Sonó el timbre y Chris suspiró.
-Susy...
Se separó de mí y caminó hacia la sala.
Escuché el sonido de la puerta y como Chris hablaba con alguien.
-Gracias, Rosa. – Cerró la puerta. – Mamá y papá todavía no llegaron.
-¿Dónde está Orejas? – Preguntó la voz de una niña.
-Donde siempre, Susy.
Oí cómo subía rápidamente las escaleras.
-Perdón... Mi hermana... Papá le regaló un conejo hace unos días y no lo suelta con nada. – Sonrió.
No sabía qué decir después del pequeño momento de hace unos minutos.
-Todos amamos a los animales...
-Va a volverse uno...
Reí.
-¿Cuánto queda? – Señaló el horno.
Miré la hora.
-Veinticinco minutos...
-¿Cuántos años tiene tu hermana?
-Cinco, mi hermano quince y el más grande diecinueve.
-¿Cómo se llaman?
-La pequeña, Susy, luego viene Jackson, luego yo y después Mark... Pero él ya se mudó...
Noté incomodidad al decirme el último nombre.
-Yo tengo un hermano y apenas puedo con él... No sabría cómo hacer para vivir con dos...
Frunció el ceño.
-Sí, y más si no es tu hermano... - Fruncí el ceño.
-¿Qué? – Pregunté confundida.
Me miró y analizó por unos pocos segundos.
-No, nada... No importa.
Escuchamos el sonido de la puerta.
-Dios, al fin en casa. – Se escuchó la voz de una mujer.
-¡¿Mamá?!
-¡Y papá! – Se escuchó la voz del director.
-¡Estamos en la cocina!
-¿Ya trajeron a Susy? – Preguntó su madre entrando. - Oh, hola... - Me sonrió sorprendida.
-Amor, ya no tengo crema para... Hola... - Me sonrió confundido.
-Hola...
-Ella es...
-Wells... Si, hoy nos vimos.
Me avergoncé.
-Señor... - Comencé.
-Fue solo una llegada tarde, Jade... Tus notas del otro colegio son excelentes... Y no me digas señor, al menos no aquí...
-Gracias... Y perdón.
Me miró de arriba abajo.
<<<Si, si, si, parezco un hobbit.>>> Pensé.
Pero cariño... ¿Qué tienes puesto? – Me dijo su madre.
-No tenía otra cosa...
-Mi ropa... - Comenzó.
-Nada tuyo podría quedarle, ma... – Lo miró mal.
Y era verdad. Creo que le llevaba una cabeza y yo no soy muy alta que digamos.
-Su ropa está secándose... - Ella asintió.
Miré la hora. Faltaban veinte minutos para que los brownies estuvieran hechos y diez para que me fuera.
-Huele bien... - Dijo el director.
Es raro llamarlo así ahora.
-Hicimos brownies. – Le dijo Chris.
-¿Enserio? ¿Y Nadie llamó a emergencias? – Bromeó. - ¿Cómo hiciste que cocinara? – Se dirigió a mí.
-Él lo propuso. – Fruncí el ceño.
-Nunca... - Comenzó con el ceño fruncido.
-Papá...
-No dije nada. – Se rio. – Es la primera vez que traes una chica a casa...
-Papá... - Volvió a decir. – Estaba lloviendo muy fuerte y estábamos a una calle de aquí... Se irá pronto.
-Por mí, quédate el tiempo que quieras. – Me dijo su madre. – Me agrada... – Le susurró cuando pasó a su lado. – Por cierto, soy Lauren.
-Vamos...
Chris subió las escaleras y lo seguí.
Me sentí observada por sus padres así que lo hice rápido.
-Perdón por mis padres...
Cerró la puerta de su habitación detrás de mí.
No sé si debería asustarme o ponerme incómoda.
-Son... Lindos. – Sonreí.
-Vive con ellos... - Reímos.
-Voy a llegar tarde a casa. – Miré mi reloj.
-No te preocupes, yo te llevo. Será rápido...
-Veré si se secó tu ropa. – Asentí y me dejó sola en su habitación.
Sus paredes estaban pintadas de un color azul y sus muebles eran blancos.
Unas fotos adornaban uno de ellos.
Chris estaba levantando a una niña rubia con dos coletas, la cual supuse que era Susy.
Luego, a un lado de Chris, había un chico castaño que, por su expresión, deduje que no quería salir en la foto, Jackson, supongo.
