Shawn Mendes Imagines

By Potterhead_leyendo

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El titulo habla por si solito ♥ 04/06: #266 en Fanfic 09/06: #260 en Fanfic 08/06: #137 en Fanfic 06/06: #12... More

1. Celos
2. Confesión cantada
3. Dueto
4. Insegura
5. Despedida
6. Te maquilla
7- Pesadilla
8. Te emborrachas
9. Mutual crushes
10. "Feliz cumpleaños, hermosa".
11. Ni siquiera sé tu nombre
12. Lo despiertas
13. "¡Ya besala!"
14. Cautivado
15. Bajo la lluvia
16. "¿Tienes frío?"
17. Una cosa en el mundo...
18. Mala idea
19. Ni siquiera sé tu nombre - Parte 2
20. Cinco minutos
21. Te hace reír
22. Última vez
23. Cita improvisada
24. Miedo
25. Fotografía
26. Vuelo
27. The little coffee shop
28. Fall for you
29. Perdido
30. Nervios
31. Entrenamiento
32. Entrenamiento II
33. Entrenamiento III
34. Entrenamiento IV
36. Entrenamiento VI

35. Entrenamiento V

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By Potterhead_leyendo

Perdón por la tardanza en la actualización. Empecé a escribirla esta tarde pero un gatito bebé estaba llorando arriba de mi techo y acudí enseguida a ella. Ahora está conmigo en la cama mientras escribo esto :)

Y esta historia ya va por 86+k leídas!!! OMG. Ochenta y seis mil gracias de todo corazón.

Y ahora a lo bueno...

Shawn me sostenía firmemente de un brazo, mientras que la otra mano se encargaba de frotar mi espalda mientras me desgarraba la garganta tosiendo sangre.

Fiebre hemorrágica.

Hace un tiempo atrás asaltaron a un grupo de los nuestros con el mismo patógeno. Ninguno sobrevivió. No sabíamos como tratarlo. Y aquel ataque fue uno de los catalizadores del conflicto actual. Los clanes divididos y una guerra alzándose, sin mostrar ningún freno.

(...)

Conforme el tiempo pasaba, me costaba cada vez más respirar y el intenso dolor de cabeza iba y venía. Primero un sector de mi cabeza, luego otro. Se calmaba un breve momento, para luego culminar mi cráneo entero. Mi estado era deplorable.

El castaño me tendió la cantimplora y midió mi temperatura con su mano, ansioso. Chistó con los dientes frustrado y se arrodilló ante mí. Tiró del cuello de su camiseta y se la quitó, su torso marcado ahora al descubierto. Lo miré en silencio, sin comprender porque ahora se le daba por lucir sus abdominales. Se dirigió al río y empapó la camiseta en el agua. Chorreante de una mano, la colocó en mi frente, provocando que cerrara los ojos ante la frialdad que la  tela mojada me brindaba. Por escasos segundos, calmó el calor y el dolor que mi cuerpo sufrían, pero parecía ser que era tal mi temperatura que evaporaba el agua al más mínimo contacto. Pasó la camiseta por detrás de mi nuca, recogiendo mi cabello con cuidado y presionando para que las gotas se deslicen sobre mi piel. Ascendió a mi mentón, y tiré mi cabeza levemente hacia atrás, hasta donde la descompostura me lo permitía.

Fallidos intentos y amenazas se pronunciaban contra el Omega, el cual momentáneamente miraba a los ojos o respondía con una expresión vacía en su rostro con manchas blancas de pintura. Estaban al borde de la rendición. Rogarle no serviría, mucho menos amenazarlo; el Omega no tenia intenciones ni razones para ayudarme.

El gusto a sangre permanecía en mi boca, tomase la cantidad de agua que me fuera posible consumir. Observaba decaída cómo mis compañeros inútilmente intentaban doblegar al hombre para conseguir la cura.

