Corazón Principiante✔️

By BreiwuyVivas

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Una turbulenta infancia convirtió a Noah en un hombre frío, demandante y desconfiado. Él ha vivido en una sol... More

Sinopsis
AVISO
CapítuloUno|Inicio|
|Inicio II|
CapítuloDos|Inicio de una historia|
CapítuloTres|Golpes|
CapítuloCuatro|Nervios|
CapítuloCinco|Rescate|
CapítuloSeis|Amigas|
CapítuloSiete|Indecisión|
CapítuloOcho|Nuevo trabajo|
CapítuloNueve|Mente en descontrol|
CapítuloDiez|Encuentros|
CapítuloOnce|Besos a escondidas|
CapítuloDoce|Cambio de actitud|
CapítuloTrece|Solos|
CapítuloCatorce|RCP|
CapítuloQuince|Incomodidad|
CapítuloDieciséis|Cambio|
CapítuloDiecisiete|Desesperación|
CapítuloDieciocho|Discusiones|
|NOTA BORRADA|
CapítuloDiecinueve|Sucia|
CapítuloVeinte|Primera venganza|
CapítuloVeintiuno|Pérdida de sangre|
CapítuloVeintidós|Fastidio|
CapítuloVeintitrés|Salida|
CapítuloVeinticuatro|Gritos|
CapítuloVeinticinco|Querido Amigo|
CapítuloVeintiséis|Ojos Intensos|
CapítuloVeintisiete|Palabras Duras|
CapítuloVeintiocho|Vídeo|
|NOTA BORRADA|
CapítuloTreinta|Sospecha|
CapítuloTreintaYUno|Juntos|
CapítuloTreintaYDos|Preguntas|
CapítuloTreintaYTres|Erick se confiesa|
TreintaYCuatro|Querida Prima|
CapítuloTreintaYCinco|Declaración|
CapítuloTreintaYSeis|Prueba|
CapítuloTreintaYSiete|¿Tú Quién Crees?|
CapítuloTreintaYOcho|Sorpresas|
CapítuloTreintaYNueve|Segunda Venganza|
CapítuloCuarenta|¿Eres tú?|
CapítuloCuarentaYUno|Malestar|
CapítuloCuarentaYDos|Decisión|
CapítuloCuarentaYTres|¿Jane?|
CapítuloCuarentaYCuatro|¿Quieres ser mi...?|
CapítuloCuarentaYCinco|¿Cómo te atreves?|
CapítuloCuarentaSeis|Recuérdame|
CapítuloCuarentaYSiete|¿Qué me ocultas?|
CapítuloCuarentaYOcho|Revelaciones|
CapítuloCuarentaYNueve|Aclaraciones|
CapítuloCincuenta|Presentación|
CapítuloCincuentaYUno|Miedo|
CapítuloCincuentaYDos|Collar del corazón|
CapítuloCincuentaYTres|Estás muerto|
CapítuloCincuentaYCuatro|Junto a mí|
CapítuloCincuentaYCinco|Sorpresas|
Epílogo.
Agradecimientos
"Por Siempre, Implacable"
Extra #1
HOLAAAA

CapítuloVeintinueve|Reencuentro|.

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By BreiwuyVivas

Annie miraba a Brandon desde la silla en la que se encontraba sentada. Él se había quedado dormido en las sillas de espera del salón. Sonrió con desánimo y apartó la vista. Regresó la vista al espejo que tenía frente a ella y torció el gesto al ver los rollos que tenía sobre su cabeza. Bajó la vista y miró a las mujeres que se encontraban arreglando las uñas de sus manos y pies. Todo se le hacía realmente extraño, puesto que nunca había estado en un lugar como éste. Pensó en su novio Peter, el cual, jamás debía enterarse de lo que ella estaba haciendo para que Brandon arreglara el hotel de su madre que parecía que estaba a punto de derrumbarse.

Lo que Brandon le ofrecía, era una propuesta demasiado buena. No podía darse el lujo de rechazarla, mucho menos cuando sabía lo mucho que su madre se esforzaba para mantener el hotel funcionando a pesar de las condiciones y la poca clientela.

Suspiró y cerró sus ojos. Pensaba relajarse y disfrutar del trato.

Cuando su maquillaje y peinado estuvieron listos, una mujer la hizo levantar y la llevó consigo hasta una oficina realmente grande que estaba en el tercer piso. Vio por la inmensa ventana, que ya era de noche, aproximadamente las siete. La mujer la ayudó a colocarse el vestido y zapatos.

