Rose Eileen Snape y su tercer...

By Samira85106

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Esta es la tercera y última parte de la historia llamada ¡Lily estás viva! En resumen, Lily se casa con Sever... More

De compras en el callejón Diagon
El viaje a Hogwarts
El sombrero seleccionador
Un nuevo alumno, un viejo nombre
La selección en el equipo
La conversación con Dumbledore
En el pensadero de Dumbledore
Los padres de vuelta al castillo
Remembranza
La anhelada primera prueba
Una importante conversación
La preocupación del señor Ryddle
Un doloroso descubrimiento
Un corazón lastimado
Un buen amigo
Una sorpresa en la segunda prueba del torneo
El partido
¿De dónde salió esto?
¿Celos?
El baile de navidad
La Tercera Prueba del Torneo
Recuerdos y pesadillas
Un extraño hechizo
Sentimiento de culpa
Sentimientos encontrados
Un vistazo al pasado
Desconfianza
Castigo
Una contienda en Las Tres Escobas
Un lugar necesario
El secuestro
El plan de Ryddle
La carta
La reunión
El origen
Solo es cuestión de amar
¿Culpa?
Golosina Milagrosa
Renacer
Redención
Confesion
¡Bienvenido!
Lo que Severus descubrió
Un nuevo comienzo

Confrontación

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By Samira85106



El rostro de Rose Eileen estaba extremadamente lívido mientras contempló a su padre con terror. Ella tuvo la intención de contarle lo de su noviazgo con Ryddle pero jamás quiso que él se enterara de aquella manera. Ryddle por su parte no pudo evitar esbozar una débil sonrisa que enfureció aún más a Snape quien comenzó a avanzar hacia él en actitud amenazante.

- Papá no por favor – Suplicó la chica colocándole una mano en el pecho para impedirle el avance – Yo iba a decírtelo.

- Este... este asqueroso barbaján estaba...

- Papi yo... estoy saliendo con él.

- Ve con Lily, luego hablamos hija – Respondió él con dureza.

- Profesor Snape yo puedo explicarle – Dijo Tom con voz suplicante.

– Tú cállate mocoso insolente – Soltó Severus tratando de arremeter contra él – No quiero verte junto a mi hija nunca más.

En ese momento entraron al invernadero James y Albus Severus que habían estado buscando a Snape por petición de Lily que lo había visto dirigirse hacia allí, quería que lo buscaran porque ya era hora de la cena.

- ¿Qué sucede? – Preguntó James.

- No quiero verte junto a mi hija ¿Me oyes? – Gritó Snape furioso al tiempo que Tom se cubría el rostro con las manos.

- ¿Qué está pasando aquí? – Preguntó Albus Severus.

- Albus, James, por favor busquen a mamá – Suplicó Rose Eileen mientras Severus avanzó hacía Tom Ryddle Junior tomándolo por el cuello de la túnica con rudeza, pese a la oposición de su hija.

- ¡Abuelo, suéltalo! – Le dijo Albus Severus.

- ¡Vamos! – Ordenó James a su hermano con nerviosismo mientras lo halaba del brazo.

Los dos chicos corrieron tomando el camino de vuelta y en la entrada principal del castillo hallaron a Lily en compañía del señor Ryddle, Eileen, Jean Baptiste, Hermione, Ron, Harry y Ginny. Los dos niños tenían tal cara de preocupación que los contagiaron a todos.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué tienen esas caras? – Preguntó Ginny.

- ¡Vengan con nosotros! – Pidió James jadeando para tratar de recuperar el aire perdido por la carrera – El abuelo Severus está discutiendo con Ryddle, lo tomó por el cuello de la túnica.

- ¿Qué? – Preguntaron todos a la vez.

- ¡Vamos! – Apremió Albus Severus – Están en los invernaderos.

