Rose Eileen Snape y su tercer...

Bởi Samira85106

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Esta es la tercera y última parte de la historia llamada ¡Lily estás viva! En resumen, Lily se casa con Sever... Xem Thêm

De compras en el callejón Diagon
El viaje a Hogwarts
El sombrero seleccionador
Un nuevo alumno, un viejo nombre
La selección en el equipo
La conversación con Dumbledore
En el pensadero de Dumbledore
Los padres de vuelta al castillo
Remembranza
La anhelada primera prueba
Una importante conversación
La preocupación del señor Ryddle
Un doloroso descubrimiento
Un corazón lastimado
Un buen amigo
Una sorpresa en la segunda prueba del torneo
Confrontación
El partido
¿De dónde salió esto?
¿Celos?
El baile de navidad
Recuerdos y pesadillas
Un extraño hechizo
Sentimiento de culpa
Sentimientos encontrados
Un vistazo al pasado
Desconfianza
Castigo
Una contienda en Las Tres Escobas
Un lugar necesario
El secuestro
El plan de Ryddle
La carta
La reunión
El origen
Solo es cuestión de amar
¿Culpa?
Golosina Milagrosa
Renacer
Redención
Confesion
¡Bienvenido!
Lo que Severus descubrió
Un nuevo comienzo

La Tercera Prueba del Torneo

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Bởi Samira85106


- ¿Por qué rayos te saliste así de la pista de baile Rose? 

- Ya te lo dije Tom – Respondió Rose Eileen – No me sentí bien de pronto.

- No te preocupes, yo estoy aquí – Respondió él acariciándole el rostro.

Ella le regaló una sonrisa pero, con delicadeza, retiró la mano de él al darse cuenta de que Severus los miraba a lo lejos con ojos inquisidores.

- ¿Todo bien por aquí? – Preguntó Tom Ryddle padre, llegando en ese momento luego del cese de la música en medio de los aplausos – Hijo, querida Rose, permítanme presentarles a Brithaney Wilson, mi pareja de baile de esta noche. La conocí aquí, ella trabaja en el departamento de Regulación de Criaturas Mágicas – Añadió luego con cierto tono de emoción.

- Es un placer conocerla señora Wilson – Respondió Rose entre dientes.

- Todo un honor señora – Expresó Ryddle hijo después de besar la mano de la señora Wilson.

- ¡Ohhh! Tom, pero si tu hijo es todo un caballerito – Respondió la mujer con dulzura.

- Bueno... si, todos me dicen eso – Respondió el afable señor Ryddle – Y yo espero que continúe siendo así, nos vemos luego chicos.

- Fue un placer conocerlos chicos – Añadió la simpática mujer.

- El placer fue completamente nuestro, que tengan una agradable velada – Respondió Tom Ryddle junior.

Cuando ya el señor Ryddle y la señora Wilson estuvieron lejos del alcance de los comentarios de los chicos, Rose emitió los suyos.

- Esa mujer es igual de presumida que su hija – Dijo después de darle un sorbo a su jugo de calabaza.

- ¿Su hija? – Inquirió el muchacho frunciendo el entrecejo en señal de extrañeza.

- Si – Respondió Rose con altivez, alzando una ceja (Un gesto propio de su padre) – Ella es la madre de Madeline Wilson. Enviudó sólo dos años después de haber dado a luz a Madeline, su esposo murió de viruela de dragón, es un hecho lamentable, lo sé pero... es que esa Madeline no termina de agradarme.

- Pero si hace tan sólo unos días ni siquiera la mencionabas, es decir, no te caía ni bien ni mal – Respondió Ryddle atento a la reacción de su compañera.

- Mejor cambiemos de tema ¿Si? – Propuso Rose tajantemente.

A mitad del baile, el buen y querido Dumbledore se posicionó sobre el escenario para anunciar que la próxima prueba estaría programada para la primera quincena del próximo mes de enero. La noticia llenó de emoción a todo el mundo y la fiesta se puso más animada, incluso el humor de la hija del profesor de Pociones mejoró notablemente, aunque todavía se negaba a mirar directamente a Regulus mientras estuviera cerca de Madeline Wilson.

- Mira que hermosa luce nuestra Osiris cielo – Le dijo Luna a un orgulloso Neville mientras observaban a su hija conversar con sus amigas.

- Tan hermosa como su madre – Respondió Neville, arrancándole una sonrisa a su esposa.

Muchos de los padres y abuelos allí presentes, habían estudiado previamente en Hogwarts y por lo tanto sentían mucha nostalgia pero también orgullo al contemplar a sus hijos y nietos, además, los padres, con ese torneo, tenían la oportunidad de vivir en Hogwarts con sus hijos (mientras durara el torneo) muchos continuaban viviendo en sus casas y sólo iban a Hogwarts cuando se ejecutaba alguna prueba (como el ministro Percy y su esposa) por supuesto todos, ellos podían seguir desempeñando sus labores, asistiendo al ministerio de magia a través de las diversas chimeneas del castillo o en el caso de los muggles como Dudley por ejemplo, simplemente se encaminaban a las afueras del castillo en compañía de algún amigo hechicero que los llevaba hasta su lugar de trabajo por medio de aparición (siempre se aparecían en un lugar cercano a su trabajo pero no allí directamente para no llamar la atención)

- Si, cielo, es evidente que aún no han cortado su relación pero recuerda que son adolescentes y mientras más les prohíbes algo, más...

- No soporto verlo junto a mi hija Lily, yo no la crié para que un mago tenebroso se la llevara.

