Eyes on fire
Your spine is ablaze
Felling any foe with my gaze
And just in time
In the right place
Steadily emerging with grace
canción: Eyes on Fire, por Blue Foundation
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pd. ésta vez sí escuchen la canción, es la canción de Lia.
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—Así que... Lia, ¿cómo va la escuela? —preguntó Peter casualmente. Irónicamente, Lia creía que de verdad solamente quería llenar el silencio.
—Umm... bien —balbuceó, metiendo uno de sus cabellos rubios detrás de su oreja.
—¿Sabes, Lia? Me agradas. No hablas demasiado.
—Gracias.
—Aunque en serio, para ese temblor de chihuahua, me vuelve histérico —ordenó Peter, medio bromeando medio hablando en serio. Lia inmediatamente dejó de mover su pierna—. ¿Ves? Tú entiendes. Sabes por qué es mejor que Scott esté conmigo, ¿cierto?
—Sé que no es bueno para un lobo estar solo —Lia hizo una pausa—. Pero tú no eres el único Alfa en el mundo, ¿sabes?
—¿Qué otro Alfa conoces por aquí? —Bufó Peter—. ¿Tu padre? Tu padre no es un Alfa, Lia.
—Tu-tú sabes dónde está, ¿cierto?
—Sip. Sé dónde ha estado desde el momento en que salió de tu casa.
—¿Dónde está? —preguntó Lia, ansiosa. Peter chasqueó la lengua.
—No te diré hasta que Scott y tú se unan a mi manada.
—¿Quieres que yo esté en tu manada?
—¿Acaso no fue eso lo que acabo de decir?
—La mordedura...
—La mordedura era solo un acto, Lia. No iba a morderte.
—¿Entonces cómo...?
—La mordedura solo anularía tus poderes. Te transformaría, sí, pero honestamente creo que ahora tienes más potencial.
—¿Mis poderes?
—Sí, tus poderes. ¿Acaso no me estás escuchando?
—No tengo poderes —afirmó Lia, negando con la cabeza.
—Son bastante patéticos ahora, pero con un poco de entrenamiento... Nosotros podemos hacer algo extraordinario.
—No sé de qué me hablas.
—Vamos, ¿qué haces ahora? Asumo que puedes prender una estufa con la mente y eso es todo. Un poco de control mental, pero no funciona realmente. Con mi ayuda, podrías incendiar a toda una manada con tan solo pensarlo.
—¿Qué soy? —preguntó Lia, en un susurro. Peter paró el coche, al haber llegado a su destino, y acercándosele al oído le susurró lo que Lia era, dejando a la chica estática.
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Peter derribó primero a Allison, luego al padre de ésta, y posteriormente a Scott. Lia corrió a ver a Allison, para asegurarse de que estuviera bien mientras Peter se distraía tomando del cuello a Kate, la tía de Allison. La aventó por los aires, haciendo que cayera al pie de entrada de la casa Hale.
—¡No! —gritó Allison, yendo tras su tía. Lia la siguió de mala gana. Cuando entraron a la casa, Peter tenía a Kate con las garras alrededor de su cuello, a centímetros de desgarrársela.
—Es hermosa, Kate —ronroneó Peter, con la vista fija en Allison. Allison se quedó parada, poniendo a Lia detrás de ella—. Se parece a ti. Tal vez no tan dañada como tú. Te daré la oportunidad de salvarla. Pide perdón —la voz de Peter se quebró apenas perceptiblemente—. Di que lo sientes, por haber diezmado a mi familia, por dejarme quemado y en bancarrota por seis años. Dilo. Y la dejaré vivir.
—Lo siento —dijo Kate, mirando fijamente a Allison. Las chicas solo pudieron ver, sin moverse, cómo Peter desgarraba la garganta de Kate como si no fuera nada.
Lia se sintió mal, porque pudo haber hecho algo para evitarlo. Sin embargo, si en algo creía ella era en el karma y aunque nunca lo admitiría en voz alta, Kate se lo merecía. Lo que das es lo que recibes, y ella había acabado con la familia Hale quemándolos vivos.
