Magnus estaba poniendose la ropa de cama cuando Alec se dispuso a salir.
— ¿A donde crees que vas Alexander?.
— A buscar un lugar donde dormir, nos vemos mañana, que tengas buena noche
— Pero..., esta es tu habitación.
— Lo se, pero yo... — el nerviosismo de Alec era evidente y mientras mordía sus labios, caminó poco a poco hasta la salida, pero Magnus lo tomó de la muñeca y lo jaló nuevamente dentro de la habitación.
— Tranquilo cariño, solo hablaremos un momento y luego dormiremos, no pasará nada mas.
Alec quería estar tan seguro como Magnus, pero sabía que no podría resistir tenerlo cerca y no hacerlo suyo, de solo observar su cama y al moreno frente a él, miles de opciones de como poseerlo llegaban a su mente, el nefilim movió su cabeza tratando de despejarla de esos pensamientos pecaminosos, se dijo que tenía que ser fuerte y no sucumbir a la tentación.
Inconcientemente mientras pensaba en ello se despojó de toda su ropa y se metió a la cama ante la atenta mirada de Magnus — Mmm... Alec, no es que me este quejando y la verdad me agrada, pero... ¿Desde cuando duermes desnudo?
— ¿Desnudo? — Alec levantó las mantas y enrojeció hasta el cabello — demonios, lo hice otra vez — Agarró la sábana para cubrirse e ir a ponerse algo, pero Magnus se le lanzó encima y lo tumbó a la cama nuevamente aferrándose a su pecho.
— En realidad ya lo habías hecho antes, cuando salíamos de fiesta y bebiamos demasiado te desnudabas para meterte a la cama, muchas veces tuve que ponerte los boxers y la pijama para que no te sintieras incómodo al despertar.
— No lo sabía, yo... iré a vestirme
— Me gusta más así. Puedo sentirte — paso sus labios por el cuello de Alec, mientras sus manos recorrian sus abdominales y subían cada vez más hasta que noto un pequeño parche sobre su corazón, pero no le dio importancia — acariciarte, besarte — juntó sus labios con los del arrebolado ojiazul que estaba luchando por mantener sus manos quietas.
— Dijiste que hablaríamos ¿De que querías hablar? — Alec vio como su moreno amor se quitaba la parte superior del pijama.
— Olvida eso, ahorita quiero todo de ti, menos hablar.
Magnus se abalanzó como un depredador hambriento, pero Alec lo detuvo juntando todas sus fuerzas de voluntad — Aún no, aún no podemos..., lo siento, buscaré una habitación.
Magnus no lo dejó irse, lo vistió con su magia y se acostó a su lado dándole espacio — Lo siento Alec, pero te deseo tanto, aunque tú no...
— No tienes idea de lo que me cuesta no tomarte y hacerte mio, pero aún no puedo, sólo dame un poco de tiempo por favor Magnus, solo un poco mas — lo tomó de la cintura y lo atrajo acomodándolo en su pecho y durmieron abrazados.
A la mañana siguiente, muy temprano, Magnus tuvo que salir a hacer un trabajo junto con Ragnor, no quería separarse de su nefilim, pero ya había prometido ir. Por mucho que apresuró todo no pudo regresar hasta la tarde, pero no encontró a Alec por ningún lado y ni siquiera su hermana sabía a donde había ido. Ya se estaba imaginando el peor escenario cuando un golpe lo trajo de vuelta a la realidad — Que te pasa Ragnor ¿por qué me pegas?
— Es para espantar esas ideas estúpidas de tu mente.
— Yo no ...
— Tienes una cara de extreñido que te delata. Ya te dijo que te ama, cree en él y deja de pensar en burradas. Ahora acompañame a merendar que tengo hambre y no quiero un, no, por respuesta. Al ver la mirada de advertencia de su amigo, Magnus no tuvo mas opción que ir con él
Cuando llegaron al restaurante vieron a Raphael despedirse de la misma mujer que estaba con él en la fiesta de Lily. La calidez en la mirada de ambos hizo que Ragnor apretara sus puños.
— Mira nada más a quien nos venimos a encontrar aquí.
— No recuerdo haberte invitado a mi mesa Bane, hola Ragnor buenas tardes ¿Cómo has estado?
— Que fríos, siquiera un besito ¿no? — comentó Magnus con los labios fruncidos en señal de un beso.
Sus amigos lo miraron más rojos que una fresa y gritaron a la vez — Callate idiota — de pronto entró una llamada al celular del vampiro y antes de contestar se disculpó con Ragnor e ignoró a Magnus.
— ¿Que quieres? — la manera de contestar atrajo la atención de los dos brujos, que dejaron de intentar matarse con la mirada y prestarón atención a la conversación.
— Verte, estoy solito y sin ganas de nada, ven al departamento
— Ya no eres un niño, busca algo con lo que entretenerte.
— Yo quiero verte, quiero hablar contigo
— Voy a colgar, ve a molestar a otro — Cuando se alejó el teléfono del oído sólo un poco, escuchó — Encontré una fotografía interesante, vaya, esta camisa no es tuya si no recuerdo mal pertenece a...
— Deja eso, ¿por qué rayos estas husmeando entre mis cosas? y ni se te ocurra mostrárselo a alguien — Raphael estaba brillando cual faro, por el sonrojo en su rostro
— No niego que él de la foto es atractivo, lo suficiente para que me entretenga un rato y está camisa parece ser suya
De pronto el sonrojo de verguenza paso a ser de furia al entender lo que el idiota al otro lado de la línea trataba de decir — No te atrevas, te mataré si siquiera lo dices.