- No se la llevará Severus – Respondió Lily negando con la cabeza – Pero recuerda lo que dijo el profesor Dumbledore, debes actuar con cautela.

- Lo intento Lily, de verdad lo intento pero es que ese mocoso es tan... me recuerda mucho a él, no puedo evitar recordarlo, pese a que evidentemente no lo conocí en sus años de juventud, pero sus modales, su locuacidad y hasta su voz son sin dudas elementos que los relacionan.

- Lo que me preocupa no es que se parezca a él sino que siga sus pasos... Severus eso del libro tenebroso que apareció de la nada me tiene muy preocupada ¿Y si fue él quien lo dejó ahí?

- No tengo ninguna duda al respecto - Respondió Severus mientras su esposa palidecía de repente – Por eso estoy tan inquieto, pero siempre estoy cerca de mi hija y no pienso perderla de vista. Albus cree que debemos hacerle creer que ha ganado terreno para ver cuáles son los pasos que da, pero me aterra que el próximo paso sea dañar a mi niña.

La fiesta terminó con una demostración de baile de los fantasmas del colegio y la risa de todo el mundo cuando Peeves, completamente enojado porque no lo dejaron participar en el baile espectral, se apoderó del micrófono mágico para dedicarle a los fantasmas una sarta de palabrotas, no sin antes aclarar que el distinguidísimo barón sanguinario estaba fuera de todo aquello, lo que no impidió que el espíritu en cuestión lo persiguiera flotando al tiempo que blandía en el aire una de sus pesadas y sonoras cadenas.

- ¡NO DEJES QUE TE ALCANCE PEEVES! – Gritó Fred Weasley riendo – PODRÍA MATARTE.

- Si Peeves no está vivo no podría morir - Razonó su hija Molly.

- Ese es el chiste hija mía.

Luego de año nuevo y de unos cuantos días más, llegó al fin el día de la esperada tercera y última prueba del torneo (como el torneo ahora era anual, las pruebas que antes eran cuatro ahora se habían reducido a tres) y como siempre, volvieron a reunirse en el castillo todos los familiares de los chicos, especialmente los padres.

Todos fueron convocados en el estadio de Quidditch donde habían dispuesto un laberinto de grandes muros (a Harry le recordó la última prueba del torneo de los tres magos) Tal como las veces anteriores, también habían dispuesto un escenario sobre el cual estaban los profesores, el director, el ministro junto con su esposa y los representantes de las revistas y periódicos más vendidos del mundo mágico.

El ministro Percy y Penélope, así como los profesores de Hogwarts que tenían hijos, bajaron del escenario para reunirse con sus vástagos para escuchar las indicaciones del director y sobre todo conocer de qué se trataba la prueba.

- Me muero por saber qué se traen entre manos esta vez – Comentó Draco Malfoy frotándose las manos

- Lo que sea debe ser algo interesante – Respondió Dudley – Bueno, para un muggle como yo lo que sea que implique magia es algo interesante.

Su comentario arrancó la risa de todos los que estaban cerca de él.

- Sólo espero que no haya nada peligroso allí adentro – Musitó Ron.

- ¡Que cobarde! – Dijeron los gemelos a la misma vez.

- No es cobardía, es precaución – Respondió su hermano menor.

Dumbledore se acercó al micrófono mágico y comenzó a explicar en qué consistía la prueba y como debían llevarla a cabo.

- Bienvenidos sean todos a la tercera y última prueba del torneo anual entre padres e hijos – Comenzó el director – Espero que los días que han pasado aquí les hayan servido de mucho para afianzar sus lazos de confianza y sobre todo amor – Al decir aquello echó una escueta mirada a los Ryddle – También para que tal y como la vez anterior, se hayan permitido conocer otras culturas. Bueno, sin más me dispondré a hablarles de lo que quieren oír – Anunció el anciano esbozando una sonrisa franca – Como verán, a mis espaldas hay un laberinto, este lugar está lleno de criaturas así como de complejos hechizos que tratarán de impedir su avance, lo único que deben hacer, es tratar de llegar al otro lado, es decir, la salida donde estará nuestro querido Hagrid para constatar quienes han sido los primeros en salir y en qué orden.

- ¿Todo tipo de criaturas peligrosas? – Repitió Eileen intercambiando una mirada nerviosa con Jean Baptiste.

- Bueno queguida, en guealidad el pgofesog Dumbledog no ha mencionado que sean peliggosas – Respondió el francés.

- ¿Y qué más da si lo son? – Preguntó la pequeña Lotti – Eso será más divertido y ya me sé algunos hechizos defensivos.

- Menos mal que los chicos no estarán solos en la prueba – Dijo Ginny abrazando a James y a Albus contra sí.

- Mamá, nos estás avergonzando – Le dijo James pero ella lo abrazó con más fuerza.

- Esta vez – Continuó el profesor Dumbledore con emoción - Déjenme anunciarles que, por ser la última prueba, ambos padres podrán participar en ella.

- Si claro, yo debo primero resucitar a mi madre – Dijo Tom Ryddle junior cruzado de brazos, lo que acababa de oír de labios de Dumbledore lo veía como una ofensa.

- Ya sabes que él se refirió a los chicos que tengan a ambos padres – Le explicó Ryddle sénior serio– Jamás algo te entusiasma hijo ¡claro! nada que no tenga que ver con ya sabes quién.

- ¡Nómbralo, vamos! ¿Por qué no lo haces? Es tu padre aunque te duela.

