Painful Silence ✿ JunShua

By defgyok

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❝Lo que más desea Jun de su nuevo hogar, es poder regocijarse ante el apacible silencio que le aguarda. Lo qu... More

Prólogo.

Primer Lamento.

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By defgyok


Wen JunHui siempre fue visto como un chico curioso y rebosante de alegría. Se tomaba las cosas con jovialidad y cuando era necesario con sensatez. Aunque cuando algo no era de su agrado (lo cual era muy infrecuente) simplemente trataba de negociar algo que le conviniera.

Por eso cuando el padre del chico le contó la noticia a su esposa de que tendrían que mudarse pronto, temían que el menor se negara y quisiera canjearlo por otra cosa, y ésta vez sí que sería duramente imposible.

Pero eso sólo pasaba en raras ocasiones, Jun el 90% del tiempo estaba dispuesto a todo. Y aun sabiendo eso de su hijo, se sorprendieron al notarle excesivamente emocionado de enterarse que en unos días se irían a vivir a otro lugar; Los señores Wen estaban muy agradecidos por concebir a un chico como tal.

Los días para que el traslado llegara, se pasaron de forma increíblemente raudos.

A pesar del elevado nivel de interés en mudarse y saber qué era lo que le esperaba en su nuevo hogar, le dolía mucho despedirse de su único, fiel y muy buen amigo: Liang. Si bien apenas llevaban un año y medio de conocerse, el chico se había ganado un lugar muy especial en su corazón y después de todo era triste dejarle.

Con un «prometo venir en vacaciones» y «aquí estaré esperándote», Jun y su amigo se separaron, no sin antes darse un fuerte abrazo, transmitiendo energía y animo, para los momentos solitarios en donde necesitaran el soporte del otro. Jun se alejó de su mejor amigo, éste aun de pie, con lágrimas en los ojos, esperando a que la familia Wen por fin partiera para meterse a la casa e ir directo a su habitación a llorar todo lo que restaba del fin de semana.

Sintiéndose algo irresponsable por no ayudarlos a terminar de meter algunos bolsos de viaje a la cajuela del carro, el pelinegro entró al automóvil donde sus padres ya lo aguardaban, ambos viéndolo y esperando una señal, indicándole al mayor que podía poner el vehículo en marcha. Bajo la mirada de compasión de sus ellos, limpió algunas gotas de agua salada que se habían acumulado en las ranuras de sus ojos.

La señora Wen, pudo ver por detrás de su hijo la silueta de Liang aun parada a unos metros del carro, las manos del chico acariciando sus propios brazos, como si se reconfortara a sí mismo. Miró a su hijo con aprehensión, sintiéndose un poco culpable de separar a JunHui de su mejor amigo y viceversa.

Porque por mucho que Jun se mostrara encantado por el cambio, sabía que muy en el fondo a su hijo le lastimaba, -: Jun, hijo... ¿Seguro que esto no te hace enfadar ni un poco con nosotros? Porque si es así no tenemos impedimento alguno con que lo estés.- la mayor buscó ayuda en las pupilas de su esposo y éste entendió de inmediato, dándole la razón para ahora ambos contemplar al menor, esperando su respuesta.

El menor rió con afecto, sintiendo la entrañable adoración hacia sus padres expandiéndose por su cuerpo; haciéndolo olvidar por un momento que Liang estaba allá atrás, -: Una casa afueras de la ciudad, nuevas personas que conocer y lugares por descubrir... Aunque lo que más quiero es poder disfrutar del silencio por una vez en la vida después de soportar la algarabía de la ciudad y todo lo que ésta trae.- su voz fue disminuyendo a medida de que los recuerdos de las sirenas de ambulancias y patrullas rondando por su colonia cotidianamente, asaltaron su mente.

-¿Qué clase de obra dramática es ésta?- se burló su padre y Jun lo miró ofendido.

-Ustedes lo prometieron.

Los padres de Jun regresaron a su posición anterior, mirando hacia el frente. El mayor girando la llave para encender el automóvil y así partir del lugar. La señora Wen tomando sus lentes obscuros de la guantera y colocándoselos a causa del sol comenzando el crepúsculo, -: ¿El silencio?- preguntó ella y observó a su hijo asentir por el espejo retrovisor-. Es verdad que vamos a un lugar poco habitado pero tampoco podemos garantizarte que habrá silencio al cien por ciento.

-Está bien, no creo que haya más escándalo que aquí.

-Tenlo por seguro hijo.- afirmó su padre al momento de que empezaba a conducir.