— Ya encontré como entretenerme, me disculpo adelantadamente por si ensucio la camisa, pero esto es casi mejor que el sexo por teléfono, adios
Raphael miró su teléfono con horror, se levantó rápido y salió sin despedirse, tenía que evitar que el degenerado que le llamó usará sus tesoros para satisfacerse. Aún iba sonrojado cual farolillo cuando comenzó a correr a velocidad sobrehumana, llegó a su departamento pasando a los de seguridad sin siquiera mirarlos y entró a la habitación.
Alec estaba desnudo con una pequeña toalla alrededor de la cintura, había tomado una ducha rápida y buscaba ropa en el armario para regresar al Instituto.
— Maldito nefilim, que hiciste con mis tes... digo cosas, ¿qué hiciste?, no me digas que te mast .... no, ni siquiera puedo decirlo de lo horroroso que suena.
El nefilim sonrió antes de ponerse serio para hacer más creible sus palabras — Llegas tarde, ahorita recojo todo, manché un poquito la camisa, pero nada que una buena lavada no quite.
Raphael se lanzó sobre él, podría perdonarle cualquier cosa, menos haber ultrajado su más grande tesoro, estaba tan furioso que ni cuenta se dio que Alec sólo llevaba la toalla y ahora estaba bajo suyo en la más comprometedora posición.
Estaban forcejeando cuando Raphael fue retirado de encima de Alec por un furioso Ragnor mientras Magnus intervenía colocando un escudo para evitar que su amigo hiriera al nefilim, al ver esto Raphael se soltó del agarre y se puso delante de Alec para que Ragnor no lo lastimara. Esto sólo aumentó más su furia, pero se controló como pudo, abrió un portal y se fue llevándose al vampiro con él.
Una vez solos, Magnus miro furioso a Alec — Ahora con que mentira me vas a salir.
— ¿Mentira? No entiendo, no te he dicho mentira alguna y no me has preguntado nada — lo pensó unos minutos y entendio — no es lo que parece por favor no..
— Deja de darme excusas, estas desnudo y...
Alec lo interrumpió de inmediato, no quería que Magnus deje volar su mente y lo mandé a la mierda, tomo sus manos y las llevo a su cabeza en un acto desesperado por explicarle lo que había sucedido — Puedes verlo por ti mismo, no paso nada, sólo era una broma a Raphael que terminó mal.
Magnus entró en su mente y vio los recuerdos de Alec, era verdad lo que le decía y se sorprendió con lo que descubrió — No sabía que él, bueno yo siempre se lo insinuó por Ragnor, pero, no lo puedo creer, él jamás mostró señal alguna de estar interesado.
— Lo ama, es solo que tiene miedo de decirle porque Ragnor puede rechazarlo y asi perdería su amistad. El fué y aún es el primer amor de Raphael, pero a preferido callarlo y ahora Ragnor se lo llevó tenemos que encontrarlo y ...
— Calmate cariño, Ragnor también lo ama, solo que el muy idiota teme lo mismo que Raphael, pero ahorita debe de estar demostrándoselo — Ante la confusión de Alec, le dijo — Ragnor debe estar comiéndoselo a besos
Y era cierto Ragnor había abierto un portal directo a su habitación y había arrojado a Raphael a la cama, estaba celoso, tenía la imagen de su niño sobre el nefilim, no podía soportar la idea de que fueran amantes.
— ¿Qué te pasa Ragnor? quiero una explicación
— Eres mio, sólo mio, grabatelo en esa cabecita Santiago, solo yo puedo besarte, acariciarte y hacerte el amor — Raphael abrió la boca para reclamar y decirle que no eran amantes, pero Ragnor lo besó introduciendo su lenguay empezando una batalla que el más pequeño perdió por su falta de experiencia — Y yo mi pequeño niño te pertenezco, soy tuyo en todas las formas posibles, tú eres el dueño de mi corazón.
—Te amo, te he amado por décadas — fue lo único que pudo decir Raphael antes de entregarse a él, era su más grande anhelo su secreto mejor guardado, se habia enamorado hace mucho tiempo, le pertenecía al brujo con tonalidad verde y jamás permitió que nadie le tocará siquiera, bueno solo Alec le besaba en la mejilla para molestarle.
No volvieron a Nueva York en mucho tiempo Ragnor prácticamente lo secuestró y Raphael estaba encantado con ello.
Varias semanas pasaron, y Magnus empezaba a desconfiar de su nefilim, desaparecía por horas y no le decia donde estaba, tres noches no llegó a dormir y en una de ellas llego oliendo a perfume y a rosas, le reclamó por ello y Alec solo rodó los ojos y le dijo — no empieces Magnus, deja de desconfiar de mi, salí de cacería — no quería pelear y alejarlo, así que se calló y esa cuarta noche que Alec no llegó lloro en silencio.
A la tarde sgte Alec aún no llegaba, no sabía que pensar, desde que terminaron no habían intimado, la última semana solo besos fugaces le fueron dados y temía que Alec tuviera una o un amante.
Mientras en otro lugar era una mañana soleada y un satisfecho Alec le daba las gracias a una pelirroja por sus servicios.
Querida LastSunsetOfSummer aguanta la motosierra que me faltan historias por publicar.