- No estoy dispuesto a discutir contigo jovencito, ahora sólo debemos mantenernos concentrados en lo que podemos encontrar allá adentro, podría ser peligroso.

Pero Tom junior no podía pensar en otra cosa que no fuera ese libro misterioso que había sustraído de la biblioteca y del cual había tomado muchísima información (con un hechizo logró copiar la información en cientos de hojas de pergamino)

Ahora conocía la manera en que se elaboraba un Horrocrux, los elementos que habían mantenido vivo a su abuelo, pese a los múltiples ataques que sufrió en diversas ocasiones.

Antes de encontrar aquel libro, sabía qué eran los Horrocruxes, pues la historia de Voldemort después de la guerra lo explicaba; pero nunca había logrado entender cómo funcionaban esos objetos. Ahora lo sabía, así como también sabía que dentro de sus venas, su sangre Gaunt reclamaba venganza. Aquel hombre de gafas redondas no podría haberse salido con la suya, no podía ser tan feliz con su esposa e hijos mientras él estaba solo con su padre y su dolor, siendo juzgado, exiliado y odiado. Harry Potter aún era llamado El niño que vivió, el Elegido, El héroe, el invencible y otra sarta de títulos que fue adquiriendo con el paso del tiempo, mientras él y su padre eran conocidos como "los descendientes del que no debe ser nombrado" se espantaban al verlos acercarse. Eso no era justo, pero también estaba Severus Snape ¿Quién se creía que era?

Allí estaba él, tan campante junto a su esposa la sangre sucia, madre de Harry Potter y quien había frustrado los planes de Voldemort en un principio, desde luego también estaba Rose, esa chica por la cual no sentía nada más que desprecio por ser la hija de Lily y Severus Snape, además de la hermana de Harry Potter. Ella sería el elemento perfecto para llevar a cabo su venganza, con la muchacha haría sufrir a toda esa gente, sobre todo a Harry Potter y al traidor de Snape, al cual la historia siempre lo había tratado como a un héroe al haber servido como doble espía, pero ya Tom lo tenía todo preparado para cambiar el curso de la historia, sólo debía tener un poco de paciencia para esperar a que pasara todo aquel alboroto del torneo, cuando todos los padres se fueran de Hogwarts junto a la atención de la prensa.

sabía que su accionar le traería consecuencias, pero era tanto su odio que poco le importaba permanecer el resto de su vida en Azkaban, donde ya no había dementores para enloquecer a sus moradores, también sabía que su padre sufriría mucho con eso pero aunque le causaba algo de malestar no estaba dispuesto a echarse para atrás.

- Debes quedarte aquí con tus abuelos – Le dijo Hermione a Hugo que se cruzaba de brazos, visiblemente molesto – ¡Mira! allí también está la pequeña Lily.

Los Granger recibieron a Hugo y también a Lily para cuidar de ellos mientras una avalancha de padres hacía fila para introducirse en aquel misterioso laberinto.

- Esto promete ser interesante – Comentó Tonks frotándose las manos por la emoción y por el frío también.

- Bueno, su condición de metamorfomagos los pone en ventaja ante cualquier peligro – Respondió Remus riendo.

- Descuida papá – Dijo Ted palmeándole la espalda con cariño – Mamá y yo te protegeremos aunque eres un excelente mago y no creemos que necesites protección.

Los primeros en entrar fueron los Ryddle por haber sido los ganadores de la prueba anterior.

En el interior del laberinto había una densa niebla que apenas permitía ver por donde caminaban. Los arbustos que formaban las paredes estaban cubiertos de una frágil escarcha.

- No olvides permanecer alerta hijo – Le decía el señor Ryddle a su hijo que agudizaba su sentido de la vista.

- ¡Lumus! – Exclamó Tom junior mientras su padre hacía lo mismo.

Nada, por aquel estrecho camino sólo había niebla, detrás de ellos escucharon voces conocidas.

- ¡Por aquí Hermione! – Indicó Ronald Weasley mientras tomaba de la mano a su esposa y esta sujetaba a su vez a su hija - ¡Oh disculpe! – Se excusó al tropezar con alguien.

- ¿Eres tú Ron? – Preguntó Ryddle padre alumbrándole con la varita.

- Sí, soy yo, creo que deberíamos hacer lo mismo ¿Verdad? ¡Lumus! Si, al menos así se disipa un poco más la niebla.

- Creo que aquí hay un camino – Dijo Hermione – ¡A la derecha!

- Pero mami, a la izquierda creo que hay otro camino – Respondió Rosie – Además del que sigue derecho.

- Creo que será mejor que tomemos el de la izquierda padre – Comentó Tom.

- De acuerdo hijo ¡hasta luego! – Se despidió el señor Ryddle.

- ¡Hasta luego Tom! – Respondió Hermione, encaminándose con su familia hacia la derecha.

Los Ryddle cruzaron a la izquierda y anduvieron un trecho pero se toparon con una pared de helechos, es decir, el camino estaba cerrado, de modo que el muchacho apuntó con su varita la pared y murmuró:

- ¡Dissendium!

Pero nada ocurrió.

- Me temo que no puedes hacer trampa Tom – Le dijo su padre en tono de reproche – ¿Cómo se te ocurre intentar abrir una brecha?

Unos metros más allá, en el camino que seguía derecho, iban los Potter, seguido por los Dursley (se había determinado que los Dursley debían ir en compañía de otra familia pues sólo contaban con una bruja que era Dorothy y el pequeño Peter que era un mago en formación, pues Dudley era todo un muggle) Harry iba encabezando la marcha mientras Ginny y Dorothy la cerraban protegiendo así a sus hijos.