Me llamó la atención no ver a Mark.
-¡Chris! ¡Orejas me mordió! – Gritó entrando en la habitación. – Tú no eres Chris. - Dijo al verme.
-Soy una amiga... - Le sonreí.
-¿Dónde está Chris?
-Fue a hacer algo, ya viene... Ven, ¿Dónde te mordió?
-Aquí. – Me mostró su mano. – Es malo...
-No es malo, solo tiene que acostumbrarse a ti... ¿Lo alimentas? – Me incliné apoyando mis manos con las piernas.
-Sip...
-Hum... ¿Juegas con él?
-Sí, pero no estoy con él siempre porque estoy en la escuela...
-Haces un buen trabajo... Una vez tuve un pajarito... Lo maté... - Dije recordando.
-¿Qué? – Dijo con voz temblorosa.
<<<Bien... Quizá no tenía que haber dicho eso...>>> Pensé.
-¿Susy?
<<<Gracias... >>>
-¿Qué ocurre?
-Orejas me mordió y ella mató a su pájaro. – Me miró y alcé los hombros.
-Lo siento. – Susurré.
-Ven, vamos a curarte. – La tomó de la mano. – Ten, ya está seca... - Dejó mi ropa doblada en la cama, le sonreí.
Me quité su remera y sus pantalones. Me puse mis jeans y tomé la prenda superior.
-Jade, creo que dejé... - Abrió la puerta. – Mierda... - Susurró. Entrecerró la puerta rápidamente para no ver. - Lo siento...
-No importa... No estoy desnuda... Imagina que es un bikini. – Reí y terminé de vestirme. – Ya puedes entrar.
-Enserio lo siento...
Tomó su celular. Y lo señaló.
-Solo vine por esto...
-Los brownies ya están... - Sonreí evitando el tema.
Me puse los zapatos y bajamos rápidamente las escaleras.
Fuimos a la cocina y Lauren estaba sacando los brownies del horno.
-Huele muy bien, chicos...
Apagó el horno y sacó los moldes.
Los puso encima de la mesa y comenzó a cortar unas rodajas.
-Tomen, pero todavía está... - Chris se quejó. – Caliente...
-Gracias, pero tengo que irme...
-Oh... Bien, llévala. – Se dirigió a Chris. - Las llaves están encima de la mesa... Un gusto conocerte, querida.
-Igual, Lauren.
-Ya, vayan... No hagas que llegue tarde a su casa.
Tomé mi mochila y Chris las llaves y un paraguas. Salimos de la casa compartiéndolo hasta llegar al auto.
Le dije la dirección y en pocos minutos ya estaba en casa.
-Gracias por rescatarme hoy...
-Fue un placer...
Nos miramos.
-Bueno, hum... Adiós, nos vemos mañana.
Asintió con la cabeza y una leve sonrisa.
Me bajé del auto luego de una despedida un poco incómoda.
Ya eran las siete en punto y no sabía si mamá se molestaría o no por la hora.
Estaba a unos pasos de la puerta. Paré en seco, me di la vuelta, abrí la puerta del copiloto y le di un beso en la mejilla.
Él solo me sonrió confundido. Sonreí y luego de cerrar la puerta, caminé velozmente hasta la puerta de casa.
Entré y Chris se fue.
-No puedo creer que sea Chris... - Dijo con la boca llena de un mordisco de sándwich.
-No puedo creer que seas una vieja chusma. – Subí las escaleras.
-Aburrida. – Balbuceó.
Escuché sus pasos detrás de mí.
Entré a mi habitación y cerré la puerta.
Me tiré en la cama quedando con mi cara aplastada por la almohada.
Tocaron.
-¡Si no eres Chris, eres bienvenido! – Grité.
Escuché como se abría la puerta.
-Hermanita... - Dije en un cantico tierno.
-Creo que debo ser más explícita con ese cartel...
-No se puede ser más explícito que eso. – Me giré para verlo. Señaló el cartel. – Además, quiero estar con mi hermana un rato.
-La última vez que dijiste eso, me quedé dormida y desperté en la piscina...
Se rio.
-Fue divertido. – Dijo obvio al ver que no me reía.
Quitó su sonrisa de la cara y se acercó.
Me apoyé en mis codos.
-Hablemos. – Sonrió. – Ya sabes, como lo hacíamos.