Frente a ella, se encontraba un gran espejo cuerpo completo. Se miró y no podía reconocerse a sí misma. Estaba diferente, sobretodo porque llevaba sobre su cuerpo un vestido; el cual, en cuestiones de vestimenta, nunca fueron su primera elección. Sin embargo, éste le gustaba por su color.

Su cuerpo brincó levemente al oír la puerta de entrada, cerrarse. Miró hacia atrás y observó a Brandon paralizarse en cuanto sus ojos conectaron. Annie vio cómo sus manos se cerraban y su mandíbula temblaba. Él bajó la cabeza y pasó por su lado directo a la habitación de la oficina, ignorándola.

¿Por qué su corazón se había acelerado de esa manera al verla? Eso no podía suceder. Sacudió varias veces su cabeza antes de desnudarse y meterse en la ducha.

...

—¿Ya estás lista?—preguntó cuando salió de la habitación, completamente arreglado.

—Sí, ¿no ves lo bella que estoy?

—Sí, me di cuenta.

Al llegar a la fiesta, Brandon se aclamó a sí mismo por la grandiosa idea de haber llevado consigo a Annie. Miranda, no le había quitado el ojo de encima en todo el rato que llevaban allí, lo cual, le hacía mucha gracia.

Condujo a Annie consigo hacia la pista de baile y la pegó a su cuerpo.

—No sé bailar.

—No es necesario que sepas. Solo Sígueme el paso, preciosa.

—No me digas Preciosa.

—Me temo que eso no pasará, preciosa.

—Eres un estúpido.

—Sí, pero éste estúpido arreglará de pies a cabeza el hotel de tu familia. Y, al menos, creo que por eso merezco un poco de respeto, ¿no es así?

—Puede—respondió girando el rostro, para encontrarse con la mirada asesina de la mujer que había visto aquella tarde en el hotel—. Ella está acá.

—Sí, lo sé.

—No entiendo cómo es que quieres darle celos conmigo. Se supone que para darle celos a una mujer, tienes que estar con una mujer hermosa, radiante, perfecta físicamente y una mierda por dentro. Y sin embargo, preferiste traerme a mí.

—Precisamente por eso te traje, Ann. Pero, con la clara diferencia de que tú, no eres una mierda por dentro—se separó un poco, haciéndola girar para que su espalda se pegara a su pecho—. Sé que éste no es el tipo de eventos al que estás acostumbrada, pero me temo, Preciosa, que tendrás que acostumbrarte.

—¿Por qué?

—Porque pienso tenerte durante un buen tiempo.

...

Kara observó cómo Noah salía del balcón con una enorme sonrisa en su rostro luego de haberle dado ese beso rápido. Sintió su cuerpo vibrar al recordarlo. Se abrazó a sí misma al sentir una fuerte brisa azotarle la espalda. Comenzó a caminar rumbo a la salida y se recostó en el marco de la gran puerta de la terraza. Miró hacia Noah, el cual, hablaba con tanta naturalidad, viveza y alegría, que no parecía ser el mismo de siempre. Sus ojos chocaron y una enorme sonrisa se cruzó por los labios de ambos. Él le guiñó un ojo y no pudo evita ruborizarse e imaginarse cómo serían las cosas entre ellos.

Creía que ahora, las cosas cambiarían para bien entre ellos. Él la había besado y abrazado con tanta fuerza, que la hizo sentir como si nada pudiese tocarla, como si con sólo sentir sus brazos a su alrededor, nada pudiera hacerle daño. Observó hacia otro lado, buscando a la mujer que él había traído con ellos. Sin embargo, al momento de girar, sus ojos chocaron contra otro par de ojos iguales a los suyos.

Lo miró, detallándole. A su lado, se encontraba una mujer, la cual, sostenía una bandeja con comida con una mano y en la otra una copa de champaña.

El rostro del hombre se le hacía realmente familiar. ¿A quién le recordaba? No tuvo tiempo de pensar. Una fuerte exclamación de Noah la hizo apartar la vista del extraño. Miró hacia él, y sintió cómo todo su mundo, caía a sus pies.

¿Cómo era posible que existiera un vídeo sobre lo que sucedió aquella noche?