- ¡Miren! Casi no hay niebla aquí – Dijo James emocionado mientras observaba como la niebla se disipaba.

- Sí, creo que eso es algo bueno pero ¿Qué rayos es eso? – Preguntó Albus Severus señalando a una criatura sumamente extraña y repugnante, redonda y aplanada, de color verde con manchas moradas que daba vueltas sobre sí misma mientras escupía una especie de baba corrosiva por un tubo que tenía en la cabeza.

- ¡Ay Dios! Si tan sólo me hubiese traído un arma – Se lamentó Dudley rascándose la oreja derecha como hacía siempre que estaba preocupado – No lo sé... tal vez el viejo rifle de papá.

- ¡Por Dios! – Harry se sorprendió al verlo y James se pegó aún más a sus padres mientras levantaba su varita en dirección a esa extraña criatura a la que no había visto nunca – Debe ser peligroso además de asqueroso pero sinceramente no creo que el viejo rifle de tío Vernon pudiera ayudarnos en algo Dudley.

- Y allí hay más – Dijo James con voz trémula mientras señalaba a un grupo de cuatro criaturas que revoloteaban a su derecha (el pasillo los había conducido a un cuadrado amplio, rodeado de los altos helechos)

- ¿No los recuerdas? – Preguntó Ginny refiriéndose a su marido – Los estudiamos en Cuidado de Criaturas Mágicas, bueno, al menos en mi curso. Se llaman Bludimums y su baba es altamente corrosiva.

- ¡Ohhh sí! Ahora lo recuerdo – Dijo Harry chasqueando los dedos – Pero no sé tú, nosotros sólo aprendimos a alimentarlos y a tratar de evitar esa asquerosa y peligrosa baba, no aprendimos a eliminarlos, sólo a cuidar de ellos, recuerda que el profesor era Hagrid, bueno, lo sigue siendo.

- ¿Qué haremos entonces? ¡Miren eso! – Dijo Albus Severus con voz aterrada mientras señalaba un montículo de tierra que se movía y al final descubrieron que era otro Bludimums que se desenterraba - ¿Qué tal si los aturdimos?

- ¿Ese hechizo que nos enseñó el tío Sirius en nuestra última clase? – Preguntó Peter emocionado – ¿El Desmaius?

- Si cariño ese es el encantamiento aturdidor – Le dijo su madre acariciándolo - Pero debes tener mucho cuidado, no te alejes de mí y tú tampoco cariño.

- No te preocupes querida, no me separaré de ti ni un instante – Le dijo Dudley visiblemente aterrado, lo único que no me gusta de la magia son sus criaturas.

- No todas son aterradoras – Le dijo Ginny.

- ¿Crees que funcione James? – Preguntó Peter a su primo.

- Puede ser, déjame ver – Dijo James apuntando a uno de ellos con la varita - ¡Desmaius!

Un chorro de luz roja salió de su varita e impactó sobre el primer Bludimum, haciendo que dejara de girar pero aún expulsaba un poco de baba por el tubo.

- ¡Genial! – Exclamó Albus Severus mirando con admiración a su hermano, Peter aplaudió.

- Muy bien pero no te acerques, todavía está expulsando bab... - Advirtió Ginny pero ya su hijo se había acercado lo suficiente y la baba corrosiva le cayó sobre el pantalón, deshaciendo la tela del dobladillo y quemando un poco su piel.

-¡ASQUEROSO ANIMAL! – Gritó James lleno de furia y sin saber por qué saltó sobre el bicho, notando así que este se desaparecía en medio de un pequeño chasquido.

- ¿Estás bien? – Preguntaron Harry y Ginny al unísono, bastante preocupados.

- Lo estoy – Respondió el chico acariciándose la zona de la quemadura.

- ¡Mi pobre bebé! – Dijo Ginny mientras lo besaba en la cabeza y él se lo permitía.

- Eso fue increíble – Dijo Dudley admirado – Pero también peligroso.

- De modo que esa es la manera de eliminarlos ¿no? Pues prepárate querida, tú también Dorthy – Dijo Harry con determinación mientras apuntaba a otro Bludimum - ¡Desmaius!

- Ustedes tres, háganse a un lado, déjennos esto a mí, a Dorothy y a Ginny ¿De acuerdo?

- Pero mamá – Protestó Albus Severus – Parece divertido, nosotros también queremos intentar.

Neville Longbottom junto a Luna y la pequeña Osiris, se enfrentaban a una bandada de Imps que eran unas criaturas desagradables y traviesas que se divertían arrojándoles petardos mágicos que sacaban del interior de sus bocas. Si estos explosivos los impactaba, les daría comezón.

- ¿Qué rayos son estos? ¡Protego! – Preguntó Neville mientras conjuraba un encantamiento escudo sobre él y su familia.

- Son Imps Neville – Explicó su esposa – El profesor Dumbledore los mandó traer de las montañas de Irlanda, especialmente para esta ocasión.

- ¡Ahhhh! olvidaba que mi esposa es naturalista – Respondió Neville riendo mientras mantenía la fuerza del encantamiento escudo.

- Parecen enfadados – Dijo Osiris con sus grandes ojos recorriendo alrededor.

- No te preocupes mi niña – Dijo Luna con tranquilidad – Sólo hay que tomar los petardos que han caído al piso y aún no han explotado para arrojárselos de vuelta, quita el encantamiento escudo querido.

