Hermione salió del hueco y corrió hasta el retrato de la dama gorda, necesitaba a sus amigos, cuando llegó a su destino el retrato la vio con los ojos rojos por las lágrimas y se compadeció hasta que vio la serpiente en su túnica y todo rastro de compasión desapareció.
-¡No debes estar aquí! -gritó la dama
-Por favor, necesito hablar con mis amigos
-¿Tus amigos? Dudo que sepas lo que eso significa y...
-Oiga, ya basta - Neville y Seamus aparecieron detrás de ella evitando lo que pudo terminar en una pelea.
-Chicos... - dijo Hermione
Neville quería explicaciones al igual que el moreno así que no dudó un segundo.
-Muérdago - dijo la contraseña al cuadro.
-Pe...pero es Sly...Slytherin
-¡Muérdago! -gritó Seamus.
La dama gorda, con un bufido, abrió paso a los tres magos brindando la entrada a la torre de Gryffindor.
Hermione entró detrás de Neville y Seamus quienes subieron a su dormitorio, lo primero que observó fue la sala común, más precisamente a los sillones, donde sus amigos reposaban cabizbajos.
-Harry...Ron...- dijo ella dejando escapar el llanto que había retenido tanto tiempo.
-Hermione- dijo Harry mientras se levantaba para abrazar a su mejor amiga.
Hermione lloró en su hombro mientras su amigo le acariciaba el cabello. Ron, también llorando, se unió al abrazo. Los tres lloraban, los tres se necesitaban.
Luego de llorar y compartir palabras de aliento, era tiempo de hablar. Tomaron asiento en el sofá frente a la chimenea.
-Cuando los Malfoy, Greengrass y las demás familias fueron a casa, me dijeron que mis padres los conocían, y... -
Hermione relató toda la historia, sin nombrar su condición de mortifaga, eso lo dejaría para el final. Los rostros de sus amigos cambiaba a cada segundo, tanto que era imposible saber su reacción, era entre enojo, emoción, tristeza, y un millón de emociones más.
-Pero eso no es todo - dijo haciendo una pausa, bajó la cabeza - Conocí a Voldemort... - los ojos de Ron y Harry casi caen de sus órbitas - Y...y él...yo... ¡demonios! Soy...soy... una... Mor...
-¡Cállate! - dijo Ron - No lo digas, no tu Hermione, no tu- los dejó a ambos y tomó rumbo a su habitación si mirar atrás.
-Harry... dime algo
El Niño que vivió no podía verla a los ojos, era muy difícil, eran enemigos, ella estaba con su enemigo, no con él.
-Muéstramela - dijo refiriéndose a la marca
-No creo que...
-¡Maldita sea Hermione, muéstramela! - gritó levantándose de su asiento
Hermione levantó su manga para mostrarle la famosa marca. Harry no lo creía y se quedó en silencio por un largo tiempo.
-Dime algo... por favor - decía ella entre sollozos
-Yo...necesito pensar mucho...será mejor que vayas a tu habita...a las mazmorras - dijo para después desaparecer por el mismo camino que el pelirrojo.
Una vez más, estaba sola.