—No sé qué opinan, chicas, pero esa disculpa no sonó muy sincera —Peter se acercó a Allison amenazadoramente, pero ésta vez Lia se puso al frente de ella.
—Dijiste que no le harías daño —exclamó Lia—. Ella no tiene nada que ver con lo que Kate hizo.
—¿En serio? A mí no me parece —Peter se iba a lanzar contra ellas cuando Scott y Derek llegaron, uno a cada lado de Peter, acorralándolo.
—Corran —ordenó Scott. Allison salió corriendo sin pensarlo, pero Lia se quedó—. Lia, dije que corras —gruñó Scott. Lia negó con la cabeza.
—Puedo ayudarlos. Puedo hacer cosas con mi mente y Peter dijo que puedo provocar fuego y...
—¡Lia! —le gritó Scott, haciéndola saltar—. No ahora. No puedes ayudarnos. Vete.
—Pero yo...
—¡Vete! —rugió el chico, asustado por la seguridad de Lia.
Lia salió corriendo después de eso, temblando.
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Allison intentaba despertar a su padre mientras Lia caminaba dando vueltas, escuchando la pelea. Huesos rotos, caídas que crujían sobre la madera, gruñidos... Si se concentraba, podía escuchar con detalle cada uno de esos sonidos.
Lia no dejaba de ver sus manos. Había ocasionado fuego antes, sí, pero había sido más con lo que tocaba. O podía hacer que algo se incendiara con la mente pero nunca había sido intencional. Podía hacer sentir a alguien como si se incendiara como la vez de la escuela con Peter, o convencer a otras personas de hacer lo que ella quisiera como la vez que hizo que Allison subiera a la camioneta con Derek pero a decir verdad ninguna de esas veces había sido intencional y ahora que necesita que pasara, nada sucedía.
De la nada, Scott salió volando de la casa, dando vueltas. Cayó al suelo, lastimado. Intentó pararse pero fracasó. Lia hizo ademán de acercarse pero Scott hizo contacto visual con ella y alzando una mano la detuvo.
La sangre de Lia comenzó a hervir. Enojada con ella, con Scott, con Peter y con la situación en general. Quería hacer algo. Podía hacer algo. Tenía que hacerlo. Lia sabía que estaba en sus manos salvar a Scott, él solo no podría enfrentar al Alfa realmente.
Segundos después Peter salía por la casa en estado Alfa. Peter tomó a Scott del cuello y lo alzó, pero Scott le dio una patada al Alfa que lo alejó varios metros de él. Peter se recuperó fácilmente y se paró, pero rápidamente fue distraído por una bocina de un auto sonando, señal de que estaba acercándose a él.
El nuevo auto de Jackson se detuvo. De él, Stiles y Jackson salieron, el primero le lanzó a Peter una de las bombas caseras que ya habían fabricado cuando se quedaron a solas en la escuela encerrados con el Alfa. Peter la atrapó con total facilidad. Al no dejarla caer, no podía incendiarse.
Scott tenía la vista puesta en el Alfa, al igual que Jackson y Stiles, atentos a sus movimientos. Solo Allison vio a Lia, quien estaba parada alejada del asunto. Los ojos de Lia se iluminaron de un color azul intenso, y de la nada, Peter comenzó a incendiarse. Jackson le lanzó otra de las bombas pero su efecto fue casi nulo. Lia era la que estaba controlando el fuego.
No era ninguna ilusión. Eran llamas reales que todos los demás creían habían sido producidas por la bomba, o al menos eso se dirían a ellos mismos.
Eso hacen los seres humanos, buscan una explicación lógica para ocultar lo que no saben ver.
Únicamente Allison había notado como su amiga no despegaba la vista de Peter, viendo cómo agonizaba moviéndose frenéticamente entre las llamas azuladas y rojizas. El fuego fue tomando posición de su pelaje lobuno de la criatura, hasta cubrirlo por completo. Peter gritaba, gruñía y rugía salvajemente, pero era inútil. El fuego estaba consumiéndolo tal y como aquella fatídica noche donde su familia había muerto.