- ¿Estás segura? – Preguntó Neville dubitativo.

- Claro que si Neville, Papá y yo hacíamos esto casi a diario pues una vez el llevó un par para estudiarlos en casa, se aparearon y formaron una plaga que casi acaba con las ciruelas dirigibles, él descubrió que esa era la mejor manera de acabar con ellos.

Tonks, Ted y Remus se enfrentaban en cambio a un hinkypunk, una criatura que tenía una sola pata y sostenía un farol en su mano, su cuerpo parecía hecho de humo.

- Interesante – Musitó Lupin – Un hinkypunk, me temo que tendremos que hacer algo ya o nos dará una buena tunda.

Pero en ese momento Nymphadora se transformó en un león de gran tamaño, al verla Ted se transformó en un rinoceronte grande y terrible. El hinkypunk, encogido de miedo, se le cayó el farol de las manos así que se pegó contra la pared de arbustos que tenía tras él para intentar protegerse, mientras Remus se moría de risa. El león caminó con tranquilidad, seguido por el rinoceronte y Remus entendió que debía seguirlos hasta otro pasillo, pero allí tanto su esposa como su hijo debieron tomar sus formas originales pues, una esfera plateada que no era otra cosa más que la luna llena se había plantado frente a Remus, posteriormente Victorius le salió al frente a Ted diciéndole que la hija del ministro no podía seguir saliendo con un fenómeno como él y finalmente tanto Remus como Ted aparecieron muertos frente a Tonks.

- ¡No... no se asusten! – Musitó el verdadero Remus junto a su llorosa esposa y su sorprendido hijo – Sólo son Boggarts, ya saben cómo repelerlos, estamos aquí, juntos.

- No.... Remus, Ted ¿Qué les han hecho? – Sollozaba la pobre Tonks con gran pena.

- Estamos aquí junto a ti querida, son boggarts, no les hagas caso, Ted esa no es Victoire, por favor eleven sus varitas, ya saben qué hacer.

Tonks entonces secó sus lágrimas al escuchar la voz de su verdadero esposo, Ted hizo lo mismo y junto a Remus exclamaron la palabra Riddíkulo.

El boggarts de Remus se convirtió en un globo que se desinfló con un sonido gracioso, como el que emitía Peeves para burlarse, el de Ted comenzó a bailar Tap y los de Nymphadora se convirtieron en Remus y Ted vestidos de mujer, la risa no se hizo esperar, por lo tanto los boggarts volaron en mil pedazos.

- Aunque los tuyos no estuvieron para nada graciosos mamá – Se quejó Ted todavía con una sonrisa en su rostro.

- Que sensación más horrible la de verlos a ustedes dos muertos ¡Ay Dios mío!

- No te preocupes querida, aquí estamos – Le dijo Remus abrazándola mientras los tres emprendían la marcha.

Draco, Pansy y Scorpius llegaron a una extraña habitación donde todo era extremadamente enorme, es decir, los muros sobrepasaban a los de los pasillos por donde habían entrado. Las macetas que adornaban el laberinto, eran incluso más grandes que Hagrid y así también un enorme farol que había allí.

- Por aquí no debe ser Draco – Razonó Pansy asustada al ver todo aquello – Mejor regresemos ¿Qué tal si nos ataca un gigante?

- No lo creo mamá – Musitó Scorpius – Ya nos habría salido al paso.

En eso escucharon unas voces detrás de ellos y descubrieron que eran los gemelos Fred y George Weasley en compañía de sus respectivas esposas Parvati y Angelina así como también de sus hijos Molly y Arthur. Detrás de estos, a su vez venían el ministro Percy, su esposa Penélope y su hija Victoire.

- ¿Qué demonios es esto? – Preguntó Angelina - ¿La guarida de un gigante?

- Lo mismo me pregunté hace unos segundos – Respondió Pansy con la varita en ristre.

- No lo sé... tal vez sea un encantamiento de despiste – Aventuró Fred.

- ¿Cómo dices? – Preguntó Parvati.

- Si, tal vez este lugar esté así para dar esa impresión y que nos veamos forzados a tomar un camino equivocado – Respondió Percy – Fred podría tener razón.

- ¿Y entonces qué debemos hacer? – Preguntó el pequeño Arthur.

- Tal vez regresar – Propuso Scorpius.

- ¿Estás loco? – Inquirió Molly – Debe haber algo que podamos hacer.

- Estoy de acuerdo con Molly – Terció Victoire con valentía – No nos vamos a rendir tan fácilmente, si hay un enigma podemos resolverlo.

- ¡Claro! ustedes los Ravenclaws, cerebritos siempre tienen que enfrentarse a enigmas nada más que para ingresar a su sala común – Dijo Arthur riendo.

- Tal vez.... Mmmm... déjenme pensar un poco – Dijo George - ¡Ah ya sé! – Luego apuntó con su varita al enorme farol - ¡Reducio!

El enorme farol fue disminuyendo hasta que George lo dejó de un tamaño que consideraba normal.

- Cariño, no creo que eso haya ayudado demasiado – Dijo Parvati rascándose la cabeza – Tan sólo disminuiste el objeto en cuestión, lo demás sigue igual.

- Y además ¿qué tal si aquí se esconde algo aterrador?- Preguntó la traviesa Molly.

- Déjenme intentar con esto – Dijo Draco después de pensarlo por un momento - ¡Finite Incantatem!

Inmediatamente todo se tornó de un tamaño normal.