Sus manos comenzaron a temblar cuando su vista chocó con los ojos furiosos y dolidos de Noah. Él se giró y observó una vez más el vídeo hasta que desapareció de la pantalla. Varias personas giraron su vista hacia ella. Se sintió tan pequeña e insignificante, tan... desesperada, que no tuvo otro remedio que salir corriendo cobardemente fuera del salón. Entró en el ascensor y, antes de que las puertas se cerraran, vio cómo el hombre con el que había chocado mirada, corría para alcanzarla. Las puertas se cerraron, y Kara se dejó caer al suelo del ascensor. Las puertas se abrieron el en primer piso del bufete. Todo estaba solo, lo cual, no sabía si agradecer o no. Comenzó a caminar rubo a la salida. Quería irse. Quería dormir y olvidarse de todo. No quería pensar en nada. 

—Oh, vaya. Miren quién se encuentra sin su héroe.

Kara tomo aire repetidas veces, intentando calmando su acelerado corazón. ¿Le daría tiempo de regresar al ascensor? 

—¡Cuánto tiempo! Dime linda, ¿te has olvidado de mí?

—Aléjate de mí, Marcus.

—Creo que eso no pasará, mi amada. Llevas mucho tiempo lejos de casa, es hora de volver.

Kara observó hacia todas las direcciones, buscando hacia dónde correr. No tenía la posibilidad de enfrentarlo y ganar, porque sabía que era mucho más fuerte que ella. No quería aceptarlo, pero estaba perdida. Sin embargo, no dejaría que le fuera tan fácil agarrarla. Mientras retrocedía, él avanzaba.

—Será mejor que no intentes nada, sabes que ya estás perdida. No tienes ninguna posibilidad de huir de mí.

Tu pasado nunca desaparece. Siempre estará ahí para recordarte lo errores que cometiste y todo lo que sufriste.

Marcus se abalanzó contra ella. Apretó sus hombros y un chillido lastimero brotó de la boca de Kara.

—Será mejor que te calles, sino quieres que te calle yo.—musitó apretando su cuello.

—¡Suéltame!—chilló, subiendo rápidamente su rodilla y golpeándolo con fuerza en los testículos.

Marcus cayo al suelo agarrándose su masculinidad. Kara se levantó y comenzó a correr hacia la salida sin mirar hacia atrás. Sus pies dolían, pero no le importaba el dolor que le causaban los tacones. Su mente no podía pensar en nada más que huir de Marcus. Su pie derecho se dobló, haciéndola caer de bruces contra el suelo. Intentó levantarse, pero no podía afincar el pie. Maldijo para sus adentros cuando oyó pasos acercándose de ella. Cerró los ojos con fuerza mientras como podía, se arrastraba.

—¿Creíste que podías escapar de mí, Kara? ¡Jamas!

—¡Déjame en paz!

—¡Primero muerto!

Marcus se agachó e intentó alzarla, pero no lo dejó golpeándole la pierna con su pie sano, haciéndolo caer. Se arrastró lo más rápido que pudo por el suelo de mármol, pero él la alcanzó rápidamente halándola del pie herido y arrastrándola hacia atrás. Se subió encima de ella y abofeteó su mejilla derecha con toda la ira que tenía acumulada dentro de él y envolvió su mano alrededor de su cuello.

—Eso es para que veas quién manda. Porque me parece, que se te ha olvidado quién es el que manda a...

Todo pasó tan rápido.

Marcus había sido levantado de su cuerpo por una fuerte patada a su espalda. Subió rápidamente la vista hacia la persona que lo había golpeado y se encontró con el mismo par de ojos idénticos a los suyos. Él se acercó y se acuclilló a su lado. Acarició su mejilla ruborizada por el golpe y arrugó en entrecejo, evidentemente enojado. Kara parpadeó un par de veces, sintiendo aún el picor en sus ojos y el ardor en su mejilla derecha.

—Quédate quieta.—ordenó. Se miraron durante unos segundos y él se levantó—. ¿Dónde carajos está?

Brandon recorrió la zona con sus ojos varias veces, pero no lo veía. Apretó los puños, enojado por no haberle dado su merecido a ese malnacido.

—¿Quién eres?—preguntó Kara.

—Supongo que tu hermano.

Brandon bajó la vista nuevamente y suspiró. No quería perder más tiempo y arriesgarse a que alguno de los invitados de la fiesta bajaran. No quería que pasara nuevamente por esa humillación.