- ¡Mi hijo! – Exclamó el señor Ryddle con el rostro lívido al recordar que ni él ni su hijo le habían terminado de caer en gracia a Severus y ahora que se había enterado de que los hijos de ambos estaban saliendo pues... mucho menos – No dejaré que lastime a mi hijo – Dijo antes de salir corriendo en dirección a los invernaderos, los demás lo siguieron.

- ¿Acaso Severus ha perdido el juicio? – Inquirió Eileen corriendo para seguirles el paso.

- Tal vez Rose ya le dijo que está saliendo con el hijo de Tom Ryddle sénior – Respondió Lily con voz nerviosa.

- ¿Mi hermana está saliendo con el chico Ryddle? – Inquirió Harry con los ojos muy abiertos.

- Si hijo, y no es que yo esté de acuerdo o no – Respondió Lily – Como le dije a ella sólo estoy presta a conocerlo pero... ya sabes cómo es Severus.

Al llegar a los invernaderos, hallaron a Rose Eileen llorando y a Tom tratando de apartar sin éxito al furioso profesor de Pociones que continuaba asiéndolo del cuello de la túnica mientras lo zarandeaba.

- ¡Suelta ya a mi hijo Snape! – Ordenó el señor Ryddle abalanzándose sobre él haciendo que este liberara al muchacho.

Snape retrocedió, pero continuó fulminándolo con la mirada mientras el chico se refugiaba en los brazos de su padre, mirando a Snape con una expresión de terror intenso, como si fuese una enorme pitón y él un pequeño e insignificante ratón. Tenía que mostrarse vulnerable y asustado.

- Papá, se abalanzó sobre mí y yo no hice nada malo.

- ¿Qué no hiciste nada malo? – Inquirió Snape molesto, tratando de alcanzarlo nuevamente pero Harry lo sujetó de los brazos.

- ¡Cálmate papá! – Le dijo.

- Ese... crápula... ese pequeño dandi estaba besuqueando a mi hija, a mi única hija.

- Disculpe profesor Snape, mi intención jamás fue ofenderlo a usted y mucho menos a su hija – Dijo el muchacho con expresión de sorpresa – Sólo fue un beso inocente, digno de su impoluta persona yo.... Jamás le faltaría el respeto a una dama y mucho menos si esta me interesa.

Pero Snape no se dejó endulzar por la pulida retórica de un astuto muchacho, sabía muy bien cuál era su intención, sabía hacia donde quería llegar y eso le asustaba. El muchacho quería meterse a todo el mundo en el bolsillo y usaría su falsa inocencia, galantería y educación para lograrlo, pero él jamás lo permitiría.

- Tú... tu cállate ¡CÁLLATE! – Gritó el pocionista completamente indignado.

- No te atrevas a hablarle así a mi hijo – Espetó Tom Ryddle sénior – Él sólo es un romántico empedernido, se ha enamorado de tu hija ¿Es acaso eso un pecado Snape?

- Pues no quiero verlo cerca de ella Ryddle, más te vale mantenerlo lejos.

- Cálmate mi niño – Le dijo Eileen tratando de tranquilizarlo – Son adolescentes, es algo absolutamente normal que tengan un romance.

- Pero mamá, no es algo normal cuando se trata de alguien como él – Respondió Severus mirándolo con profundo desprecio.

Harry tampoco pudo evitar mirar al muchacho con recelo.

- Es increíble cómo eres de prejuicioso Snape – Espetó el señor Ryddle negando con la cabeza.

- Creo que sería mejor regresar al castillo – Sugirió Hermione para tratar de calmar los ánimos.

- Rose, de verdad eres una chica hermosa y especial pero jamás habría querido causar malestar en tu familia, por eso... disculpa pero aunque te amo creo que ya no... no podemos estar juntos – Dijo Tom Ryddle Junior secándose las lágrimas que salían con sorprendente espontaneidad de sus ojos.

- Pero Tom no... yo no quiero que tú.... – Dijo Rose Eileen con la voz quebrada tratando de avanzar hacia él pero su padre la sujetó del brazo.

