-¡Herms!-grito una peliroja a su amiga Hermione Jean Granger, una bruja nacida de muggles de cabello castaño y ojos color avellana.
-¿Qué pasa?-dijo la susodicha a su amiga Ginevra Weasley, una bruja sangre pura, septima hija de Arturh y Molly Weasley, con un cabello rojo fuego, ojos azules y pecas en la cara marca Weasley.
-Haz estado distraída últimamente, como en otro mundo. - le dijo la amiga de ambas Luna Lovegood con su típica voz soñadora, sangre pura hija de Xenophilius y Pandora Lovegood con cabello rubio y ojos azules siempre con un brillo soñador. Conocida como Lunática Lovegood.
-¿Te encuentras bien?-le pregunto Ginny.
Claro que no estaba bien, claro que estaba demasiado distraída, claro que estaba en otro mundo; un mundo que veía en esos malditos ojos grises azulados que desde que inicio su quinto año los veía más seguido.
-Si, todo esta bien. -dijo apretando más a su pecho los libros y cuadernos que traía abrazados, sin apretar demasiado por su frágil colgante. Esa era una clara señal de que mentía pero la pelirroja y la rubia decidieron no darle más vueltas al asunto.
-¡Vamos al campo de Quiditch!-dijo la pelirroja.
-Vamos, el clima es perfecto.-dijo la rubia.
La castaña solo asintió y las siguió aun pensado en esos ojos.
Después de caminar un rato se encontraron a su amigo Neville Longbottom.
-Hola- dijeron Hermione y Ginny.
-Hola Neville-dijo Luna con su típica voz soñadora.
-¿A dónde van?
-Vamos al campo de Quidithch, ¿nos acompañas?-dijo Ginny.
-Sí, vamos.
Los cuatro caminaron entre risas y sonrisas hasta llegar al campo de Quiditch donde encontraron algo regular, si así se le podría llamar, los Slytherin lidrados por su príncipe, Draco Malfoy, acompañado de sus amigos: Theodore Nott, Blaise Zabini, Pansy Parkinson, Dapnhe y Astoria Grengass; estaban discutiendo con El Elegido, Harry Potter y su amigo inseparable, Ronald Weasley, y los hermanos gemelos de este, Fred y George Weasley.
-¿Qué está pasando?- grito la castaña estando entre los de la casa de Gryffindor y los de la casa de Slytherin.
-Lo que pasa es que estas serpientes quieren el campo solo para ellos.- dijo Ronald Bilius Weasley, hermano mayor de Ginny, siendo casi igual que ella y uno de los chicos más altos de todo Hogwarts.
-Necesitan practicar comadreja.-grito Daphne Greengass.
-¡Alto!-grito Hermione dando un mal paso al frente provocando su casi caída, dado que un rubio platinado que la agarró del brazo y ayudo a estar bien de pie de nuevo.- Gracias.-dijo sonrojada.
-Ten más cuidado Granger-dijo sin mostrar sentimiento alguno en su cara o su voz pero por dentro...
¿Qué está pasando aquí? ¿El hurón albino ayudando a Herms? ¿Herms sonrojada?-se cuestionó el niño que vivió.
-Herms, ¿no es tuyo?- dijeron Fred y Geoge señalando un pequeño reloj de arena roto con unos aros dorados a su alrededor.
-¡No! ¡Mi giratiempo!-dijo y una niebla blanca salio del giratiempo.
-¿Profesor Dumbledore?-dijeron Luna y Harry antes que todo a su alrededor diera varias vueltas.
El profesor Dumbledore estaba sonriente pues su plan había salido a la perfección; unir a las personas correctas, lanzarle el hechizo Confundus a Hermione Granger para que su giratiempos cayera y se rompiera para decir ese último hechizo.
Los chicos daban vueltas y vueltas hasta que de golpe pararon.
-¿Qué acaba de pasar?-grito Pansy Parkinson.
-Creo que retrocedimos en el tiempo-dijo Hermione.
-Pero también pudimos a ver avanzado-dijo Theodore.
Todos voltearon a ver a Hermione.
-No lo sé.-dijo agachando la mirada-Tal vez si pero se debió de usar un hechizo.
-El profesor Dumbledore estaba en las gradas cuando se rompió el giratiempo.-dijo Luna en voz baja pero todos la escucharon.
-Es verdad, yo lo vi antes de que empezáramos a dar vueltas.
Todos se quedaron en silencio pensando qué podrían hacer.
-Deberíamos ir a su oficina. - opino Luna.
-Vamos-dijeron todos