- ¡Listo! – Exclamó Draco orgulloso mientras intentaba avanzar.

- ¡No Draco! – Exclamó Pansy mientras lo tomaba por la túnica jalándolo hacia ella - ¿Qué tal si eso no es todo?

- ¿A qué te refieres querida?

- Aquí podría haber algo más, algo que no podemos ver – Respondió ella.

- Creo que la tía Pansy tiene razón – Dijo Arthur mirando en todas direcciones por si se aparecía algo.

- En ese caso creo que esto servirá – Dijo Penélope, la esposa de Percy – ¡Homenum Revelio!

Pero todo continuó igual de quieto y silencioso.

- En ese caso creo que ahora sí podemos avanzar – Dijo Angelina.

- No, eso sólo nos comprueba que ningún humano está oculto aquí – Añadió Draco - Creo que será mejor probar otro hechizo – Luego se aclaró la garganta y enarboló su varita - ¡Revelio!

Esta vez un grupo de aproximadamente cinco salamandras de fuego llenó el lugar. Su apariencia recordaba a un dragón de cómodo pero estaban envueltas en llamas que al parecer no les hacían ningún daño.

- ¡Por Merlín! – Exclamó Pansy con sorpresa - ¡Protego!

Ella conjuró el encantamiento escudo justo a tiempo pues una salamandra les escupió una bola de fuego que impactó contra la barrera invisible y protectora.

- Conocemos la forma de acabar con ellas – Aseguró Molly con seguridad.

- Si, el profesor Flitwick nos lo enseñó al comienzo de este trimestre – respondió Arthur.

- Pero de ninguna manera permitiremos que ustedes se enfrenten con esas cosas – Dijo Fred hablando, como pocas veces, con determinación.

- Papá, creo que estás siendo aguafiestas y jamás habías sido así – Respondió su hija con molestia.

- Puedo ser todo lo divertido que quieras pero jamás sería irresponsable, no voy a exponerte ni a ti ni a nadie más a algún peligro.

- Dejen que yo lo intente – Propuso George.

- Tú solo no vas a poder – Terció Fred – Pansy, quédate conjurando el encantamiento escudo con los niños, Parvati, Penélope y Angelina, mientras Draco, Percy, George y yo acabamos con esas cosas.

Draco tragó saliva con dificultad pero por supuesto no se negó a ayudar, no tenía madera de Gryffindor, pero estaba dispuesto a defender a su familia.

- Hay que evitar las bolas de fuego – Indicó el rubio mientras saltaba a un lado evitando un fogonazo.

- ¡Ten cuidado papá! – Lo advirtió Scorpius desde su lugar seguro.

-¡Glacius! – Exclamó Draco, impactando sobre una de las salamandras, los gemelos hicieron lo mismo con otras, igualmente Percy. Los animales que antes habían sido de un intenso color escarlata, se tornaron azules mientras un espeso humo salía de sus pieles. Era evidente que el fuego había desaparecido, en cambio, a juzgar por la rigidez de sus cuerpos, habían sido congeladas - ¿Y ahora qué hacemos?

- No lo sé... - Respondió Fred – tal vez... huir.

- Si, mejor salgamos de aquí antes de que recuperen la movilidad – Propuso George.

Y así lo hicieron, mientras tanto, Regulus junto a sus padres Bellatrix y Rodolphus se enfrentaban a una bandada de Bowtruckles salvajes que les arrojaban pedacitos de ramas, piedras y otras cosas que encontraran en el suelo.

- ¡Expendio!

- ¡Desmaius!

- ¡Petrificus Totalus!

Uno a uno los fueron combatiendo pero en ese momento, un Escreguto de cola explosiva les salió por la retaguardia, justo a tiempo para que Bellatrix pudiera verlo.

- ¡Impedimenta! – Gritó ralentizando los movimientos del extraño animal.

- ¡Por aquí! – Dijo Rodolphus tomando a su esposa y a su hijo de los brazos para conducirlos por otro camino – Veo luz, tal vez esta sea la salida.

Pero al entrar allí, se dieron cuenta de qué era en realidad lo que irradiaba luz. Se trataba de un grupo de Billywigs luminosos que revoloteaban deforma desordenada. Estas eran criaturas aladas que emitían un brillo intenso pero poseían un aguijón cuyo veneno producía mareos y alucinaciones, sin embargo eran utilizados para la elaboración de diversas pociones.

- ¡Por la barba de Merlín! – Exclamó Bellatrix, pero en ese momento un nuevo motivo de preocupación se hizo presente.

Todos se volvieron al escuchar un gruñido y entonces observaron a un horrible y gigantesco trol de montaña que se acercaba peligrosamente enarbolando un garrote, no obstante, afortunadamente Regulus reaccionó de forma acertada, apuntó con la varita al grupo de Billywigs y pronunció:

- ¡Opugno! – Inmediatamente, la plaga luminosa se dispuso a atacar con sus afilados aguijones al trol que se puso a dar gruñidos y gritos de dolor antes de caer pesadamente sobre su espalda, revelando quienes estaba tras él

- Eso fue maravilloso, absolutamente brillante – Dijo Tom Ryddle sénior – Ese trol casi nos mata a mí y a mi hijo pero yo hice aparecer una ciénaga debajo de sus pies que lo hizo hundirse, me pregunto cómo habrá salido de esa.

- Esos bichos, aunque son unos cabezas huecas, son bastante agiles – Respondió Rodolphus.

Regulus y Tom Ryddle junior se fulminaron con las miradas.