La chica llorando de rabia e impotencia terminó soltándose del agarre de su padre y salió corriendo fuera del invernadero tres que era donde estaban. Severus por su parte les dedicó una última mirada de odio al muchacho y a su padre para irse corriendo tras su hija.

- ¡Santo Dios! – Exclamó Eileen.

- Ven queguida, sega mejog que nosotgos también volvamos al castillo – Le dijo Jean Baptiste.

- Tú y yo tenemos que hablar – Le dijo Harry a Tom Ryddle Junior con voz vehemente.

- Harry, ahora no – Dijo Ginny mirando como el señor Ryddle sujetaba su varita con firmeza – Por favor, no hagas esto más difícil, los chicos sólo son adolescentes.

- No permitiré que lastimen a mi hijo – Terció el señor Ryddle – A mí pueden agredirme si lo desean pero no voy a permitir que continúen cuestionando a mi hijo, estoy harto de esto ¿Hasta cuándo nos van a comparar con el asesino de mi padre?

Tom Ryddle Junior apretó los puños con rabia.

- Yo únicamente pretendo entablar una conversación civilizada con él – Respondió Harry.

Ron tomó a Hermione y a Ginny para indicarles que debían salir.

- Te esperamos en el gran comedor hermano – Le dijo Ron a Harry antes de salir con las dos mujeres.

- Cgeo que nosotgos también debeguíamos salig – Dijo Jean Baptiste también tomando a Lily y a Eileen quienes tenían los rostros compungidos.

Ya dentro del castillo, Rose Eileen continuó corriendo, entró al vestíbulo, bajó las escaleras de piedra y se adentró por el pasillo de las mazmorras con su padre detrás de ella.

- ¡Detente Rose! – Le ordenó Snape inútilmente – ¡Rose Eileen!

Pasaron por el pasadizo que conducía a las mazmorras y continuaron avanzando hasta que llegaron frente al retrato que custodiaba la entrada a la sala común. La chica dio la contraseña y entró, Snape hizo lo mismo, posteriormente la muchacha subió a su habitación, pero su padre no se rindió, de modo que ante la mirada atónita de los habitantes de la sala común, subió tras ella las escaleras de caracol que conducían a las habitaciones.

- Papá, aunque eres el jefe de casa eso no te da derecho a entrar aquí, esta es la habitación de las chicas – Espetó Rose molesta frente a la puerta.

- Pues comprueba entonces que no haya ninguna allí dentro para yo poder entrar – Terció Snape con una ceja alzada cruzándose de brazos mientras su capa negra pendía con libertad y elegancia.

A ella no le quedó más remedio que obedecer, entró y tras comprobar que no hubiese nadie ni en la habitación ni en los baños dejó entrar a su padre.

- ¿Cómo lograste subir si se supone que ningún varón puede subir esas escaleras?

- Soy el jefe de casa, conozco el encantamiento para revertirlo por si sucede alguna emergencia y creo que este es el caso.

- ¡Exageras!

- Hija, yo quiero que comprendas que quiero lo mejor para ti – Comenzó él después de cerrar la puerta tras de sí – Tal vez no debí reaccionar así pero ese... muchacho es el...

- Estoy harta de que siempre lo comparen con Voldemort – Lo interrumpió la chica hablando con voz trémula – Papá, no sé de qué manera demostrarte que él es diferente.

- ¿Y cómo sabes que es diferente si jamás en la vida conociste al señor tenebroso? – Preguntó él alzando la barbilla y una de sus cejas – Tú no viviste la época en que él atemorizaba a todo el mundo, no se te olvide que te he dicho que tuve que fingir serle fiel por mucho tiempo, de modo que lo conocí lo suficiente como para saber las atrocidades que cometió y cómo solía actuar para conseguir lo que quería.

