venia el tormento Liz. No tuve que esperar mucho, ya ella venia saliendo, se había dado un color en el cabello verde, muy único ella. Llevaba dos maletas lo cual hizo que yo frunciera el ceño.

Liz se abalanzo sobre mí y me abrazo y yo le devolví el abrazo.

— ¿Cuántos días crees que te vas a quedar? –Dije continuando observando sus maletas.

— Tranquila prima, todo saldrá bien –Comenzó a reírse para después alejarse de mí y mirarme de arriba abajo sorprendida. –Uaoh –Fue lo único que pudo salir de su boca. –Debo de decir que la foto que me mandaste de ti, no hace justicia a mi prima bella. –Sonrió.

Yo rodé los ojos.

— Lo lamento por lo que te voy a decir prima –Dijo Liz levantando ambas cejas –Pero que ese sexy chico te haya dejado te favoreció bastante.

Volví a rodar los ojos.

Debo admitir que dure varios meses sin querer comer nada, si acaso comía algo era solo un poquito, Lola me arrastraba obligada a que me arreglara el cabello, también el nuevo trabajo hacia que mi ropa cambiara, siempre usaba para ir al trabajo un traje ejecutivo y me maquillaba un poco. También se puede decir que rebaje bastante, comencé a ir al gimnasio con Carlos.

No porque quería estar en forma ni nada de eso, sino porque a Carlos lo mandaron a rebajar y él no quería ir solo ¿Y a quien le toco acompañarlo porque Sussi y Lola estaban de viaje? Pues a mí, a los primeros días ni me reconocía de los dolores que sentía mi cuerpo pero después lo deje; debo admitir que después que él rebajo lo necesario, lo deje.

— Estoy ansiosa de ver tu nuevo apartamento –Dijo emocionada cuando estábamos de camino a mi casa –Tenia mucho que no venía, me hacías mucha falta.

— Siempre hablábamos Liz –Le dije rodando los ojos.

— Calla, eso no importa, no es lo mismo verte cara a cara.

Llegamos a mi apartamento, no vivía en un pent-house, pero era un lugar cómodo para poder vivir mi vida. Tenía dos habitaciones, dos baños, una sala amplia, área de lavado, cocina, un mini balcón y un recibidor ¿Qué más puedo pedir?

La decoración era sencilla, todo de blanco, negro y madera, había copiado ese estilo de una de la casa de Perro, me gustaba mucho.

— Me encanta –Grito Liz.

Mientras ella se instalaba en la habitación que le asigne me fui para la mía para bañarme, hoy fue un lago día. Me bañe y luego me puse un camisón y fui para la cocina para hacerme un poco de café, me senté en el desayunador mientras leía el periódico, a pesar que me sabía muy bien lo que iba a encontrar.

En primera plana salió ¿Perro el dueño del mundo? Eso era lo último, se decía que él no estaba en el país, pero que sus negocios iban creciendo y lo más chistoso de todo, que nadie podía ser nada, nadie tenía prueba, solo se llevaban de los rumores pero no había nada que lo confirmara, no había prueba como siempre. Cuando vi a Liz entrando a la cocina vote el periódico al zafacón.

— ¿Por qué lo votas?

— Es de ayer –Dije encogiéndome de hombros.

— Estas hermosa prima –Dijo con una sonrisa.

— No es para tanto –Bufe

— ¿No? Antes era hermosa, ahora te la luces.

Me reí.

— Cuando me hablaste de que habías rebajado pensé que solo era unas libras menos, pero fueron varias.

— No fue apropósito –Le recordé.

— Lo sé, lo sé –Dijo en forma de canto –Ya no te puedes quejar de que estas gorda, aunque tú nunca...

— Ha sido gorda –Le interrumpí.

— Exacto. –Hizo una pausa -¿Lola te sigue llamando gordis?

— Si, nunca me molesto que me llamara así y tampoco me molesta ahora. –Dije sin importancia, al contrario en vez de molestarme me hacía sentir especial

— Pero ahora no te pega ese apodo.

Le reste importancia a lo que Liz había dicho.

Ella se sentó en frente de m, cogió una banana y luego de pelarla para darle una mirada me miro con una sonrisa.

— ¿Qué fue?

— ¿Mañana trabajas?

— No –Negué confundida.

— Perfecto –Sonrió.

— ¿Perfecto?

— Hoy vamos a salir –Levanto la mano emocionada.

— Estoy muy cansada Liz. –Me queje.

— Vamos, por tu prima –Dijo ajuntando la mano en forma de súplica, suspire y asentí. –Vas a conocer muchos chicos guapos.

— No estoy buscando a nadie ni quiero salir con nadie –Negué llevando la taza al lavaplatos.

— ¡Ey! –Protesto –Él no está muerto para que tú le estés guardando luto.

— No le guardo luto, solo que no quiero.

— Si claro –Rodo los ojos.

— Vamos a divertimos ¿Si?

Una noche, no le cae mal a nadie. Me vestí con vestido verde claro con estampado y se ajustaba muy bien en mi cuerpo, me puse unos tacos blancos, me maquille y me solté el cabello dejando los risos que tomaran la forma que quisieran, no iba a durar hora arreglándome, mañana tendría que ir al salón. Cogí la cartera blanca después de echar todo lo que necesito. Sonreí al verme en el espejo, esta noche, algo me decía que sería inolvidable.

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