- Sin duda alguna Regulus es bastante diestro con los hechizos, eso fue algo inteligente muchacho – Lo felicitó el señor Ryddle.

A ellos se les unieron los nerviosos Weasley (Harry, Ron Hermione Y Rosie que venían en compañía de Bill, Fleur y su hija Bernardette)

- Esos boggarts son terribles – Dijo Hermione, tratando de recobrar el aliento tras la carrera.

- ¿Sólo los boggarts? ¿Qué me dices de los Imps y todas las cosas que hemos tenido que enfrentar? – Inquirió Bill.

- Y lo que todavía nos falta – Dijo Bernardette, aferrada al brazo de su padre – Ya ni siquiera me interesa salir de aquí primero, sólo sé que quiero salir.

- Será mejor que nos mantengamos juntos – Dijo Bellatrix.

- Tú y yo tomemos otro camino papá – Pidió Ryddle junior.

- Bellatrix tiene razón hijo, a estas alturas es mejor permanecer unidos.

- Pero las probabilidades de salir ganadores serán casi nulas.

- ¿Y eso qué? ¿Acaso no te conformas con haber ganado la prueba pasada? – Le respondió su padre – Mientras más seamos, más a salvo estaremos.

- ¿Alguno de ustedes ha visto a los Potter, los Lupin, los Dursley, los Malfoy, los Longbottom o a los Snape? – Inquirió Ron con semblante preocupado.

- Yo sólo vi a los Potter a lo lejos pero eso fue hace mucho – Respondió Regulus.

Unos metros más adelante, otra de las familias luchaba por mantenerse segura.

- Son demasiados – Dijo Lotti temblando como una hoja mientras miraba en todas direcciones.

Donde estaban, habían al menos cinco caracoles gigantes, cuya baba era corrosiva y no sólo eso sino que tenían un cuerno en la cabeza y amenazaban con embestirlos a cada tanto.

- Son Shapars – Explicó Eileen nerviosa – Su cuerno se utiliza para elaborar pociones curativas.

- Muy bien queguida pego lo que más me integuesa sabeg ahogua es cómo vamos a salig de esta.

- Creo que debemos aturdirlos – Propuso Lotti.

- Muy bien mi pequeña, creo que esa sería una solución estupenda – Le respondió Eileen apuntando a un caracol que venía en dirección a ellos - ¡Desmaius!

El caracol detuvo la marcha.

- ¡Petgificus Totalus! – Exclamó Jean Baptiste.

- ¡Impedimenta! – Bramó Lotti, sintiéndose orgullosa de sí misma - ¿Lo ven? Es la primera vez que realizo ese encantamiento, Severus me lo enseñó, estará orgulloso de mí.

- Por supuesto que si mi princesa, tu hermano siempre ha estado orgulloso de ti, aprendes rápido – Le dijo su madre acariciándole la cabeza – Aunque ahora veo otro problema para salir de aquí cariño.

- Si, ya veo a que te guefiegues – Respondió el francés echando un vistazo a su alrededor – Todos esos cagacoles han espagcido su baba pog todo el lugag y eso nos hace imposible avanzag, cgeo que nos quemaguiamos los pies pese a los zapatos.

- ¡Ay Dios mío! ¿Y ahora qué hacemos? Tal vez... creo que debemos lanzar chispas rojas con la varita para que nos saquen de aquí.

Pero en ese momento Jean Baptiste divisó algo que les fue de mucha utilidad.

- No cgeo que eso sea necesaguio pgincesa – Le dijo con una sonrisa mientras le acariciaba el rostro – ¡Miga eso!

Él le mostró una barra de color morado que emitía una luz purpura, situada en lo alto de uno de los muros hechos de arbustos. Una clara evidencia de lo que tenían que hacer para salir de allí.

- ¿Conoces el cagpe guetragtum cielo? Siempge me ha funcionado pese a mi acento gutugal.

Eileen sonrió pero Lotti permaneció impávida, no entendía de qué hablaban sus padres.

- ¿Carpe Retractum? – Repitió la niña.

- Lo practicamos varias veces en clases de Encantamientos, pero lo he utilizado muy poco en toda mi vida – Reflexionó Eileen – Sirve para atraer objetos con una cuerda o impulsarte con ella ¿No es cierto?

- ¡Aja! – Respondió su esposo – Inténtalo tú pgimego, luego yo te sigo con Lotti ¿De acuegdo?

- Está bien respondió Eileen, luego giró sobre sus pies, apuntó con su varita a la barra y pronunció: - ¡Carpe Retractum!

Inmediatamente después, una cuerda salió de su varita, se enroscó alrededor de la barra e impulsó a la mujer hacia arriba, que se sujetó fuertemente de las ramas del denso arbusto que servía de pared.

- ¡Apresúrate cielo! Los caracoles están despertando – Le dijo al hombre.

- De acuegdo, pego baja paga que Lotti y yo podamos subig.

Ella le hizo caso y bajó del otro lado mientras aguardaba con impaciencia.

- ¡Cagpe guetragtum! – Exclamó su esposo – E inmediatamente después, observó su rubia melena por encima del arbusto en compañía de la niña.

- ¡Wow! eso fue increíble – Expresó Lotti maravillada – Ya quiero ver las caras de los chicos cuando les cuente.

Ambos bajaron de allí y se unieron a Eileen.