Jun dio por concluida la conversación, acordándose luego de Liang y bajando rápido la ventanilla para sacar la cabeza por ésta y fijarse si su amigo aun seguía allí, -: ¡Liang!- gritó después de verle aun de pie mientras su figura se hacía pequeña. El chico levantó su brazo derecho y lo sacudió de un lado a otro en señal de adiós-. ¡Cuídate mucho amigo!- le vio mover sus labios pero ya no escuchó nada. Regresó al ambiente templado dentro del auto y subió el vidrio de la ventana.

Pronto entrarían a la autopista, el sol ya se había ocultado totalmente volviendo oscuro el camino, a excepción de las luces automovilísticas que circulaban por la vía; Los ojos de Jun empezaron a cerrarse por el sueño haciéndolo caer dormido y ajeno al resto del viaje.

[...]

Antes de llegar a su destino, la familia decidió pasar a un comedor para desayunar, éste se hallaba en la localidad donde ahora vivirían. Jun se descubrió admirado al encontrarse con que la gente del lugar era muy risueña y agradable. Fue así entonces como se llevó la primera buena impresión del día.

Después de salir de aquel lugar, volvieron a entrar en carretera con paisajes de planicies, apareciendo en el panorama algunos lagos y en pocas ocasiones tiendas de conveniencia con una gasera a lado.

El señor Wen paró en la primera luz peatonal que se presentó después de muchas horas de recorrido. Frente a ellos un cruce de avenidas.
El mayor retomó el trayecto después de que la luz cambiara a verde, siguiendo derecho, nuevos edificios que no pasaban de los tres pisos mostrándose mientras avanzaban.

El vehículo giró en una esquina hacia la derecha, boscaje por ambos lados era lo único que JunHui podía alcanzar a vislumbrar, haciéndolo estremecer de emoción además de planear mil y un cosas de lo que podría hacer en sus momentos de inquietud.

Al final de la espesura, una serie de escasas viviendas de madera con techo de de dos aguas lo pusieron atento por adivinar cuál de todas sería la de ellos. Su padre disminuyó la velocidad a la par que se arrimaba a la acera del lado izquierdo, fue entonces cuando se enteró que la blanca un poco apartada de las demás casas era la que les pertenecía.

El padre de Jun aparcó frente a ésta, llevando las manos hasta sus ojos para tallarlos dando después un cansado suspiro, -: Henos aquí.

La señora Wen junto las palmas de sus manos con entusiasmo y seguidamente se quitó sus lentes obscuros, regresándolos de nuevo a la guantera, -: Me anima saber que todo por dentro está amueblado, así solo tendremos que ordenar lo del equipaje.- JunHui le dio la razón a su madre, estirándose y destensando los músculos de sus brazos y espalda.

Cuando acabaron de despabilarse, la familia salió del auto sintiendo como la brisa con aire fresco golpeaba sus rostros terminando por despertarlos completamente. Los mayores se acercaron a la casa para inspeccionarla de cerca, la mujer las ventanas y el señor Wen buscando seguramente las llaves en los bolsillos de su pantalón.

Jun examinó a su alrededor preguntándose el por qué sólo su casa estaba aislada de las otras.
A punto de quitarle importancia al tema e ingresar a dentro con sus padres, notó que la vivienda azul pastel delante a la de ellos se ubicaba igual de separada. No es como si estar alejado de los demás le molestara, pero se alegraba que su hogar no fuera el único en ese estado.

Volvió a inspeccionar el lugar, su casa era una de las que estaban casi al final de aquella callejuela, ya no había salida de ese lado, tan sólo más arboles. Pensó entonces que los pocos lugares a los que pudiera y tuviera que ir, estarían allá por la travesía que llevaba a diferentes direcciones. Giró su rostro al otro lado de la calle y por primera vez desde que habían llegado a ese lugar desierto, vio a un chico caminar del otro lado de la acera, cabellera castaña, un buzo gris opaco y pantalón deslavado. Llevaba la cabeza gacha y ambas manos sosteniendo las cintas del bolso en su espalda.

Cuando Jun reparó en que se aproximaba a la casa azul, comprendió que vivía en ese lugar. Entonces sin perder más el tiempo y dispuesto a hacer nuevas amistades, dejándose llevar por su espíritu extrovertido, lo llamó antes de que éste se desviara en torno a su morada, -: Hola.- puso su mejor sonrisa esperando no espantarlo.

El chico no lo miró, ni si quiera se detuvo, contario a eso siguió avanzando por el camino empedrado en dirección a la puerta. Jun supuso que no lo había escuchado y una vez más habló, acercándose a la acera opuesta, en ese momento el desconocido se detuvo, aun con el rostro escondido, -: Acabo de mudarme y yo me preguntaba si...-

-Jun.- la voz de su padre llamándolo, hizo que cortara su discurso, viendo también como el chico entraba a la casa-. Había olvidado ese detalle.- expresó el mayor a la señora Wen parada a su lado con la confusión pintada en el rostro.

-¿De qué hablas?

