A pesar de ser rechazada para un papel importante en un musical, la obstinada Carina Vega no está dispuesta a desistir y cederle el protagónico tan fácilmente a Vanesa Ferrer, su acérrimo rival.
Resuelta a salirse con la suya, acude en la búsqueda del responsable de tan errada decisión, sin embargo, en el trayecto cae dentro de un agujero golpeándose la cabeza. Gracias al cielo nada que debamos lamentar, salvo que parece se la ha tragado la tierra o lanzado en otro lugar, o en otra época, en que los bailes de sociedad estaban a la orden del día, y las jovencitas como ella no tendrían por qué andar deambulando por el pueblo sin la compañía adecuada y mucho menos con pantalones en lugar de vestido.
No lejos de allí, se encuentra la Casa Mervale, una hacienda preciosa con vista al mar, y el acaudalado más codiciado de San Ignacio, Vicente San Román, un canalla en toda regla, famoso por sus múltiples conquistas, su éxito en las carreras a caballo ¡y está buscando esposa!, y debe hallarla antes de que se cumpla el plazo o el título pasara a manos de su desconocido primo.
Vicente encuentra ventaja en el desamparo de una extraña joven. Manipulable y sola ve el camino fácil en la señorita de la Vega. Pero ella lo besa y lo que comenzó como una conveniente solución a sus problemas, podría terminar en una pasión irresistible y los delirios del tiempo.
Completamente impredecible, El anhelo del tiempo traspasa las barreras del tiempo.
«No abuses de la hospitalidad de Don San Román».
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