-Se basa en un mundo NO apocalíptico.
-Rick NO está casado, ni tiene a Carl.
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La música del bar sonaba más fuerte de los normal, Shane había logrado convencerme de venir con los demás policías, era la despedida de uno de ellos. Solté un suspiro fastidiado, definitivamente no me gustaba estar aquí.
Mi mirada se posó en la mujer que atendía el bar, era bastante bonita y su sonrisa no abandonaba su cara, tenía parte de su brazo tatuado donde logre reconocer una rosa cheroqui. Sin pensarlo dos veces me acerque y me senté en la barra.
—Hola, ¿que deseas? —Me sonrió.
—Una cerveza por favor. —ella asintió y se volteó para poder servirla.
De cerca era mucho más bonita. Me entrego mi cerveza.
—Aquí tienes.
—¿Cómo te llamas? —Pregunte antes que se fuera.
—__________ Dixon. —Estiro su mano y yo la estreche.
—Rick Grimes. —Ella asintió y me sonrió.
Cuando nos separamos _________ volvió a su trabajo, mientras yo seguía bebiendo. Su silueta era maravillosa; Shane se acercó con su típica sonrisa sarcástica.
—¿Quien es esa maravillosa chica?
—La que atiende el bar. —Le hablé sin importancia.
____________ se volteó y acercó para poder hablarme.
—¿Qué te trae por aquí esta noche Rick? —Me dio una mirada rápida mientras limpiaba.
—Estamos despidiendo a un amigo. —Shane se adelantó y yo bufé.
—Estoy hablando con él, no contigo. —Lo miro molesta.
—Pero que chica más ruda, quiero saber como es en la cama. —Shane susurro lo ultimo y rodé los ojos.
—Amigo te diré algo, tengo un oído bastante bueno así que si no sacas tu maldito trasero y tu gigantesca nariz de aquí en los próximos treinta segundos, haré que el guardia te saqué a patadas de aquí. —Mire a mi compañero con una sonrisa burlona. Él se fue rápido del lugar a la mesa que anteriormente estaba.
—Bastante ruda. —Ambos reímos.
—¿Estas ocupado? —Negué —Salgo de aquí en diez minutos, ¿Quieres ir a dar una vuelta por ahí?
Asentí con una sonrisa, termine la cerveza y quince minutos después ya nos encontrábamos afuera.
—¿Dónde quieres ir? —___________ se encogió de hombros y me miro.
Estuvimos unos segundos más mirándonos hasta que ella tomo mi cara con sus manos y se acercó a besarme.
—Deberíamos ir a un lugar más cómodo. —asentí.
Paramos un taxi y luego de dar la dirección de mi casa, ambos nos seguimos besando en la parte de atrás del auto.
Al otro día cuando me desperté la encontré durmiendo desnuda a mi lado, sonreí mientras observaba cada detalle de su cuerpo. Me sentía enamorado de su silueta.