-Te lo contaré después. Vuelve a dentro, en un minuto mando a JunHui para que te ayude, ¿está bien?

-De acuerdo.

El padre de Jun reconfortó a su mujer con una caricia en su mejilla. Cuando la vio ingresar otra vez al interior de la casa, caminó hasta su hijo, quien aun se mantenía de espaldas a él con la vista pegada en el otro domicilio, -: Hijo.- colocó su cálida mano sobre el hombro del menor, ocasionando un sobresalto en él.
Jun cerró los ojos, oprimiéndolos con la cabeza inclinada.

El señor Wen se inquietó y rápido quitó el cabello de la frente del chico, en aquel momento abrió los párpados y contempló a su padre con la respiración agitada. Los sentidos de Jun parecieron reactivarse puesto que ahora veía interrogante al mayor, -: ¿Pasa algo?- ahora era él quien sujetaba la mano en su cabello.

-No.- aparentó naturalidad-. Bueno, en realidad sí, ve con mamá y ayúdala a quitar los plásticos que cubren el mobiliario, yo empezaré a sacar las cosas del maletero para llevarlas a dentro.- Jun asintió y el mayor levantó su pulgar en respuesta, luego se alejó de su hijo para acercarse a la parte trasera del vehículo y abrirla.

Antes de iniciar con la tarea que su padre le había puesto, Jun con disimulo ojeó por última vez la casa azul pastel. Encontrando todo con normalidad, decidió entrar con su madre para colaborar con el aseo.

[...]

Ésta casa estaba más pequeña que la anterior, la diferencia es que la otra era moderna y espaciosa, además de que entraba abundante luz.
Con un reducido vestíbulo que te llevaba a varias partes de la casa. A la izquierda el living alfombrado, atrás de éste, por donde se situaban las escaleras, estaba el baño. Del lado derecho estaba el comedor y al fondo la cocina. A unos cuatro metros del recibidor, los escalones al segundo piso, bajo la escalera una puerta que te conducía al sótano. Y un bonito jardín trasero con tendales y vista a más arboles.

La parte de arriba conformada por dos pasillos largos que le daban la entrada a tres habitaciones y un cuarto de baño. La pieza que había escogido se hallaba en el corredor derecho, mismo que te subía al ático.
Saber que había una habitación de sobra lo ponía nostálgico y ansioso pues se acordaba de su hermano MingHao y quería verlo.

Con ese pensamiento en mente, luego de terminar con varias cosas del equipaje y también de cenar, acostado en su cama decidió mensajearlo, tan solo esperaba que el menor contestara.

Hao

¡Hola! ¿Cómo te está yendo con la abuela?

Nos mudamos.

Ya no estamos en la metrópoli, de hecho no se acerca nada a eso...

Como sea, espero que estés bien.

Deseo que nos encontremos pronto hermanito.

Te quiere, Jun.

Dejó el móvil sobre el buró a lado de él y se levantó, caminó fuera de su habitación con rumbo al baño para lavar su boca. Cogió el cepillo y esparció pasta dental por éste, posteriormente comenzó con la higienización. Durante el cepillado, JunHui se miró en el espejo, trayendo de golpe los recuerdos de cuando llegaron.

El chico ignorándolo y después el alma abandonando su cuerpo.
La sensación había sido espeluznante, sólo que cuando se vio frente a su padre no se acordaba. Fue hasta que abrió las cortinas de su pieza y observó la casa del otro lado que pudo rememorarlo todo. Jamás le pasó algo igual.

Desechando esos pensamientos de su cabeza, secó su boca y enjuago el cepillo. Yendo después de regreso a su dormitorio; Cuando terminó de meterse en las sabanas, tomó su celular para ver si recibió alguna respuesta, pero como lo imaginó desde que envió el mensaje, no tenía nada. Con pesar bloqueó la pantalla y antes de regresarlo a donde estaba, vio la hora. Quince minutos para las doce.

Suspiro resignado y cambió de posición hacia la ventana; Lo bueno de todo esto es que no le costaría quedarse dormido, el día lo había dejado exhausto y sin energías. Sus parpados cansados terminaron por cerrarse después de ciertos minutos.

Sin embargo, descansar duró poco, pues un grito desgarrador lo trajo vuelta a la consciencia, provocando que se enderezara con terror, sintiendo escalofríos recorrerle el cuerpo, punzadas en el pecho y su boca secándose.

Procurando ignorar los chillidos de un posible demente, volvió a acostarse, tapándose en ésta ocasión hasta la cabeza.

Lamentablemente eso no lo calmó, pues con el paso de los segundos, los lamentos iban intensificándose más. Como si la agonía de la persona llorando estuviera cercana a la muerte.

Y lo más angustiante era que él también estaba sintiendo aquel calvario.

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