Siete tubos. Siete líquidos de siete colores diferentes y texturas con siete diferentes reacciones; una de ellas debía inyectarse para detener y contrarrestar la infección. Por supuesto, antes de que se prolongue lo suficiente para que no sea demasiado tarde.
La idea de infectarlo a él surgió, acorralándolo a que revele la solución, más no creía que funcionaría. De todos modos, lo hicieron; le arrebataron el contenedor de flechas y Grayson incrustó la punta envenenada en su brazo.

Mas el tiempo corría en mi contra, puesto que llevaba la delantera.
Intenté levantarme, con la poca esperanza de que mis palabras lo convencerían. Me tambalee, mi cabeza dando vueltas como si la Tierra de pronto rotase sobre su eje a la velocidad de la luz. Y shawn por supuesto, intentó detenerme.

—¿Qué crees que haces?—Espetó él, sus manos tomando mis hombros y deteniendo mi lento paso.
— Deben irse... los Omegas podrían encontrarlos. Deberían dirigirse.... dirigirse al campamento Kappa; quizá no... n-o llegar-on ahí todaví-a—pronuncié costosamente, sosteniéndome del castaño.
—Avanzaremos cinco pasos contigo. No...
— En ningún mo-mento me in-cluí en el plan— le interrumpí. Callado, me miró como si acabara de decir una locura, pero que tenia sentido a la vez— No hay na-da que pueda-s hacer para...
— No digas eso.
— S-hawn, el tipo no tiene razón alguna para salvarme.
— Pero yo sí. Tengo mil y una razones y no pienso por un segundo darme por vencido. No si eso significa perderte.

Era mi turno de mirarlo en silencio, conmovida y sorprendida a la vez sobre lo que acababa de decir. Sus ojos escrutaron en los míos, expectantes de alguna respuesta que mi boca no podía brindar. Separé mis labios y sentí como mis ojos se aguaban.

—Shawn...
— Tus ojos— su voz pasó de ser suave y susurrante a una que remarcaba intranquilidad. Al enjugar lo que creí que eran lagrimas cristalinas, resultó ser Sangre; un poco menos teñida que la normal, pero definitivamente era sangre.

— Recuestate y mantén esto en tu frente — me tendió la camiseta y se dirigió con paso apresurado hacia el Omega, impactando su puño en el rostro de éste último. Comenzó a gritarle groserías y demandarle que le mostrase cual frasco detendría la fiebre, golpeándolo cada vez que este se negaba a responder. Tomó la flecha y deslizó el filo a lo largo de su mejilla. hundiéndola y dejando un fino corte que poco a poco se volvía rojo— ¡¡Contéstame!! ¡Maldita sea, que hables! ¡Desgraciado infeliz!

Grayson lo apartó al ver que el Omega había tenido suficiente. Un leve quejido de dolor salió de él, mientras permanecía inmóvil sobre sus rodillas, sus manos pegadas por la soga que las esposaban, y sus nudillos blancos de la fuerza que oprimía.

Observé la escena inerte, acongojada de ser la causante del arrebato del castaño. Lo veía sufrir y no podía tolerarlo. Quería gritarle que se fuera, que me deje en este lugar; que no pierdan otro segundo aquí afuera por una causa pérdida. Sin embargo, otra parte de mi no quería que se vaya. No quería ser abandonada y morir sola; quería que se quedara conmigo hasta el final.

(...)

El Omega no tardó en mostrar su deterioro, y para el punto más alto del Sol, escupía sangre al menos el triple que yo. Disfrutaba su sufrimiento y en ese momento consideré que el también se regodeaba de verme sufrir. Pero ahora ambos estábamos en la misma página.

Shawn POV

No había forma de sonsacarle nada al Omega y mi desesperación solo crecía peor y mas grande. Cada segundo me alteraba más y cada vez que la miraba de reojo, sentia impotencia. Hacia los Omegas en general, pero en especial a mí. A mí, por no poder ayudarla.

Porque ella siempre me ha salvado, en más de una forma.

Fulmine con la mirada al Omega, el cual respiraba cual pez fuera del agua. Se me habia ocurrido hacerle tomar al Omega parte de los tubos que traía consigo, hasta dar con el que necesitábamos, pero al segundo me di cuenta de que era una idea estúpida.

