-Un helado de vainilla y otro de chocolate por favor- Pidió Otabek a la chica que lo estaba atendiendo, mientras a su lado se encontraba un Yuri tratando de ocultar la ansiedad por comer el helado de vainilla, toda esa felicidad cambio a furia cuando escucho a la chica que hacia los helados decirle "Guapo" a su amigo, lo anterior no lo había escuchado y tampoco le importaba, pero ese "Guapo" obviamente no lo dejaría pasar.
-Ah! Y también me gustaria pedir tu nombre para hacer un reclamo por coquetear con los clientes, por favor^^- sonrió hipócritamente Yuri frente a la chica.
-N-no hay necesidad de hacer eso jeje, aquí están sus helados- Dijo la chica totalmente arrepentida por haber intentado coquetear con el moreno.
-Gracias- dijo Yuri, cambiando su hipócrita sonrisa a una mueca de desagrado en direccion a la chica.
-No debiste ser tan malo con ella,¿estas celoso?- Yuri estaba buscando una escusa para justificar los celos que no pudo ocultar.
-¿Yo?¿Celoso? Puff, lo decía por su pobre novio, era el cajero-
-¿Cómo lo sabes?-
-Mientras pagabas vi el fondo de pantalla de su celular, era de ellos dos besandose- dijo firme el rubio
-Jaja pareces Sherlock Holmes-
-Yo soy la Reencarnación Sherlock Holmes- Yuri cerro los ojos y levanto la cabeza en signó de orgullo.
Se pasaron la tarde conversando sobre sus vidas, gustos musicales, pasatiempos, series favoritas y libros favoritos. Se dieron cuenta de lo mucho que tenían en común, más de lo que el kazajo se imaginaba.
Al final del día, Otabek fue a dejar al menor a su casa y este se despidió con un dulce beso en la mejilla, Yuri nunca había sido así con nadie en toda su vida a excepción de su abuelo, esto ponía feliz al kazajo, ya que crecía la posibidad de que el rubio sintiera algo por él.
Cuando Otabek llego a su casa se puso a pensar en las posibles razones por las cuales el ojiverde no tenia el hilo rojo igual que él.
¿Sera por qué tampoco tiene un amor destinado a él?
¿O por qué es muy pequeño para sentir algo como el amor? Pero uno tiene el hilo desde que nace.
Se paso la noche buscando alguna explicación a su pregunta, hasta que la más probable o en la que Otabek creeia podía ser la unica respuesta posible, apareció.
Yuri era el amor destinado a Otabek.