—Escúchame, te prometo que no te haré daño. Quiero hablar contigo sobre muchas cosas y quiero hacerlo antes de que toda esa gente que está arriba baje. No quiero que te miren mal.

Brandon se agachó y la cargó hasta su auto y la llevó consigo hasta su departamento privado. Le sorprendía lo callada y temerosa que ella se encontraba. La miraba desde el retrovisor y no podía creer que por fin tenía a su hermana a su lado. Estaba totalmente seguro que ella, era Kara, su hermana. Algo en su interior, le hacía saberlo y no tener duda de ello. La ayudó a bajarse del auto, puesto que al parecer, ella no podía afincar uno de sus pies. Entraron al ascensor y luego a su departamento.

Estaba emocionado, nervioso y también temeroso. ¿Quién era el tipo que la estaba golpeando? 

Había esperado tanto tiempo para volver a verla que... se le hacía demasiado complicado mantenerse calmado a su lado. Debía de mantenerse calmado y no dejarse llevar por la euforia y emoción de tenerla con él, para que al momento de hacerle las preguntas, fuera mas cómodo para ella.

La dejó sobre el mueble grande y se sentó en la mesa frente a éste. Quedando frente a ella.

—¿Cuál es tu nombre?

—Kara Smith.

Brandon achicó sus ojos sorprendido.

¿El mismo nombre pero diferente apellido? ¿Por qué no le habían cambiado el nombre?

—¿Dónde está tu familia?

Kara se removió incómoda. No sabía qué responderle. Suspiro con pesadez y lo miró directamente a los ojos. Él podía ser el niño que salia constantemente en sus sueños y pesadillas, llamándola a gritos desesperados. Cerró sus ojos, debía de decirle toda la verdad.

—En un pueblo no muy lejano de acá, se encuentra mi madre, padrastro y... hermanastro.

—¿Y por qué estás acá?

—Huí.

—Puedo preguntarte, ¿por qué huíste?

—¿Por qué estás tan interesado en mi vida? No nos conocemos.

—Ya te lo dije. Tu eres mi hermana.

—¿Y cómo estás tan seguro de ello?—respondió, un poco alterada.

—No lo se, algo dentro de mi me hace saberlo. Además, nuestros ojos son iguales y ese rasgo era el que nos definía cuando eramos niños y debes tener un lunar en la espalda, ¿no es así?

—¿Cómo lo sabes?—preguntó incrédula. Era imposible que él supiera sobre su lunar. Lo miró a los ojos, dándose cuenta que decía la verdad. Él era su hermano—. ¿Entonces por qué nos separamos? ¿Por qué me alejaron? ¿Por qué me abandonaron con esa mujer?

Sus ojos comenzaron a cristalizarse al recordar todas las malas palabras que solía decirle Stephy cuando era solamente una niña. El dolor de aquellas palabras y los recuerdos aún los tenía presentes. No quería volver a recordar nada de eso y se preguntaba por qué sus verdaderos padres se habían deshecho de ella abandonándola con aquella mujer tan cruel.

—Nosotros no te abandonamos.

—Entonces, ¿por qué...?

—Te secuestraron. Nosotros nunca te abandonamos como estás pensando. Eso jamás.

—¿Me secuestraron? Pero, ¿por qué? Explícame, por favor.

—Solo tenias siete años cuando ocurrió...

Él comenzó a hablar, relatándole todo lo que había sucedido hacía tantos años. Escuchaba con atención conteniendo la respiración en ciertos momentos por la sorpresa. Kara se acercó y lo abrazó con fuerza. Seguía llorando sin poder calmarse. Todo lo que él estaba contándole, era justo lo que sucedía en el sueño que solía atormentarla miles de veces cuando era niña.

—Mamá se desesperó cuando uno de esos hombres encapuchados te agarró. Tu comenzaste a patalear y lograste herirlo. Pero, él no dejó impune ese golpe, así que hizo que tu cabeza impactara con fuerza contra la pared más cercana. Mamá se logró soltar de los grandotes que la sostenían con fuerza y comenzó a golpear al hombre que te tenía. Papá sólo podía mirar, puesto que también lo tenían agarrado con fuerza pero... cuando él vio, que uno de los encapuchados levantaba el arma para dispararle a mamá, no sé de dónde él sacó la fuerza para soltarse de esos hombres y recibir la bala que iba hacia ella.

—Él... ¿murió? —preguntó con miedo.