Cuando Lia creyó que era suficiente, se detuvo. Peter dejó de estar en llamas, pero sí que estaba al borde de la muerte. Justo donde lo quería. Si Scott lo mataba en ese instante, sería su cura. Las rodillas le fallaron a Lia, pero Allison ya estaba ahí para sostenerla.
Scott se acercó a gatas al cuerpo casi calcinado de Peter, con quemaduras incurables pero se detuvo cuando escuchó su nombre ser pronunciado por Allison. Volteó a ver a la chica, sosteniendo a Lia, quien sangraba por la nariz.
Inmediatamente corrió hacia ella, y se arrodilló para estar a su altura. Puso su mano en su mejilla para sostenerle la cara y le limpió la sangre.
—¿Qué te pasó? —Preguntó Scott, abrazándola, sin esperar a escuchar su respuesta—. Dios mío, ¿estás bien? ¿Ves por qué te quería lejos de aquí? No quería que estuvieras envuelto en esto.
—Scott... yo hice... —balbuceó Lia, su cara llena de lágrimas.
—Hiciste lo mejor que pudiste, lo sé —Lia se quedó callada, y simplemente le devolvió el abrazo Scott.
Ella había quemado a Peter, había derrotado al Alfa, pero al parecer nadie se había dado cuenta. Tal vez en esa ciudad si no tenías garras ni colmillos, no eras nada.
—Me asustaste —admitió Lia en voz baja, separándose de Scott para darle un breve beso en los labios.
—Te amo —respondió Scott, acariciando con su pulgar la mejilla de Lia. La rubia sonrió un poco.
Scott se separó de Lia al escuchar un ruido. Era Derek, al pisar las hojas del bosque. Se acercó al cuerpo de Peter de una manera que a Lia no le gustó para nada. Tenía toda la intención de matarlo.
—¡Espera! Dijiste que la cura viene del que te mordió —exclamó Scott, corriendo hacia Derek con Lia detrás de él—. Derek, si lo haces, moriré.
—Derek —suplicó Lia en voz baja, llorando—. Él sabe dónde está mi padre. Por favor. Es todo lo que he querido saber. No lo hagas.
Derek dudó.
—Tú ya lo decidiste —susurró Peter a duras penas—. ¡Puedo olerlo!
—Lo lamento, Lia —murmuró Derek.
—¡Espera! ¡No! ¡No lo hagas! —gritó Scott, justo antes de que Derek matara a Peter, desgarrándole la garganta de un golpe. Poco a poco, la vida se extinguió de los ojos de Peter.
—Ahora yo soy el Alfa —dijo Derek, sus ojos iluminándose de rojo.
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Lia no podía dejar de llorar. ¿No era eso acaso lo único que sabía hacer? Llorar, llorar y llorar. Tal vez ese fuera su súperpoder. Tal vez ella no había tenido nada que ver con la muerte de Peter. Tal vez las bombas habían sido las causantes de que Peter estallara en llamas. Todo tenía una explicación. Tal vez Lia no había convencido a Allison con poderes sobrenaturales, simplemente había confiado en su instinto. Tal vez todas las veces que algo se prendía en fuego era una mera casualidad, un fallo de cables. Tal vez no había manipulado la mente de Peter para que se incendiara. Tal vez Peter le había mentido. Tal vez Lia no era nada, no era sobrenatural, no era lo que Peter había dicho que era.
No tenía garras como Scott. No tenía colmillos como Peter. No tenía una fuerza descomunal como Derek. Ni siquiera tenía un arco como Allison, ni armas como Argent. Lia no era nada. Incluso si Peter estuviera diciendo la verdad, él mismo había dicho que sin entrenamiento sus poderes no eran nada. Si es que existían dichos poderes. Tal vez estaba alucinando. La esquizofrenia se heredaba. Tal vez estaba igual de loca que su madre.