- Está bien, yo no llegué a conocer a Voldemort como dices – Concedió Rose Eileen – Pero tú tampoco te has permitido conocer a su nieto, lo juzgas por su parentesco con ese ser oscuro y vil, deja de compararlos ¡Por Merlín! ¿Cómo puedes asegurar que es igual de despreciable?

- Lo veo en sus ojos – Aseguró Severus – No se te olvide que hace muchos años lamentablemente fui un mortífago y te repito... tuve que fingir servirle, soy capaz de detectar el tenebrismo a distancia.

- Pero papá yo... lo amo.

- Aún eres muy joven para asegurar eso Rose, eres apenas una niña.

- No soy una niña – Espetó su hija molesta – Ya te pareces a la abuela Eileen que aún te ve como a un bebé.

- Pues tal vez ella tiene razón – Terció Severus encogiéndose de hombros – Eres una niña, mi niña, aún eres pequeña.

- ¡Papi! – Exclamó ella con ternura mientras corría a refugiarse en sus brazos – Yo quería decírtelo, iba a decírtelo pero tú entraste...

- Al invernadero y me hirvió la sangre dentro de las venas cuando vi a ese... patán besuqueando a mi única hija – Completó Severus – Yo... nada más quiero protegerte Rose, eres mi princesa y si algo malo llegara a ocurrirte me volvería loco, no dejaré que te hagan daño, me lo prometí a mí mismo el día que naciste.

- Papi, sólo dale una oportunidad ¿Quieres? – Tanteó ella apretándolo aún más contra si.

Él negó con la cabeza.

- No puedo – Le contestó – Lamentó mucho no poder complacerte en eso hija, simplemente el sentido común me impide hacerlo.

En los invernaderos, Harry también se encontraba conversando pero con los Ryddle, les dijo que no tenía ningún prejuicio sobre ellos, que no los creía capaz a ninguno de los dos de cometer las atrocidades que Voldemort cometió en el pasado (aunque por dentro lo dudaba, al menos por parte del chico) pero lo que le molestó fue que el muchacho estuviera irrespetando a su hermana.

- Y una vez más le ruego me perdone señor Potter – Dijo el muchacho con una marcada expresión de pena en el rostro, colocándose una mano en el pecho – Nunca fue mi intención ofender a su hermana, tal vez no debí besarla en este lugar tan apartado pero tampoco me pareció apropiado besarla frente a todos – A este punto Harry resoplaba con molestia mientras Ryddle se apresuró a añadir – Me refiero a que... pues... yo sólo le estaba demostrando el amor que le profeso.

- ¿Ah sí? ¿La amas entonces? – Inquirió Harry con suspicacia.

- Creo que ellos aún son muy jóvenes para afirmar eso Harry – El señor Ryddle se apresuró a responder por su hijo.

- ¿Quién dice que a temprana edad no se puede amar señor Potter? – Respondió el chico inteligentemente con otra pregunta.

- Sólo espero que sepas respetar a mi hermana Ryddle, porque esa chica es como otra más de mis hijos y yo sé defender muy bien a mis hijos, quiero además que sepas que ella cuenta con muchas otras personas.

- Pues aunque mi hijo nada más cuente conmigo yo también lo sé defender muy bien – Respondió Ryddle sénior poniéndose frente a su muchacho.

- Descuida papá – Respondió el chico mirándolo con comprensión, luego miro de nuevo a Harry – Eso lo sé bien señor Potter, sé que Rose tiene muchos amigos y familia que la protejan – Dijo atajando la indirecta de Harry en el aire.

- Yo... también te quiero pedir disculpas Tom, bueno a ambos – Contestó Harry mirándolos con una ligera sonrisa mientras recordaba la conversación que él y Severus tuvieron con Dumbledore – En nombre de mi padre... quiero decir de Severus.

- Descuida – Respondió el señor Ryddle mientras su hijo hizo una pequeña reverencia con la cabeza esbozando una sonrisa escueta a modo de aceptación.


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