Opción 1 y 2

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—              ¿En qué lo puedo ayudar? –Dije mordiéndome  los labios y tragando con dificultad. Sostenía la puerta para que ellos no pudieran entrar.

—              ¿Señorita Cruise? –Dijo uno de los policía, enseñándome la placa que lo identificaba, mire hacia atrás para ver si el Perro escucho cuando el policía menciono mi nombre, ahora si es verdad que estoy en problema.

—              Si, soy yo –Dije en voz baja para que solo ellos me escucharan.

—              Queremos hablar con usted unos minutos –Dijo él, mirando a su compañero, al menos solo eran dos, pero eso era suficiente para ponerme los pelos de puntas, yo asentí y le abrí la puerta para que pasaran.

—              ¿Se puede saber que quieren? –Dije con mucha dificultad, esperando que no lo notaran.

—              Señorita, no se preocupe –Dijo uno tomando asiento en uno de los sofás de la sala.

—              No lo invite a sentarse –Dije intentando tomar el control de mí y rezando mentalmente de que no estuviera metida en algo malo.

—              Tampoco nos invitó a tomar algo –Dijo él otro oficial mirando las fotos de mi sala. Ahora que vengo a notar que su manera de vestir no era común como lo demás policía, no llevaban uniforme azules sino negros, lo cual creo que era más grave el asunto.

—              No tengo rosquilla ni voy hacer café –Dije de mala manera y moviendo un poco mi pies, creo que ya mi cuerpo comenzó a reaccionar con los nervios.

—              Al parecer no le agrada  que estemos aquí –Dijo el que estaba mirando las fotos de la sala, tenía un apesto temible, era moreno, alto y llevaba una gafas, y claro no se podía quitar la cara de perro que llevaba, el que estaba sentado en el sofá era más sencillo, pero a la vez era como si él fuera más peligroso que el moreno.

—              ¿A quién le gustaría que viniera unos policías a su casa sin a verlos llamados? –Dije haciendo que se escuchara más obvio.

—              No vinimos para provocarle problema –Me garantizo el hombre que estaba sentando en mi sofá.

—              Que ustedes estén aquí es un problema –Le asegure.

—              No demos más vuelta al asunto –Dijo el moreno sentándose al lado de su compañero -¿Conoces a este hombre? –Dijo mostrándome una foto y yo me quede pasmada cuando vi al Perro en ella, me suponía que algo relacionado con él era todo esto. No le respondí ¿Qué se suponía que tenía que decir? Si decía que sí, me estaba condenando con el Perro y si decía que no, me meterían a la cárcel por cómplice. Gran mierda y todo esto por mantener mi trabajo. –Claro que lo conoces –Prosiguió y yo agrande los ojos –Pero antes de que se alarme queremos decirle que no la meteremos a la cárcel.

—              ¿Ah no? –Dije sin entender.

—              ¿Está sola señorita? –Dijo el oficial número uno, mirando a ambos lados.

—              Eh… Eh… No –Dije asustada.

—              ¿Está hablándonos mentira?-Dijo él moreno parándose del sofá.

—              No –Dije negando con la cabeza.

—              ¿Por qué esta tan nerviosa? –Pregunto

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