—Lo lamento en serio, Lia —dijo una voz a sus espaldas. Lia se sobresaltó al escuchar la voz de Derek, sin embargo, no era de sorprenderse que él estuviera ahí. Después de todo, era el bosque. Derek era el que le había enseñado cómo moverse en él.
—Solíamos venir aquí siempre, ¿sabes? Cuando me cuidabas —murmuró Lia, eligiendo ignorar su disculpa—. Tú hacías tu tarea mientras yo daba brincos por ahí. A veces traías a Cora. Era divertido.
—Sé cuánto querías encontrar a tu padre...
—¿En serio? —Espetó Lia, duramente—. Si lo supieras realmente no hubieras matado a Peter. A Scott le quitaste la oportunidad de una cura y a mí me quitaste la oportunidad de encontrar a mi padre. ¿Sabes cuánto lo he buscado? ¿Lo desesperada que estoy? ¿Lo que daría para...?
—Lo lamento —repitió Derek. Lia se sorbió las lágrimas y negó con la cabeza. Volteó a ver a Derek, dándole una pequeña sonrisa.
—¿Sabes qué es lo peor de todo? Que ya te perdoné —Lia suspiró—. Odio ser así. Odio siempre ver lo bueno en las personas. Odio ser tan... indefensa. Débil. Odio... —un sollozo se escapó de la garganta de Lia—. Mierda. No soy Batman, ni Robin. No soy Canario Negro o Gatubela. Joder, ni siquiera soy la doncella en peligro. Si estuviera en un cómic, sería solamente una persona de fondo. Tal vez ni siquiera saldría. Veo todo lo que pasa, intento hacer algo y aun así no es suficiente —Derek la miró sin entender a qué se refería exactamente.
—Lia...
—Estoy cansada de ser débil. Estoy cansada de que todos piensen que deben protegerme. 'Lia, detrás de mí', 'Lia, ¿por qué no te quedaste afuera?'... Nadie me cree capaz de ser fuerte. Ni siquiera Stiles. Estoy cansada de ser indefensa. Estoy cansada de que todos piensen que pueden aprovecharse de mí. Estoy cansada de que conmigo todos se salgan con la suya. Estoy cansada de ser yo. Estoy cansada de ser invisible.
—¿Qué si...? —Derek hizo una pausa, dudando—. ¿Qué si yo pudiera cambiar eso? —Lia le miró, limpiándose las lágrimas que seguían saliendo de sus ojos azules. Por primera vez, sintió que lo veía de verdad.
—¿En serio? —preguntó Lia, con voz pequeña.
—Serías tan fuerte como Scott y como yo. Veloz. Podrás oír y oler cosas a kilómetros de distancia. Tendrás garras, colmillos, visión nocturna... todo el paquete. Serás joven por más tiempo, más bonita incluso si es posible. Serás invencible. Será imposible detenerte.
—¿Duele? ¿La mordedura?
—Un poco —admitió Derek. Lia tragó saliva—. Yo te protegeré, Lia. No dejaré que nadie te haga daño. Ni los Argent, ni nadie. No voy a decir que no habrá peligros, porque has visto lo que sucede, pero serás mi prioridad. Nada te pasará a ti.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Lia extendió el brazo a Derek, temblando. Derek tomó con delicadeza el pálido brazo de la rubia y pasó sus dedos sobre él, con cuidado.
—Lia —la llamó. La chica había cerrado los ojos del miedo.
—¿Si? —preguntó, aun con los ojos cerrados.
—Puede que no sobrevivas a la mordedura.
—Solo hazlo —urgió Lia. Derek asintió aunque no pudiera verlo. Y encajando sus colmillos en su brazo, la mordió.
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F I N
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No saquen Invisible de su biblioteca! Tendrá segunda parte, Impossible, creo que se llamará que sale en unos pocos días así que mantenganla porque aquí anunciaré cuando la publique y para que les llegue la notificación. Además haré un especial y una nota de autora, así que más contenido está por venir.
No se olviden de dejarme un comentario, nota, amenaza aquí... ¡soy todo oídos! Nos leemos pronto en el especial y en la nota de autora, donde les agradeceré más bonito. Las amo xx