—No, pero sí quedó paralítico. Desde ese día tuvo que resignarse a no volver a ver a su hija menor y a no poder volver a caminar jamás en su vida.

Kara dejó caer la cabeza y tapó su boca para no dejar salir un sollozo. Brandon se sentó a su lado y la abrazó con fuerza. Ahora que tenía a su hermana a su lado, la protegería como es debido. No pensaba dejar que nadie la insultara o la tratara de menos. Él era su hermano mayor y actuaría como tal. Abrió los ojos un momento, recordando que debía confrontar a MacIntyre por haber escondido a su hermana todo el tiempo. Él había visto el retrato que tenían de cómo sería Kara en la actualidad y sin embargo jamás dijo nada. Le enfurecía pensar en el vídeo que se había mostrado ante todas esas personas y se recordó preguntarle más tarde sobre ello. Debía esperar a que Kara se calmara y reflexionara sobre todo lo que le había contado. Además, de que debía preguntarle también sobre quién era ese bastardo que la estaba golpeando.

La observó y agradeció que sus padres y Lucas no habían ido a la celebración.

—¿Puedes caminar?—Kara afincó el pie derecho en el suelo y un pequeño gemido de dolor brotó de sus labios—. Creo que no.

...

Noah caminó por todo el salón. Sentía todas las miradas de sus invitados sobre él y escuchaba todo lo que se hablaba del vídeo que se había mostrado mientras él daba sus agradecimientos. Tenía a todo el equipo de seguridad buscando al responsable de ese vídeo. Cuando lo encontrara, le arrancaría la cabeza con sus propias manos. No podía con la furia que lo consumía y además de la preocupación que no dejaba de agobiarlo al no saber el paradero de Kara.

Sabía que ésos eran los tipos que la habían secuestrado, lo que no comprendía del todo era por qué se habían grabado para después darle a conocer a sus invitados lo que le habían hecho. No había visto gran parte de ése vídeo, se había negado. Le dolía muchísimo imaginar que habían abusado de ella de esa manera tan atroz y que aún así no hayan tenido suficiente.

Llegó a la mesa en donde estaban sus padres y hermanos. Los cuales se miraban decepcionados entre sí.

—No creo que ella haya sido capaz de hacer tal cosa.—dijo Mary, mirando hacia él—. Algo tuvo que haber pasado.

—A ella...

—¿A ella qué, hijo?—preguntó Nora mirándole con tristeza.

—La secuestraron cuando estuvo en mi casa. Lograron burlar mi sistema de seguridad y entraron.

—¿Qué?—gritó Mary agitándose—. ¿Y por qué jamás dijeron nada?

—Ninguno quiso decir nada y tampoco era algo que todos tenían qué saber. 

Noah condujo por las calles mirando hacia todas las direcciones. Tenía que encontrarla, saber que estaba bien. Se encontraba desesperado y temía por ella, por su vida. Recordaba la advertencia del Animal uno y, sabía que si llegaba a encontrarla, era obvio que no saldría ilesa. Muchísimas horas después, metió el auto en la cochera y entró. Subió las escaleras hasta la habitación que se tenía prohibida entrar: La habitación en la que había estado Kara todas las veces que estuvo en su casa.

Había hablado con el investigador, el cual se encontraba en el bufete investigando todo lo que había ocurrido.

Enojo, celos e ira, comenzaban a acumularse cada vez más dentro de él. Necesitaba desahogarse con algo, por ello se levantó y, tomando con fuerza la lámpara a un lado de la cama, la tiró contra el espejo del tocador. Se acercó y observó su rostro en el espejo roto en muchos trozos, y sintió cómo todo su mundo se venía abajo.

—¡Maldita sea!

Necesitaba estar con ella, protegerla de todo aquello que quisiera hacerle daño. No podía irse, no lo haría. Primero debía encontrarla y solucionar sus problemas de una vez. Se dejó caer, sintiendo al momento cómo sus rodillas se cortaban con algunos trozos de vidrio que se encontraban en el suelo. Tomó sus cabellos con brusquedad y los haló con fuerza. Ningún dolor físico se comparaba al que sentía dentro de él. No podía parar de imaginarse lo peor. Sabía que se la habían llevado los malditos Animales y le rompía el corazón imaginar lo que le estuviera sucediendo justo en ése momento. Cerró sus ojos y pegó su frente al suelo. Lágrimas brotaban de sus ojos y se deslizaban por sus mejillas hasta el suelo.







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