Miraba los frascos, dudoso. Intentaba adivinar, por el color y el aroma, cual era el que detendría la fiebre hemorrágica, pero solo el Omega sabía la respuesta definitiva.

Gray exclamó de repente mi nombre. Me gire hacia él, quién se encontraba cuidándola, y me devolvió una mirada repleta de angustia, pronunciando con un hilo de voz:

—Dejó de respirar.

Me precipité hacia ambos, el corazón palpitando en mi garganta, los demás sin tardarse a rodearnos. Sus ojos estaban cerrados y su pecho no se movía. Miré a Grayson, tembloroso.

— No, no, no. No, por favor no. Vamos, respira.

Me giré abruptamente, mirando al Omega, rogándole con los ojos que me ayudara.

— ¿¡Cual es?! ¡Dime cual es! ¡Dimelo, por favor! ¡N-no puedo perderla!— supliqué, mis ojos llenándose de lágrimas. El hombre me miró, bajó la mirada y gruñó dos únicas palabras:
—  La azul.

Rebecca reaccionó y tomó la jeringa junto al tubo de contenido azulado. Con manos temblorosas y rogándole a los dioses que no sea demasiado tarde, llené la jeringa y la inyecté en la herida de su pierna. Mi mirada se posó en su rostro, el cual seguía inactivo, al igual que el resto de su cuerpo.
— Vamos, vamos, vamos, por favor. Vamos, respira— coloque mis manos en su pecho, presionando y repitiendo la misma palabra una y otra vez, ansiando una mínima reaccion de que ella seguía con vida.

Su cuerpo inerte se mecía levemente mientras trataba de que el oxigeno circulara por sus pulmones.

— Estás bien. Solo respira. Estas bien, respira. Respira, por favor. No me dejes...— mis manos tomaron su rostro. Lágrimas cayeron sobre su piel mientras mis ojos ansiaban volver a ver los suyos.
— P-por favor, no me dejes. No lo hagas. Te lo suplico. Te... Te amo. Te amo, por favor. Tienes que respirar.

(...)

El campamento Kappa era más extenso que el nuestro. Y su pasto, mas verde. Pero la gente y su ego superaba al nuestro.

Se enteraron de lo que el clan Omega había hecho, no solo a nosotros, sino también al Clan Sigma. El próximo era el Delta, más ducjo ataque nunca sucedió.

Y en cuanto a la guerra, se había puesto a un lado, en stand-by. La unión de los clanes para detener a los Omegas había dado lugar a cierta paz entre nos. No estaba asegurada de que perdurara, pero nos conformaríamos con eso por ahora.

— ¿Saldremos a cazar Omegas?— preguntó Grayson, ansioso por la idea.
— Probablemente. Se rumorea que los muy cobardes escaparon al Norte, donde abunda el hielo y el frío.
— Espero que no; se me hará difícil el pelear con un tapado el doble de mi tamaño, ¿no te parece?
— Con o sin tapado, eres malo igual.
— No me provoques, Mendes.

— Él tiene razón — dijo una dulce voz detrás mío. Me volteé y no pude evitar sonreír al verla. Tampoco quería evitarlo. Que quede claro— Aunque quisiera verte pelear con un tapado de piel de oso algún día.

Me abalancé sobre ella, mis brazos rodeándola con fuerza. Cerré mis ojos y hundí mi cabeza sobre su hombro al sentir como me devolvía el abrazo. Ambos permanecimos en silencio. Aquellos trece días sin vernos hablaban por nosotros.

— Te extrañé mas de lo que debería— susurré contra su cabello, disfrutando aquel aroma frutal que solía tener. El abrazo se desenvolvió lento y suavemente. Posé mis manos en su cintura y ella sonrió levemente, mordiéndose el labio Inferior— ¿como te sientes?
— Jamas estuve mejor— dijo. Acto seguido, tomó mi mentón y plantó un beso en mi mejilla, cerca de la comisura de mis labios— Gracias, por salvarme la vida.

— Yo también quiero un abrazo.

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