-¿De qué quieres hablar? – Pregunté extrañada.
-No lo sé. – Se acostó a mi lado.
Relajé mis brazos dejándolos caer a mis lados.
-Siempre hablábamos de todo. – Alzó los hombros.
-Ya no tenemos once años. – Lo miré.
-Siempre nos burlábamos de todos. – Rio ante el recuerdo y yo igual.
Relajé mis brazos dejándolos a mis lados.
-Lele Braguitas. – Dije y rio.
-Maggie Mutantes – Continuó.
-Hanna Naglas Caídas.
-Sophie Buitre.
-Cindy Pelícano Plano...
-Teníamos un trauma con las aves...
Nos largamos a reír.
-Nos poníamos creativos con estas cosas... - Suspiré.
-¿Te gusta aquí? – Preguntó una vez dejamos de reír.
-¿Por qué? – Fruncí el ceño.
-Sólo quiero saber qué es lo que piensas.
Alcé los hombros.
-No lo sé... Sólo llevamos un mes aquí.
-Hablo del colegio, Jade.
-Sólo llevamos dos días, Theo... Pero sí, creo que podría acostumbrarme. – Sonreí.
-Yo igual. – Dijo del mismo modo. – Mira.
Sacó de su bolsillo un papel rosa. Parecía una carta. Me la dio y la abrí.
"Me gustas y no puedo quitarte de mi mente..."
Decía otras cosas, pero no me importó mucho.
En el pie de la carta estaba la firma. "M.S".
Recordé como ponía Matt su carta en su casillero y reí discretamente.
-La encontré en mi casillero...
<<<Claro que lo hiciste...>>> pensé.
-¿Quién crees que sea? – Mantenía una sonrisa.
-Puede ser cualquiera... Hasta un chico. – Dije lo último en voz baja, pero creo que llegó a oírme.
-¿Por qué lo dices? – Frunció el ceño sin entender.
-Sólo creo que es posible... ¿Tú no? – Se encogió de hombros. – Theo, de seguro no solo atraes chicas.
-Tiene olor a rosas, Jade. – Reí.
-¿Y por eso tiene que ser de mujer? – Alcé las cejas. – No es ilegal que algunos hombres usen perfume de mujer.
-No me estás diciendo algo... – Achinó los ojos.
-Averígualo tú. – Se acomodó confundido y guardó su carta.
-Lo único que voy a averiguar es qué te pasa con Chris. – Mantenía la mirada en el techo mientras él mantenía la suya en mí.
-Nada, sólo fui a su casa. – Alzó las cejas. – Porque estaba lloviendo y no sabía cómo llegar a casa y menos con tormenta... Por cierto, gracias.
-Ah, sí... Perdón por eso. – Hizo una mueca. – No le digas a mamá... - Me pidió. – Así que... Fuiste a su casa... – Se apoyó sobre su brazo izquierdo.
-Increíble... ¿Sólo eso te quedo?
-¿Y qué pasó? – Ignoró mi pregunta.
-Nada, sólo secó mi ropa, jugamos. – Abrió los ojos como platos. – A las cartas, Theo... A las cartas. – Respiró aliviado. – Luego hicimos Brownies y ya...
-Uy... ¿Brownies? – Sonrió. - ¿Me trajiste? – Buscó con la mirada algo en la habitación.
-¿Para ti? No, lamento decepcionarte, pero ni a mí me dio tiempo de comer mucho...
-Quiero que sepas que acabas de romper mi corazón... Va a costarte juntarlo. – Reí por su expresión. - ¿Se besaron? – Cambió de tema.
-No lo conozco, Theo.
-Dios... La gente de ahora no sabe ni el nombre de la persona con la que tienen sexo... Además, no es feo. – Lo miré. – Mirándolo desde un punto de vista femenino... No soy gay... - Dijo rápido, reí.
-Saldremos el viernes.
-¿Qué? – Se sorprendió.
-Perdí en las cartas y él había apostado eso.
-¿Por qué lo dejaste ganar? Eres buena...
-No lo sé... Supongo que sí quiero salir con él.
-Pudiste haber esperado a que lo hiciera sin tener que apostarlo.
-¿Y si no lo hacía?
-¡Claro que iba a hacerlo! Compartimos genética, eres como yo... Pero en mujer...
-¡Alerta narcisista! – Coloqué mis manos alrededor de mi boca para que sonara más fuerte.
