Una vez yo logré acostarme con el rey en su propia cama. He aquí lo acontecido:
Me colocó en su cama, me miró fijamente a los ojos y sonriendo comentó:
-Ahora vas a ser mía, solo mía.
Dichas estas palabras se lanzó contra mis labios, para besarlos con mucha ansiedad.
Me empecé a excitar en el momento que nuestras lenguas se tocaron. Y su erección. Ay dios, su enorme erección.
Directamente Elvis introdujo su mano izquierda adentro de mi panti, empezó a tocarme la vagina con sus habiles dedos, daba en el punto justo para retorcerme de placer, una y otra vez sus dedos me hicieron llegar.
Cuando quitó su mano, empezó a lamer cada dedo mirándome con lujuria. ¡Me mojé de nuevo!
Habilmente tiró mi blusa al piso y desabrochó mi brasier. Entonces metió su cabeza entre mis pechos.
-Me encantaria vivir aqui. -suspiró volviendome loca-
Se quedó observando mis pechos y yo no hacía mas que mirarlo hipnotizada pensando que haría.
Entonces sopló y ese aire fue directo a mi pezon derecho, luego hizo lo mismo con el izquierdo. Se pararon al instante.
Él sonrió.
Empezó a lamerme como si fuera un helado, primero a mis dos pezones, luego mis brazos, y mi cuello. Allí me mordió.
Gemí.
Ya no aguantaba mas ser tan pasiva, y lo di vuelta. Ahora yo estaba arriba.
Le quité la camisa y pasé ambas manos por su pecho,tan rico era él que chupé sus pezones, ¡y cómo gritaba!
lo besé sin nada de delicadeza y meti mi mano bajo sus pantalones para sentir un enorme bulto.
Ya no aguanto más -me dijo-
Como yo tampoco, rápidamente quité sus pantalones y boxers para que su pene saliera a la luz.
Me monté en su pene y comencé a subir y bajar, subir y bajar. Finalmente llegamos al climax.
Me recosté en su pecho, suspirabamos agitados.
-¿Otra vez más,linda? -me preguntó-
Y la respuesta era más que obvia.