Tutututu.
El día de ayer pasó algo muy extraño.
Extraño como un trapo.
Ayer Mamá no pasó por mi a la escuela.
Era tarde y yo estaba llorando.
No sabía dónde estaba Mamá y eso me hacía sentir triste.
Las señoritas de la escuela llamaron al teléfono de Mamá pero ella no contestó.
Me asusté mucho.
¿Acaso ya no me quería?
Y volví a llorar.
Pero luego de unas llamadas ella contestó.
No pude oír la voz de Mamá porque ella no habla tan fuerte como para que escuchen otras personas que no están con el teléfono en el oído.
Eso me molestó.
¿Porqué otras personas podían hablar con Mamá cuando yo estaba triste?
Estaba tan molesta que me di la vuelta con los ojos cerrados y los brazos cruzados caminando hacia la salida.
Pero fuí torpe, torpe torpe.
Me golpee con la pared.
Ya no estaba enojada, estaba con dolor.
La señorita me miró preocupada y colgó rápidamente para ayudarme.
Eso no estuvo bien.
Nadie debería colgar de esa forma tan apresurada a Mamá.
Ella me dio caricias en mi frente y colocó algo de hielo que fue a buscar al salón que era muy blanco por dentro.
Ya no dolía.
Ella me sonrió y me dijo que Mamá no podría venir conmigo porque había tomado un turno extra en su trabajo.
Me pregunté si eso tenía que ver con mi pedido de una linda muñequita que vimos la semana pasada.
Ella siguió hablando, diciéndome que me llevaría a su casa mientras que Mamá regresaba.
Y eso no me gustó.
Después de un laaaaaargo tiempo donde la Señorita solo apretaba los botoncitos del teclado de su computadora nos fuimos a su casa en su automóvil.
La señorita tenía un automóvil feo.
Y por dentro era aún más feo.
En el camino la Señorita pasó por un niño a una escuela que no había visto nunca.
De seguro la habían construido ese día.
El niño cuando vió a la Señorita la abrazó y besó sus dos mejillas mientras le decía "Eres muy linda Mamá"
Entonces sentí curiosidad pero también me sentí triste.
Todos tenían a su Mamá pero yo no.
El niño se sentó a mi lado y luego de un rato me miró.
Puso una cara de susto.
Y me enojé.
No soy un monstruo.
Y gritó muy fuerte diciendo: "¡Mamá hay una ladrona!"
La Señorita no lo miró pero le habló diciéndole que yo era Hija de la Señora Soo.
La miré feo porque subió años a Mamá.
Mamá no era una señora, era una señorita.
El niño suspiró muy fuerte.
Entonces me miró con curiosidad.
Me preguntó mi nombre y yo le respondí.
El también me dio el suyo.
Se llamaba TaeHyung.
No me gustaba su nombre por que era muy largo y difícil de pronunciar, así que lo cambie por Tae.
El me contaba muchas cosas, como el nombre de sus amigos y los buenos dibujos que hacía.
También me dijo que tenía 10.
Yo le dije que tenía 9.
Y el sonrió mucho diciéndome que yo debía llamarlo "Oppa"
Me pareció extraño.
Había escuchado esa palabra pero no recordaba bien qué significaba.
No lo sabía así que le pregunté, el me dijo que era "hermano mayor", entonces le mire más raro.
No éramos hermanos.
¿Porqué debía llamarle Oppa?
El me dijo que si yo le llamaba así el podría ponerme un apodo lindo.
Entonces pensé, los apodos son bonitos. Todas mis amigas tenían así que yo también quería uno.
Le dije que bueno y el volvió a sonreír.
Sonreía mucho.
Entonces me dijo que me llamaría Hyori.
Tae era poco creativo.
¡Solo había quitado el último batchim!
Pero, bueno, ¡Al fin tenía un apodo!
Después de eso llegamos a la casa de la Señorita.
Era pequeña.
Pero allí Oppa Tae me enseñó muchas películas de superhéroes.
Eran poco lindos.
Pero me divertí mucho.
Después de un largo tiempo llegó Mamá.
Y ya no estaba triste por la falta de Mamá. Estaba triste porque no vería nunca más a Oppa Tae.
Así que le dije a la Señorita que me gustaría volver a estar con Oppa.
Ella sonrió mucho diciéndome que estaría encantada de yo y Oppa nos volviesemos a ver así que sonreí y abracé muy fuerte a Oppa.
Y el me levantó con sus brazos.
Su madre lo regaño por levantarme, diciéndole que se quedaría enano si hacia eso.
Yo reí y el sólo miraba al suelo con sus mejillas rojitas como un tomate.
Se veía muy adorable Oppa Tae.
Cuando salí de su casa y subí al auto de Mamá vi como Oppa sacudía de una forma rara su brazo.
Entonces sonreí mucho como el lo hacía.
Y pensé en las cosas que nunca había conocido.
Había conseguido un Oppa y Mamá me había dejado en casa de una extraña.
Día raro.
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no sé que estoy escribiendo.