-Lo sé... - Sonrió.
-Pero gracias, supongo – Dije confundida. – Ahora vete, tengo tarea que terminar.
-Te ayudo, ya hice la mía.
No sé qué me sorprendía más... El hecho de que hiciera su tarea o que tenga la intención de ayudarme con la mía.
-Theo Wells hizo tarea... Pediré un deseo. – Bromee.
-Ajá, sí, que graciosa... Si no me va bien en las clases me sacan del equipo, así que...
-Bien, pero no me ayudarás... No quiero mi tarea mal, gracias...
-Soy un año más grande...
<<<Un año más idiota>>> Pensé.
-Ya pasé tu clase... - Dijo confiado.
-Ni recuerdas el nombre de las materias...
-Puedo hacer un intento.
Me rendí y saqué mis cuadernos.
Luego de una hora hicimos las tareas con la ayuda de Google y no de él.
-Es tarde, Jade. – Mamá entró y nos vio. – No puede ser... Necesito atesorar este momento... ¡Cariño! ¡Trae mi teléfono!
-Mamá... – Nos quejamos.
-Sólo será un segundo.
-¿Para qué quieres... - Papá entró. – Oh, luego me las pasas... Y las enmarcamos... – Antes de irse, nos dio un último vistazo y sacudió la cabeza como si quisiera despertar de un sueño.
Mamá tomó la foto.
-Si no quieren ir a dormir, no lo hagan... No, mejor sí... O no... Como quieran.
-Adiós... – Insistimos al unísono.
Nos sonrió y cerró la puerta detrás de ella al marcharse.
-Tengo sueño. – Dije.
-Yo igual. – Bostezó.
-¿Podemos dormir en tu cuarto?
-Claro... - Se puso de pie.
-Sólo si no termino en una piscina... - Rio.
-Lo prometo... - Dijo con una sonrisa somnolienta.
Apagué las luces del cuarto.
Caminamos como zombis hasta el suyo y ni nos molestamos en prender la luz.
Abrí su ropero y busqué una remera. Me quité los jeans.
-Al menos va a tener algo que agarrar. – Bromeó.
-Mueres de ganas por tocarlo, lo sé... ¿Quieres? – Alzó las cejas.
Se acercó y se puso frente a mí. No movió un músculo.
-No funciona si no tocas...
-Esto es raro...
-Somos hermanos, Theo... No va a pasar nada. Vamos, toca. – Tomé su mano y la puse en mi trasero.
La verdad es que no sentí nada, es mi hermano.
-Hey, es un buen trasero. – Dijo divertido, colocó la otra mano. – Se siente bien. – Rio. – Aunque raro.
-¿Enserio? Yo también lo siento así.
Movió sus manos en un masajeo.
-Tu trasero es raro...
-Deja mi trasero en paz...
-Bien. – Quitó sus manos.
Caminó hacia la cama mientras yo me quitaba la blusa y me ponía su remera, la cual me llegaba cuatro dedos encima de la rodilla.
-Hace mucho que no hacemos esto. – Dijo.
-Lo sé...
-Duermo desnudo... - Aviso.
-No hoy, mi querido hermano. – Gruñó. – Acepto boxers. – Se encogió de hombros.
Caminé hacia el lado opuesto de Theo.
Me acosté y tapé. Hacía frío.
Theo se quitó la ropa y se acostó a mi lado.
-¿Irás a la práctica mañana?
Los dos mirábamos el techo.
-No lo sé, tal vez, ¿Por qué?
-Mañana también lloverá, si decides ir, volvemos juntos. – Asentí. – A no ser que quieras que alguien más te lleve... - Sonrió.
-Idiota... – Lo miré. – Hay que dormir, no quiero lidiar contigo mañana cuando no quieras levantarte.
-Bien...
Me di media vuelta dándole la espalda. Él también lo hizo en la misma dirección. Tomé su mano e hice que me abrazara con ella.
Nosotros podremos estar en guerra la gran parte del día, pero nos queremos...
No sé qué haría sin este idiota, arrogante y narcisista.
-Pero tienes las tetas pequeñas. – Lo patee. - Auch, eso dolió. – Dijo indignado.
-Nunca le digas eso a una mujer...
Luego de un rato nos dormimos.
No puse mi alarma porque sabía que mamá iba a levantarnos.
Pos aquí les dejo otro cap ;)