Severus, Lily y Rose caminaban por un sendero lúgubre, de vez en cuando escuchaban el sonido que emitía algún animal, pero nada más. Todavía les latía el corazón con fuerza al recordar todo con lo que habían tenido que enfrentarse y no veían la hora de salir de allí, pero desde hacía unos minutos los tres escuchaban una agradable melodía, parecida al canto de un ave fénix. Era aguda, armoniosa y relajante. Al principio les agradó pero posteriormente se dieron cuenta de que no podían dejar de escucharla, que era lo único por lo que valía la pena seguir viviendo, sólo por escuchar aquella tonada.

En ese momento, el estrecho camino se fue ensanchando cada vez más y al final descubrieron que, a lo lejos había una ciénaga.

- ¿Qué rayos es esto? – Preguntó Lily con temor, saliendo del encanto en que había estado sumergida – ¿Por qué ya no se escucha nada? No me digan que ahora tendremos que enfrentarnos a criaturas del agua o algo así.

- No sé si es una criatura del agua pero no tiene buena pinta – Dijo Rose Eileen con los ojos negros muy abiertos, tenía miedo, mucho miedo - ¿Qué es eso? Papi ¿Qué es esa criatura?

A lo lejos, y pese a la pobre luz (dentro del laberinto estaba nublado y por ende había poca luz) pudieron advertir una extraña criatura. Era una especie de caballo negro muy feo, con las crines alborotadas y los ojos rojos y centelleantes de furia. Extrañamente les hizo señas con la cabeza señalando su lomo.

- Parece que quiere que alguien lo monte – Dijo Lily estrechando a Rose contra su cuerpo.

- Es un Kipie – Explicó Severus sin quitarle la mirada de encima – Y efectivamente eso es lo que quiere que hagamos, quiere que lo montemos para llevarnos a lo profundo de esa ciénaga y devorarnos allí.

Lily y Rose Eileen ahogaron un grito y se pegaron todavía más a Severus.

- ¿Era él quien cantaba? – Preguntó la chica.

- Me temo que si – Respondió su padre – Trata de atraer a las personas a este tipo de lugares, valiéndose de cualquier encantamiento.

- Severus, cariño tenemos que salir de aquí ahora – Le dijo Lily sin dejar de abrazar a su hija - ¿Lo aturdimos?

- ¿Soltamos chispas rojas? – Propuso Rose Eileen – No vamos a dejar que nos mate.

- Por supuesto que no hija – Respondió Severus rodeándola con un brazo – Lily, Rose, las dos colóquense detrás de mí, voy a intentar algo.

- ¿Qué vas a hacer Severus? Ten mucho cuidado, no quiero que te haga daño.

- Descuida Lily, sé lo que hago.

Lily y su hija siguieron las instrucciones de Snape y, sin dejar de apuntar a la criatura con la varita, se ocultaron detrás de él. El Kipie levantó las orejas y les mostró los dientes filosos de forma agresiva. Era evidente que se sentía amenazado y entonces, sin más se abalanzó a toda carrera en dirección a ellos, corría por el aire, por encima de la ciénaga sin que sus cascos tocaran el agua.

Lily, Severus y Rose estaban helados de terror, ellas dos gritaron y cada una arrojó un encantamiento aturdidor que lo impactó sin hacerle daño alguno, mientras Severus, impulsado por el deseo de proteger a su familia y en lo mucho que la amaba, evocó el recuerdo de cuando descubrió que Lily estaba viva, cuando escuchó por primera vez de sus labios decirle que lo amaba, cuando supo que Harry no había muerto y en cambio venció al señor tenebroso, cuando se reconcilió con su madre, cuando supo que Lily estaba embarazada y finalmente evocó uno de los recuerdos más felices, el día en que Rose Eileen nació, así que sin más pronunció:

- ¡Expecto Patronum!

Una preciosa cierva blanca emergió de la punta de su varita interponiéndose entre ellos y el Kipie quien terminó huyendo aterrorizado, a continuación, la cierva se metió por donde ellos habían entrado y les hizo señas de que la siguieran.

- ¡Wow! un Patronus, es cierto querido, el Patronus no sólo sirve para ahuyentar dementores sino también todo tipo de criaturas siniestras – Dijo Lily emocionada, mirando como el Kipie desaparecía en medio de la nada – Eres un mago estupendo – Dijo antes de besarlo en los labios.

Rose completamente emocionada abrazó a sus padres mientras sonreía.

- Eres el mejor de todos papá – Le dijo a Severus mientras este le correspondía la sonrisa.

- Gracias hija, gracias Lily, pero creo que mi Patronus quiere que lo sigamos.

- Pensé que se desvanecería – Dijo Lily extrañada.

Los tres siguieron al Patronus de Severus con total confianza. Ella giró a la derecha, luego a la izquierda y al final de un largo pasillo, pudieron divisar la luz.

- ¿Creen que eso sea?...

- Si mi Rose - Respondió Lily emocionada – Creo que es la salida.

Severus las abrazó a ambas, cubriéndolas con la tela de la capa que pendía de sus brazos mientras seguían al Patronus que finalmente se detuvo al final del pasillo. Les hizo una reverencia con la cabeza desprovista de astas y finalmente desapareció.

Afuera también había silencio, pero una vez que Severus salió en compañía de su esposa y su hija, Hagrid los recibió con una enorme sonrisa y un fuerte abrazo que casi los deja sin aire. Un Auror que estaba junto a Hagrid corrió con dirección a la tarima y finalmente escucharon a Dumbledore hablar...

- Los Snape son los primeros en salir y por lo tanto son los ganadores de la prueba – Espetó el director en medio de la algarabía colectiva. 

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